martes, 13 de junio de 2017

ARTÍCULO XXXIII. (APOCALIPSIS). CHEMIN DES DAMES*. LA OFENSIVA NIVELLE Y LAS REVUELTAS DEL EJÉRCITO FRANCÉS

Polius franceses muestran su estandarte regimental destrozado por la metralla
*Chemin des Dames es como se conoce a parte de la carretera que une las poblaciones de Laon y Soissons, en la región francesa del Aisne. Fue bautizado como el Camino de las Damas (Chemin des Dames) hacia finales del siglo XVII, debido a que era utilizado por las Damas de Francia, Adelaida y Victoria, hijas del rey Luis XV, para llegar al castillo de la Bôve, próximo a Bouconville. Las Damas lo utilizaban por ser un camino rural, poco transitado, que las permitía visitar discretamente a la condesa Françoise de Chales, la dama de compañía de Adelaida.
Años más tarde, la región alcanzaría una siniestra historia. Primero, durante la campaña de los aliados contra Napoleón I en Francia, en 1.814, se libró una sangrienta batalla junto a la población de Craonne, en la que la victoria correspondió a los franceses frente a la coalición de prusianos y rusos.
Y cien años después, que es la parte que ocupará la siguiente entrada, se libraría una de las más feroces y sangrientas batallas de la Primera Guerra Mundial. Chemin des Dames, la meseta de Craonne, el Refugio del Dragón, se convertirán en lugares siniestros y terribles donde, como dirá la popular canción francesa “la Chanson de Craonne”: “Adiós a la vida, adiós al amor, adiós a todas las mujeres; se acabó para siempre en esta guerra infame. Es en Craonne, en la meseta, donde nos tenemos que dejar la piel, por que todos estamos condenados; nos han sacrificado.
En pocas semanas, 187.000 franceses dejarán sus ilusiones en una de las más estériles e inútiles ofensivas de un conflicto inútil. Será la Ofensiva Nivelle; serán los Senderos de Gloria que conducirán a la muerte de miles de inocentes en Craonne. Veámoslo.

Fotograma del filme americano "Paths of Glory", "Senderos de Gloria" en español, dirigido por Stanley Kubrik e interpretado por Kirk Douglas (Coronel Dax, en la imagen).
Contenido de la Entrada:
1.       Planes ofensivos de primavera. La defensa alemana.
2.       La Ofensiva Nivelle. La masacre de Chemin des Dames.
3.       La Ofensiva Nivelle. Ataque de apoyo en Champagne.
4.       Los motines en el Ejército francés. Nos han sacrificado.
5.       Apéndices:
a.      La Chanson de Craonne.
b.      Robert Nivelle. De héroe a villano.
c.       Senderos de Gloria.

1. PLANES OFENSIVOS DE PRIMAVERA. LA DEFENSA ALEMANA:
Joseph Joffré, a la izquierda, fue nombrado Generalísimo
del ejército francés, un cargo diplomático. En la imagen con
el general americano Pershing.
Cuando Joffré apartó a Petain del mando operacional en Verdún, promocionándole a comandante del Grupo de Ejércitos Central francés, no esperaba que meses después el gobierno republicano repitiese con el mismo la jugada, relevándole del mando directo de operaciones, entregándole un cargo representativo, el de generalísimo del Ejército francés, y  nombrando para el puesto de Comandante en Jefe al hombre que el mismo había impulsado, Robert Nivelle.
Nivelle se había convertido en un héroe para los ciudadanos de la República francesa cuando, a finales de 1.916, había conseguido reconquistar la mayor parte de las posiciones perdidas durante la ofensiva alemana de Verdun, incluyendo los emblemáticos fuertes de Douaumont y Vaux. Lo que no sabía a ciencia cierta la opinión pública francesa era que las ofensivas otoñales de Nivelle habían supuesto a las maltrechas divisones francesas una auténtica sangría de hombres y material; se calculaba que unos 100.000 franceses habían causado baja en el entorno de Fort Douaumont antes de su recaptura.
Aun así, la creación de un espíritu de resistencia bajo la frase “No Pasarán”, y los éxitos sobre el terreno, habían hecho que el popular personaje fuese el elegido para retomar el pulso al conflicto, donde, tras el desastroso 1.916, aun cuando los franceses no se sentían aun derrotados, su ejército si se encontraba cansado y, física y moralmente, deshecho.
El área en conflicto. Le Chemin des Dames. Ofensiva Nivelle, 1.917
General Mangin (6.º Ejército)
Nivelle reorganizó todo el mando general del ejército francés, permitiendo a Petain mantener el mando del Grupo de Ejércitos Centro, estableciendo un nuevo Ejército de Reserva que puso bajo el mando de un hombre de su confianza, el General Micheler, sobre quién iba a recaer la tarea de atacar el Camino de las Damas, conjuntamente con los ejércitos quinto (General Mazel), sexto (General Mangin) y décimo (General Duchêne). Para la batalla que estaba planificando, que creía sería la famosa y perseguida batalla decisiva, Nivelle iba a contar con cuarenta y nueve divisiones de infantería y cinco de caballería que, apoyadas por el grueso de 5.300 cañones, atacarían todo el frente del Aisne en la primavera de 1.917.
Para apoyar su ataque diseñó dos operaciones subsidiarias; la primera, como ya vimos en una anterior entrada, contemplaba un asalto masivo británico en el Somme, aunque los movimientos defensivos alemanes obligarían al mal preparado ataque de Arras. La segunda sería una acción que, bajo el nombre posterior de la Batalla de las Colinas, avanzaría por la región de Champagne, rompiendo las líneas alemanas en una gigantesca ofensiva global, que a su vez, sería apoyada por asaltos del resto de las naciones aliadas de la Entente, desde Italia hasta Rumanía, desde Rusia hasta Salónica.
Nivelle creía firmemente que los alemanes habían sido definitivamente derrotados en Verdun, que su ejército estaba axhausto, y que era cuestión de tiempo que se desmoronase, hecho que causaría cualquier ataque que obtuviese una rotura inmediata, lo que calculaba podrían lograr como máximo cuarenta y ocho horas después del inicio de la ofensiva.
Hubert Lyautey provocó la caida del gobierno
al oponerse al Plan Ofensivo.
Cuando Nivelle presentó sus planes ofensivos al gobierno, el ministro de guerra Hubert Lyautey, apoyado por el general Petain, se opusieron firmemente, ya que creían que el plan no tenía en cuenta las lamentables condiciones en que las unidades francesas habían finalizado 1.916; consideraban cualquier acción anterior al verano como prematura y condenada al desastre, apostando por una reconstrucción de la fuerza militar francesa al amparo de una posición defensiva fuerte. Sin embargo, el decidido apoyo al plan de Douglas Haig, Comandante en Jefe británico, quién había convencido al Premier británico, David Lloyd George de las bondades del plan francés, obligó al gobierno del primer ministro Aristide Briand a apoyar el plan. Lyautey dimitió de su cargo, en protesta, provocando con ello la caída del gobierno Briand. El 20 de marzo de 1.917 tomaba posesión un nuevo gobierno republicano, bajo el mando de Alexandre Ribot.
La ofensiva Nivelle en el Aisne iba a involucrar un número masivo de hombres y artillería, con más de un millón de soldados y siete mil cañones atacando desde Reims hasta Roye, centrando el esfuerzo principal en destruir y conquistar las posiciones alemanas frente al río Aisne. Sin embargo todo el plan estaba plagado de errores, provocados por la alarmante falta de información del campo aliado; además, el espionaje alemán sabía prácticamente todo sobre la ofensiva Nivelle, de tal suerte que sus posiciones en el frente del Aisne fueron reforzadas para el mes de abril.
Previamente, y como ya vimos en una anterior entrada, los alemanes implementaron el plan de Ludendorff para retirar sus fuerzas a la línea Sigfrido (Hindemburg). La acción, bajo el nombre clave de Alberich, permitió completar una amplia retirada de cerca de 40 km, cediendo y devastando una enorme cantidad de terreno entre Soissons y St. Quentin. Este movimiento obligaría a los aliados a recomponer sus planes de forma precipitada, expuestos en su movimiento al superior reconocimiento aéreo alemán, de tal suerte que a primeros de abril, estaban alertados de los movimientos británicos en ambas orillas del río Scarpe, así como de la concentración de fuerzas francesas en el área del Aisne.
La infantería alemana estaba sobre aviso de la ofensiva y
prepararon un mar de alambradas y posiciones fuertes.
Por tanto, Ludendorff ordenó reforzar las posiciones alemanas en el Aisne, despachando nuevas escuadrillas aéreas a la zona, acelerando las construcciones pendientes y reforzando las fortificaciones existentes. Prepararon reservas de artillería suficiente, crearon pasillos que llevaban a puntos ciegos donde las fuerzas atacantes serían exterminadas, prepararon posiciones que se apoyaban entre ellas, en una densa red que convertiría cualquier rotura en una trampa mortal para los atacantes. Además, incrementó el tamaño de la reserva estratégica del frente occidental, de veintidós a cuarenta divisiones.
Tras la primera semana de abril, ambos bandos estaban dispuestos para el desafío. Sólo quedaba esperar el momento oportuno y lanzarse a la lucha.

2. LA OFENSIVA NIVELLE. MASACRE EN CHEMIN DES DAMES:
Las Ofensivas aliadas de 1.917 supusieron un grave desastre.
Con vistas a la inminente ofensiva, Nivelle decidió reorganizar su fuerza de asalto. Transfirió el primer ejército desde el Grupo de Ejércitos Norte (GEN) al de Reserva (GER), dejando al GEN extremadamente debilitado, con apenas un ejército reforzado (el tercer ejército). A fin de probar la defensa alemana, Nivelle ordenó al GEN que atacase los puestos de observación alemanes en el entorno de St. Quentin, acción que realizaría en dos fases, lanzadas entre el 1 y el 4 de abril y, posteriormente, de nuevo el 10 de abril. Con el 6º Ejército alemán enfrascado en los combates sobre la Línea Wotan, en Arras, desde el 9 de abril, esperaba obligar a sus enemigos a mover sus reservas.
Como cada ataque limitado ordenado por Nivelle, los asaltos del tercer ejército fueron masivos y sangrientos. El 2 de abril, un ataque sobre Dallon fue rechazado por los alemanes, sufriendo las divisiones francesas numerosas bajas, aunque el día 3, y tras un terrorífico bombardeo artillero, el resultado fue algo mejor. El ataque sobre un frente de trece kilómetros obtuvo algunos de los objetivos primarios; tras casi 48 horas de combate, los franceses habían ocupado buena parte de los puestos de observación alemanes en Dallon, Giffecourt y las colinas 111, 108 y 121, entorno a Urvillers. Estas conquistas exponían gravemente la posición de las fuerzas alemanas en el área de St. Quentin. El ataque francés se había realizado bajo un intenso frío, y bajo la tónica de una limitación de suministros endémica, provocada por la destrucción de las principales carreteras y medios de comunicación por parte de los alemanes, durante la retirada Alberich. Esto debería haber bastando para obligar a reflexionar la estrategia y logística para la futura ofensiva, pero Nivelle estaba obsesionado. Los escasos éxitos del tercer ejército, que incluían la conquista de parte de los suburbios de St. Quentin, bastaban para motivarle a mantener un ataque que se demostrará suicida.
Observando al enemigo. Chemin des Dames.
El 10 de abril, el GEN volvería al ataque con el objetivo de capturar Rocourt y Moulin de Tous Vents, Harly y Alaincourt, tomando así toda la tierra alta que rodeaba St. Quentin, a fin de amenazar el flanco del despliegue alemán en la ciudad. Se contaba para el asalto con el apoyo del cuarto ejército británico, pero la necesidad que tenía Haig de utilizar sus unidades en el avance en Arras imposibilitaba su participación en esta otra acción. Además, Nivelle había arrebatado al GEN gran parte de su artillería, asignando sus baterías al principal asalto que vendría días más tarde, por lo que el ataque del tercer ejército sobre St. Quentin tuvo que ser pospuesto. Al amanecer del 13 de abril, se inició la batalla, con el XIII cuerpo asaltando el ala izquierda alemana; por fortuna para los atacantes, tan sólo dos de las divisiones implicadas pudieron avanzar. Tras varias horas de combate, la 26.ª división apenas había avanzado 90 metros, mientras la 25.ª había sido incapaz de dejar sus trincheras. Las bajas eran tan cuantiosas, que el ataque tuvo que ser suspendido definitivamente.
Los británicos atacaron en Arras en apoyo de la ofensiva.
En la imagen, caballería británica en el río Scarpe.
Los inútiles y mal coordinados ataques del tercer ejército apenas tuvieron repercusión en los planes ofensivos; Nivelle tenía tan avanzado su plan que cualquier cambio suponía un trastorno enorme; ni la fortaleza de las defensas alemanas, ni los problemas logísticos iban a servir para cancelar el ataque principal, ni siquiera para retrasarlo. Además, el éxito inicial del asalto británico en Arras, que había conseguido algunos avances significativos, especialmente en la zona del Risco de Vimy, animaban al comandante en jefe francés a esperar un éxito decisivo en su próxima ofensiva.
La preparación artillera se redujo al mínimo, no sólo debido a la cortedad de suministros, si no también por la búsqueda de un factor sorpresa que no existía; los alemanes habían capturado en las inútiles acciones previas, un detallado bosquejo del plan francés para la ofensiva principal, a parte que los espías alemanes habían trabajado correctamente con los poco discretos oficiales franceses del estado mayor. Ludendorff conocía por completo los detalles del ataque, y estaba dispuesto a no dejar pasar la oportunidad de triturar el campo enemigo.
El 16 de abril, una semana después del inicio de operaciones del plan Nivelle, con el controvertido ataque británico en Arras, el día amaneció cubierto y con niebla. A las seis de la mañana, las divisiones del Quinto Ejército del general Mazel y del Sexto del general Mangin, avanzaron en descubierta en el sector del Risco de Chemin des Dames. El plan Nivelle reflejaba la utilización desde el primer momento de la técnica británica de la barrera móvil, pero dicha técnica no se había probado previamente, ni los oficiales de artillería estaban versados en su aplicación, por lo que la infantería francesa estaría gravemente expuesta al errático fuego de su propia artillería.
Terrible escena del ataque de Chemin des Dames del 16 de abril
del filme de 1.932 "All Quiet in the Western Front".
Además, la ausencia de un fuego artillero masivo previo, provocó que las ametralladoras alemanas, bien escondidas y dispuestas, triturasen las líneas de avance francesas desde el primer momento. Las bajas fueron terroríficas desde el inicio del avance; aunque Courcy, en el flanco derecho del avance, fue capturado por la 1ª Brigada de la fuerza expedicionaria rusa en Francia, el asalto francés se estancó por completo frente al Canal del Aisne-Marne. Todo el frente pareció reventar con un horrendo grito de dolor, cuando miles de soldados fueron segados como el trigo, siendo rechazado el ataque en la mayor parte de la línea. El Sexto ejército apenas consiguió avances de 800 metros, en el mejor de los casos; en el caso del Quinto, salvo en el sector de Courcy, donde avanzaron 4 km, el avance fue insignificante. Aquel 16 de abril, tras horas de intentar abrir una brecha decisiva, las fuerzas francesas se retiraban, dejando sobre el terreno más de 40.000 hombres, un fracaso parecido al horrible primer día de la ofensiva británica en el Somme del año anterior. Ni siquiera el masivo apoyo blindado permitió mejorar los éxitos; ese primer día, 150 carros (Char) Schneider resultaron destruidos frente a la decidida defensa alemana.
Los Char Saint Chamond sucumbieron por decenas ante las
sólidas defensas alemanas en la meseta de Craonne.
Ajeno a las circunstancias terribles que confrontaban sus divisiones, Nivelle insistió en mantener su plan intacto. Creyendo que el pequeño logro del Sexto Ejército provocaría que los alemanes concentrasen sus fuerzas ante las divisiones de Mangin, Nivelle ordenó al Quinto Ejército atacar hacia el noreste, a fin de explotar el éxito logrado en esa zona. Sin embargo, las perspectivas del ataque eran absolutamente irreales; las defensas alemanas se concentraron en frenar la única penetración del primer día, incrementando las bajas alarmantemente en todo el frente; la única alegría que podían presumir los jefes militares franceses la suponían los relativos éxitos del Sexto Ejército, triturado el día 16, que consiguió la retirada de la línea de defensa alemana entre Braye-Condé-Laffaux, área que cedieron para refugiarse en las mucho más sólidas posiciones de la Línea Sigfrido, que cubría entre Chemin des Dames a Laffaux, uniéndose a las defensas originales alemanas en Courtecon. El avance francés fue relativamente profundo, y permitió capturar un pequeño número de cañones y prisioneros. Sin embargo, la falta de fuerza para ampliar la rotura de los dos ejércitos implicados, provocó que, a pesar de las constantes presiones de Nivelle para mantener la ofensiva, esta no pudiese retomarse hasta el 21 de abril. Nivelle desplazó al Décimo Ejército para que atacase sobre la meseta de Chemin des Dames, justo en la unión entre los ejércitos sexto y quinto. Atacando sobre el área de Craonne, el Décimo fue diezmado. A pesar de obtener algunos pequeños éxitos, la sentencia sobre Nivelle estaba echada. El 25 de abril, con el objetivo de detener la inútil orgía de sangre en que se encontraban inmersos, el gobierno republicano cesaba de forma fulminante a Robert Nivelle como comandante en jefe, y nombraba en su lugar a Philippe Petain.
Polius esperan la orden de avanzar.
Nivelle no se tomó nada bien su destitución; sus declaraciones a los diarios de la época así lo atestiguan, afirmando la cobardía del gobierno y asegurando que con sólo veinte mil bajas más, habrían logrado su objetivo… la realidad es mucho más cruda; nueve días de sanguinaria ofensiva habían supuesto a las fuerzas francesas la demoledora cifra de 147.000 bajas, incluyendo más de 40.000 sólo durante el primer día de combate; ni con doscientas mil bajas más habrían logrado tomar la meseta y sus puntos clave, como la Guarida del Dragón o la población de Craonne.
A pesar de la terrible realidad de las bajas y de la abierta rebelión de algunas unidades, Philippe Petain decidió mantener la presión a comienzos de mayo, a fin de proteger a las unidades británicas, que se habían sacrificado en la ofensiva para solventar la papeleta a las fuerzas francesas; obtendrían escasos éxitos, capturando la meseta California en el Chemin des Dames, junto algunas pequeñas poblaciones de la zona. El 10 de mayo la ofensiva fue detenida por completo por el mando general de operaciones francés. Las pérdidas del bando aliado eran devastadoras para un periodo tan corto de tiempo. De haberse prolongado la ofensiva en el tiempo, el ejército francés habría sido completamente destruido.

3. LA OFENSIVA NIVELLE. EL ATAQUE DE DIVERSIÓN EN CHAMPAGNE Y CONSECUENCIAS DE LA OFENSIVA:
El avance fue miserable, a través de un terreno infame.
La estrategia concebida por Nivelle volcaba el grueso de la batalla en el Aisne, atacando Chemin des Dames; sin embargo, temía que Ludendorff concentrase sus divisiones de reserva contra la penetración principal, por lo que incluyó un ataque de diversión británico, que dará lugar a la batalla de Arras, como vimos en artículos previos, y otro ataque de diversión en la región de Champagne, ubicada al sur y defendida por el Grupo de Ejércitos del Centro (GEC).
Consecuencia directa sería el ataque francés al este de Reims, que llegaría a conocerse como la Batalla de las Colinas. El 17 de abril, el Cuarto Ejército francés, situado en el ala izquierda del GEC, lanzó una ofensiva limitada en la región de Champagne, atacando entre Aubérive y Reims, en un frente de 11 kilómetros. El ataque, bajo una pesada y helada lluvia que comenzaba a derretir las nieves de marzo, consiguió algunos éxitos en estas primeras fases de la operación.
Todos los asaltos franceses fracasaron, y sus avances fueron
extremadamente limitados para las bajas sufridas.
Las defensas alemanas no se encontraban preparadas para repeler un ataque, desplazadas las reservas para combatir frente a las fuerzas francesas en Chemin Des Dames, y británicas en Arras, así que la situación fue aprovechada por la infantería francesa, que al este ocupó los montículos de Cornillet y Mont Blond, defendiéndolos de los feroces contraataques alemanes durante los dos días siguientes. A su izquierda, la división marroquí fue rechazada, teniendo que contentarse con un trofeo menor, el Monte sin Nombre. La lucha se tornaria brutal según pasaban las horas, cuando los alemanes comenzaron a contragolpear toda la línea.
El Cuarto mantendría la presión, capturando en los siguientes días algunas pequeñas alturas más, como Mont Haut o Mont Cornet, aunque no consiguiría una gran penetración, como era su objetivo. Para el 5 de mayo apenas si habían capturado un frente de 2 km de profundidad, capturando 3.500 prisioneros y la exigua cantidad de 27 cañones.
La batalla finalizaría cuando un contraataque alemán tomaba el 27 de mayo el Monte de Haut, estabilizando el frente para los meses siguientes.
Las bajas fueron enormes. Los cementerios de guerra se
poblaron en pocas semanas.
Las consecuencias de la ofensiva no pudieron ser más demoledoras para el bando aliado… Los alemanes habían perdido, en el curso de las ofensivas aliadas en Arras, Champagne y Chemin des Dames unos 163.000 hombres, incluyendo cerca de 50.000 muertos y 20.000 prisioneros, con pérdidas territoriales diminutas para una ofensiva de tamaño tan gigantesco. Por su parte, los aliados habían sufrido pérdidas aterradoras; los británicos se habían dejado 160.000 hombres en Arras, incluyendo unos 60.000 muertos; los franceses en tres semanas habían sufrido 187.000 bajas totales, incluyendo casi 80.000 muertos. Incluso la unidad expedicionaria rusa en Francia sufrió más de 5.000 bajas.
La mala elección del lugar del asalto, sobre la meseta de Craonne y en el área de la fortificada línea Wotan, provocó el fracaso de las armas de la Entente, la sustitución de Nivelle como responsable, y la elección de Petain como sustituto al mando, quién ordenaría el cese de las costosas e inútiles ofensivas totales, centrándose en ataques más concentrados y limitados. Esta decisión provocaría una crítica situación para los aliados británicos, que tendría su reflejo en la desastrosa ofensiva de verano en Passchendaele, que veremos más adelante.
Pero el efecto más devastador fueron los motines que comenzaron a producirse en el bando francés. Veamoslos en detalle.

4.- LOS MOTINES EN EL EJÉRCITO FRANCÉS. NOS HAN SACRIFICADO:
Lejos quedaban los héroes del Marne.
Un millón de muertos les observaban.
En 1.917, la cifra total de bajas en el ejército francés a lo largo del conflicto era elocuente y demoledora. Desde el comienzo del mismo, cerca de 3.500.000 de franceses habían sido movilizados. Las bajas habían sido horrorosas, especialmente al comienzo de la guerra; sólo en los primeros cinco meses de batalla, 306.000 franceses murieron y un total de 850.000 causaron baja.
En la primavera de 1.917, cuando la Ofensiva Nivelle se encontraba en pleno desarrollo, las bajas harían temblar al gobierno republicano francés; de una población de veinte millones de varones franceses, cerca de un millón, en su mayoría jovenes entre los 20 y los 30 años, ya habían muerto en combate: 306.000 en 1.914, 334.000 en 1.915 (durante las inútiles ofensivas en Champagne y Artois, junto a las aventuras suicidas en los Dardanelos y Salónika); 217.000 habían perecido en la carnicería de 1.916, especialmente notable en Verdún, donde cerca de 150.000 dejaron sus vidas; y, finalmente, 1.917 ya sumaba 121.000 muertos en pocos meses. A ello había que añadir centenares de miles de prisioneros, y cerca de dos millones de heridos.
Soldados franceses de 1.917.
A Francia apenas le quedaban reemplazos útiles para cubrir tan terribles bajas; su ejército había decrecido en tamaño tras su paso por Verdún (335.000 bajas, repartidas entre la práctica totalidad de las divisiones francesas) y se limitaba a 800.000 hombres a comienzos de año, el número más bajo desde 1.914.
Robert Nivelle sabía de la debilidad de su ejército, pero confiaba ciegamente en su estrategia, concebida en lo más profundo de las teorías sobre la superioridad del Elan francés. Basándose en la experiencia británica sobre las barreras de artillería móvil, pretendió lanzar una ofensiva decisiva con los restos de su ejército. La inexperiencia francesa en el uso de las nuevas técnicas de combate, y la absurda tozudez del mando en mantener una estrategia errónea, llevó al desastre a los más de 600.000 soldados implicados en la acción, sufriendo un 10% de bajas en un solo día, y acumulando ya más de 140.000 en menos de una semana.
La alegría de los amotinados pronto sería castigada.
La moral del soldado francés, de los “poilus” que tanto sufrimiento estaban acumulando, que veían a sus compañeros despedazados, o desangrándose en sus brazos, se derrumbó. Ni el relevo del General Nivelle, responsable del último derramamiento de sangre, por el mucho más moderado Philippe Petain, sirvió para levantar la moral de los soldados que, cada vez con más intensidad, comenzaban a recibir noticias sobre los levantamientos de sus camaradas rusos, de la caída del Zar y sus generales, y de cómo las revueltas comenzaban a afectar a todos los contenidentes.
La desastrosa Ofensiva Nivelle fue completamente detenida el 25 de abril, sin haber conseguido sus objetivos principales. Por ello, Petain recibió instrucciones del gobierno para hacer lo posible por ampliar los escasos resultados, con vistas a presentar el combate en Chemin des Dames como una derrota ante la opinión pública, pero no como un desastre inútil.
Las bajas fueron tan demoledoras que la moral del ejército
rompió. Oficial identificando cadáveres.
El 3 de mayo, la 2ª división de infantería recibía órdenes de atacar nuevamente, pero los soldados se negaron a avanzar, registrando incidentes entre oficiales y tropa. El motín se propagó rápidamente por todo el frente. En la noche del 16 al 17 de mayo, algunas unidades de la 127ª división y un regimiento de la 18ª copiaban el ejemplo de los soldados de la veterana de infantería. La lista se iría incrementando en los días posteriores, con soldados de divisiones veteranas, como la o la 17ª, o más bisoñas, como la 166ª. Hacia finales de mayo, se habían producido motines también en algunas divisiones de caballería, y en otra decena de divisiones de infantería. Cerca del 5% de la tropa total con capacidad de combate en el ejército francés se levantó contra sus oficiales, negándose a cumplir las órdenes; muchos de ellos desertaron para evitar las represalias de unos mandos cada vez más insensibles e incluso ciegos a los sufrimientos de sus hombres.
Los oficiales franceses vivían ajenos a la terrible situación
de sus hombres. Trazaban planes irreales para ataques imposibles.
Buena parte de los amotinados eran combatientes veteranos, que habían pasado (y sido heridos, en muchos casos) por Verdún, y continuaron a lo largo del mes de junio. En lugares como Soissons, Villers-Cotterêts o Missy-aux-Bois, las tropas impedían la ofensiva, negándose a abandonar sus trincheras. La culminación de la rebelión de la tropa se produjo cuando el 7 de junio, dos divisiones francesas se negaron a ocupar las trincheras para relevar a dos divisiones británicas. La protesta formal de Douglas Haig, cuyas fuerzas estaban desangrándose (140.000 bajas durante la ofensiva de Arras) en los combates posteriores a la Ofensiva Nivelle, hizo que las autoridades militares francesas actuasen de forma brutal para reprimir los motines.
Ejecución de un soldado.
Un total de 49 divisiones de infantería habían sufrido algún tipo de motín, el 43% aproximadamente de la fuerza total de combate francesa. Aunque apenas 50.000 hombres fueron los amotinados, su efecto se dejó notar por el campo de batalla. Por tanto, el 8 de junio de 1.917, las autoridades militares, presionadas por el gobierno que no podía tolerar las protestas de su aliado británico, decidieron realizar una acción decisiva contra los amotinados. Se ordenó a los oficiales y suboficiales que realizasen una selección de soldados para que fuesen juzgados por traición o cobardía. Se realizaron 3.427 consejos de guerra, lo que afectaba a menos del 10% de los amotinados; de ellos, sólo serían condenados a muerte 629, llevándose a cabo 43 ejecuciones; el resto serían condenados a trabajos forzados.
Miembros del cuerpo expedicionario ruso en Francia.
Sus hombres también se sublevaron, siendo duramente
castigados.
La selección de los encausados estuvo realizada con poco rigor, encargada a oficiales que delegaban en sus suboficiales las obligaciones, lo que llevó a juzgar a soldados que no habían participado en los motines, o que se habían distinguido en los combates previos, lo que tendría un efecto adverso sobre una moral que, por otro lado, el General Petain y el Presidente de la República, Raymond Poincaré, estaban intentando levantar, con un cambio de política en el desarrollo de la campaña militar que llevaría al ejército francés a abandonar las inútiles ofensivas y centrarse en la defensiva, mientras sus oficiales de alto rango, comenzando por el propio Petain, iniciaban entre la soldadesca una política de relaciones públicas que les acercase a los mismos y cambiase la motivación de sus hombres.
Las tropas rusas en Francia también tuvieron su episodio revolucionario, cuando, en septiembre de 1.917, ante el ardor bolchevique de algunos soldados, la Primera Brigada se levantó en armas, siendo sometida por el resto de unidades leales, que los sitiaron y derrotaron tras el bombardeo de sus posiciones, matando a 8 hombres e hiriendo a otros 30. Los soldados, cerca de 10.000, fueron asignados a batallones penales y enviados al Norte de África.
Testimonio de lo pasado, el Monumento de Le Caverne du
Dragon (La Caverna del Dragón) se alza en medio del
Chemin des Dames en recuerdo de los caídos.
A fin de acabar con cualquier tentativa adicional de motín, Petain prometió a sus soldados esperar la llegada de los “tanques y soldados americanos” antes de retomar cualquier ofensiva, máxima que cumpliría, lanzando sólo pequeños ataques limitados, apoyados masivamente por artillería, que ocasionarían muy pocas bajas entre la infantería francesa. Esta promesa alarmó gravemente a las autoridades británicas, que estaban próximas a lanzar su gran ofensiva de verano en Flandes (la que sería tristemente conocida como 3ª batalla de Yprés o la Passchendaele, uno de los más amargos y brutales combates de todo el conflicto), que tomarían medidas para evitar que el ejemplo francés cundiese entre sus propios soldados. Las protestas de Haig, que esperaba el apoyo francés como el lo había prestado previamente, fueron inútiles.
Los motines cesaron, cuando el mando comprendió que no se habían producido por decisiones políticas, como había ocurrido en Rusia, o por puro pacifismo, lo que era considerado cobardía, si no por supervivencia. Los hombres conocían lo que les esperaba más allá de la tierra de nadie: la muerte o gravísimas heridas, enfrentarse al terror de las ametralladoras o la artillería; ante esa muerte segura se rebelaron. Como decía la Chanson de CraonneNos han sacrificado”.

5.- APÉNDICES:
5.1.- LA CHANSON DE CRAONNE:
Cuando comenzó la Ofensiva Nivelle, el espíritu combativo del soldado medio francés ya era muy bajo, como hemos visto previamente. Aun así, avanzó a buscar la muerte sin protestar. Los posteriores intentos de avance, para conseguir escasas ganancias territoriales, de cara a la galería, supusieron un sentimiento que los soldados acabarían plasmando en la forma de una canción. Basada en una tonadilla popular de las trincheras, entonada por los soldados durante la batalla de Verdún, alguien retocó sus estrofas para adaptarla a la situación real de la Ofensiva Nivelle. Para junio, durante los motines, se convertiría en un santo y seña, en una canción ritual para los que combatían. Sería remozada y adaptada nuevamente por Raymond Lefevre en 1.919 (y posteriormente en 1.937 por Henry Poulaille), pero el sentimiento seguiría inamovible. Se haría muy popular con la música de Charles Sablon, y la interpretación de Emma Liebel.
Las estrofas de la Canción de Craonne (R. Lefevre) son las que siguen:
Quand au bout d'huit jours le r'pos terminé (Cuando después de ocho días acaba el descanso)
On va reprendre les tranchées, (y volvemos a las trincheras)
Notre place est si utile (nuestro puesto es tan útil)
Que sans nous on prend la pile (que sin nosotros nos dan una paliza)
Mais c'est bien fini, on en a assez (pero ya está bien, estamos hartos)
Personne ne veut plus marcher (nadie  quiere caminar más)
Et le cœur bien gros, comm' dans un sanglot (y con gran tristeza, como en un sollozo)
On dit adieu aux civ'lots (decimos adiós a los civiles)
Même sans tambours, même sans trompettes (y sin tambores ni trompetas)
On s'en va là-haut en baissant la tête (nos vamos para allá cabizbajos)

Refrain : (estribillo)
Adieu la vie, adieu l'amour, (Adios a la vida, asios al amor,
Adieu toutes les femmes (adiós a todas las mujeres)
C'est bien fini, c'est pour toujours (se acabo para siempre)
De cette guerre infâme (en esta guerra infame)
C'est à Craonne sur le plateau (es en Craonne en la meseta)
Qu'on doit laisser sa peau (donde tenemos que dejarnos la piel)
Car nous sommes tous condamnés (porque todos estamos condenados)
Nous sommes les sacrifiés (somos los sacrificados)

Huit jours de tranchée, huit jours de souffrance (ocho días en la trinchera, ocho días de sufrimiento)
Pourtant on a l'espérance (Y sin embargo tenemos esperanza)
Que ce soir viendra la r'lève (que esta tarde llegará el relevo)
Que nous attendons sans trêve (que esperamos sin tregua)
Soudain dans la nuit et dans le silence (de repente la noche y en silencio)
On voit quelqu'un qui s'avance (vemos a alguien que avanza)
C'est un officier de chasseurs à pied (Es un oficial de los Cazadores de a Pie)
Qui vient pour nous remplacer (que viene a reemplazarnos)
Doucement dans l'ombre sous la pluie qui tombe (dulcemente en la sombre, bajo la lluvia que cae)
Les petits chasseurs vont chercher leurs tombes (los pequeños cazadores vienen a buscar sus tumbas)

Refrain (estribillo)
C'est malheureux d'voir sur les grands boulevards (¡que penoso ver en las grandes avenidas)
Tous ces gros qui font la foire (a todos los que están de juerga!)
Si pour eux la vie est rose (si para ellos la vida es rosa)
Pour nous c'est pas la même chose (para nosotros no es lo mismo)
Au lieu d'se cacher tous ces embusqués (en lugar de esconderse como emboscados)
F'raient mieux d'monter aux tranchées (deberían venir a las trincheras)
Pour défendre leur bien, car nous n'avons rien (para defender su patrimonio, pero nosotros no tenemos nada)
Nous autres les pauv' purotins (nosotros somos los miserables)
Tous les camarades sont enterrés là (todos los camaradas está enterrados aquí)
Pour défendr' les biens de ces messieurs là (por defender los bienes de estos señores)

Refrain : (estribillo)
Ceux qu'ont l'pognon, ceux-là r'viendront (los que tienen dinero, que vengan aquí)
Car c'est pour eux qu'on crève (por que es por ellos por los que morimos)
Mais c'est fini, car les trouffions (pero se acabó, porque los soldaditos)
Vont tous se mettre en grève (nos vamos a poner en huelga)
Ce s'ra votre tour, messieurs les gros (entonces será vuestro turno, grandes señores)
De monter sur le plateau (de subir a la meseta)
Car si vous voulez faire la guerre (por que si queréis hacer la guerra)
Payez-la de votre peau (pagarla con vuestra piel)
Aquí tenéis varios accesos directos para ver la canción, la Chanson de Craonne, en Youtube. Disfrutadlos (de la película “Largo Domingo de Noviazgo”, la desgarradora versión de uno de los condenados: https://www.youtube.com/watch?v=3cGXo5io-uQ) (Versión realizada el 16-17 de abril durante el centenario de Chemin des Dames: https://www.youtube.com/watch?v=9Yy9mBfqWOI) (versión con la música de Charles Sablon: https://www.youtube.com/watch?v=BXnmRSb39ks)

5.2.- ROBERT NIVELLE. DE HÉROE A VILLANO:
¿Puede alguien sufrir tal transformación ante una opinión pública que, en apenas seis meses, pase a convertirse de un héroe nacional en el mayor villano de Francia? La respuesta es afirmativa, ya que el general Robert Georges Nivelle logró tan complicado reto. Conozcamos a este excéntrico personaje en mayor detalle.
Robert Nivelle nació el 15 de octubre de 1.856 en Tula, capital del departamento de Córreze, en la región central de Francia de la Nueva Aquitania. Heredó de su madre británica la religión, protestante, lo que no era bien visto por las autoridades militares francesas, a las que pertenecería más tarde, mayoritariamente católicas. Inició su servicio en el ejército en 1.878, graduándose en la Escuela Politécnica Militar, con el rango de subteniente de artillería, sirviendo en Argelia, Túnez e, incluso, China durante la rebelión Boxer (1.898-1.901).
En 1.913, cerca del inicio del conflicto, obtuvo el rango de coronel de artillería. Con ese rango dirigió algunas de las baterías de artillería que permitieron frenar el avance alemán en 1.914, especialmente durante las primeras batallas del Marne y del Aisne, siendo promocionado al rango de general de artillería en octubre de 1.914. Con ese rango dirigiría unidades de artillería durante las ofensivas de 1.915, hasta que en 1.916 su vida cambiaría.
La ofensiva alemana en Verdún, abrió una gran posibilidad de promoción para Nivelle. Tras los primeros combates, Philippe Petain fue promocionado del mando del 2º Ejército al del Grupo de Ejércitos del Centro, recayendo sobre Nivelle el mando del , del que tomaría control directo el 1 de mayo de 1.916.
El carácter precavido de Petain, más interesado en disfrutar de sus aventuras extramatrimoniales (a sus 66 años se le atribuían numerosos romances, incluso con jóvenes de la jet set parisina) y en preservar las vidas de sus hombres, implantando un rígido sistema defensivo, que de obtener nuevos laureles a base de costosas ofensivas, contrastaba con el carácter eufórico y de escaso respeto por la vida humana de Nivelle. Desde la toma del mando, arrojó a su ejército a una serie de infructuosos ataques que supusieron que para mediados de junio apenas contase con un par de regimientos sin desgaste de batalla. El 23 de junio, los alemanes tomaban la villa de Fleury, amenazando con derrumbar todo el frente francés. Aquel día, Nivelle introduciría en su boletín de órdenes diario unas palabras que cambiarán su destino: Ils ne passeront pas! (No pasarán).
El ataque británico en el Somme obligó a los alemanes a detener su ofensiva, favoreciendo que el mensaje de Nivelle calase en la opinión pública y en el mando general francés, encabezado por Josef Joffré, quién, envidioso de la popularidad de Petain, decidió dar más capacidad operativa a Nivelle. Así, para el comienzo de la contraofensiva francesa, el 24 de octubre, Nivelle recibió el mando directo del operativo; recuperó a uno de los generales más controvertidos, Charles Mangin, al que Petain había apartado del mando tras el desastroso contraataque sobre Fort Douaumont de mayo, para que encabezase la ofensiva. El contragolpe de Nivelle funcionó, apoyado en el primer uso de la barrera móvil de artillería, aunque el coste humano francés fue enorme; sólo reconquistar Fort Douaumont costó cien mil bajas.
Estos éxitos ocultaron al gobierno francés la realidad; Nivelle era un sanguinario egocéntrico que buscaba exclusivamente su promoción personal, y que no tenía el más mínimo respeto por la vida humana, lo cual incluía a sus hombres, meros instrumentos para alcanzar las más elevadas cotas. Y lo ocultó hasta el punto que, para quitarse de en medio a Joffré, al que culpaban del lamentable estado del ejército francés, lo promocionaron a Generalísimo del ejército francés, un cargo meramente representativo que le llevaría a embajadas y visitas oficiales, dando la dirección de la guerra al ambicioso y decidido Robert Nivelle.
No obstante, el ministro dela guerra, Hubert Lyautey, decidió retirar a Nivelle parte del poder que Joffré tenía, dándole el mando general del frente occidental, pero apartándole del frente de Salónica.
Cuando recibió el mando, en diciembre de 1.916, Nivelle recibió también el encargo de aplicar la nueva doctrina de cortina de artillería móvil en las futuras ofensivas. Siendo un experto artillero, no había quedado prendado de esta innovación táctica, introducida por los británicos durante las fases finales de la batalla del Somme, y que había utilizado exitosamente en los asaltos de Verdún; prefería las preparaciones masivas de artillería, por lo que prestó poco interés a la mejora de los artilleros franceses en las nuevas tácticas. Su famosa frase “la artillería conquista, la infantería ocupa”, daba bien entendida su idea del conflicto.
Desde su llegada, comenzó a preparar una gran ofensiva para la primavera de 1.917, una ofensiva decisiva que, en el plazo de cuarenta y ocho horas, tumbaría a las defensas alemanas en el frente occidental. Bajo el nombre de Ofensiva Nivelle, desarrolló un basto plan que incluía el empleo de prácticamente el 75% del ejército francés, así como de tres ejércitos británicos.
Justo, las relaciones con los británicos sería uno de sus déficits más relevantes. La buena relación de Sir Douglas Haig, comandante de los ejércitos británicos en Francia, con Joffré, había llevado a un entendimiento y un trazado de planes que quedaron obsoletos nada más llegar Nivelle al mando. Nivelle acusaba a Haig de obsecarse en una postura rígida de ataque, y proponía su propia estrategia, en la que contaba con que los británicos le apoyasen. Sin embargo, los problemas revolucionarios en Rusia y la delicada situación de Italia, confirmaban a Haig en defender su idea de una gran ofensiva en verano, y no primavera. La obstinación de Nivelle obligaría al gobierno británico a intervenir, aunque al final se vería obligado a ordenar a Haig que obedeciese al general francés.
Consecuencia de la Ofensiva Nivelle fueron miles de muertos.
La retirada alemana en la Picardía vino a reforzar la posición de Haig. Las carreteras y vías férreas al frente resultaron destruidas por los alemanes, lo que obligaba a un gran esfuerzo a los hombres para abastecer el frente. Sin embargo, Nivelle seguía obstinado, y nada de lo que Haig argumentase le haría variar su plan. Fue esta misma retirada la que crearía también disensiones en el mando francés. En marzo, el general Franchet D’Esperey, comandante del Grupo de Ejércitos Norte, consultó la posibilidad de atacar a los alemanes en retirada, lo que le fue denegado al creer Nivelle que el objetivo enemigo era estorbar sus planes ofensivos.
Las dudas sobre el plan y la capacidad de Nivelle del ministro de guerra, de Petain y de otros generales, llevó al primero de ellos, Lyuatey, a dimitir, arrastrando al gabinete en pleno con el. Nivelle no iba más que dejando cadáveres, reales o metafóricos, a su paso. Ni las peticiones de Petain para concentrar el ataque en Reims, donde los alemanes no estaban tan fortificados como en el terreno elegido, el Chemin del Dames, surtieron efecto sobre el ánimo de Nivelle.
Incluso el General Micheler, comandante de los ejércitos de reserva, presentó un escrito de queja, apoyado por el ministro de la guerra en funciones, Adolphe Messimy, que llegaría a manos del nuevo Primer Ministro, Alexandre Ribot, quién reuniría al gobierno del presidente Poincare en Compiegne. De allí salió un acuerdo para permitir la Ofensiva Nivelle; como, lacónicamente, dijo el Primer Ministro Ribotnuestras manos están límpias, es demasiado tarde para rectificar”.
Las bajas fueron enormes, lo que costó el puesto a Nivelle.
Para empeorar un mal plan, el 4 de abril, un contragolpe alemán en el Asine, capturó los planes de Nivelle, dejando al descubierto la ofensiva francesa. Como vimos más arriba, la ofensiva fue un desastre desde el primer día; aun cuando los británicos consiguieron algunos éxitos en su ofensiva en Arras, las bajas francesas se multiplicaron rápidamente en el Chemin des Dames; 40.000 el primer día, cien mil más ocho días después… Nivelle obvió las bajas, y presentó sólo las cifras positivas de prisioneros y cañones capturados, pero el gobierno estaba informado.
Todo había fallado, desde la aplicación de las técnicas de infiltración y artillería móvil, hasta el propio cálculo de las defensas enemigas; todo el plan estaba basado en conceptos erróneos, y las consecuencias estaban siendo graves; en una semana, el 10% del ejército francés se había evaporado. A finales de mes, la cifra casi llegaba al 20%. Nivelle clamaba por que le permitiesen un asalto más, pero el gobierno francés no estaba dispuesto; las tropas estaban al borde de la revuelta, hartas del desprecio por la vida humana de sus comandantes, por lo que el 25 de abril, el gobierno arrebataba el mando operacional a Nivelle y el 29 se lo entregaba a Petain.
Apartado del mando, clamó contra el gobierno y contra Petain. En publicaciones en diarios franceses, aseguraba que 20.000 bajas más les habrían dado la victoria; sin embargo, la Ofensiva Nivelle fue suspendida el 9 de mayo, registrando las tropas involucradas 187.000 bajas. El estallido de las primeras revueltas en el ejército francés serían atribuidas también al errático liderazgo de Nivelle, que sería alejado de la Metrópoli, y enviado como Comandante en Jefe al Norte de África.
Al final de la guerra sería premiado con la Legión de Honor, y, tras su fallecimiento en 1.924, enterrado en Les Invalides de París, como un héroe nacional; sin embargo, los hombres que dejaron su sangre en el frente sólo veían en el a un villano.
5.3.- SENDEROS DE GLORIA (PATHS OF GLORY):
Cuando Humphrey Cobb entregó la novela que llevaba años escribiendo, a su editor, no tenía aun nombre para ella. El editor reflexionó, pensó diferentes opciones con nombres pegadizos y que encajasen en el tema tratado, y, finalmente, encontró su objetivo en la novena estrofa del poema escrito por Thomas Grey en 1.751, conocido como “Elegía escrita en un cementerio del país”. Decía dicha estrofa:
El Orgullo de la Heráldica, la Pompa del Poder,
Y toda esa belleza, toda esa riqueza que se nos dio,
Aguarda igual la hora,
Los Senderos de Gloria conducen a la Tumba.
La novela sería publicada bajo el título “Paths of Glory (Senderos de Gloria)” en 1.934, obteniendo un éxito limitado, hasta que cayó en manos del director de cine Stanley Kubrik, que vería un filón en la historia que narraba, comprando los derechos a Cobb para adaptarla a un guión que, bajo el título de “Paths of Glory”, vería la luz en 1.957.
Aunque la historia que se narra discurre en 1.916, sus similitudes con los personajes y situaciones de la Ofensiva Nivelle son enormes. La historia está basada en la desventura real de cuatro soldados franceses que fueron injustamente ejecutados en 1.915, tras la imposibilidad de cumplir las órdenes del general Géraud Réveilhac en el curso de los combates en Artois.
La película sería dirigida por Stanley Kubrik y protagonizada por Kirk Douglas, y estrenada el 1 de noviembre de 1.957 en Munich.
La película narra las desventuras de los soldados del 701º Regimiento francés, dirigidos por el Coronel Dax (Kirk Douglas), obligados a lanzar un ataque sobre la Colina de las Hormigas (que tiene ciertas similitudes con el Refugio del Dragón, el Dragon’s Lair, una posición fuerte en Chemin des Dames, al noreste de Craonne), una posición fortificada alemana, que el General Mireau (George Macready) había preparado para contentar sus ansias de promoción personal y las de su jefe superior, el General Georges Broulard (Adolphe Menjou). El desastre que supone la acción, durante la cual las bajas son altísimas y varios batallones no pueden ni abandonar sus trincheras, Mireau ordena a la artillería bombardear sus propias posiciones, acusando de traición a sus hombres, que van a hacer fracasar su plan.
Stanley Kubrik durante la grabación de Paths of Glory
La negativa del jefe de la batería, el Capitán Rosseau (John Stein) a realizar tal acción, dara lugar a un juego de venganzas, en las que Mireau ordenará una corte militar sobre tres hombres escogidos, supuestamente al azar, de entre los compañías que llevaron a cabo la acción. Serán el soldado Ferol (Timothy Carey) elegido por ser un indeseable, según su oficial superior; el Cabo Paris (Ralph Meeker) escogido por su teniente, llamado Roget (Wayne Morris), para callarle sobre el supuesto asesinato de unos exploradores en una acción anterior. Finalmente, el trío es cerrado con el soldado Arnaud (Joe Turkel), escogido al azar, dándose el caso que es un veterano muy condecorado.
Dax y Mireau charlan sobre el proceso.
El Coronel Dax en persona hará de abogado defensor, aunque la suerte de los hombres ya está echada; la condena a muerte es una cuestión de tiempo, ya que ningún argumento de la defensa es admitido. Dax, desesperado, recurrirá al General Broulard, demostrándole el incidente entre el General Mireau y el Capitán Rosseau, y alegando que Mireau está fuera de si y quiere venganza. Broulard no detendrá las ejecuciones, que se realizarán al día siguiente, incluyendo al soldado Arnaud, que se rompió el cráneo tras un altercado en la prisión.
Dax, que conoce el secreto guardado por el teniente Roger, le obliga a dirigir el pelotón de fusilamento. Los tres hombres son fusilados.
Tras la ejecución, Broulard reúne a Mireau y Dax, dando a conocer la investigación pendiente sobre Mireau por su incidente con la artillería, y obligando a este a abandonar el mando, que ofrece a Dax, quién espeta su desprecio por los jerifaltes con los que se ha reunido, refiriéndose a Broulard como “un viejo degenerado y sádico”.
El 701º se divierte antes de volver al frente.
La respuesta de Broulard es enviar al 701º Regimiento de nuevo a primera línea. La escena final muestra a los hombres del regimiento llorando al escuchar cantar a una prisionera alemana (interpretada por la futura mujer de Kubrik, Christiane Harlan).
La película se convertiría en una auténtica elegia antibelicista, con un enorme éxito de crítica. Muchos vieron a personajes históricos representados en los personajes de la película… El parecido físico entre el General Brouard y Robert Nivelle no es casual, igual que la conducta existente entre el General Mireau y Charles Mangin. La crítica hacia el estamento militar francés es evidente, y los carniceros de Chemin des Dames no escapan a esa crítica. De hecho, se creó una gran controversia a nivel mundial; en Francia las críticas desde el ejército francés hacia la película fueron feroces, y de hecho, no pudo ser estrenada hasta 1.975, debido a las presiones del gobierno republicano sobre la productora, United Artists. En Alemania, tras su estreno, tuvo que ser retirada durante un par de años, ante las protestas francesas.
Mireau (izquierda) y Broulard (derecha)
En España, la censura franquista impidió su estreno, ante lo que consideraba una feroz crítica al estamento militar que gobernaba el país. La película no pudo ser estrenada hasta 1.986, con la Democracia española bien asentada.
También Suiza vetó el estreno por motivos similares, no pudiendo ser visualizada por el público suizo hasta 1.970. Además, el ejército americano no permitió su exhibición en las bases militares en Europa, para evitar conflictos con sus socios europeos.
Todos estos problemas no fueron obstáculo para que la película estuviese nominada a mejor film en los Premios BAFTA, aunque perdió ante otro film bélico, “El Puente sobre el Río Kwai”.
Podéis ver la película en este enlace: https://www.youtube.com/watch?v=LUThnKRpTXg

Espero que la disfrutéis.