miércoles, 8 de junio de 2016

ARTÍCULO XXVI. (ESTANCAMIENTO). TSAR TAKES COMMAND*. LA OFENSIVA BRUSILOV:

El Zar toma el mando, otoño de 1915
*Tras las enormes bajas y la pérdida de territorio sufrido durante 1915 por el Imperio Ruso tras la Ofensiva de Gorlice-Tarnow y la posterior Gran Retirada rusa, el Zar Nicolás II tomó una decisión que terminaría resultando absolutamente desastrosa en el devenir de la Dinastía Romanov, en el futuro de Rusia y de la guerra; el Zar tomaría el mando general del ejército ruso, desmoralizado, mal equipado y mal dirigido, sustituyendo a su tío, el Gran Duque Nicolai.

Zar Nicolás II Romanov
Mientras el Zar intentaba recomponer junto a su Estado Mayor (Stavka) la quebrada moral y eficiencia de su ejército, Rusia mantenía abierta la negociación con sus aliados de la Entente, Italia, Francia y Gran Bretaña, con el objetivo de recuperar la iniciativa estratégica, perdida tras el desastroso 1915. Tras un año y medio de conflicto, el estancamiento en el temible Frente Occidental era evidente, lo que permitía a las Potencias Centrales atacar en el Frente Oriental, concentrado sus limitados recursos con resultados realmente perversos para los intereses de la Entente en el este de Europa; durante 1915, la Entente había perdido un miembro oriental, Serbia, y Rusia había sufrido un durísimo golpe que podía haber sido definitivo de no mediar la Gran Retirada.

Consecuencia directa de las negociaciones abiertas entre los estados mayores de los aliados, fue el Acuerdo de Chantilly, por el que todas las naciones de la Entente se comprometían a lanzar grandes ofensivas, concentradas en el tiempo, sobre las Potencias Centrales, provocando la dispersión del esfuerzo bélico alemán y, por consecuencia, la derrota de sus enemigos, al obligarles a consumir sus reservas. Italia atacaría el Frente del Isonzo; Francia, apoyada por las naciones y territorios del Imperio Británico, atacaría en la Picardía, en la región del Somme; Rusia lanzaría su propia ofensiva durante el verano de 1916, la que sería conocida como la “Ofensiva Brusilov”.

ANTECEDENTES. LA CONFERENCIA DE CHANTILLY:
La necesidad de las naciones de la Entente de reponerse de los reveses en el este y las infructuosas ofensivas en occidente sufridas durante 1915, la imperiosa urgencia por recuperar la iniciativa estratégica, mientras el bloqueo comercial ejercía su devastador efecto sobre la moral de los ciudadanos de las Potencias Centrales, hizo que los aliados convocasen una conferencia durante el otoño de 1915, a fin de definir los términos mediante los cuales iba a desarrollarse la guerra durante el siguiente año.

Se eligió Francia como punto de reunión, acudiendo representantes militares de los estados mayores de las cuatro grandes potencias de la Entente; Francia, Gran Bretaña, Italia y Rusia. Entre el seis y el ocho de diciembre de 1915, los militares de la Entente decidirían, no con el beneplácito de todos, la estrategia conjunta con vistas a 1916.

La cantidad de frentes militares que debían defender las Potencias Centrales, era una ventaja estratégica para la Entente, cuyos comandantes estaban dispuestos a explotar. Por parte francesa, el Jefe de Estado Mayor, Joseph Joffré, dirigiría la reunión, obteniendo un compromiso para el cumplimiento de la mayor parte de los requerimientos que Francia expuso. Durante las negociaciones, el representante británico, Sir John French, sería llamado a consultas a Londres y reemplazado por Sir Douglas Haig, que ocuparía pronto el cargo de Jefe de Estado Mayor de las fuerzas del Imperio Británico. Por parte Italiana acudió el General Porro, y por parte rusa, el General Yakov Zhilinski.

Las negociaciones serían complejas, tanto y cuanto que Francia y Gran Bretaña ya habían acordado en los días previos, durante una reunión en Calais entre Lord Kitchener, Ministro de Guerra y representante del gabinete británico, y Aristide Briand, Primer Ministro del gabinete francés, la paralización de las operaciones militares en el estratégico frente de Salónica. La derrota de Serbia hacia que insistir en atacar en ese frente fuese considerado un despilfarro de recursos por los británicos, difícil de asumir en la actual situación estratégica. Sin embargo, esta decisión favorable a los intereses británicos, era vista con desdén por la opinión pública y política francesa, por lo que Joffré no estaba dispuesto a dejar pasar la Conferencia de Chantilly sin invertir los términos del acuerdo con Gran Bretaña, ocasionando grandes tensiones entre los representantes de ambas naciones, que llevarían a la sustitución de Sir John French por Sir Douglas Haig, en un intento de apaciguar los ánimos entre las potencias aliadas.

Rusia llegó a la reunión argumentando la necesidad de incrementar la cooperación entre los aliados, hasta el nivel de coordinar las grandes ofensivas de forma conjunta, impidiendo de esa forma que los Potencias Centrales pudiesen concentrarse en eliminar a un único contendiente, mientras el resto esperaba su turno. Zhilinski puso como ejemplo la falta de coordinación acontecida durante las ofensivas de 1915, que llevaron a las fuerzas aliadas al desastre en los Balcanes y a la ruinosa aventura en Gallipolli, a parte de la desmesurada derrota rusa.

La presión rusa permitió el acuerdo, aunque sus intereses se verían comprometidos al asignar las fechas para la misma, ya que el verano parecía fecha temprana para que el ejército ruso, vapuleado durante la Gran Retirada, estuviese completamente reorganizado para acometer una ofensiva.

Se llegó al compromiso, firmado en un memorándum, en el que se especificaba que todas las naciones de la Entente atacarían coordinadamente durante el verano de 1916. Cada cual se guardaba el derecho de elegir la fecha exacta y lugar, variando estas según las necesidades militares y meteorológicas de cada zona.

Sin embargo, la firmeza del acuerdo sería puesto pronto a prueba cuando, en febrero de 1916, Falkenhayn lanzó al V Ejército alemán en una ofensiva mayor sobre Verdun. La presión francesa, cuyo ejército estaba desangrándose durante el invierno de 1916, y veía peligrar no sólo su futura ofensiva, si no su propia supervivencia, obligó a italianos y rusos a lanzar ofensivas que aliviasen la situación francesa, con desastrosos resultados para las armas aliadas. La falta de preparación y coordinación de los ataques, convertirían la quinta ofensiva italiana sobre los austriacos en la región del río Isonzo, y la acción rusa en el Lago Naroch en auténticos desastres militares.

LA OFENSIVA RUSA DEL LAGO NAROCH:
La presión política francesa obligó al Zar a adelantar sus planes ofensivos, con el objetivo de aliviar la terrible situación que los franceses estaban enfrentando con la ofensiva alemana en Verdun. Los alemanes habían atacado el 22 de febrero la Región Fortificada de Verdun, en el departamento francés del Mosa, y tomado el punto central de su defensa, Fort Douaumont, el día 25, amenazando con desmoronar todo el sistema defensivo francés, como ya vimos en una entrada anterior de este blog.

Consecuencia directa de la presión política francesa para que sus aliados aliviasen su situación merced a una ofensiva militar, fue la orden dictada por el Zar al Comandante del Grupo de Ejércitos del Oeste, General Alexei Evert, para lanzar un ataque urgente en el área de la actual Bielorusia, donde los rusos mantenían una gran superioridad numérica sobre sus enemigos.

Evert trazó las líneas maestras de un plan que, precipitadamente, ordenó ejecutar a partir del 18 de marzo al comandante del 2º Ejército, el prestigioso general Alexei Kuropatkin. Contando con una enorme superioridad numérica, disponiendo de 20 divisiones y cerca de 400.000 hombres, atacaría al 10º Ejército alemán, del General Hermann von Eichorn (12 divisiones, 87.000), en el sector de Vilno, buscando obligar al Estado Mayor alemán a comprometer sus reservas estratégicas, evitando así reforzar su ofensiva en Francia.

Artillería rusa en acción en el Lago Naroch.
Su ineficacia seria una de las causantes del desastre.
Desde el 16 de marzo, los 880 cañones rusos asignados a la operación, bombardearon las posiciones alemanas del 10º Ejército entorno al Lago Naroch. Sin embargo, aunque los mandos rusos deberían haber aprendido de sus experiencias durante las ofensivas alemanas de 1915, y de lo transmitido por sus aliados occidentales, su artillería se mostro harto ineficaz a la hora de llevar a buen término las enseñanzas previas en concentraciones de fuego. Con munición insuficiente, el bombardeo ruso fue errático y altamente ineficaz, especialmente al dejar intacto el grueso de la artillería alemana, más de 700 piezas de artillería que se dispusieron a recibir el asalto de la infantería enemiga. Las bombas rusas fueron incapaces de destruir las posiciones fuertes alemanas, nidos de ametralladoras, trincheras o refugios.

Cuando la infantería rusa avanzó sobre el suelo helado el 18 de marzo, lo hizo atacando en oleadas de soldados avanzando al estilo tradicional, en orden cerrado, hombro con hombro, auténtica marea humana que sería masacrada en la tierra de nadie por los obuses y ametralladoras alemanas. Aun así, el enorme número de tropas arrojadas al combate, obligó a los alemanes a replegarse a una segunda línea, cediendo unos 10 km de terreno a sus enemigos, permitiendo a los rusos avanzar sobre terreno yermo y desprotegido, causando entre las tropas rusas una auténtica carnicería. De hecho, cuando el avance se detuvo, los rusos estaban tan exhaustos y maltratados, que el posterior contraataque alemán los enviaría de nuevo prácticamente hasta sus posiciones de partida.

Ni tan siquiera un ataque secundario en el sector de Riga, aun más desprotegido, obtuvo mejores resultados.

Tropas siberianas en el Lago Naroch
Cuando la ofensiva fue cancelada por el general Evert, dos semanas más tarde, como consecuencia del deshielo en una zona pantanosa como era la disputada, los resultados reflejaban un completo fracaso, un auténtico desastre ruso; no sólo habían sido incapaces de retener los refuerzos alemanes hacia Francia, si no que, además, la moral rusa se desmoronó ante las enormes bajas registradas. En un ejemplo aterrador del fracaso de la estrategia de asalto mediante oleadas humanas, mandando masas de soldados a la batalla sin apenas apoyo, la ofensiva rusa del Lago Naroch había supuesto al 5º Ejército la pérdida de más de 100.000 hombres, muchos de ellos muertos por hipotermia durante la retirada sobre el hielo. El ejército alemán sufrió unas 20.000 bajas, una quinta parte que los rusos, siendo además en su mayoría heridos que se reincorporaron poco después a filas.

Habiendo fracasado en su intento de romper el frente alemán, el Zar Nicolas II decidió ordenar al general Aleksei Brusilov, comandante del Grupo de Ejércitos del Suroeste, trazar un plan para atacar cuanto antes, aprovechando el buen tiempo, deteniendo las operaciones ofensivas hasta que este llegase.

EL PLAN BRUSILOV. REMEMORANDO LA CAMPAÑA DEL CATORCE:
General Aleksei Brusilov
Recordando los enormes éxitos cosechados por la gran ofensiva rusa de 1914 ante el ejército austrohúngaro, Aleksei Brusilov, Comandante del Grupo de Ejércitos Sur (Frente del Suroeste), diseñó un plan que retomaba la ofensiva en el frente de Hungría, con el objetivo de aislar y destruir los ejércitos austriacos que defendían la frontera entre Galitzia y el Pripet.

Brusilov consideraba que el ejército austriaco no se encontraba en condiciones de, sin el vítal apoyo alemán, soportar una campaña prolongada e intensa durante mucho tiempo. Sugerío a la Stavka (estado mayor del ejército ruso) mantener acciones subsidiarias para retener los previsibles movimientos de refuerzo alemanes pegados al terreno, evitando así que reforzasen a sus aliados, avanzando ampliamente en el sector atacado.

Cuando el plan fue presentado a la Stavka, el comandante del Grupo de Ejércitos Oeste, Alexei Evert, quién, como hemos podido ver previamente, había acometido la ardua tarea de lanzar la fracasada ofensiva de marzo en el Lago Naroch, sugirió al Zar desoir los ruegos franceses y mantenerse a la defensiva, una postura donde el ejército ruso podría ser preservado para posteriores acciones, construyendo trincheras y puntos fuertes, al estilo del trabajo de fortificación desarrollado en el Frente Occidental.

Evert tenía un gran predicamento sobre el Zar, ya que le había apoyado sin reservas cuando este decidió tomar el mando general en septiembre de 1915, pero Nicolás II no estaba dispuesto a romper la estrecha relación que mantenía con sus aliados, especialmente en un periodo marcadamente pre revolucionario en Rusia; necesitaba obtener un gran éxito militar que acallase a sus críticos y permitiese retornar la paz social al imperio, y esta ofensiva era la gran oportunidad. Por ello, se decantó por el plan perfilado por Brusilov, la que sería denominada Ofensiva de Verano Rusa u Ofensiva Brusilov.

El plan consistía en avanzar a lo largo de un gigantesco frente, desde el sur del Pripet y a lo largo de la región de Galitzia, con objetivo en la conquista de las ciudades de Kovel y Lviv, cuyo control había sido ganado por las Potencias Centrales durante la Gran Retirada rusa de 1915. Sabiendo que los aliados occidentales de la Entente estaban preparando su gran ofensiva para julio, Brusilov planifico el despliegue para coincidir en esas fechas en la apertura de la ofensiva. Sin embargo, la presión política para lanzar la ofensiva con premura, se incremento cuando Joffré, ante la gran ofensiva alemana de mayo en Verdún, comenzó a dudar acerca que las fuerzas francesas fuesen capaces de sostener la posición hasta julio.

Mapa de la Ofensiva Brusilov. Conviene consultarlo a lo largo del
artículo, ya que contiene nombres de ríos y lugares reconocibles.
Por tanto, el general Brusilov recibió el encargo del Zar de revisar la estrategia prevista, y planificar un ataque desarrollado por completo por el Frente del Suroeste, del que era comandante, atacando al sur del Pripet y a lo largo de Ucrania; una ofensiva que se desarrollase completamente contra las tropas austriacas. Para iniciar la ofensiva, fueron transferidos al Frente del Suroeste los siguientes ejércitos: El IX Ejército del General Letchitsky, desplegado al norte del río Dniester; el VII Ejército del General Shcherbabev, que se desplegó en el área de Bohatkovce; el XI Ejército del General Sakharov, situado entre los ríos Strypa e Ikwa; y, por último, el VIII Ejército del General Kaledin, cuyo ala derecha se unía al Frente Central en el Pripet. Un total de cincuenta y cinco divisiones con más de 600.000 hombres.



Brusilov tenía claro que su golpe inicial debería ser definitivo, ya que apenas contaba con reservas, y la Stavka le había garantizado que no se podía despojar otros frentes de tropas para reforzarle; también conocía que, si no se atacaba en otros sectores para fijar a las tropas alemanas, estas no tardarían en unirse a la lucha, e incluso, si se cumplía el objetivo fundamental de aliviar la presión sobre el ataque alemán en Verdún, llegarían sustanciales refuerzos desde Alemania, Francia y el Imperio Austrohúngaro.

Por ello, decidió avanzar sus reservas tan cerca de la línea de frente como pudo, disponiéndolas tras las tropas de asalto a lo largo de todo el frente de batalla, a fin de aprovechar, rápidamente, cualquier oportunidad de ruptura que se le presentase. El ataque se realizaría sobre una enorme extensión de terreno, 480 km desde el Pripet a la frontera de Rumanía, lo cual no gustaba a la Stavka, que consideraba que era demasiado terreno para cubrir con las tropas que Brusilov disponía, por lo que le presionaron para que recortara el frente de ataque y concentrase las tropas en un asalto más limitado, sin demasiado éxito, ya que el general Brusilov insistió (y consiguió la autorización) con el Zar en mantener las líneas generales de su plan original.

Autorizado por el Zar, la Stavka se tomaría su revancha al conseguir la cancelación o retraso de las ofensivas secundarias, argumentando que era necesario preservar fuerzas por si se necesitaban en la próxima ofensiva. Este hecho fue visto por Brusilov como un gran inconveniente, ya que causaría que las tropas de refresco de las Potencias Centrales alcanzaran rápidamente al frente.

Conrad pasa revista a las tropas.
Primavera 1916.
Por su parte, los estados mayores de las Potencias Centrales estaban convencidos que los rusos repetirían sus asaltos en el centro, dirigidos por el General Evert, al que consideraban su principal y más cualificado comandante. La disposición de las tropas rusas durante el mes de mayo de 1916 parecía indicar que se realizaría una amplia acción de ataque al norte del Pripet. Sin embargo, los sucesivos fracasos italianos en las ofensivas del frente del río Isonzo, junto con el posterior contraataque austrohúngaro a que estaban siendo sometidos los aliados transalpinos, obligó a los rusos a desarrollar una estrategia que aliviase la presión, no sólo sobre los angustiados franceses en Verdún, si no sobre los exhaustos ejércitos italianos italianos en el Isonzo.



Conrad, comandante en jefe austrohúngaro, y su estado mayor, confiaba plenamente en las tropas estacionadas en el Frente Oriental. Aunque habían necesitado retirar cinco buenas divisiones de infantería y gran parte de la artillería pesada para apoyar su ofensiva en el Tirol, la mayor parte de las unidades austrohúngaras en la zona estaban al máximo de efectivos. Tras las enormes bajas sufridas por el ejército austrohúngaro durante la ofensiva rusa de 1914, las unidades habían tenido que ser reconstruidas utilizando voluntarios y reservistas, que se habían fogueado durante el apoyo a las ofensivas alemanas de 1915. Salvo el VII Ejército, que aun estaba en formación, la mayoría de los regimientos habían sido reformados durante el invierno de 1916, mediante la incorporación de nuevos reclutas. Comparado con 1915, el ejército austriaco contaba con un mayor número de cañones, mucha más munición y una organización artillera muy mejorada, usando los estándares alemanes.

Tropas Austrohúngaras en la zona de la Bukovina.
Los austriacos habían empleado mucho tiempo y trabajo en las posiciones defensivas a lo largo de la línea de frente. El sistema defensivo contaba con tres posiciones desplegadas en profundidad, de tal forma que si el enemigo batía la primera línea, se viese obligado a combatir duramente contra la segunda, y luego contra la tercera. El problema para los austrohúngaros era que su primera línea de defensa estaba realizada eficientemente, incluyendo dos o tres líneas de trincheras y fortificaciones, dependiendo del sector, con campos de tiro bien organizados; sin embargo, la segunda y, sobre todo, la tercera línea iban muy retrasadas en su construcción y tenían muchas carencias, lo que las converían en vulnerables.

Un problema del ejército austrohúngaro era la gran
cantidad de nacionalidades que lo componían.
En la imagen, tropas bosniacas.
Además, el plan de defensa de Conrad era un suicidio. El plan forzaba a las tropas de vanguardia a aguantar la posición metidos en refugios y trincheras durante el bombardeo inicial enemigo, que se prevía sería muy intenso. Tan pronto como la infantería enemiga iniciase el ataque, la artillería austriaca realizaría un intenso fuego sobre las posiciones enemigas, impidiendo su progreso o, si no conseguía detener la primera oleada, privando de refuerzos al enemigo al machacar sus líneas de comunicación. Así, las tropas de primera línea sólo deberían vérselas con la primera oleada de infantería enemiga, superándola en el combate cuerpo a cuerpo con el apoyo de los refuerzos de la segunda línea. Como poco, la estrategia era temeraria, y dejaba un gran número de interrogantes abiertos; desde como detectarían el momento de avance del enemigo cuando estaban sometidos a fuerte bombardeo, hasta como funcionaría la coordinación entre las unidades de primera línea y la artillería. Además, las reservas austriacas estaba dispuestas demasiado lejos de la línea de frente como para responder a tiempo a una amenaza directa de ruptura, y las órdenes eran muy poco flexibles, dejando a las unidades de vanguardia pegadas al terreno sin posibilidad de reacción. Prácticamente toda la defensa quedaba a dispensas de la capacidad de aguante de las unidades de primera línea.

Brusilov, por su parte, se tomó con calma los preparativos para el ataque. Sabía que si aceleraba los preparativos, como pedía el Zar bajo la constante presión de sus aliados occidentales, los movimientos entrarían en un frenesí que haría imposible su ocultamiento, lo que impediría que el previsto movimiento de asalto alcanzase los arrasadores resultados que prevía. Brusilov conocía bien la disposición de las tropas de Conrad, cuarenta y nueve divisiones desplegadas desde el Pruth hasta Pinsk. Aun cuando la diferencia en unidades era tan sólo ligeramente ventajosa para los rusos, sus divisiones eran más numerosas, y las concentrarían en un asalto sobre un punto concreto para incrementar la ventaja numércia.

Trinchera austriaca en el sector de Okna.
Hacia mediados de mayo de 1916, los rusos comenzaron a alargar sus trincheras hacia las austriacas, a fin de reducir el hueco que las separaba, lo que hacía obvio que el ataque iba a ejercer su fuerza contra el ala norte del VII Ejército austrohúngaro, especialmente contra el Grupo de combate del General Benigni, en Okna, contra el XIII Cuerpo de ejército en Buczacz, contra el ala norte del Ejército del Sur alemán (Graf Bothmer) en Tarnopol, y contra el IV Ejército austrohúngaro, comandado por el Archiduque José Fernando, en el área de Olyka. La lentitud en los preparativos rusos, que había permitido mantener ocultos sus movimientos durante mucho tiempo, permitía ahora a Conrad contrarestar la amenaza mediante la reubicación de sus reservas. Como la amenaza más directa parecía la ejercida sobre el IV Ejército, las divisiones de reserva 3ª de Schützen y la 11ª de infantería, fueron asignadas al sector, de tal suerte que cada división del ejército pudiese disponer rápidamente de una brigada de refuerzo.

LA OFENSIVA BRUSILOV. RUPTURA EN EL FRENTE Y CONQUISTA DE LUCK:
Mapa de la ofensiva. Lo repito para facilitar su uso.
A las cuatro de la mañana del 4 de junio de 1916, las baterías rusas abrían fuego a lo largo de todo el frente, desde el Pruth hasta el Pripet, con una violencia desconocida en el Este. La artillería rusa batió sistemáticamente las posiciones de primera línea y las poblaciones ocupadas por los estados mayores de las unidades, impidiendo la coordinación defensiva. Esta falta de comunicación entre los mandos y las tropas austriacas, causó que la primera línea austro húngara sufriese un terrible castigo, siendo muchas unidades completamente destruidas en sus mismas posiciones defensivas.

Los movimientos rusos estaban favorecidos por el tiempo seco, que convirtió sus tropas en invisibles ante la gigantesca cantidad de polvo y humo levantado por las explosiones, lo que, junto con las nubes bajas del amanecer, impedía la visión de los observadores de artillería austriacos. Sin embargo, los rusos no habían previsto avances significativos con infantería para el día 4, aunque si que aprovecharon la oportunidad y ocuparon algunas trincheras destruidas de la primera línea con pequeños destacamentos de tropas de asalto. El fuego artillero cesó al atardecer.

Tropas rusas se cortan el pelo antes del combate.
El impás concedido por el mando ruso, permitió a los austriacos realizar algunos trabajos de reparación y reforzar sus posiciones de primera línea, gravemente dañadas por el bombardeo artillero. Con bajas muy altas, tuvieron que emplearse parte de las reservas en cubrir algunas posiciones especialmente delicadas. Tras una noche relativamente tranquila, la artillería rusa volvió a la carga con renovados bríos, lanzando un ataque aun más violento que el del día cuatro.

Las unidades austriacas fueron obligadas a pegarse al terreno, impidiendo nuevamente su reacción al cortar todas las comunicaciones con sus estados mayores. Y así, sin capacidad de reacción, recibieron el asalto masivo de la infantería rusa. Durante la mañana del 5 de junio, el XL Cuerpo ruso, con las divisiones de Rifles 2ª y 4ª, atacó en masa las devastadas posiciones de la 2ª División austrohúngara al oeste de Olyka, mientras el VIII Cuerpo ruso, con las divisiones de rifles 14ª y 15ª, impactaba con la 10ª división de infantería austriaca “Honved”.

Rusos cargando a la bayoneta.
El XL Cuerpo cayó directamente sobre el 28º Regimiento húngaro, que había sido vapuleado por la artillería rusa. Soprendidos por la violencia del ataque, e incapaces de organizar una defensa homogénea, todos sus hombres fueron rápidamente muertos o capturados. El mismo destino corrió el 40ª Regimiento, pertenciente a su misma división y ubicado al sur de su posición. La velocidad de maniobra de las tropas rusas arrolló la línea de la 2ª División de infantería austrohúngara, ocupando la primera posición austriaca, de la que tan sólo pequeñas guarniciones pudieron escapar.

El avance ruso alcanzó a la 25ª Brigada Schützen de la 13ª División, que ocupaba la retaguardia de la destruida 2ª división, y que se encontró de repente enfrentada a una gran oleada de tropas rusas sin saber que había sucedido con la primera línea. Una auténtica marea de soldados rusos irrumpió en la segunda línea austriaca, donde el 1º Regimiento de Viena y el 24º Regimiento Schützen se convirtieron en auténticas islas. Siendo demasiado débiles para contener la marea, y tras realizar una valerosa defensa, se vieron rodeados y obligados a retirarse. Los rusos se infiltraron por las trincheras de comunicación entre la primera y segunda línea, lo que hizo imposible la resistencia austriaca. Al atardecer, las exhaustas tropas de la 13ª División Schützen y los restos de la 2ª División, alcanzaban la tercera línea de defensa, ubicándose en sus débiles posiciones para efectuar un nuevo intento de contener la marea de infantería rusa.

Al sur del XL Cuerpo, el VIII Cuerpo ruso consiguió penetrar la primera posición enemiga, defendida la 10ª división de infatería Honved. En este punto, la defensa fue férrea, y los ataques y contraatques se sucedieron. Demasiado débil para sostener el frente sin apoyo, la 10ª división recibió el apoyo de la 4ª Brigada, formada por dos regimientos (89 y 90) procedentes de Galitzia Oriental, conocedores del terreno. El contraataque austrohúngaro empujó a los rusos hacia atrás, salvaguardando la segunda línea. Aun así, con su frente norte derrumbado y su ala izquierda muy expuesta, la 10ª división consiguió sostener la posición hasta la noche del 5 al 6 de junio. La división, que se retiró hacia la tercera línea de defensa, había sufrido enormes bajas, restándole apenas un tercio de su fuerza original.

Durante el 6 de junio los rusos no requirieron de especiales esfuerzos para arrollar a las tropas de los cuerpos austrohúngaros X y Szurmay, que se habían mezclado en su precipitada retirada a la tercera línea de defensa. Las divisiones que ocupaban las alas de la bolsa, la 37ª y la , fueron aplastadas cuando intentaban retirarse desordenadamente. Sólo los restos del X Cuerpo austriaco intentaron contener la marea rusa, aprovechando un arroyo que corría hacía Luck, pero la resistencia fue en vano y también fueron derrotados.

El estado mayor del IV Ejército austriaco decidió retirar al cuerpo Szurmay en dirección Ikwa, apoyándose en el río Styr para la defensa, mientras posicionaban los restos del X Cuerpo en la cabeza de puente frente a Luck y el II Cuerpo protegiendo el ferrocarril entre Luck y Kolki, apoyándose en la estación de Kivercy, donde habían desembarcado los primeros refuerzos, en la forma de cinco batallones alemanes y la mitad de la 45º División de Schützen austriacos. El objetivo sería contraatacar desde esta posición, ayudados por las exhaustas tropas del II Cuerpo, apoyando el ataque con seis nuevas baterías de artillería, llegadas recientemente por ferrocarril.

Recreadores representando una trinchera de los
Poderes Centrales en las proximidades de Luck
El día 7 de junio los rusos atacaron ambas alas del despliegue frente a la cabeza de puente de Luck, defendida por la División de Rutenia y la 10ª división, muy dañadas por los combates previos. Aunque aguantaron valientemente los enérgicos ataques enemigos, al atardecer los rusos habían tomado un importante saliente en la línea de defensa, obligando a los austriacos a replegarse, para no ser aniquilados desde su retaguardia. Mientras, el contraatque austriaco previsto, liderado por el General von Bernhardi, no consiguió ningún resultado positivo, viéndose obligado a replegarse hacia el río Styr, uniéndose a los restos del II Cuerpo.

En la mañana del día 8, los rusos volvieron a atacar al X Cuerpo, obligándole, sin excesivo esfuerzo a huir, permitiendo la ocupación de la orilla occidental del Styr, y empujando al IV ejército hasta su última línea de defensa. Ese mismo día, el Archiduque escapaba de milagro del cerco, y los rusos tomaban Luck, embolsando a cerca de 200.000 tropas austriacas.

Recreación de la toma de Luck. 2015.
El mismo día 8 de junio, Erich von Falkenhayn, Comandante en jefe alemán, se reunía con Franz Conrad von Hötzendorf, Comandante en jefe austriaco, a fin de estudiar la situación y sus alternativas. Conrad abogaba por que los alemanes paralizasen su ofensiva en Francia y acudiesen en su ayuda, pero esto traería consecuencias para el mando alemán, muy presionado por el Kaiser para obtener resultados tempranos. En Francia acababa de caer Fort Vaux, tras una sangrienta y desmoralizadora batalla, y las divisiones del Köprinz estaban apunto de derrumbar la resistencia francesa en las alturas del Mosa, al tomar la población de Fleury.

Por tanto, Falkenhayn obligó a Conrad a aceptar un plan por el cual tendría que afrontar el ejército austriaco la contención del avance ruso, mientras el Mariscal Paul von Hindemburg y su estado mayor (Oberkommando Ost) organizaba los refuerzos alemanes y su plan de contraataque. Sin tropas que ofrecer, Conrad fue obligado a aceptar el plan alemán, que consistía en retirar parte del Ejército austriaco en el Frente Italiano, trasladarlo al frente y contener con estas tropas frescas el avance ruso.

La retirada en el frente del Styr continúo el día 9, cuando la presión ofensiva derrumbó los flancos del despliegue austriaco. De hecho, una seria amenaza de embolsamiento se cernía sobre los ejércitos austriacos I y IV.

Tropas austriacas son condecoradas tras la batalla.
Mientras la situación se hacía insostenible en el ala norte de la bolsa de Luck, el I Ejército, situado más al sur, conseguía gracias a algunos refuerzos, sostener su frente y rechazar los ataques rusos en el área entorno a Sapanok. Sin ambargo, el débil ejército que reforzaba al I Ejército Austriaco recibió el impacto del Ejército ruso del General Scherbachev, cuando el 7 de junio sus tropas penetraron profundamente el sistema defensivo austriaco en Jazlowiec, destrozando al XIII Cuerpo austrohúngaro y forzando la huida hacia el río Strypa, exponiendo el flanco del otro cuerpo del ejército, el VI, que perdió el 9 de junio Bobulince y huyó hacia la seguridad del Strypa. Más al sur, los esfuerzos principales en el área del río Dniester se dirigieron sobre el pequeño grupo de combate del general Benigni. Viéndose obligado a retirarse de la orilla norte del Dniester, su debilidad se hizo rápidamente patente; sería incapaz de aguantar si los rusos enviaban un asalto potente.

Las tropas rusas se habían merecido un breve descanso para su reorganización. Mientras tanto, el Estado Mayor aliado tomaba una decisión fundamental; con el Frente Occidental en ecervescencia, con terribles enfrentamientos rugiendo día tras día y con el Frente Italiano completamente comprometido en una lucha estéril, necesitaban que el Frente Oriental tomase un equilibrío que cambiase la preponderancia en el conflicto. Se evaluó que había que forzar a Rumanía a entrar en la guerra a favor de la Entente, por lo que se decidió dirigir la ofensiva rusa hacia la región de Volhynia, junto a la frontera rumana, lanzando un gran ataque con 72 divisiones en la línea Kowet-Rowno, mientras se mantenía la presión en Galitzia y la Bukovina.

Durante el 9 de junio se realizaron diversos intentos, sangrientamente rechazados de cruzar el río Styr, al oeste de Luck, donde la resistencia se había desmoronado y las tropas austriacas se rendían a miles. Con mayor preparación, se intentó nuevamente el día 12, aunque el ataque no consiguió mejores resultados.

General Alexander von Linsingen
Ejército Alemán.
Mientras tanto, el grupo de ejércitos del General von Linsingen continuaba sus lentos preparativos para un contraataque, sin recibir ataques rusos lo suficientemente intensos como para impedir llevar a cabo el plan previsto. Bajo el mando del experto general alemán von der Marwitz, el IV Ejército Autrohúngaro (parcialmente reconstruido con reemplazos y nuevas unidades) y elementos del X Cuerpo Alemán, comenzaron a desplegarse en el área entre Sivinarin y Ozierany.

En los días posteriores, los rusos lanzaron una serie de violentas ofensivas contras las secciones del frente de Stochod y el Styr, intentando cortar el ferrocarril entre Kovel y Rovno, convirtiendo cada asalto en una carnicería, y sin conseguir éxitos de relevancia. Sin embargo, este ímpetu, junto con la retirada del I Ejército austriaco, prácticamente extinto, llevo a que la brecha entre el I ejército y el IV, que se iba a lanzar a su rescate, se incrementase hasta 50 km., una distancia que comenzaba a mostrarse como insalvable. Si los rusos asaltaban esa brecha, los austriacos apenas tenían tropas que oponerles en la misma; sin embargo, el mando ruso se estaba obstinando en atacar el Styr, con sangrientos resultados.

Fue el 14 de junio cuando, por fín, los rusos decidieron mandar varias divisiones de caballería por la brecha entre ambos ejércitos austrohúngaros. El resultado fueron violentos enfrentamientos de caballería e infantería, tanto en Lockaczy como en Sviniuchy. Está acción convenció al mando ruso que debía evitar a toda costa que esa brecha fuese cerrada.

LA OFENSIVA BRUSILOV. OFENSIVA EN EL SUR. LA BATALLA DE OKNA Y LA TOMA DE LA BUKOVINA:
Acción de caballería austro húngara.
Al mismo tiempo que ocurría la ruptura en la línea del Styr-Luck, los sucesos acaecidos en Galitzia Oriental y la Bukovina se habían tornado contrarios a los intereses de la Entente. Tras varios ataques fracasados en el frente de la Bukovina, el General Letchitsky decidió romper con su IX Ejército a través del cuerpo del general Benigni, situado al oeste de Okna, lanzando el 10 de junio un brutal asalto masivo entre las poblaciones de Dobronoutz y Doroschoutz. Aunque parte del cuerpo austrohúngaro resistió heroicamente el asalto, la mayor parte de las tropas fueron aplastadas por el asalto ruso; Benigni se vió obligado a utilizar todas sus reservas, pero finalmente los restos de sus maltrechas unidades fueron forzadas a retirarse hacia la línea entre Dobronoutz y Zastawna. El ataque ruso giró con renovada fuerza hacia Zastawa, impactando sobre el XI Cuerpo austrohúngaro, que tampoco pudo oponer resistencia alguna, y huyó aprovechando la llegada de la noche, mientras que el cuerpo de Benigni conseguía detener su retirada y ocupar una nueva posición defensiva, 15 km. al oeste de su línea de despliegue original. Para el 14 de junio, todas las fuerzas de las Potencias Centrales en la Bukovina habían alcanzado y se habían desplegado en una nueva línea entre la frontera de la Rumanía y el río Dniester, agrupadas bajo el mando directo del General Pflanzer-Baltin, integrando el Ejército del Sur. Estas batallas en la Bukovina y la zona más oriental de Galitzia, fueron las más gravosas para el esfuerzo bélico de las Potencias Centrales en este inicio de la ofensiva rusa, tanto por el material, terreno y hombres perdidos, como por el efecto que, política y estratégicamente, supuso sobre Rumanía, inclinándola a alistarse al lado de la Entente. Además, la continuada y sangrienta acción del VII Ejército ruso sobre los débiles cuerpos VI y XIII austriacos en el Frente del Strypa, frente a los Cárpatos, supuso, además, queel general von Marwitz viese la asignación de tropas para su contraofensiva, reducida por la necesidad de enviar refuerzos urgentes a este área del frente.

EL CONTRAATAQUE ALEMÁN EN LUCK. CONTINÚA LA CARNICERÍA:
General von Marwitz
Como consecuencia del envío de dos divisiones a la Bukovina, von Marwitz se vió imposibilitado para llevar a cabo el plan principal de von Linsingen, que consistía en flanquear el ala derecha del despliegue ruso en la carretera de Kovel a Luck. Por tanto, se decidiría por intentar lanzar un ataque concéntrico en un área más limitada, en el entorno de Luck, que permitiese sitiar y eliminar a las fuerzas que presionaban hacia el Styr, y se fijó la fecha del 16 de junio para el comienzo de la operación.

Antes, durante el 15 de junio, el I ejército austriaco, parte de cuyas unidades estarían implicadas en el contraataque, sufrió un nuevo revés. El empuje del XXXII Cuerpo de ejército ruso, integrado en el XI Ejército, sobre el ala norte del despliegue austriaco, provocó que las divisiones 25ª y 46ª se retirasen de sus posiciones hacia Rudnia, intentando proteger el ferrocarril entre Brody y Dubno.

Contraataque de infantería alemana
El contraataque de las Potencias Centrales se inició sin más retrasos, pero rápidamente se vió que el asalto, en el que se habían volcado las esperanzas de estabilizar la situación, no iba nada bien. El I Ejército austrohúngaro, aun estando muy tocado, conseguiría entre el 16 y el 17 de junio, alcanzar la orilla norte del río Lipa, empujando a las fuerzas rusas hacia Swiniuchy; el IV Ejército austrohúngaro había avanzado hacia el este de Lokaczy y Wojmica, mientras que el grupo de von Marwitz, atacando desde el sur, había conseguido avanzar hasta el oeste de Kisielin, a pesar de la durísima oposición rusa. Sin embargo, estos avances iniciales se vieron compensados cuando la fuerza de asalto de Bernhardi tuvo que replegarse hacia la orilla norte del río Stochod tras recibir intensos contraataques rusos. Además, una vez repuestos de la sorpresa inicial, los rusos organizaron ataques sobre la punta de lanza del I Ejército, rechazando a la 7ª división a la orilla sur del Lipa, situando en una posición desesperada a la dañada 46ª división.

Prisioneros austriacos.
Esta retirada obligaría al II Cuerpo austriaco, duramente maltratado, a mantenerse a la defensiva, preveniendo los intentos rusos de cruzar el río en Kolki y Gruzyatin. Con sus fuerzas rechazadas, von Linsingen organizó un nuevo grupo de ataque, compuesto por la 61ª división, la caballería austriaca de Leonhardi, y dos nuevas divisiones, la 43ª división de reserva alemana y la 48ª división austrohúngara. Además, la desgastada ala norte del despliegue de las Potencias Centrales se reforzó con una división de infantería bávara, para ayudar a contrarrestar la continua afluencia de tropas rusas de refresco.

El 21 de junio, el contraataque se reinició con nuevos bríos. Rápidamente fue ocupado parte del terreno perdido por el IV Ejército en su retirada por el ímpetu de las nuevas tropas, que se encontraron en posición de tomar las alturas de Sadowa. Al sur, von Marwitz fue capaz de romper la línea en tres puntos, pero su avance fue rápidamente detenido, al oeste de Zaturcy, al encontrarse con una línea de defensa rusa que había sido rápidamente organizada en los días precedentes. Por su parte, Bernhardi estaba atravesando muchas dificultades, enfrentado a constantes ataques masivos por parte de la infantería rusa, que minimizaban el refuerzo proporcionado por los bávaros.

Aunque el contraataque de Lisingen estaba obteniendo ciertos resultados (se había capturado cerca de 12.000 prisioneros rusos), el objetivo del mismo estaba lejos de conseguirse; el camino hacia Luck estaba sembrado de tropas enemigas, que estaban presentando una, cada vez, mayor resistencia.

Mientras se producía el contraataque de Linsingen, al sur, el ejército ruso del General Shcherbachev continuaba su costoso avance contra el Ejército del Sur de las Potencias Centrales. Sus esfuerzos habían sido en vano hasta que el 21 de junio consiguió el premio a sus esfuerzos, consiguiendo un amplio avance en el frente del Strypa. En el frente de la Bukovina las cosas no podían ir peor para las Potencias Centrales; tras que la cabeza de puente sobre el Pruth en Czernowitz fuese laminada por la artillería rusa el día 16, los ataques encabezados por el XI cuerpo ruso obligaron a evacuar la ciudad, forzando a las fuerzas austriacas a retirarse. El 19 de junio la ofensiva llevó a la infantería rusa a eliminar todos los salientes, obligando a los austriacos a retirarse a la línea dentre Gwrahumora y Lukawetz, amenazando el flanco de la débil fuerza del general Benigni.

Al sur de la Bukovina, los rusos persiguieron a las tropas del general Korda, que se esforzaban por no ser flanqueadas. Hacia el 24 de junio se produjeron intensos combates entorno a Jakobeny, mientras los austriacos organizaban la defensa ya en la línea del río Moldava, en un nuevo intento por detener el ataque ruso, que se preparaba para tomar Kolomea. La Bukovina se había perdido definitivamente.

La Legión Polaca en la Bukovina
Tras seis días de contraofensiva sin alcanzar los objetivos, las Potencias Centrales se enconaron en mantener su ataque, intentando cambiar la situación sobre Luck. El General von der Marwitz cedió el mando directo del ala sur de la operación  al general von Leneburg, a fin de dirigir con una visión general el global de la operación. El principal ataque se dirgiría al norte de Kulikowice. Tras una intensa preparación artillera, el ataque se reinició el 29 de junio. Los ejércitos de las Potencias Centrales consiguieron algunos éxitos inciales, obligando a los rusos a evacuar la orilla norte del río Stochod, avanzando entre 2 y 3 km. en todo el frente atacado. Sin embargo, el mayor éxito se consiguió cuando, el 1 de julio, avanzando bajo la lluvia que impedía el fuego artillero efectivo y reducía la movilidad, las fuerzas de Marwitz consiguieron romper un frente de 20 km. de largo, penetrando más de 5 km. entre Boremel y Ugrinov, en medio de brutales choques de infantería y caballería. La creciente resistencia rusa, combinada con los constantes contraataques de su infantería, provocó que el ímpetu del asalto de las tropas aliadas se extinguiese, no consiguiéndose ningún éxito posterior. Por tanto, Marwitz decidió dar por finalizada la ofensiva sin conseguir sus objetivos.

LA OFENSIVA BRUSILOV. EL ATAQUE SE REINICIA. LA BATALLA POR EL RÍO STYR:
Recreación 2015. Combate cuerpo a cuerpo.
Las tropas austro húngaras desplegadas en el meandro del río Styr comenzaban a dar claros síntomas de agotamiento tras un mes de combates intensos. El II Cuerpo se había retirado combatiendo incesantemente a los rusos, hasta alcanzar la relativa seguridad del Styr. Con otros frentes en efervescencia, Brusilov decidió tornar su atención a este punto, considerando que si cruzaba el Styr, podría tener una clara salida hacia el flanco de los ejércitos enemigos. Aquí tenía desplegados dos de sus ejércitos, el VIII y el III, parte de los cuales atacarían por los flancos el saliente del meandro del Styr a partir del 4 de julio.

Soldado de caballería cosaca.
La 42ª División de infantería rusa, apoyada por caballería y un gran despliegue artillero, obtuvo rápidamente resultados atacando el flanco norte, tomando Kopyli el mismo 4 de julio, estableciendo una sólida cabeza de puente sobre la orilla norte del Styr. Un contraatque realizado con tropas alemanas (Baviera) fue rechazado con fuertes bajas para los asaltantes. Las tropas de las Potencias Centrales se sentían derrotadas y comenzaban a retirarse en desorden. El día 5, en Kolki, la 2ª brigada polaca y parte de la 45ª división Schützen también fueron desalojadas de sus posiciones, al igual que las brigadas polacas 1ª y 3ª, que realizaron una heróica defensa en Kolodia. La pérdida de estas posiciones expuso a las unidades de las Potencias Centrales en el área del Styr a una maniobra de doble envolvimiento, que amenazaba con cercarlas si no se retiraban. La huida hacia la línea del río Stochod se realizó bajo la cobertura de la caballería del general Hauer, tropas que sufrirían graves pérdidas en la retirada.

Perdida la línea del meandro del Styr, la nueva línea se situaba a lo largo del río Stochod. Para fortalecer la posición, se envió la 37ª brigada de infantería como refuerzo, junto a dos divisiones de la caballería alemana de von Marwitz. Combinadamente apenas aportaban 15.000 hombres a la defensa, pero cualquier ayuda era bien recibida en esos momentos. La retirada de estas tropas permitió unificar el mando bajo el General Bernhardi, cuyas unidades llevaban ya unos días parapetadas en la línea de defensa del río Stochod.

LA OFENSIVA BRUSILOV. LA BATALLA POR KOLOMEA:
General Pflanzer-Baltin
En el sur, tras derrotar a las fuerzas del General Habermann, a las que había empujado hasta las alturas al oeste de Kuty, con el empuje del XI cuerpo ruso, el día 28 de junio, el general Letchisky giró la masa de la infantería del IX Ejército ruso, con los cuerpos XII y XLI, subiendo la ribera del río Pruth, y atacando de flanco al debilitado grupo de unidades del General Benigni. En el flanco más expuesto, al norte de la posición, la llegada de refuerzos permitió a los soldados de las Potencias Centrales rechazar a los rusos, pero tanto al centro como al sur, la infantería rusa penetró profundamente la línea defensiva de Benigni, obligándole a retirarse de la cabeza de puente sobre el río Kolomea, hasta más allá del Pistyanka. Más al norte, las fuerzas del VII Ejército de Pflanzer-Baltin, viéndose expuestas por la retirada de Benigni, retrocedieron sus posiciones a fin de establecer una nueva línea defensiva.

El 29 de junio los rusos renovaron su ataque contra el flanco sur del despliegue de las tropas de Beningni, cerca de la población de Pistyna, forzándole nuevamente a retroceder. El cariz que estaba tomando la batalla obligó al alto mando austriaco a ordenar la retirada general del ejército hasta la posición preparada entre Berenzow Sadzowka y Ottynia. La caballería del general Brudermann fue escalonada por delante de la retirada, a fin de oponer cierta resistencia al avance enemigo, mientras las fuerzas de infantería ocupaban la nueva línea de defensa, lo que ocurriría el primer día de julio.

Caballería cosaca, protagonista
de los combates del 29/30 de junio
Estas fases de la batalla experimentaron algunas de las menos afortunadas e inútiles cargas de la ofensiva. Entre el 29 y el 30 de junio, la 6ª división de caballería cosaca se desangró en cargas masivas de caballería (6 líneas con una extensión de 3 km.) en el sector de unión entre el VII Ejército Austrohúngaro y el Ejército del Sur combinado.

A partir del 2 de julio, el Ejército del Sur, junto a las unidades de Pflanzer-Baltin, intentó detener a los rusos, lanzando una serie de contragolpes localizados sobre los flancos del enorme frente de ataque de Galitzia, obteniendo cierto éxito en ambos ejes de avance, ganando bastante terreno entre el meandro del Dniester y Piotrov, causando grandes bajas a los rusos cuando estos respondieron con contraataques de su caballería.

El éxito animó la decaída moral de los soldados de las Potencias Centrales, que parecieron reverdecer los laureles que les permitieron avanzar cientos de kilómetros en las ofensivas de 1915. Sin embargo, Brusilov ya había previsto contramedidas para evitar que el momentáneo éxito de sus enemigos se volviese en su contra. A partir del 4 de julio, inció un gran movimiento de tropas, atacando con la poderosa caballería del IX Ejército el flanco norte, presionando a las fuerzas austriacas en dirección Jablonica, mientras las divisiones de Shcherbachev atacaban al XIII Cuerpo del Ejército del Sur en Barysz, obligándole a retroceder sin contemplaciones. Los ataques rusos se extendieron de nuevo por toda la línea austrohúngara, que ya había empleado sus reservas para cubrir los huecos abiertos en el frente. Aun así, hasta los grupos más debilitados, como el de Benigni, se agarró firmemente al terreno y, gracias a los refuerzos que, poco a poco, iban llegando, consiguieron repeler los ataques rusos.

Resultado de una de las oleadas humanas rusa.
Más al sur, en la Bukovina, un contraatque llevado a cabo el XI Cuerpo austrohúngaro consiguió ganar terreno en el área del río Moldava, pero la escasez de tropas y de apoyo artillero les obligó a replegarse hasta sus posiciones de partida. Como fuese, las acciones ofensivas iniciadas por las tropas de Pflanzer-Baltin a lo largo de su frente de batalla, escasas de tropas, no consiguieron su objetivo de cambiar la marcha del frente de batalla, aunque al menos si que forzaron a Letchitsky a permanecer pasivo en el área entre los ríos Dniester y Pruth, a fin de dar descanso a las exhaustas tropas de su IX Ejército, que habían sufrido graves bajas en sus asaltos masivos durante junio.

Por el contrario, las tropas rusas ubicadas frente al Ejército de von Lisingen si desplegaron una mayor actividad a lo largo de la segunda quincena de julio, avanzando en el frente de los Cárpatos, entre Jablonica y el Paso de Prislop, y obligando a las Potencias Centrales a fijar su atención sobre esta parte del frente, sin una importancia estratégica suficiente, pero que si influía negativamente sobre la opinión pública austrohúngara, a parte de dar argumentos a Rumanía sobre su futura posición en el conflicto.

Soldado húngaro. Cárpatos.
A fin de reducir el impacto de la actuación rusa en los Cárpatos, los altos mandos de las Potencias Centrales decidieron dar el mando general del sector entre Jablonica y la frontera rumana al general Pflanzer-Baltin, que disponía de mayor experiencia en los combates en el terreno montañoso que principalmente dominaba el área. Mientras, al norte de esta área, los alemanes, que ya habían implicado 16 divisiones en los combates al sur del Pripet, demandaban un mayor control sobre las operaciones a sus aliados, con cuyas decisiones tácticas no podían estar más en desacuerdo.

Por tanto, las Potencias Centrales llegaron a un acuerdo para un reparto del frente de guerra. Se formó al sur del Dniester un ejército nuevo, utilizando elementos del Ejército del Sur y del VII Ejército, puesto bajo el mando del Archiduque Carlos Francisco José, con el objetivo de contraatacar a las fuerzas rusas que avanzaban al sur de los Cárpatos. Sin embargo, el contraatque nunca tendría lugar, ya que las unidades se encontraban trabadas en combate con las fuerzas rusas prácticamente desde que desembarcaban de sus vagones de tren. Este fracaso, haría que se estableciese finalmente un Frente de Ejército bajo el mando del Archiduque, integrando las fuerzas entre los Cárpatos y la frontera rumana, y que incluían el III Ejército, el VII Ejército y el Ejército del Sur.
El resto del frente de guerra quedaba bajo el rígido y directo control del Mariscal de campo alemán Paul von Hindemburg y su Jefe de Estado Mayor General Erich von Ludendorff. Aunque el mando efectivo se iniciaría el 20 de julio, Hindemburg no ocuparía su cuartel general avanzado en Brest Litovsk hasta el 30 de agosto. Una de sus primeras decisiones sería reforzar el frente de los Cárpatos, ante las noticias fundadas que Rumanía estaba cerca de unirse al esfuerzo de guerra de la Entente.

LAS BATALLAS DE MEDIADOS DE JULIO. LA OFENSIVA RUSA SE ESTANCA:
Recreadores del Ejército ruso de 1916.
La insistencia de los generales de Brusilov en realizar masivos ataques de infantería, comenzó a pasar factura a los rusos hacia mediados de julio. Shcherbachev, que acusaba seriamente el revés sufrido en sus ataques del 7 de julio, recibió órdenes de continuar su asalto. El 12 y 13 de julio, sus cuerpos se lanzaron al asalto a lo largo del recorrido del río Strypa, sufriendo enormes bajas frente a la 12ª división de infantería austrohúngara y una división de la reserva alemana, aunque para el atardecer del día 13 consiguieron quebrar sus defensas. Sin embargo, las dos divisiones colaboraron plenamente en su repliegue, utilizaron reservas propias, y contuvieron la ruptura rusa sin necesitar la intervención de otras unidades, contraatacando a los agotados rusos, que se retirarían, dejando en manos de las Potencias Centrales el terreno ganado.

Artillería de campaña austro húngara. Los Cárpatos.
Las tropas rusas en los Cárpatos necesitaban de refuerzos urgentes, y los recibieron en la forma de dos divisiones reformadas (la y la 82ª). Aun siendo unidades en las que el germen revolucionario comenzaba a hacerse notar, cumplieron ampliamente con su labor, siendo empleadas en un amargo combate en las montañas contra unidades de caballería austriaca, a las que derrotaron en el Paso de Jablónica y en la batalla de Ludova. Su avance sería detenido enfrente de Borsa por la 34ª división de infantería austriaca. Posteriores intentos rusos por forzar otros pasos en las montañas carpáticas, desde el Paso de Kilibaba al Valle del Visso, fracasaron.

Al norte, desde mediados de julio fueron los alemanes quienes tomaron la iniciativa. Los ataques se iniciaron entorno al 10 de julio, con las tropas de von Marwitz lanzándose a una serie de pequeños ataques, cuyo objetivo era apantallar los movimientos de tropas alemanes en la retaguardia. Muchas unidades fueron trasladadas al frente del Stochod, atrayendo la atención del XI Ejército ruso (General Sakharov), una unidad prácticamente intacta, ya que había permanecido inactiva la mayor parte de la ofensiva. La necesidad de carne fresca para el matadero, hizo que Brusilov decidiese activarlo.

Ametralladora Maxim rusa en acción. Recreación.
La noche del 15 al 16 de julio, el V Cuerpo Siberiano y el VIII Cuerpo ruso iniciaron un poderoso ataque contra el centro de las tropas de von Marwitz, en Zwiniacze. El golpe fue durísimo, y los intentos de restaurar las posiciones por parte de von Marwitz acabaron el fracaso, obligándole a retroceder su ala derecha hasta la línea del río Lipa, a fin de mantener la integridad de su ejército. Incluso la cabeza de puente que conservaban los alemanes en la orilla oriental del río Styr, fue abandonada, aunque no había recibido ataques rusos que justificasen el abandono de la misma.

Cuando von Marwitz considero que sus fuerzas del ala derecha estaban a salvo, ubicadas más allá del Lipa y del Styr, decidió reforzar su débil ala izquierda, temiendo que los rusos se concentrasen en un ataque en ese punto. Sin embargo, Brusilov decidió lanzar un ataque contra las posiciones de la 25ª división austrohúngara, al sureste de Bersteczko. Tras una cuidada preparación artillera, atacaron el 18 de julio sin obtener resultados relevantes.

A partir del 20 de julio, tras cruzar el Styr en Werben, los rusos lanzaron un fuerte ataque sobre las posiciones de las divisiones 46ª y . El ataque fue muy intenso, encabezado por el XXXII cuerpo ruso, y aunque se lanzaron contraataques con las reservas de ambas divisiones, fueron incapaces de mantener el terreno que protegían, parte de la línea de defensa entre Beresteczko y Smolaiva. Los alemanes rápidamente movieron sus reservas, que taponaron la brecha. Las bajas habían sido cuantiosas por ambos bandos, por lo que el frente en esta zona se estabilizaría durante algún tiempo.

Refuerzos rusos llegan al frente para continuar la ofensiva.
Sin embargo, Brusilov seguía presionando a sus comandantes de ejército para avanzar rápidamente y sin respiro; el tiempo jugaba en su contra, y lo sabía. Por tanto, el 24 de julio ordenó tomar Brody, para lo cual, el XXXII cuerpo, giró hacia el sur, donde contactó con la 25ª división austrohúngara, muy desgastada por los combates previos, y la que obligó a ceder varios kilómetros de terreno, arrastrando en su retirada a la 33ª división austriaca, que vió peligrar su flanco al quedar descubierto. Por la noche, el XVI cuerpo ruso atacó al sur de esta posición, sobre el ala izquierda del II Ejército Austriaco, obligándoles a replegarse a la segunda línea de defensa.

Con los rusos atacando la unión de dos ejércitos de las Potencias Centrales, donde su falta de coordinación los hacía más vulnerables, obligó al mando alemán (von Lisingen) a unificar el mando, disolviendo el I Ejército y unificando el mando en el II. El 25 de julio llegaron refuerzos, en la forma de la 10ª división de Landwehr alemana y la 106ª división de Landsturm.

Cuerpo a cuerpo.
El 26 de julio, las tropas del general Sakharov reanudaron sus violentos asaltos entre el Styr y Radziwilov, apuntando hacia la ciudad de Brody. El avance se veía dificultado por los refuerzos alemanes, con la 106ª división empleándose a fondo.

El 27 de julio la batalla aun se combatía con inusitada violencia. Hacia las cuatro de la tarde, los asaltos rusos habían sido rechazados con fuertes bajas, aunque una nueva masa de tropas, enviada desde el V cuerpo de siberianos realizaría una nueva prueba que resultaría decisiva. Atacando al este de la carretera de Leszniov a Brody, consiguió penetrar profundamente las defensas enemigas y alcanzar Brody, desalojando a las tropas que la defendían. El frente austriaco se desmoronó, cediendo terreno tanto al norte como al sur de la población, retirándose en busca de una nueva protección defensiva; sin embargo, von Marwitz, viendo que era imposible el mantenimiento de una nueva línea sin asignar refuerzos significativos, ya que las bajas habían sido elevadas, retiró todo el II Ejército a una posición aun más al oeste, apoyándose en las orillas de los ríos Sereth y Styr, formando una línea entre Zalosce, Jasionov y Boldury. Para el 29 de julio, las preparaciones defensivas de la nueva línea estaban finalizadas y las tropas dispuestas para deterner los nuevos asaltos rusos.

Tropas rusas preparan proyectiles de gas.
La batalla de Brody finalizaba exitosamente para Brusilov. Aprovechando ese éxito, las tropas del Frente Central del general Evert, realizaron una serie de asaltos el 26-27 de julio al norte del Pripet, en Baranovichi y Gorodischeen, pero los alemanes aguantaron bien y causaron enormes bajas a los asaltantes, que seguían insistiendo en los asaltos masivos de infantería. El día 28 de julio, tropas de refresco rusas asaltaron el frente al sur del Pripet, centrándose en vapulear a los ya desgastados III Ejército y el Ejército del Sur, aunque también sectores del IV Ejército y del frente del Stochod. El asalto fue muy intenso, y puso en una situación muy delicada a los mandos de las Potencias Centrales; sus tropas en esta zona aun eran débiles para contraatacar, y su situación defensiva era arriesgada en algunos puntos. Disponían de escasas reservas, que distribuyeron en los puntos donde la presión fue mayor. Aun aguantando, se encontraban ante la decisión de que hacer con ese frente; si querían aguantarlo necesitaban contragolpear y recuperar parte del terreno perdido, recuperar posiciones defensivas vitales que les permitiesen detener la retirada.

LA OFENSIVA BRUSILOV. LAS BATALLAS DE KOVEL Y TLUMACZ:
Recreación de la lucha. Tropas alemanas.
Dentro del plan general de ataque trazado por Brusilov para finales de julio, se fijó Kovel como el objetivo central del mismo para el ala norte de su Grupo de Ejércitos. Para conseguirlo, dispuso de tropas de refresco, en la forma de la 23ª división de infantería y la 8ª de caballería, que sitúo en Tobol, al norte del río Lipa. También asignó al VIII Ejército el I y II Cuerpos de Guardia, y unificó el mando del Grupo de ataque, designando al General Bezobrazov para dirigirlo.

En la mañana del 28 de julio, el cuerpo austriaco del general Szurmay, recibió un fuerte bombardeo con gases asfixiantes, seguido por el ataque masivo de la infantería rusa de los cuerpos XL y VIII, siendo obligado a replegarse abandonando parte de su artillería, capturada por la caballería cosaca, que sería contraatacada por los austriacos en su persecución sufriendo graves bajas.

Al mismo tiempo, el ala norte del VIII Ejército ruso y la guardia del general Bezobrazov, atacaron al reforzado cuerpo austriaco del general Luneburg, que cubría la orilla oriental del Stochod, obligándola, a pesar de la llegada de refuerzos alemanes, a retirarse de su cabeza de puente. Los ataques organizados por el III Ejército ruso sobre las tropas de los generales Bernhardi y Hauer sobre los pasos centrales del Stochod, fueron rechazados con graves bajas. El 29 de julio, los rusos atacaron nuevamente, manteniendo su costosa técnica de asalto frontal, y fueron nuevamente rechazados; tan sólo en Kaszovka consiguieron retirar al II Cuerpo austriaco de su posición en un peligroso saliente junto a un meandro del río Styr, aunque la retirada le permitió ocupar una nueva línea preparada poco más al oeste de su antigua posición.

La Guardia rusa se ha desangrado en la batalla de Kovel.
Miles de bajas quedan sobre el campo de batalla.
Los asaltos rusos contra el área ocupada por los ejércitos de von Lisingen fueron igual de feroces, especialmente sobre el área que ocupaba el ferrocarril que cruzaba el río Stochod, pero todos los asaltos fracasaron estrepitosamente. En Stobychova, los duros combates permitieron a los rusos ocupar la orilla oriental, pero, tras varios días intentando profundizar esta posición en dirección a Kovel, los contraatques alemanes desalojaron a los rusos de la cabeza de puente, ratificando el fracaso de Brusilov en obtener sus objetivos finales.

Mientras se desarrollaba la batalla por Kovel, a partir del mismo 28 de julio las fuerzas rusas atacaron al Ejército del Sur de las Potencias Centrales al noroeste de Buczaczm siendo rechazadas con otra nueva carnicería; sin embargo, el general Bothmer observó que sus fuerzas estaban demasiado expuestas a los ataques rusos, dañadas por los constantes asaltos y con su flanco norte, protegido por el gravemente debilitado II Ejército, muy expuesto. La extensión del frente que cubría hacía prácticamente seguro que tarde o temprano alguna posición se derrumbaría, por lo que solicitó refuerzos urgentes para poder sujetarse aferrado al terreno.

El Zar visita a las tropas.
De hecho, Letchitsky renovó sus ataques, dirigiéndolos contra el sector al sur del Dniester, obligando a la retirada del grupo de unidades dirigidas por el General Kraewell hasta la línea entre Molodylov y la curva suroeste del Dniester. EL 7 de agosto, Letchitsky volvió atacar estas posiciones, causando graves pérdidas a Kraewell y obligándole a una nueva retirada, a través de Tlumacz hacia el oeste. Apoyado por las tropas del I Cuerpo austrohúngaro, y gracias a que las tropas de Benigni rechazaron ataques rusos más al norte, Kraewell pudo establecer una nueva línea de defensa hacia el oeste. Pero el día 10 de agosto, un nuevo asalto masivo ruso acabó por derrotar definitivamente al grupo de Kraewell, derrumbando toda la posición defensiva del III Ejército; la retirada se realizó sin orden hacia la línea entre Zielona y Jezupol. De esta forma, otro de los pasos hacia Hungría, el Paso del Pantyr, quedaba expuesto a futuros ataques rusos, defendido tan sólo por un débil destacamento de tropas. La retirada del III Ejército tuvo otra consecuencia, ya que al exponer el ala derecha del Ejército del Sur a los ataques de flanco de la infantería rusa, le obligó a retroceder para mantener la integridad de la línea de defensa, justo después de un feroz ataque ruso en Monasterzyska. La retirada austriaca continuaba entre los Cárpatos y Rumanía.

EL FINAL DE LA OFENSIVA BRUSILOV. LAS BATALLAS DE ZALOZCE Y ZLOTA LIPA, Y EL CONTRAGOLPE EN LOS CÁRPATOS:
Recreación. Tropas austro húngaras.
A comienzos de agosto los combates en el frente del II Ejército austrohúngaro eran terribles, así que el teniente general Eben, con un nuevo cuerpo de ejército alemán, fue asígnado para apoyar al V Cuerpo Austrohúngaro, que estaba sobrellevando lo peor de la ofensiva rusa. Se organizó un contraataque para recuperar las posiciones cedidas a los rusos, pero se vió que cualquier avance era imposible y se prefirió asegurar las posiciones defensivas.

A pesar de sus fracasados asaltos previos, la Guardia rusa, apoyado por los cuerpos I siberiano y I del Turkestan, volvió a asaltar el área del ferrocarril entre Kovel y Rovno, y a lo largo de la línea defensiva del Stochod. El ataque fue feroz, sin descanso a pesar de las bajas, que rápidamente se dispararon, en una orgía de sangre y fuego que consumió las reservas de ambos bandos; sin embargo, los rusos no consiguieron avances significativos, y Brusilov se vió obligado a abandonar cualquier esperanza de tomar Kovel y suspender el ataque el 10 de agosto.

Mientras, más al sur, la retirada del ala norte del Ejército del Sur se realizó sin excesivos problemas. La noche del 1 de agosto, y a lo largo de dos jornadas, las tropas que cubrían la última sección de la línea de defensa del Strypa, fueron retirándose a una línea nueva, cuidadosamente preparada, entre Horozanka y Zborow, a lo largo de las alturas del Brzezany. Siguiendo a estas tropas, en una retirada armónizada, el ala sur del II Ejército, formada por el Cuerpo del General Eben, también retrocedío de su posición. Para el 4 de agosto, las tropas austriacas y alemanas ya estaban firmemente asentadas en sus nuevas posiciones.

Prisioneros alemanes, capturados durante la ofensiva.
Además, estaban recibiendo refuerzos de las naciones aliadas. El XV Cuerpo turco fue asignado al Ejército del Sur (anteriormente había formado la reserva del Grupo de Ejércitos de von Linsingen), y rápidamente intervino en combate. El 13 de agosto, en el sector de Brzezany, los rusos iniciaron un nuevo y renovado ataque sobre el Ejército del Sur, cayendo sobre la 19ª división turca, que durante dos días combatío a los rusos, rechazándoles eficazmente.

Estando la situación aparentemente más calmada, fueron despachados refuerzos hacia Transilvania, donde comenzaba a ser obvio que, tarde o temprano, Rumanía se uniría a la lucha y reclamaría ese territorio. También fueron enviadas tropas hacia el Frente del Isonzo, en Italia, mientras el III Ejército recibía importantes refuerzos alemanes, un total de 12 divisiones que conformarían el ala norte del ejército, con el mando de estas tropas bajo la experta dirección del General von Gerok.

A partir de mediados de agosto las operaciones rusas prácticamente se detuvieron en todos los frentes, por la dramática cortedad de suministros y refuerzos, que les obligaban a pasar a la defensiva, aunque Brusilov se resistía a dar por finalizadas las operaciones. Fracasado el intento de tomar Kovel, decidió centrarse en el avance en los Cárpatos, donde más terreno habían ganado y mayores réditos estratégicos (al provocar la entrada en guerra de Rumanía) podían obtener.

Pope Ortodoxo. Trinchera austriaca.
Sin embargo, serían las Potencias Centrales las que se adelantarían en golpear. El ala sur del VII ejército del Archiduque Carlos había recibido refuerzos y tenía a sus tropas descansadas, así que decidió iniciar una contraofensiva a primeros de agosto. Así, la infantería austriaca cruzo el valle del Czeremos para contactar a las fuerzas rusas. Los dos grupos más próximos de tropas de las Potencias Centrales, se unieron al asalto: El Mariscal Rudolf Krauss con tres divisiones atacó desde el Paso de Jablónica hacia el Valle del Pruth, y la 40ª división Honved atacó, bajo mando del Teniente General Conta (que también mandaba la fuerza de asalto principal), desde el Kirlibaba hacia el valle del Suczawa. El terreno por el que discurría la contraofensiva incrementaba las posibilidades de fracaso, al ser un terreno quebrado, repleto de montes, ríos y valles, donde la defensa podía hacerse obstinada. Sin embargo, se consiguió rápidamente un importante éxito, al ser capturado el macizo de Ludova. Sin embargo, el resto del ataque, avanzaba con mucha mayor dificultad, ya que los rusos defendían el territorio con un fanatismo que no habían desplegado previamente.

El Grupo Krauss inició el ataque el 5 de agosto, avanzando hacia Worochta. La 40ª división Honved tan sólo puedo avanzar una pequeña porción de terreno, capturando las alturas al norte del Monte Capul, tras derrotar una durísima resistencia rusa. La dificultad del terreno permitía a los rusos obtener refuerzos antes que las tropas enemigas alcanzasen las posiciones de ataque, pero hacia mediados de agosto comenzó a llover, convirtiendo el terreno en un lodazal que dificultaba terriblemente los movimientos de tropas de ambos bandos, así como reduciendo el efecto de la artillería.

Artillería rusa. Pieza de 75 mm.
El 10 de agosto la 1ª división de infantería alemana reforzaba a la 40ª división Honved en el frente de Kirlibaba, mientras que el Grupo Krauss recibía una nueva división de caballería para reforzar su ataque. Sin embargo, los rusos habían recibido numerosas tropas frescas, que rápidamente emplearon en contraatacar el avance enemigo. El 14 de agosto, el grupo de Krauss fue superado en Vorochta y obligado a retroceder hacia los pasos de montaña y suspender los ataques previstos. La ofensiva de las Potencias Centrales fue suspendida sin obtener más réditos de los ya conseguidos, y que habían culminado en la conquista de Jablónica.

El fracaso de Pflanzer-Baltin en la ejecución de su contraofensiva, peso en que el alto mando le negase autorización para emprender nuevas y bien pensadas acciones. Además, se había hecho perentorio el redistribuir las fuerzas disponibles, ante la amenaza que suponía la previsible entrada en guerra de Rumanía. Varias divisiones fueron enviadas a la frontera de Hungría con Rumanía, en previsión de un ataque.

Mientras, en los frentes de Galitzia y Volhynia la tranquilidad fue la nota predominante en la segunda mitad de agosto. La principal operación en esas fechas se desarrollo en el entorno de Zalozce, donde los rusos penetraron la línea alemana en el sector entre el IV y V cuerpos austriacos. Sin embargo, la penetración no pasó a mayores, y tras varios días de combates, los rusos se replegaron a sus trincheras originales.

En la línea del Stochod, el único premio que les restaba a los rusos tras sus tremendos esfuerzos de los meses anteriores, era una pequeña cabeza de puente en la orilla occidental del río, a la altura de Tobol, pero las posibilidades de avanzar desde este punto eran prácticamente nulas.

LA OFENSIVA BRUSILOV. ANÁLISIS FINAL Y CONSECUENCIAS:
Sello conmemorativo de la ofensiva.
Finalizando la segunda mitad de agosto, era obvio que la ofensiva rusa de verano había perdido su ímpetu y se encontraba al borde de ser completamente detenida. Brusilov había conseguido capturar casi toda la Bukovina y grandes porciones de terreno en Galitzia y Volhynia, pero estos avances le habían costado enormes pérdidas humanas, debiendo involucrar el doble de divisiones previstas en el plan original. Pero su principal objetivo, que era la total aniquilación del frente oriental austrohúngaro, no se había logrado; si había conseguido infligir un número enorme de bajas a las fuerzas austrohúngaras, especialmente con un elevado número de prisioneros, lo que llevaba a que las fuerzas austrohúngaras comenzasen a dar síntomas de desintegración, especialmente por las reticiencias de las unidades eslavas en confrontar a sus “hermanos” rusos. De hecho, más de 200.000 prisioneros capturados por los rusos eran eslavos.

Las Potencias Centrales, en particular el Imperio Alemán, habían sido obligadas a desplazar fuerzas de otros frentes, lo que, por ejemplo, había paralizado la ofensiva alemana en Verdun. Además, un nuevo enemigo se había unido a la lucha a favor de la Entente, ya que el 27 de agosto al atardecer, Rumanía entregaba su declaración de guerra, y sus fuerzas cruzaban la frontera con el Imperio Austrohúngaro.

Prisioneros de origen eslavo (bosnios). Más de 200.000
prisioneros de esta etnia fueron tomados por los
rusos durante la ofensiva. Muchos engrosarían las
filas del Ejército de Kerensky un año más tarde.
El 20 de septiembre de 1916, Brusilov se resignaba a que su ofensiva se había agotado, y suspendía por completo las operaciones. Su ofensiva había conseguido buenos resultados generales, causando 1.325.000 bajas a las Potencias Centrales, incluyendo 400.000 prisioneros austrohúngaros, al coste de 500.000 bajas rusas. Sin embargo, los ejércitos de las Potencias Centrales se encontraban aun en condiciones de infligir serios daños a los rusos, mientras que la Ofensiva Brusilov había consumido gran parte de los suministros y tropas de calidad rusas, obligándoles a pasar a un papel defensivo y a confiar que la ofensiva de su nuevo aliado, Rumanía, fuese suficiente para eliminar al Imperio Austrohúngaro de la guerra, lo que a buen seguro les daría la victoria final.

Comitiva imperial. El Zar Nicolás II.
Su prestigio quedó en entredicho tras la ofensiva,
debido a las enormes bajas sufridas y al hecho de no
lograrse los objetivos previstos.
Sin embargo, los éxitos rusos apenas sirvieron para contener brevemente las oleadas revolucionarias en el interior del Imperio ruso. El prestigio del Zar quedaba bajo mínimos, y las tropas que habían sobrellevado la ofensiva, que tantas pérdidas habían sufrido, comenzaban a incuvar el germen de una oposición a cualquier ataque. Las enormes carencias de material y alimentos, tanto en el frente como en la retaguardia, ponían al gobierno zarista contra las cuerdas. Los ataques rusos quedaban suspendidos, mientras se reorganizaba nuevamente el mando.



El peso estratégico volvía a recaer en el Frente Occidental, ya que los rusos poco más podían hacer en 1916 para mantener la presión… El 1 de julio los aliados occidentales de la Entente habían desencadenado la madre de todas las batallas, una nueva batalla decisiva que cambiaría el rumbo de la guerra, la Batalla del Somme, que será el objetivo de nuestro siguiente artículo.