El Zar toma el mando, otoño de 1915 |
*Tras las
enormes bajas y la pérdida de territorio sufrido durante 1915 por el Imperio
Ruso tras la Ofensiva de Gorlice-Tarnow y la posterior Gran Retirada rusa, el
Zar Nicolás II tomó una decisión que terminaría resultando absolutamente
desastrosa en el devenir de la Dinastía Romanov, en el futuro de Rusia y de la
guerra; el Zar tomaría el mando
general del ejército ruso, desmoralizado, mal equipado y mal dirigido,
sustituyendo a su tío, el Gran Duque Nicolai.
Zar Nicolás II Romanov |
Mientras el
Zar intentaba recomponer junto a su Estado Mayor (Stavka) la quebrada moral y eficiencia de su ejército, Rusia mantenía
abierta la negociación con sus aliados de la Entente, Italia, Francia y Gran
Bretaña, con el objetivo de recuperar la iniciativa estratégica, perdida tras el
desastroso 1915. Tras un año y medio de conflicto, el estancamiento en el
temible Frente Occidental era evidente, lo que permitía a las Potencias
Centrales atacar en el Frente Oriental, concentrado sus limitados recursos con
resultados realmente perversos para los intereses de la Entente en el este de
Europa; durante 1915, la Entente había perdido un miembro oriental, Serbia, y
Rusia había sufrido un durísimo golpe que podía haber sido definitivo de no
mediar la Gran Retirada.
Consecuencia
directa de las negociaciones abiertas entre los estados mayores de los aliados,
fue el Acuerdo de Chantilly, por el
que todas las naciones de la Entente se comprometían a lanzar grandes
ofensivas, concentradas en el tiempo, sobre las Potencias Centrales, provocando
la dispersión del esfuerzo bélico alemán y, por consecuencia, la derrota de sus
enemigos, al obligarles a consumir sus reservas. Italia atacaría el Frente del Isonzo; Francia, apoyada por las naciones y territorios del Imperio Británico, atacaría en la
Picardía, en la región del Somme; Rusia
lanzaría su propia ofensiva durante el verano de 1916, la que sería conocida
como la “Ofensiva Brusilov”.
ANTECEDENTES.
LA CONFERENCIA DE CHANTILLY:
La necesidad
de las naciones de la Entente de reponerse de los reveses en el este y las
infructuosas ofensivas en occidente sufridas durante 1915, la imperiosa urgencia
por recuperar la iniciativa estratégica,
mientras el bloqueo comercial ejercía su devastador efecto sobre la moral de los
ciudadanos de las Potencias Centrales, hizo que los aliados convocasen una
conferencia durante el otoño de 1915, a fin de definir los términos mediante
los cuales iba a desarrollarse la guerra durante el siguiente año.
Se eligió
Francia como punto de reunión, acudiendo representantes militares de los
estados mayores de las cuatro grandes potencias de la Entente; Francia, Gran Bretaña, Italia y Rusia. Entre el seis y el
ocho de diciembre de 1915, los militares de la Entente decidirían, no con el
beneplácito de todos, la estrategia conjunta con vistas a 1916.
La cantidad
de frentes militares que debían defender las Potencias Centrales, era una ventaja estratégica para la Entente,
cuyos comandantes estaban dispuestos a explotar. Por parte francesa, el Jefe de
Estado Mayor, Joseph Joffré, dirigiría
la reunión, obteniendo un compromiso para el cumplimiento de la mayor parte de
los requerimientos que Francia expuso. Durante las negociaciones, el
representante británico, Sir John French,
sería llamado a consultas a Londres y reemplazado por Sir Douglas Haig, que ocuparía pronto el cargo de Jefe de Estado
Mayor de las fuerzas del Imperio Británico. Por parte Italiana acudió el General Porro, y por parte rusa, el General Yakov Zhilinski.
Las
negociaciones serían complejas, tanto y cuanto que Francia y Gran Bretaña ya
habían acordado en los días previos, durante una reunión en Calais entre Lord Kitchener, Ministro de Guerra y representante del gabinete
británico, y Aristide Briand, Primer
Ministro del gabinete francés, la paralización de las operaciones militares en
el estratégico frente de Salónica.
La derrota de Serbia hacia que insistir en atacar en ese frente fuese considerado
un despilfarro de recursos por los británicos, difícil de asumir en la actual
situación estratégica. Sin embargo, esta decisión favorable a los intereses
británicos, era vista con desdén por la opinión pública y política francesa,
por lo que Joffré no estaba dispuesto a dejar pasar la Conferencia de Chantilly sin invertir los términos del acuerdo con
Gran Bretaña, ocasionando grandes tensiones entre los representantes de ambas
naciones, que llevarían a la sustitución de Sir John French por Sir Douglas
Haig, en un intento de apaciguar los ánimos entre las potencias aliadas.
Rusia llegó a
la reunión argumentando la necesidad de incrementar la cooperación entre los
aliados, hasta el nivel de coordinar las grandes ofensivas de forma conjunta,
impidiendo de esa forma que los Potencias Centrales pudiesen concentrarse en
eliminar a un único contendiente, mientras el resto esperaba su turno. Zhilinski puso como ejemplo la falta de
coordinación acontecida durante las ofensivas de 1915, que llevaron a las
fuerzas aliadas al desastre en los
Balcanes y a la ruinosa aventura en
Gallipolli, a parte de la desmesurada derrota rusa.
La presión
rusa permitió el acuerdo, aunque sus intereses se verían comprometidos al
asignar las fechas para la misma, ya que el verano parecía fecha temprana para
que el ejército ruso, vapuleado durante la Gran Retirada, estuviese completamente
reorganizado para acometer una ofensiva.
Se llegó al
compromiso, firmado en un memorándum, en el que se especificaba que todas las
naciones de la Entente atacarían
coordinadamente durante el verano de
1916. Cada cual se guardaba el derecho de elegir la fecha exacta y lugar,
variando estas según las necesidades militares y meteorológicas de cada zona.
Sin embargo,
la firmeza del acuerdo sería puesto pronto a prueba cuando, en febrero de 1916,
Falkenhayn lanzó al V Ejército
alemán en una ofensiva mayor sobre Verdun.
La presión francesa, cuyo ejército estaba desangrándose durante el invierno de
1916, y veía peligrar no sólo su futura ofensiva, si no su propia supervivencia,
obligó a italianos y rusos a lanzar ofensivas que aliviasen la situación
francesa, con desastrosos resultados para las armas aliadas. La falta de preparación
y coordinación de los ataques, convertirían la quinta ofensiva italiana sobre los austriacos en la región del río Isonzo, y la acción rusa en el Lago Naroch en auténticos desastres
militares.
LA OFENSIVA
RUSA DEL LAGO NAROCH:
La presión política
francesa obligó al Zar a adelantar sus planes ofensivos, con el objetivo de
aliviar la terrible situación que los franceses estaban enfrentando con la
ofensiva alemana en Verdun. Los
alemanes habían atacado el 22 de febrero la Región Fortificada de Verdun, en el departamento francés del Mosa, y tomado el punto central de su
defensa, Fort Douaumont, el día 25,
amenazando con desmoronar todo el sistema defensivo francés, como ya vimos en
una entrada anterior de este blog.
Consecuencia
directa de la presión política francesa para que sus aliados aliviasen su
situación merced a una ofensiva militar, fue la orden dictada por el Zar al Comandante del Grupo de
Ejércitos del Oeste, General Alexei
Evert, para lanzar un ataque urgente en el área de la actual Bielorusia, donde los rusos mantenían
una gran superioridad numérica sobre sus enemigos.
Evert trazó las líneas maestras de un plan
que, precipitadamente, ordenó ejecutar a partir del 18 de marzo al comandante del 2º
Ejército, el prestigioso general Alexei
Kuropatkin. Contando con una enorme superioridad numérica, disponiendo de 20
divisiones y cerca de 400.000 hombres, atacaría al 10º Ejército alemán, del General
Hermann von Eichorn (12 divisiones, 87.000), en el sector de Vilno, buscando obligar al Estado Mayor
alemán a comprometer sus reservas estratégicas, evitando así reforzar su
ofensiva en Francia.
Artillería rusa en acción en el Lago Naroch. Su ineficacia seria una de las causantes del desastre. |
Desde el 16 de marzo, los 880 cañones rusos
asignados a la operación, bombardearon las posiciones alemanas del 10º Ejército
entorno al Lago Naroch. Sin embargo,
aunque los mandos rusos deberían haber aprendido de sus experiencias durante
las ofensivas alemanas de 1915, y de
lo transmitido por sus aliados occidentales, su artillería se mostro harto
ineficaz a la hora de llevar a buen término las enseñanzas previas en
concentraciones de fuego. Con munición insuficiente, el bombardeo ruso fue errático
y altamente ineficaz, especialmente al dejar intacto el grueso de la artillería
alemana, más de 700 piezas de artillería que se dispusieron a recibir el asalto
de la infantería enemiga. Las bombas rusas fueron incapaces de destruir las
posiciones fuertes alemanas, nidos de ametralladoras, trincheras o refugios.
Cuando la infantería
rusa avanzó sobre el suelo helado el 18
de marzo, lo hizo atacando en oleadas de soldados avanzando al estilo
tradicional, en orden cerrado, hombro
con hombro, auténtica marea humana que sería masacrada en la tierra de nadie
por los obuses y ametralladoras alemanas. Aun así, el enorme número de tropas
arrojadas al combate, obligó a los alemanes a replegarse a una segunda línea,
cediendo unos 10 km de terreno a sus
enemigos, permitiendo a los rusos avanzar sobre terreno yermo y desprotegido,
causando entre las tropas rusas una auténtica carnicería. De hecho, cuando el
avance se detuvo, los rusos estaban tan exhaustos y maltratados, que el
posterior contraataque alemán los enviaría de nuevo prácticamente hasta sus
posiciones de partida.
Ni tan
siquiera un ataque secundario en el sector de Riga, aun más desprotegido, obtuvo mejores resultados.
Tropas siberianas en el Lago Naroch |
Cuando la
ofensiva fue cancelada por el general
Evert, dos semanas más tarde, como consecuencia del deshielo en una zona
pantanosa como era la disputada, los resultados reflejaban un completo fracaso,
un auténtico desastre ruso; no sólo habían sido incapaces de retener los refuerzos
alemanes hacia Francia, si no que, además, la moral rusa se desmoronó ante las
enormes bajas registradas. En un ejemplo aterrador del fracaso de la estrategia
de asalto mediante oleadas humanas,
mandando masas de soldados a la batalla sin apenas apoyo, la ofensiva rusa del Lago Naroch había
supuesto al 5º Ejército la pérdida
de más de 100.000 hombres, muchos de
ellos muertos por hipotermia durante la retirada sobre el hielo. El ejército
alemán sufrió unas 20.000 bajas, una
quinta parte que los rusos, siendo además en su mayoría heridos que se
reincorporaron poco después a filas.
Habiendo
fracasado en su intento de romper el frente alemán, el Zar Nicolas II decidió ordenar al general Aleksei Brusilov, comandante del Grupo de Ejércitos del Suroeste, trazar un plan para atacar cuanto
antes, aprovechando el buen tiempo, deteniendo las operaciones ofensivas hasta que
este llegase.
EL PLAN
BRUSILOV. REMEMORANDO LA CAMPAÑA DEL CATORCE:
General Aleksei Brusilov |
Recordando los
enormes éxitos cosechados por la gran ofensiva rusa de 1914 ante el ejército
austrohúngaro, Aleksei Brusilov, Comandante del Grupo de Ejércitos Sur
(Frente del Suroeste), diseñó un plan que retomaba la ofensiva en el frente
de Hungría, con el objetivo de
aislar y destruir los ejércitos austriacos que defendían la frontera entre Galitzia y el Pripet.
Brusilov consideraba que el ejército
austriaco no se encontraba en condiciones de, sin el vítal apoyo alemán,
soportar una campaña prolongada e intensa durante mucho tiempo. Sugerío a la Stavka (estado mayor del ejército ruso)
mantener acciones subsidiarias para retener los previsibles movimientos de
refuerzo alemanes pegados al terreno, evitando así que reforzasen a sus
aliados, avanzando ampliamente en el sector atacado.
Cuando el
plan fue presentado a la Stavka, el
comandante del Grupo de Ejércitos Oeste, Alexei
Evert, quién, como hemos podido ver previamente, había acometido la ardua tarea
de lanzar la fracasada ofensiva de marzo en el Lago Naroch, sugirió al Zar desoir los ruegos franceses y
mantenerse a la defensiva, una postura donde el ejército ruso podría ser preservado
para posteriores acciones, construyendo trincheras y puntos fuertes, al estilo
del trabajo de fortificación desarrollado en el Frente Occidental.
Evert tenía un gran predicamento sobre el Zar, ya que le había apoyado sin
reservas cuando este decidió tomar el
mando general en septiembre de 1915,
pero Nicolás II no estaba dispuesto
a romper la estrecha relación que mantenía con sus aliados, especialmente en un
periodo marcadamente pre revolucionario
en Rusia; necesitaba obtener un gran éxito militar que acallase a sus críticos
y permitiese retornar la paz social al imperio, y esta ofensiva era la gran
oportunidad. Por ello, se decantó por el plan perfilado por Brusilov, la que
sería denominada Ofensiva de Verano
Rusa u Ofensiva Brusilov.
El plan
consistía en avanzar a lo largo de un gigantesco frente, desde el sur del
Pripet y a lo largo de la región de Galitzia, con objetivo en la conquista de
las ciudades de Kovel y Lviv, cuyo control había sido ganado
por las Potencias Centrales durante la Gran Retirada rusa de 1915. Sabiendo que
los aliados occidentales de la Entente estaban preparando su gran ofensiva para
julio, Brusilov planifico el
despliegue para coincidir en esas fechas en la apertura de la ofensiva. Sin
embargo, la presión política para lanzar la ofensiva con premura, se incremento
cuando Joffré, ante la gran ofensiva
alemana de mayo en Verdún, comenzó a
dudar acerca que las fuerzas francesas fuesen capaces de sostener la posición
hasta julio.
Mapa de la Ofensiva Brusilov. Conviene consultarlo a lo largo del artículo, ya que contiene nombres de ríos y lugares reconocibles. |
Por tanto, el
general Brusilov recibió el encargo
del Zar de revisar la estrategia
prevista, y planificar un ataque desarrollado por completo por el Frente del Suroeste, del que era
comandante, atacando al sur del Pripet
y a lo largo de Ucrania; una
ofensiva que se desarrollase completamente contra las tropas austriacas. Para
iniciar la ofensiva, fueron transferidos al Frente del Suroeste los siguientes
ejércitos: El IX Ejército del General Letchitsky, desplegado al norte
del río Dniester; el VII Ejército del General Shcherbabev, que se desplegó en el área de Bohatkovce; el XI Ejército del General
Sakharov, situado entre los ríos
Strypa e Ikwa; y, por último, el VIII
Ejército del General Kaledin,
cuyo ala derecha se unía al Frente Central en el Pripet. Un total de cincuenta
y cinco divisiones con más de 600.000
hombres.
Brusilov tenía claro que su golpe inicial
debería ser definitivo, ya que apenas contaba con reservas, y la Stavka le había garantizado que no se
podía despojar otros frentes de tropas para reforzarle; también conocía que, si
no se atacaba en otros sectores para fijar a las tropas alemanas, estas no
tardarían en unirse a la lucha, e incluso, si se cumplía el objetivo fundamental
de aliviar la presión sobre el ataque alemán en Verdún, llegarían sustanciales refuerzos desde Alemania, Francia y
el Imperio Austrohúngaro.
Por ello,
decidió avanzar sus reservas tan cerca de la línea de frente como pudo,
disponiéndolas tras las tropas de asalto a lo largo de todo el frente de
batalla, a fin de aprovechar, rápidamente, cualquier oportunidad de ruptura que
se le presentase. El ataque se realizaría sobre una enorme extensión de
terreno, 480 km desde el Pripet a la frontera de Rumanía, lo cual no gustaba a la
Stavka, que consideraba que era
demasiado terreno para cubrir con las tropas que Brusilov disponía, por lo que le presionaron para que recortara el frente
de ataque y concentrase las tropas en un asalto más limitado, sin demasiado éxito,
ya que el general Brusilov insistió (y
consiguió la autorización) con el Zar en mantener las líneas generales de su
plan original.
Autorizado
por el Zar, la Stavka se tomaría su
revancha al conseguir la cancelación o retraso de las ofensivas secundarias,
argumentando que era necesario preservar fuerzas por si se necesitaban en la
próxima ofensiva. Este hecho fue visto por Brusilov
como un gran inconveniente, ya que causaría que las tropas de refresco de las Potencias Centrales alcanzaran
rápidamente al frente.
Conrad pasa revista a las tropas. Primavera 1916. |
Por su parte,
los estados mayores de las Potencias
Centrales estaban convencidos que los rusos repetirían sus asaltos en el
centro, dirigidos por el General Evert,
al que consideraban su principal y más cualificado comandante. La disposición
de las tropas rusas durante el mes de mayo de 1916 parecía indicar que se
realizaría una amplia acción de ataque al norte del Pripet. Sin embargo, los sucesivos fracasos italianos en las
ofensivas del frente del río Isonzo,
junto con el posterior contraataque austrohúngaro a que estaban siendo
sometidos los aliados transalpinos, obligó a los rusos a desarrollar una
estrategia que aliviase la presión, no sólo sobre los angustiados franceses en Verdún, si no sobre los exhaustos
ejércitos italianos italianos en el Isonzo.
Conrad, comandante en jefe austrohúngaro, y
su estado mayor, confiaba plenamente en las tropas estacionadas en el Frente Oriental. Aunque habían
necesitado retirar cinco buenas divisiones de infantería y gran parte de la
artillería pesada para apoyar su ofensiva en el Tirol, la mayor parte de las unidades austrohúngaras en la zona
estaban al máximo de efectivos. Tras las enormes bajas sufridas por el ejército
austrohúngaro durante la ofensiva rusa de 1914, las unidades habían tenido que
ser reconstruidas utilizando voluntarios y reservistas, que se habían fogueado
durante el apoyo a las ofensivas alemanas de 1915. Salvo el VII Ejército, que aun estaba en formación, la
mayoría de los regimientos habían sido reformados durante el invierno de 1916, mediante la incorporación de
nuevos reclutas. Comparado con 1915,
el ejército austriaco contaba con un mayor número de cañones, mucha más
munición y una organización artillera muy mejorada, usando los estándares
alemanes.
Tropas Austrohúngaras en la zona de la Bukovina. |
Los
austriacos habían empleado mucho tiempo y trabajo en las posiciones defensivas
a lo largo de la línea de frente. El sistema defensivo contaba con tres
posiciones desplegadas en profundidad, de tal forma que si el enemigo batía la
primera línea, se viese obligado a combatir duramente contra la segunda, y
luego contra la tercera. El problema para los austrohúngaros era que su primera línea de defensa estaba realizada
eficientemente, incluyendo dos o tres líneas de trincheras y fortificaciones,
dependiendo del sector, con campos de tiro bien organizados; sin embargo, la
segunda y, sobre todo, la tercera línea iban muy retrasadas en su construcción
y tenían muchas carencias, lo que las converían en vulnerables.
Un problema del ejército austrohúngaro era la gran cantidad de nacionalidades que lo componían. En la imagen, tropas bosniacas. |
Además, el
plan de defensa de Conrad era un
suicidio. El plan forzaba a las tropas de vanguardia a aguantar la posición
metidos en refugios y trincheras durante el bombardeo inicial enemigo, que se prevía
sería muy intenso. Tan pronto como la infantería enemiga iniciase el ataque, la
artillería austriaca realizaría un intenso fuego sobre las posiciones enemigas,
impidiendo su progreso o, si no conseguía detener la primera oleada, privando
de refuerzos al enemigo al machacar sus líneas de comunicación. Así, las tropas
de primera línea sólo deberían vérselas con la primera oleada de infantería enemiga,
superándola en el combate cuerpo a cuerpo con el apoyo de los refuerzos de la
segunda línea. Como poco, la estrategia era temeraria, y dejaba un gran número
de interrogantes abiertos; desde como detectarían el momento de avance del
enemigo cuando estaban sometidos a fuerte bombardeo, hasta como funcionaría la
coordinación entre las unidades de primera línea y la artillería. Además, las reservas austriacas estaba dispuestas
demasiado lejos de la línea de frente como para responder a tiempo a una
amenaza directa de ruptura, y las órdenes eran muy poco flexibles, dejando a
las unidades de vanguardia pegadas al terreno sin posibilidad de reacción.
Prácticamente toda la defensa quedaba a dispensas de la capacidad de aguante de
las unidades de primera línea.
Brusilov, por su parte, se tomó con calma los
preparativos para el ataque. Sabía que si aceleraba los preparativos, como
pedía el Zar bajo la constante presión de sus aliados occidentales, los
movimientos entrarían en un frenesí que haría imposible su ocultamiento, lo que
impediría que el previsto movimiento de asalto alcanzase los arrasadores
resultados que prevía. Brusilov
conocía bien la disposición de las tropas de Conrad, cuarenta y nueve divisiones desplegadas desde el Pruth hasta Pinsk. Aun cuando la diferencia en unidades era tan sólo
ligeramente ventajosa para los rusos, sus divisiones eran más numerosas, y las
concentrarían en un asalto sobre un punto concreto para incrementar la ventaja
numércia.
Trinchera austriaca en el sector de Okna. |
LA OFENSIVA
BRUSILOV. RUPTURA EN EL FRENTE Y CONQUISTA DE LUCK:
Mapa de la ofensiva. Lo repito para facilitar su uso. |
Los
movimientos rusos estaban favorecidos por el tiempo seco, que convirtió sus
tropas en invisibles ante la gigantesca cantidad de polvo y humo levantado por
las explosiones, lo que, junto con las nubes bajas del amanecer, impedía la
visión de los observadores de artillería austriacos. Sin embargo, los rusos no
habían previsto avances significativos con infantería para el día 4, aunque si
que aprovecharon la oportunidad y ocuparon algunas trincheras destruidas de la
primera línea con pequeños destacamentos de tropas de asalto. El fuego
artillero cesó al atardecer.
Tropas rusas se cortan el pelo antes del combate. |
Las unidades
austriacas fueron obligadas a pegarse al terreno, impidiendo nuevamente su
reacción al cortar todas las comunicaciones con sus estados mayores. Y así, sin
capacidad de reacción, recibieron el asalto masivo de la infantería rusa.
Durante la mañana del 5 de junio, el
XL Cuerpo ruso, con las divisiones de Rifles 2ª y 4ª, atacó en
masa las devastadas posiciones de la 2ª
División austrohúngara al oeste de Olyka,
mientras el VIII Cuerpo ruso, con las divisiones
de rifles 14ª y 15ª, impactaba con la 10ª
división de infantería austriaca “Honved”.
Rusos cargando a la bayoneta. |
El avance
ruso alcanzó a la 25ª Brigada Schützen
de la 13ª División, que ocupaba la
retaguardia de la destruida 2ª división,
y que se encontró de repente enfrentada a una gran oleada de tropas rusas sin
saber que había sucedido con la primera línea. Una auténtica marea de soldados
rusos irrumpió en la segunda línea austriaca, donde el 1º Regimiento de Viena y el 24º
Regimiento Schützen se convirtieron en auténticas islas. Siendo demasiado
débiles para contener la marea, y tras realizar una valerosa defensa, se vieron
rodeados y obligados a retirarse. Los rusos se infiltraron por las trincheras
de comunicación entre la primera y segunda línea, lo que hizo imposible la
resistencia austriaca. Al atardecer, las exhaustas tropas de la 13ª División Schützen y los restos de
la 2ª División, alcanzaban la
tercera línea de defensa, ubicándose en sus débiles posiciones para efectuar un
nuevo intento de contener la marea de infantería rusa.
Al sur del XL Cuerpo, el VIII Cuerpo ruso consiguió penetrar la primera posición enemiga,
defendida la 10ª división de infatería
Honved. En este punto, la defensa fue férrea, y los ataques y contraatques
se sucedieron. Demasiado débil para sostener el frente sin apoyo, la 10ª división recibió el apoyo de la 4ª Brigada, formada por dos regimientos
(89 y 90) procedentes de Galitzia Oriental,
conocedores del terreno. El contraataque austrohúngaro empujó a los rusos hacia
atrás, salvaguardando la segunda línea. Aun así, con su frente norte derrumbado
y su ala izquierda muy expuesta, la 10ª división consiguió sostener la posición
hasta la noche del 5 al 6 de junio.
La división, que se retiró hacia la tercera línea de defensa, había sufrido
enormes bajas, restándole apenas un tercio de su fuerza original.
Durante el 6 de junio los rusos no requirieron de
especiales esfuerzos para arrollar a las tropas de los cuerpos austrohúngaros X
y Szurmay, que se habían mezclado en su precipitada retirada a la tercera línea
de defensa. Las divisiones que ocupaban las alas de la bolsa, la 37ª y la 7ª, fueron aplastadas cuando intentaban retirarse desordenadamente.
Sólo los restos del X Cuerpo
austriaco intentaron contener la marea rusa, aprovechando un arroyo que corría
hacía Luck, pero la resistencia fue
en vano y también fueron derrotados.
El estado
mayor del IV Ejército austriaco
decidió retirar al cuerpo Szurmay en
dirección Ikwa, apoyándose en el río Styr para la defensa, mientras
posicionaban los restos del X Cuerpo
en la cabeza de puente frente a Luck y el II
Cuerpo protegiendo el ferrocarril
entre Luck y Kolki, apoyándose en la estación de Kivercy, donde habían desembarcado los primeros refuerzos, en la
forma de cinco batallones alemanes y la mitad de la 45º División de Schützen austriacos. El objetivo sería
contraatacar desde esta posición, ayudados por las exhaustas tropas del II
Cuerpo, apoyando el ataque con seis nuevas baterías de artillería, llegadas
recientemente por ferrocarril.
Recreadores representando una trinchera de los Poderes Centrales en las proximidades de Luck |
En la mañana
del día 8, los rusos volvieron a
atacar al X Cuerpo, obligándole, sin
excesivo esfuerzo a huir, permitiendo la ocupación de la orilla occidental del Styr, y empujando al IV ejército hasta su última línea de defensa. Ese mismo día, el Archiduque escapaba de milagro del
cerco, y los rusos tomaban Luck,
embolsando a cerca de 200.000 tropas austriacas.
Recreación de la toma de Luck. 2015. |
Por tanto, Falkenhayn obligó a Conrad a aceptar un plan por el cual
tendría que afrontar el ejército austriaco la contención del avance ruso,
mientras el Mariscal Paul von Hindemburg
y su estado mayor (Oberkommando Ost)
organizaba los refuerzos alemanes y su plan de contraataque. Sin tropas que
ofrecer, Conrad fue obligado a
aceptar el plan alemán, que consistía en retirar parte del Ejército austriaco en el Frente
Italiano, trasladarlo al frente y contener con estas tropas frescas el
avance ruso.
La retirada en
el frente del Styr continúo el día 9,
cuando la presión ofensiva derrumbó los flancos del despliegue austriaco. De
hecho, una seria amenaza de embolsamiento se cernía sobre los ejércitos
austriacos I y IV.
Tropas austriacas son condecoradas tras la batalla. |
Las tropas
rusas se habían merecido un breve descanso para su reorganización. Mientras
tanto, el Estado Mayor aliado tomaba
una decisión fundamental; con el Frente
Occidental en ecervescencia, con terribles enfrentamientos rugiendo día
tras día y con el Frente Italiano
completamente comprometido en una lucha estéril, necesitaban que el Frente Oriental tomase un equilibrío
que cambiase la preponderancia en el conflicto. Se evaluó que había que forzar
a Rumanía a entrar en la guerra a
favor de la Entente, por lo que se
decidió dirigir la ofensiva rusa hacia la región de Volhynia, junto a la frontera rumana, lanzando un gran ataque con 72 divisiones en la línea Kowet-Rowno, mientras se mantenía la
presión en Galitzia y la Bukovina.
Durante el 9 de junio se realizaron diversos
intentos, sangrientamente rechazados de cruzar el río Styr, al oeste de Luck,
donde la resistencia se había desmoronado y las tropas austriacas se rendían a
miles. Con mayor preparación, se intentó nuevamente el día 12, aunque el ataque no consiguió mejores resultados.
General Alexander von Linsingen Ejército Alemán. |
En los días posteriores, los rusos lanzaron una serie de violentas ofensivas contras las secciones del frente de Stochod y el Styr, intentando cortar el ferrocarril entre Kovel y Rovno, convirtiendo cada asalto en una carnicería, y sin conseguir éxitos de relevancia. Sin embargo, este ímpetu, junto con la retirada del I Ejército austriaco, prácticamente extinto, llevo a que la brecha entre el I ejército y el IV, que se iba a lanzar a su rescate, se incrementase hasta 50 km., una distancia que comenzaba a mostrarse como insalvable. Si los rusos asaltaban esa brecha, los austriacos apenas tenían tropas que oponerles en la misma; sin embargo, el mando ruso se estaba obstinando en atacar el Styr, con sangrientos resultados.
Fue el 14 de junio cuando, por fín, los rusos
decidieron mandar varias divisiones de caballería por la brecha entre ambos ejércitos
austrohúngaros. El resultado fueron violentos enfrentamientos de caballería e
infantería, tanto en Lockaczy como
en Sviniuchy. Está acción convenció
al mando ruso que debía evitar a toda costa que esa brecha fuese cerrada.
LA OFENSIVA
BRUSILOV. OFENSIVA EN EL SUR. LA BATALLA DE OKNA Y LA TOMA DE LA BUKOVINA:
Acción de caballería austro húngara. |
EL
CONTRAATAQUE ALEMÁN EN LUCK. CONTINÚA LA CARNICERÍA:
General von Marwitz |
Antes,
durante el 15 de junio, el I ejército austriaco, parte de cuyas
unidades estarían implicadas en el contraataque, sufrió un nuevo revés. El
empuje del XXXII Cuerpo de ejército ruso, integrado en el XI Ejército, sobre el ala norte del
despliegue austriaco, provocó que las divisiones 25ª y 46ª se retirasen
de sus posiciones hacia Rudnia,
intentando proteger el ferrocarril entre Brody
y Dubno.
Contraataque de infantería alemana |
Prisioneros austriacos. |
El 21 de junio, el contraataque se
reinició con nuevos bríos. Rápidamente fue ocupado parte del terreno perdido
por el IV Ejército en su retirada
por el ímpetu de las nuevas tropas, que se encontraron en posición de tomar las
alturas de Sadowa. Al sur, von Marwitz fue capaz de romper la
línea en tres puntos, pero su avance fue rápidamente detenido, al oeste de Zaturcy, al encontrarse con una línea
de defensa rusa que había sido rápidamente organizada en los días precedentes.
Por su parte, Bernhardi estaba
atravesando muchas dificultades, enfrentado a constantes ataques masivos por
parte de la infantería rusa, que minimizaban el refuerzo proporcionado por los
bávaros.
Aunque el
contraataque de Lisingen estaba
obteniendo ciertos resultados (se había capturado cerca de 12.000 prisioneros rusos), el objetivo del mismo estaba lejos de
conseguirse; el camino hacia Luck
estaba sembrado de tropas enemigas, que estaban presentando una, cada vez,
mayor resistencia.
Mientras se
producía el contraataque de Linsingen,
al sur, el ejército ruso del General
Shcherbachev continuaba su costoso avance contra el Ejército del Sur de las Potencias
Centrales. Sus esfuerzos habían sido en vano hasta que el 21 de junio consiguió el premio a sus
esfuerzos, consiguiendo un amplio avance en el frente del Strypa. En el frente de la Bukovina
las cosas no podían ir peor para las Potencias
Centrales; tras que la cabeza de puente sobre el Pruth en Czernowitz
fuese laminada por la artillería rusa el día 16, los ataques encabezados por el XI cuerpo ruso obligaron
a evacuar la ciudad, forzando a las fuerzas austriacas a retirarse. El 19 de junio la ofensiva llevó a la
infantería rusa a eliminar todos los salientes, obligando a los austriacos a
retirarse a la línea dentre Gwrahumora
y Lukawetz, amenazando el flanco de
la débil fuerza del general Benigni.
Al sur de la Bukovina, los rusos persiguieron a las
tropas del general Korda, que se
esforzaban por no ser flanqueadas. Hacia el 24 de junio se produjeron intensos combates entorno a Jakobeny, mientras los austriacos
organizaban la defensa ya en la línea del río Moldava, en un nuevo intento por detener el ataque ruso, que se
preparaba para tomar Kolomea. La Bukovina se había perdido definitivamente.
La Legión Polaca en la Bukovina |
LA OFENSIVA
BRUSILOV. EL ATAQUE SE REINICIA. LA BATALLA POR EL RÍO STYR:
Recreación 2015. Combate cuerpo a cuerpo. |
Soldado de caballería cosaca. |
Perdida la
línea del meandro del Styr, la nueva
línea se situaba a lo largo del río Stochod.
Para fortalecer la posición, se envió la 37ª
brigada de infantería como refuerzo, junto a dos divisiones de la
caballería alemana de von Marwitz.
Combinadamente apenas aportaban 15.000
hombres a la defensa, pero cualquier ayuda era bien recibida en esos momentos.
La retirada de estas tropas permitió unificar el mando bajo el General Bernhardi, cuyas unidades
llevaban ya unos días parapetadas en la línea de defensa del río Stochod.
LA OFENSIVA BRUSILOV.
LA BATALLA POR KOLOMEA:
General Pflanzer-Baltin |
El 29 de junio los rusos renovaron su
ataque contra el flanco sur del despliegue de las tropas de Beningni, cerca de la población de Pistyna, forzándole nuevamente a
retroceder. El cariz que estaba tomando la batalla obligó al alto mando
austriaco a ordenar la retirada general del ejército hasta la posición
preparada entre Berenzow Sadzowka y Ottynia. La caballería del general Brudermann fue escalonada por delante
de la retirada, a fin de oponer cierta resistencia al avance enemigo, mientras
las fuerzas de infantería ocupaban la nueva línea de defensa, lo que ocurriría
el primer día de julio.
Caballería cosaca, protagonista de los combates del 29/30 de junio |
A partir del 2 de julio, el Ejército del Sur, junto a las unidades de Pflanzer-Baltin, intentó detener a los rusos, lanzando una serie de
contragolpes localizados sobre los flancos del enorme frente de ataque de Galitzia, obteniendo cierto éxito en
ambos ejes de avance, ganando bastante terreno entre el meandro del Dniester y Piotrov, causando grandes bajas a los rusos cuando estos
respondieron con contraataques de su caballería.
El éxito
animó la decaída moral de los soldados de las Potencias Centrales, que parecieron reverdecer los laureles que les
permitieron avanzar cientos de kilómetros en las ofensivas de 1915. Sin embargo, Brusilov ya había previsto contramedidas para evitar que el
momentáneo éxito de sus enemigos se volviese en su contra. A partir del 4 de julio, inció un gran movimiento de
tropas, atacando con la poderosa caballería del IX Ejército el flanco norte, presionando a las fuerzas austriacas
en dirección Jablonica, mientras las
divisiones de Shcherbachev atacaban
al XIII Cuerpo del Ejército del Sur
en Barysz, obligándole a retroceder
sin contemplaciones. Los ataques rusos se extendieron de nuevo por toda la
línea austrohúngara, que ya había empleado sus reservas para cubrir los huecos
abiertos en el frente. Aun así, hasta los grupos más debilitados, como el de Benigni, se agarró firmemente al
terreno y, gracias a los refuerzos que, poco a poco, iban llegando,
consiguieron repeler los ataques rusos.
Resultado de una de las oleadas humanas rusa. |
Por el
contrario, las tropas rusas ubicadas frente al Ejército de von Lisingen si desplegaron una mayor actividad a lo largo de la
segunda quincena de julio, avanzando en el frente
de los Cárpatos, entre Jablonica
y el Paso de Prislop, y obligando a
las Potencias Centrales a fijar su
atención sobre esta parte del frente, sin una importancia estratégica suficiente,
pero que si influía negativamente sobre la opinión pública austrohúngara, a
parte de dar argumentos a Rumanía
sobre su futura posición en el conflicto.
Soldado húngaro. Cárpatos. |
Por tanto,
las Potencias Centrales llegaron a
un acuerdo para un reparto del frente de guerra. Se formó al sur del Dniester un ejército nuevo,
utilizando elementos del Ejército del
Sur y del VII Ejército, puesto
bajo el mando del Archiduque Carlos
Francisco José, con el objetivo de contraatacar a las fuerzas rusas que
avanzaban al sur de los Cárpatos.
Sin embargo, el contraatque nunca tendría lugar, ya que las unidades se
encontraban trabadas en combate con las fuerzas rusas prácticamente desde que
desembarcaban de sus vagones de tren. Este fracaso, haría que se estableciese
finalmente un Frente de Ejército bajo el mando del Archiduque, integrando las fuerzas entre los Cárpatos y la frontera rumana, y que incluían el III Ejército, el VII Ejército y el Ejército
del Sur.
El resto del
frente de guerra quedaba bajo el rígido y directo control del Mariscal de campo alemán Paul von Hindemburg y su Jefe de Estado
Mayor General Erich von Ludendorff.
Aunque el mando efectivo se iniciaría el 20
de julio, Hindemburg no ocuparía
su cuartel general avanzado en Brest
Litovsk hasta el 30 de agosto.
Una de sus primeras decisiones sería reforzar el frente de los Cárpatos, ante las noticias fundadas
que Rumanía estaba cerca de unirse
al esfuerzo de guerra de la Entente.
LAS BATALLAS
DE MEDIADOS DE JULIO. LA OFENSIVA RUSA SE ESTANCA:
Recreadores del Ejército ruso de 1916. |
Artillería de campaña austro húngara. Los Cárpatos. |
Al norte,
desde mediados de julio fueron los alemanes quienes tomaron la iniciativa. Los
ataques se iniciaron entorno al 10 de
julio, con las tropas de von Marwitz
lanzándose a una serie de pequeños ataques, cuyo objetivo era apantallar los
movimientos de tropas alemanes en la retaguardia. Muchas unidades fueron
trasladadas al frente del Stochod,
atrayendo la atención del XI Ejército
ruso (General Sakharov), una
unidad prácticamente intacta, ya que había permanecido inactiva la mayor parte
de la ofensiva. La necesidad de carne fresca para el matadero, hizo que Brusilov decidiese activarlo.
Ametralladora Maxim rusa en acción. Recreación. |
Cuando von Marwitz considero que sus fuerzas
del ala derecha estaban a salvo, ubicadas más allá del Lipa y del Styr, decidió
reforzar su débil ala izquierda, temiendo que los rusos se concentrasen en un
ataque en ese punto. Sin embargo, Brusilov decidió lanzar un ataque contra las
posiciones de la 25ª división
austrohúngara, al sureste de Bersteczko.
Tras una cuidada preparación artillera, atacaron el 18 de julio sin obtener resultados relevantes.
A partir del 20 de julio, tras cruzar el Styr en Werben, los rusos lanzaron un fuerte ataque sobre las posiciones de
las divisiones 46ª y 7ª. El ataque fue muy intenso,
encabezado por el XXXII cuerpo ruso, y aunque se lanzaron contraataques con las reservas de ambas
divisiones, fueron incapaces de mantener el terreno que protegían, parte de la
línea de defensa entre Beresteczko y
Smolaiva. Los alemanes rápidamente
movieron sus reservas, que taponaron la brecha. Las bajas habían sido
cuantiosas por ambos bandos, por lo que el frente en esta zona se estabilizaría
durante algún tiempo.
Refuerzos rusos llegan al frente para continuar la ofensiva. |
Con los rusos
atacando la unión de dos ejércitos de las Potencias
Centrales, donde su falta de coordinación los hacía más vulnerables, obligó
al mando alemán (von Lisingen) a
unificar el mando, disolviendo el I
Ejército y unificando el mando en el II.
El 25 de julio llegaron refuerzos,
en la forma de la 10ª división de
Landwehr alemana y la 106ª división
de Landsturm.
Cuerpo a cuerpo. |
El 27 de julio la batalla aun se combatía
con inusitada violencia. Hacia las cuatro de la tarde, los asaltos rusos habían
sido rechazados con fuertes bajas, aunque una nueva masa de tropas, enviada
desde el V cuerpo de siberianos
realizaría una nueva prueba que resultaría decisiva. Atacando al este de la
carretera de Leszniov a Brody, consiguió penetrar profundamente
las defensas enemigas y alcanzar Brody,
desalojando a las tropas que la defendían. El frente austriaco se desmoronó,
cediendo terreno tanto al norte como al sur de la población, retirándose en
busca de una nueva protección defensiva; sin embargo, von Marwitz, viendo que era imposible el mantenimiento de una nueva
línea sin asignar refuerzos significativos, ya que las bajas habían sido
elevadas, retiró todo el II Ejército
a una posición aun más al oeste, apoyándose en las orillas de los ríos Sereth y Styr, formando una línea entre Zalosce,
Jasionov y Boldury. Para el 29 de julio,
las preparaciones defensivas de la nueva línea estaban finalizadas y las tropas
dispuestas para deterner los nuevos asaltos rusos.
Tropas rusas preparan proyectiles de gas. |
LA OFENSIVA
BRUSILOV. LAS BATALLAS DE KOVEL Y TLUMACZ:
Recreación de la lucha. Tropas alemanas. |
En la mañana
del 28 de julio, el cuerpo austriaco
del general Szurmay, recibió un
fuerte bombardeo con gases asfixiantes, seguido por el ataque masivo de la
infantería rusa de los cuerpos XL y VIII, siendo obligado a replegarse abandonando parte de su
artillería, capturada por la caballería cosaca, que sería contraatacada por los
austriacos en su persecución sufriendo graves bajas.
Al mismo
tiempo, el ala norte del VIII Ejército
ruso y la guardia del general
Bezobrazov, atacaron al reforzado cuerpo austriaco del general Luneburg, que
cubría la orilla oriental del Stochod,
obligándola, a pesar de la llegada de refuerzos alemanes, a retirarse de su
cabeza de puente. Los ataques organizados por el III Ejército ruso sobre las tropas de los generales Bernhardi y Hauer sobre los pasos centrales del Stochod, fueron rechazados con graves bajas. El 29 de julio, los rusos atacaron
nuevamente, manteniendo su costosa técnica de asalto frontal, y fueron
nuevamente rechazados; tan sólo en Kaszovka
consiguieron retirar al II Cuerpo
austriaco de su posición en un peligroso saliente junto a un meandro del
río Styr, aunque la retirada le
permitió ocupar una nueva línea preparada poco más al oeste de su antigua
posición.
La Guardia rusa se ha desangrado en la batalla de Kovel. Miles de bajas quedan sobre el campo de batalla. |
Mientras se
desarrollaba la batalla por Kovel, a
partir del mismo 28 de julio las
fuerzas rusas atacaron al Ejército del
Sur de las Potencias Centrales
al noroeste de Buczaczm siendo
rechazadas con otra nueva carnicería; sin embargo, el general Bothmer observó
que sus fuerzas estaban demasiado expuestas a los ataques rusos, dañadas por
los constantes asaltos y con su flanco norte, protegido por el gravemente
debilitado II Ejército, muy
expuesto. La extensión del frente que cubría hacía prácticamente seguro que
tarde o temprano alguna posición se derrumbaría, por lo que solicitó refuerzos
urgentes para poder sujetarse aferrado al terreno.
El Zar visita a las tropas. |
EL FINAL DE
LA OFENSIVA BRUSILOV. LAS BATALLAS DE ZALOZCE Y ZLOTA LIPA, Y EL CONTRAGOLPE EN
LOS CÁRPATOS:
Recreación. Tropas austro húngaras. |
A pesar de
sus fracasados asaltos previos, la Guardia
rusa, apoyado por los cuerpos I
siberiano y I del Turkestan,
volvió a asaltar el área del ferrocarril entre Kovel y Rovno, y a lo
largo de la línea defensiva del Stochod.
El ataque fue feroz, sin descanso a pesar de las bajas, que rápidamente se
dispararon, en una orgía de sangre y fuego que consumió las reservas de ambos
bandos; sin embargo, los rusos no consiguieron avances significativos, y Brusilov se vió obligado a abandonar
cualquier esperanza de tomar Kovel y
suspender el ataque el 10 de agosto.
Mientras, más
al sur, la retirada del ala norte del Ejército
del Sur se realizó sin excesivos problemas. La noche del 1 de agosto, y a lo largo de dos
jornadas, las tropas que cubrían la última sección de la línea de defensa del Strypa, fueron retirándose a una línea
nueva, cuidadosamente preparada, entre Horozanka
y Zborow, a lo largo de las alturas
del Brzezany. Siguiendo a estas
tropas, en una retirada armónizada, el ala sur del II Ejército, formada por el Cuerpo
del General Eben, también retrocedío de su posición. Para el 4 de agosto, las tropas austriacas y
alemanas ya estaban firmemente asentadas en sus nuevas posiciones.
Prisioneros alemanes, capturados durante la ofensiva. |
Estando la
situación aparentemente más calmada, fueron despachados refuerzos hacia Transilvania, donde comenzaba a ser
obvio que, tarde o temprano, Rumanía
se uniría a la lucha y reclamaría ese territorio. También fueron enviadas
tropas hacia el Frente del Isonzo,
en Italia, mientras el III Ejército recibía importantes
refuerzos alemanes, un total de 12 divisiones que conformarían el ala norte del
ejército, con el mando de estas tropas bajo la experta dirección del General von Gerok.
A partir de
mediados de agosto las operaciones rusas prácticamente se detuvieron en todos
los frentes, por la dramática cortedad de suministros y refuerzos, que les
obligaban a pasar a la defensiva, aunque Brusilov
se resistía a dar por finalizadas las operaciones. Fracasado el intento de
tomar Kovel, decidió centrarse en el
avance en los Cárpatos, donde más
terreno habían ganado y mayores réditos estratégicos (al provocar la entrada en
guerra de Rumanía) podían obtener.
Pope Ortodoxo. Trinchera austriaca. |
El Grupo Krauss inició el ataque el 5 de agosto, avanzando hacia Worochta. La 40ª división Honved tan sólo puedo avanzar una pequeña porción de
terreno, capturando las alturas al norte del Monte Capul, tras derrotar una durísima resistencia rusa. La
dificultad del terreno permitía a los rusos obtener refuerzos antes que las
tropas enemigas alcanzasen las posiciones de ataque, pero hacia mediados de
agosto comenzó a llover, convirtiendo el terreno en un lodazal que dificultaba
terriblemente los movimientos de tropas de ambos bandos, así como reduciendo el
efecto de la artillería.
Artillería rusa. Pieza de 75 mm. |
El fracaso de
Pflanzer-Baltin en la ejecución de
su contraofensiva, peso en que el alto mando le negase autorización para
emprender nuevas y bien pensadas acciones. Además, se había hecho perentorio el
redistribuir las fuerzas disponibles, ante la amenaza que suponía la previsible
entrada en guerra de Rumanía. Varias
divisiones fueron enviadas a la frontera de Hungría con Rumanía, en
previsión de un ataque.
Mientras, en
los frentes de Galitzia y Volhynia la tranquilidad fue la nota
predominante en la segunda mitad de agosto. La principal operación en esas
fechas se desarrollo en el entorno de Zalozce,
donde los rusos penetraron la línea alemana en el sector entre el IV y V cuerpos austriacos. Sin embargo, la penetración no pasó a
mayores, y tras varios días de combates, los rusos se replegaron a sus
trincheras originales.
En la línea
del Stochod, el único premio que les
restaba a los rusos tras sus tremendos esfuerzos de los meses anteriores, era
una pequeña cabeza de puente en la orilla occidental del río, a la altura de Tobol, pero las posibilidades de
avanzar desde este punto eran prácticamente nulas.
LA OFENSIVA
BRUSILOV. ANÁLISIS FINAL Y CONSECUENCIAS:
Sello conmemorativo de la ofensiva. |
Las Potencias Centrales, en particular el Imperio Alemán, habían sido obligadas a
desplazar fuerzas de otros frentes, lo que, por ejemplo, había paralizado la
ofensiva alemana en Verdun. Además,
un nuevo enemigo se había unido a la lucha a favor de la Entente, ya que el 27 de
agosto al atardecer, Rumanía
entregaba su declaración de guerra, y sus fuerzas cruzaban la frontera con el Imperio Austrohúngaro.
Prisioneros de origen eslavo (bosnios). Más de 200.000 prisioneros de esta etnia fueron tomados por los rusos durante la ofensiva. Muchos engrosarían las filas del Ejército de Kerensky un año más tarde. |
Comitiva imperial. El Zar Nicolás II. Su prestigio quedó en entredicho tras la ofensiva, debido a las enormes bajas sufridas y al hecho de no lograrse los objetivos previstos. |
El peso estratégico volvía a recaer en el Frente Occidental, ya que los rusos poco más podían hacer en 1916 para mantener la presión… El 1 de julio los aliados occidentales de la Entente habían desencadenado la madre de todas las batallas, una nueva batalla decisiva que cambiaría el rumbo de la guerra, la Batalla del Somme, que será el objetivo de nuestro siguiente artículo.
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