*El Kaiser
Guillermo II era un enamorado del mar y la navegación; su pasado como miembro
de la Marina Alemana, le había llevado a amar el océano y la Marina de Guerra
con una fuerza inusitada para un monarca alemán, más acostumbrado a la
dirección de poderosos ejércitos terrestres; de hecho, la declaración de guerra
austrohúngara a Serbia, que llevaría a Europa a la locura del conflicto (la
conocida como Crisis de Julio) le sorprendió en mitad de un crucero de recreo,
que realizaba a bordo de su buque personal, el SMY Hohenzollern. Desde el
comienzo de su regencia, había dedicado especial atención a la Marina de Guerra
alemana, a la que consideraba anticuada e inadecuada para presentar batalla frente
al principal rival comercial de la Alemania Imperial: Gran Bretaña. La flota
británica era la mayor y más poderosa del mundo, y la primera en introducir los
buques acorazados modernos, con la botadura del HMS Dreadnought en 1906.
El Kaiser dedicaría
grandes recursos a gestar una magnífica e imponente flota, pero que, al
comienzo del conflicto, aun era netamente inferior a su contrapartida
británica. El bloqueo comercial al que sometieron los aliados de la Entente a los
Poderes Centrales, provocaba un descorazonador efecto sobre la población civil
alemana; el hambre se había convertido en endémica en numerosas regiones de los
Poderes Centrales, y la moral entre los civiles era muy baja. Los intentos
alemanes por romper el bloqueo sin arriesgar sus preciosos buques de guerra
pasaron por la ejecución de una guerra submarina; como ya vimos previamente en
este blog, funcionó hasta que la ejecución de una guerra submarina sin restricciones,
causó el hundimiento del Crucero de Recreo “Lusitania” por parte del submarino U-20
alemán, el 7 de mayo de 1915, con la consabida y airada reacción americana, que
había perdido numerosos compatriotas en el ataque.
7 de mayo de 1915. Hundimiento del "Lusitania". |
A fin de
evitar una intervención del gigante americano, el Kaiser Guillermo decidiría
calmar a Woodrow Wilson, presidente de los Estados Unidos, y alimentar su
aislacionismo ordenando paralizar la guerra submarina, restringiéndola a
ataques a buques de guerra y suministros enemigos, dentro del corto alcance del
Mar del Norte. La incapacidad para forzar la paralización del bloqueo naval
inglés por este medio limitado, obligó al Kaiser a tomar la decisión de emplear
su último recurso, y ordenar la salida de su preciosa y amada flota, buscando
aquello que se le negaba en tierra; una única y última oportunidad para conseguir
una victoria decisiva sobre la marina británica. Sería “la apuesta final de la
Flota del Kaiser” y se decidiría en el Golfo de Jutlandia entre el 31 de mayo y
el 1 de junio de 1916.
LA ERA DELOS
ACORAZADOS:
Desde el
siglo XVI, el dominio del mar ha sido siempre uno de los objetivos
fundamentales de las potencias mundiales ante cualquier conflicto armado.
Cuando los conflictos se limitaban al terreno unido por tierra, como son
Europa, Asia y el Norte de África, normalmente no era completamente necesario
cobrar el predominio naval, ni cubrir rutas de suministros claves que eran, en
su mayor parte, trazadas por tierra. Normalmente, ya que la Historia nos ha
demostrado que incluso el dominio naval de un espacio tan limitado como es el
Mar Mediterráneo, es vital. Algunos conflictos de la Historia (anteriores al
Renacimiento) si vieron la intervención y lucha de grandes flotas,
principalmente durante el periodo de la Grecia Clásica (Salamina) o durante el
dominio de Roma.
La necesidad
de mantener grandes flotas estuvo ligada al descubrimiento de nuevos
territorios, especialmente en África y América, y la consiguiente globalización
de los conflictos. La necesidad de transportar tropas, valiosos recursos,
suministros y viajeros, y, sobre todo, defenderlos de la acción de piratas,
corsarios o flotas enemigas, hizo perentorio para las principales naciones
europeas el mirar hacia el mar de forma definitiva. España, Portugal, Francia e
Inglaterra construyeron cientos de buques de guerra que, a lo largo de los
siguientes cuatro siglos, se enfrentarían en una miriada de conflictos armados.
El tamaño y
materiales de construcción de los buques evolucionarían con el paso de los
siglos, aunque, básicamente, el tipo y formato de los buques de guerra sería
muy parecido hasta la Revolución Industrial. Construidos en madera, los cambios
básicos se encontraban en las mejoras para la navegación a vela, los cambios de
carácter aerodinámico, la protección de los buques y su artillería, avanzando
desde las galeras y galeazas de la Armada Invencible hasta los enormes buques
de tres puentes de la época napoleónica.
Plano del HMS Dreadnought (tras su remodelación 1911) |
El
Dreadnought cambió todo lo conocido en combate naval; su potencia de fuego,
blindaje y propulsión era muy superior a la de cualquier buque imaginado hasta
la época, lo que obligaba a revisar todas las tácticas navales. Las naciones rápidamente
copiaron el modelo británico, quienes ya hace siglos que dominaban con
facilidad los océanos de un mundo cada vez más global.
Botadura del HMS Dreadnought el 17 de febrero de 1906 |
La búsqueda
de mejoras que evitasen la necesidad de la constante dependencia del carbón, así
como el incrementar alcance, poder artillero y protección, dirigió el camino
hasta el Dreadnought. La era de predominio de los acorazados en el mar sería
muy corta, limitándose prácticamente a la Primera Guerra Mundial y parte del
periodo de entreguerras. La aparición de la aviación militar al inicio de la
Primera Guerra Mundial, y de la aviación naval hacia mediados de la misma, obligó
a los estrategas militares a desarrollar un nuevo modelo de buque de guerra, el
portaaviones, que reinaría en los océanos desde la Segunda Guerra Mundial hasta
nuestros días.
La única gran
batalla librada por Dreadnoughts, y la mayor de la era de los acorazados sería
Jutlandia. Enfrentaría dos enormes flotas, la Gran Flota Británica (Grand
Fleet), mandada por el Almirante Sir John Jellicoe, contra la Flota de Alta Mar
Alemana (Hochseeflotte), mandado por el Vice-Almirante Reinhard Scheer, cerca
de la Península de Jutlandia, en Dinamarca.
Veamos como
llego a producirse, su desarrollo y resultado.
EL PLAN
ALEMÁN. ROMPER EL BLOQUEO:
El Almirante
von Pohl, responsable estratégico de la Flota de Alta Mar alemana, tenía el
convencimiento que existían escasas posibilidades de derrotar a la flota
británica en un combate tradicional. La Flota de Alta Mar contaba con 16
acorazados de la clase Dreadnought, contra los 28 que podía poner en línea de
batalla el almirantazgo británico. Por tanto, debían conseguir dividir la flota
británica, obligarla a defender diferentes puntos, y enfrentarse a sus
acorazados en combates más pequeños, que beneficiasen las excelentes
prestaciones de los Dreadnoughts alemanes.
La estrategia
diseñada (“Dividir y Conquistar”) consistiría en atacar, utilizando pequeños
grupos de buques rápidos, diferentes puntos del Mar del Norte y la costa
británica, obligando al Almirantazgo británico a dividir su flota en pequeños
grupos de buques, y atrayéndolos a combates en igualdad o inferioridad, donde
las flotas alemanas obtendrían ventaja al actuar apoyadas por submarinos.
Almirante Reinhard von Scheer Comandante de la Hochseeflotte |
A comienzos
de 1916, la enfermedad obligó al almirante von Pohl a ceder su puesto al mando de
la Flota Alemana de Alta Mar en la figura de Reinhard Scheer, quién tenía una
visión diferente de la situación estratégica. Scheer decidió utilizar su Flota
de Alta Mar de forma más ofensiva, atacando a los grupos de buques británicos
de bloqueo en superioridad, minando los puertos británicos y usando de forma
ofensiva los submarinos contra los buques de guerra británicos.
Mediante esta
táctica, esperaba desgastar la armada británica, y, confiando en que contaba
con mejores marinos y buques más modernos, presentar una única batalla decisiva
en circunstancias favorables.
A finales de
abril de 1916, el almirantazgo alemán decidió detener su campaña de ataques submarinos
sin restricciones, ante la presión internacional, especialmente de Estados
Unidos, acordando que, a partir de ese momento, los ataques se limitarían a lo
permitido por los convenios internacionales. Estos convenios obligaban a
advertir a las tripulaciones civiles enemigas del ataque, permitiendo,
eventualmente, abandonar el buque al personal antes de su hundimiento. El
almirantazgo alemán estaba convencido que este reconocimiento impedía usar el
arma submarina contra mercantes, ya que eliminaba el factor sorpresa, por lo
que decidió concentrar el arma submarina contra los buques militares
británicos, reforzando su empeño estratégico.
El
Almirantazgo británico había destinado gran parte de sus buques rápidos, los destructores,
a tareas de escolta de buques mercantes y patrullas antisubmarinas, lo que
dejaba a los grandes buques de guerra prácticamente indefensa frente a los
sumergibles alemanes. Aprovechando la reasignación de funciones de los
sumergibles alemanes, Scheer esperaba dar un golpe definitivo a la flota
británica.
Almirante Franz Ritter von Hipper. Jefe de la Escuadra de cruceros alemana. |
Días antes,
diez submarinos alemanes dejaron sus bases, con el objetivo de patrullar el
área central del Mar del Norte y estacionarse entre Scapa Flow (principal base
de la Grand Fleet británica) y el Skageraak, a fin de emboscar a los cruceros
británicos cuando estos comenzasen a juntarse para la batalla. Otro pequeño
grupo de submarinos partió posteriormente en funciones de apoyo y patrulla en
zonas circundantes al área elegida para la emboscada, incluyendo labores de
minado. Con los submarinos desplegados, un nuevo problema con la reparación del
Seydlitz forzó a retrasar el inicio de la operación hasta el 29 de mayo; esto,
unido al silencio radio, dejó a los sumergibles sin órdenes adicionales y
enfrentados a numerosos problemas: dificultades atmosféricas, con una muy
escasa visibilidad debido a la densa niebla del Mar del Norte, así como la
necesidad de actuar sin delatar sus objetivos reales.
Los
submarinos de apoyo, muy expuestos, fueron detectados por los británicos, que,
sorprendidos por la elevada actividad submarina alemana, iniciaron patrullas de
búsqueda y destrucción, que supusieron la pérdida del U-74 y el que otros submarinos
abortasen la misión.
Aun así, los
submarinos principales no fueron descubiertos, y permanecieron a la espera en
sus puestos, como lobos esperando la llegada de las presas para darse un
festín.
Hochseeflotte, la Flota de Alta Mar Alemana. |
En su apoyo
fue desplegada una flota de dirigibles Zeppelin, que realizarían labores de
reconocimiento y bombardeo. Se planeó un bombardeo sobre la localidad de Sunderland
para el 28 de mayo, pero el mal tiempo obligó a retrasarlo. Este nuevo retraso
ponía a los submarinos ante un nuevo problema, ya que sólo tenían suministros para
permanecer en campaña hasta el 1 de junio.
Por tanto, se
decidió anular el previsto apoyo aéreo, mandando, a cambio, patrullas de
cruceros de batalla al Skagerrak, que atacasen a los cruceros y transportes
enemigos que localizasen. Las órdenes finales con el cambio estratégico, fueron
cursadas bajo la denominación “31 May G. G. 2490”, informando a la flota que el
ataque en el paso de Skagerraak se iniciaría el 31 de mayo, aunque tan sólo dos
de los submarinos participantes en la operación recibirían las nuevas órdenes.
DESPLIEGUE
BRITÁNICO. LA GRAND FLEET AL COMBATE:
El mando
alemán desconocía que, prácticamente desde el comienzo de la guerra, cuando los
rusos capturaron el crucero ligero SMS Magdeburg en el Báltico, los aliados de
la Entente disponían de las claves navales alemanas, por lo que estaban en
preaviso de muchas de sus acciones.
Admiral Sir John Jellicoe. Comandante de la Grand Fleet británica. |
El
Almirantazgo británico había creado un servicio de seguimiento, conocido como
“Sala 40”, que interceptaba y descifraba las comunicaciones navales alemanas.
Cuando detectaron el mensaje alemán del 28 de mayo, se hizo evidente que la
Flota Alemana de Alta Mar preparaba una acción de envergadura. Aun así, el
comunicado de Reinhard Scheer “31 May G. G. 2490” no aclaraba a los
informadores británicos el objetivo de la operación. Desconociendo este punto,
el Almirante John Jellicoe, comandante de la Grand Fleet británica, y su Estado
Mayor, decidieron situar la flota en la zona de Skagerrak, para así impedir a
los alemanes cualquier salida hacia el Mar del Norte o hacia el Báltico.
Al mando de
cuatro escuadras de acorazados, con un total de dieciseis de estos grandes
buques y tres cruceros de batalla, Jellicoe partió hacia el este desde Scapa
Flow, el 30 de mayo de 1916. Se uniría a la flota dirigida por el Vicealmirante
Martyn Jerram, compuesta por otros ocho acorazados y que había levado anclas
desde Cromarty. La unión de ambas flotas les daría superioridad en grandes
buques respecto a los alemanes.
Contra Almirante David Beatty |
La fuerza
británica contaba con un formidable arsenal para la inminente batalla, contando
con 28 acorazados, 9 cruceros de batalla, 8 cruceros acorazados, 26 cruceros
ligeros y 79 destructores. Su superioridad respecto a la fuerza alemana era muy
notable, lo que otorgó al mando británico un alto nivel de confianza, que
resultaría fatal en las primeras fases de la batalla.
Por delante
de la Grand Fleet se desplegaría la fuerza de reconocimiento, mandada por el
almirante Sir David Beatty y compuesta por seis cruceros de batalla, cuatro de
los más modernos acorazados, pertenecientes a la clase Queen Elisabeth, 14
cruceros ligeros y 27 destructores. La fuerza de reconocimiento incluía también
el HMS Engadine, uno de los primeros buques usado como porta aviones en la Historia
(en realidad transportaba hidroaviones que otorgarían ojos desde el aire a la
flota).
Las cartas
estaban echadas… comenzaba la batalla.
LOS CRUCEROS
DE BATALLA. ACCIONES PREVIAS:
Buques de la Grand Fleet marchan hacia el Skagerrak |
La ruta seguida
por la escuadra de Beatty se encontraba en el área que cubría el submarino
U-32, comandado por el capitán von Spiegel. El submarino había recibido
instrucciones de desplazarse hacia la isla May durante el amanecer del 31 de
mayo. Hacia la mitad de la noche descubrió a los cruceros británicos HMS
Galatea y HMS Phaeton navegando en dirección este y se preparó para atacarlos.
Lanzó un torpedo sobre el primero de ellos a una distancia de 900 m, aunque un
fallo en la navegación expuso su periscopio, siendo descubierto por los
cruceros británicos, que iniciaron maniobras de evasión y ataque contra el
submarino.
El U-32 se
sumergió, y cuando volvió a emerger, media hora después, vió un segundo
escuadrón de cruceros, navegando hacia el sureste. El capitán von Spiegel
intentó seguirles para atacarles, pero no le fue posible, por lo que transmitió
el avistamiento al almirantazgo alemán.
Submarino alemán en acción |
Sin embargo,
los rumbos definidos por ambos submarinos fueron erróneos, lo que llevó al
almirantazgo alemán a pensar que la flota británica se encontraba dividida y
en rutas diferentes.
Los buques de
la escuadra principal mandada por Jellicoe alcanzaron sus posiciones sin ser
descubiertos. Sin embargo, la inteligencia naval le mandó mensaje erróneo con respecto
que la flota alemana aun no había abandonado el puerto de Wilhelmshaven.
Hacia las
nueve de la mañana del 31 de mayo, los cruceros de batalla alemanes comenzaron
a limpiar de minas el canal de Amrum, dirigiéndose hacia la garganta del
Skagerrak, seguidos a una prudencial distancia por el grueso de la Flota de
Alta Mar alemana.
Línea de batalla de la Flota Alemana de Alta Mar. |
El contacto entre
las flotas de cruceros de ambos bandos se produciría hacia las 14:00 horas del
31 de mayo, cuando la escuadra de Beatty, dirigiéndose hacia el este, se
encontró con la escuadra alemana mandada por el almirante Franz von Hipper,
dirigiéndose hacia el norte. Si Beatty continuaba con su rumbo actual, quedaría
atrapado entre las dos flotas alemanas, cumpliendo las expectativas previstas
por el plan de Scheer. No obstante, sus órdenes eran evitar el combate, por lo
que decidió virar hacia el norte a fin de unirse al grueso de la Grand Fleet.
El choque se
iniciaría hacia las 14:20 horas cuando los cruceros HMS Galatea y HMS Phaeton
abrieron fuego sobre las torpederas alemanas que cubrían la flota de Hipper,
obligándolas a replegarse hacia los cruceros ligeros alemanes, que comenzaban a
tener a los cruceros británicos a alcance de su artillería. De hecho, el primer
impacto logrado en la batalla lo anotó el SMS Elbing, cuando alcanzó al Galatea
con un disparo a distancia máxima.
Beatty inició
un movimiento hacia el sureste, colocando sus cruceros de batalla en el centro y
los buques de apoyo protegiendo sus flancos, y utilizando los hidroaviones del
Engadine como reconocimiento avanzado. Sin embargo, su movimiento de viraje no
fue completamente exitoso.
Línea de Avance de la Grand Fleet de Jellicoe |
De hecho, los
cruceros de batalla de Hipper, con una visibilidad que mejoraba por momentos,
consiguieron contactar con los buques de la escuadra de Beatty hacia las 15:20,
sin ser detectados hasta diez minutos después, justo cuando el viraje de Beatty
le había colocado en rumbo hacia la Flota de Scheer. La batalla comenzaba.
LA BATALLA DE
JUTLANDIA. LA ÚLTIMA APUESTA DE LA FLOTA DEL KAISER:
Mapa de la batalla de Jutlandia con sus fases |
Hacia las
15:50 del 31 de mayo, con los oponentes navegando en paralelo a una distancia
de 14 km., los alemanes situados a la derecha de los buques de Beatty, von
Hipper ordenó abrir fuego. La visibilidad alemana era idónea, pero los buques
de Hipper aun estaban parcialmente cubiertos por la niebla, lo que desorientó a
los artilleros de los buques británicos, que realizaron sus primeros disparos
por encima de la línea alemana.
SMS Lützow abre fuego al inicio de la batalla |
La desastrosa
coordinación británica ocasionó que un mal entendimiento entre el Tiger y el
Queen Mary dejase libre de fuego al crucero SMS Derfflinger, lo que iba a
suponer una enorme ventaja para la flota alemana. Ambos buques británicos iban
a concentrar su fuego sobre el SMS Moltke, sin conseguir grandes resultados, ya
que el preciso fuego del Moltke no tardaría en cobrarse los primeros éxitos. De
hecho, en los primeros diez minutos de batalla, había conseguido numerosos
impactos sobre el HMS Tiger sin apenas oposición.
SMS Seydlitz, uno de los protagonistas |
El primer
impacto crítico lo consiguió el crucero alemán SMS Lützow, cuando uno de sus
proyectiles de 305 mm alcanzó de lleno la torreta “Q” del buque insignia
británico, el crucero de batalla HMS Lion. Eran las cuatro de la tarde. La
explosión mató a decenas de hombres, aunque la heroica actuación de Mayor
Francis Harvey, comandante de la torreta, que ordenó inundar los paños para
evitar que el fuego se propagase, consiguió evitar la completa destrucción del
buque. El Mayor moriría pocos minutos después debido a sus heridas. El Lion se
había salvado, aunque estaba seriamente dañado.
No tuvo tanta
fortuna el HMS Indefatigable, ya que a las 16:02 h., tras 15 minutos de
intercambio artillero, fue impactado por tres proyectiles de 280 mm disparados
por el crucero ligero SMS Von der Tann. Aunque aparentemente el daño no era muy
grave, el buque empezó a resentirse, recibiendo un nuevo impacto del buque
alemán que le destrozó la torreta “A”. La munición preparada para ser disparada,
comenzó a estallar, propagando los incendios por todo el barco. Instantes
después una terrible explosión sacudió el buque, provocando su rápido hundimiento,
y arrastrando a las profundidades a 1.019 hombres (tan sólo dos tripulantes
lograron sobrevivir al desastre).
El HSM Barham, uno de los acorazados del 5º Escuadrón británico |
Sin embargo,
seguía siendo la escuadra de Beatty la que se llevaba la peor parte del
combate. A las 16:25 horas, los cruceros alemanes Derfflinger y Seydlitz
alcanzaban con sus disparos al crucero de batalla HMS Queen Mary, que se
incendiaba rápidamente y, tras una devastadora explosión, provocada al alcanzar
el fuego los almacenes de municiones, se desintegraba y hundía con 1.266
hombres. Sólo nueve tripulantes conseguirían sobrevivir a su hundimiento.
HMS Queen Mary, hundido a las 16:25 horas por el certero fuego de los cruceros Seydlitz y Derfflinger. Se perdieron 1.266 vidas. |
Hacía las
cuatro y media de la tarde del 31 de mayo, un nuevo actor entraba en acción,
cuando los acorazados de la Flota de Alta Mar alemana del Almirante Reinhart
Scheer, alcanzaban una distancia suficiente para visualizar el combate entre las
escuadras de cruceros. El HMS Southampton del Comodoro William Goodenough fue
el primero en descubrir el cuerpo principal de la flota alemana, mandando mensajes
urgentes a Beatty indicando el contacto con un gran número de buques enemigos,
y enumerando que esta nueva escuadra contaba al menos con 16 acorazados clase
Dreadnought y 6 pre-dreadnought.
La Flota de Alta Mar alemana entra en acción. |
Los
británicos consiguieron sus primeros éxitos cuando el Petard alcanzó a las
torpederas alemanas V27 y V29, que se hundieron rápidamente, aunque la mayor
parte de sus tripulantes serían rescatados. La batalla entre los más pequeños
buques de las dos flotas se igualaría cuando los torpedos alemanes
inmovilizaban a los destructores Nestor y Nomad (posteriormente hundidos por
los acorazados alemanes). El Capitán Bingham sería rescatado para ganar la Cruz
Victoria en la dirección de esta heroica acción.
2.- LA
CARRERA HACIA EL NORTE: Cuando Beatty observó personalmente
la negra y larga silueta de la línea de acorazados alemanes, ordenó, alarmado,
a su línea de cruceros, virar 180º poniendo proa hacia el norte y dirigir a los
alemanes hacia el grueso de la flota británica. Esta acción iniciaba la segunda
fase de la batalla, conocida como “La Carrera hacia el Norte”.
El Acorazado alemán SMS Kaiser bombardea al HMS Warspite, la cola del 5º Escuadrón. |
Las
dificultades que atravesaba el 5º Escuadrón serían parcialmente solventadas por
Beatty, quién les ordenó virar en sucesión, y no conjuntamente, lo que les
situaría en orden invertido tras la línea británica. Sin embargo, la orden fue
erróneamente emitida por el responsable de señalización de la flota, comandante
Ralph Seymour, lo que podía agravar la posición del escuadrón de acorazados
mandado por Evan-Thomas.
A pesar del error,
Evan-Thomas se dio cuenta de que las órdenes eran erróneas y que cumpliéndolas
no acabaría bien, por lo que emitió sus propias órdenes, frenando la
aproximación hacia los buques alemanes. El acorazado HMS Malaya consiguió
completar la maniobra de giro con celeridad y oscureció con su humo al resto de
acorazados, ocultándolos de la vista de los artilleros alemanes, lo que reduciría
su efectividad de disparo, permitiendo a los otros tres acorazados completar la
maniobra.
Destructores minadores británicos. Tendrían una gran importancia al interponerse entre las flotas de Beatty y Hipper |
Hacia las
17:15 h., tres de los cuatro acorazados británicos (los HMS Barham, Warspite y
Malaya) ya habían sido alcanzados, aunque su grueso blindaje redujo los efectos
nocivos de los impactos; de ellos, tan solo el Malaya, alcanzado por los
disparos de los acorazados de Scheer, había sufrido graves daños y numerosas
bajas entre sus tripulantes. Pero el fuego de los acorazados británicos también
había comenzado a ser más preciso, especialmente por parte del HMS Valiant,
liberado del fuego enemigo; tres cruceros alemanes serían alcanzados (Lützow,
Derfflinger y Seydlitz) así como uno de los acorazados de Scheer (el SMS
Markgraf, que recibió importantes daños).
SMS Markgraf abre fuego, antes de ser alcanzado. |
Hacia las 17:30, el crucero HMS Black Prince del primer escuadrón, observó en la distancia al HMS Falmouth, primer buque de la línea de Beatty. Poco después, hacia las 17:40, el crucero acorazado HMS Chester, que se ocupaba de oscurecer con humo el despliegue del escuadrón de cruceros de Hood, fue interceptado por la fuerza de avanzada de Hipper, mandada por el Contra Almirante Bödicker.
HMS Invincible, buque insignia del Almirante Hood |
Ambas flotas
mayores comenzaban a aproximarse.
3.- WINDY CORNER: Mientras las
grandes flotas se aproximaban, los buques de Beatty y Evan Thomas seguían
trabados en combate con los cruceros de batalla del almirante Franz von Hipper,
y aunque ahora contaban con una mejor posición y visibilidad, estaban encajando
los impactos más graves. Sin embargo, con varios de sus principales barcos dañados,
Hipper tomó la decisión de virar hacia el sur, dirigiéndose hacia Scheer, a fin
de unirse definitivamente a la línea de combate principal.
Esta
decisión, ejecutada por la flota alemana hacia las 18:00 h, permitió un respiro
a los maltrechos buques de Beatty, que ya se encontraban a vista de la
vanguardia de la Grand Fleet. Hacia las 18:15 h, Beatty transmitió a Jellicoe
las condiciones de la flota alemana, aunque de forma muy confusa, que impedía a
Jellicoe evaluar con certeza la batalla a la que debía sumarse.
La Grand Fleet se despliega para la batalla |
El despliegue
era una maniobra que llevaría unos veinte minutos en realizarse, un tiempo
extremadamente valioso mientras ambas flotas avanzaban a toda máquina la una
hacia la otra. En una decisión crítica, de las más delicadas que ningún
comandante de tierra o mar debería tomar a lo largo de todo el conflicto,
Jellicoe decidió ordenar un cambio de formación hacia el este. Eran las 18:15
horas del 31 de mayo de 1916.
Acorazado HMS Revenge |
Una porción
de la escuadra británica, mandada por el Capitán Arbuthnot, y compuesta por los
HMS Warrior y Defence, se vió atraída por la silueta del SMS Wiesbaden, que se
encontraba a la deriva tras su enfrentamiento con el Invincible. Ambos buques
pusieron proa hacia esta presa, dando su flanco al preciso fuego de los
Dreadnought alemanes. El Defence fue alcanzado de lleno por obuses de gran
calibre, provocando la detonación de sus depósitos de municiones, estallando en
mil pedazos antes de hundirse con sus 903 marineros.
HMS Vanguard en acción durante la batalla |
Hipper, incitado por sus recientes victorias, metió su escuadra, a la cabeza de la flota, dentro del alcance del 3.er escuadrón de Hood. Los británicos, con visibilidad favorable, comenzaron a hacer daño en los buques alemanes. El acorazado HMS Indomitable tomó como blanco al SMS Derfflinger, impactándole tres veces, mientras los buques Lion, Inflexible e Invincible tomaban como blanco al SMS Lützow, al que alcanzaban por diez veces, una de ellas bajo la línea de flotación, lo que sentenciaba al buque insignia de Hipper.
El HMS Invincible se parte en dos y se hunde a las 18:30 h. Junto con el mueren 1.026 tripulantes, incluido el Almirante Hood |
De los restantes buques británicos, sólo el HMS Princess Royal recibió impactos de gran calibre (del acorazado SMS Markgraf). El SMS Lützow era abandonado y el mando de Hipper trasladado a la torpedera SMS G39, que le trasladaría más tarde a otro crucero de batalla.
La batalla en
“Windy Corner” no podía ir peor para los británicos.
4.- JELLICOE CRUZA LA T: Sin embargo,
todos los movimientos entorno a la Windy Corner, habían desviado la atención de
Scheer de la formación y aproximación de la línea de la flota británica.
Jellicoe se vio en situación de “cruzar la T” (posición de barrer la proa o
popa enemiga con una línea de combate) de la flota alemana hacia las 18:30 h.
El movimiento de formación de combate había sido perfecto, gracias al
sacrificio de los buques de Beatty y Hood, que habían retrasado la marcha de la
flota alemana.
Cuando los
buques alemanes atravesaron los bancos de niebla y humo, se encontraron de
frente con la línea de fuego de la Grand Fleet, con Scheer tomado completamente
por sorpresa. Sólo diez de los veinticuatro Dreadnought británicos pudieron
abrir fuego; el buque insignia de Jellicoe, el HMS Iron Duke, logró rápidamente
siete impactos sobre el buque de cabeza alemán, el acorazado SMS König.
La Grand Fleet desplegada para el combate. |
Scheer, que sabía que en una caza llevaba las de perder, decidió tomar un rumbo más favorable, girando al este, mientras esperaba que la oscuridad permitiese su maniobra de evasión. Eran las 18:55 h.
Como episodio
final de esta parte de la batalla, el destructor HMS Shark, que se encontraba a
la deriva, se vió enfrentado a cuatro torpederas alemanas, hundiendo una, la
V48 antes de ser hundido a su vez. Su capitán, Loftus Jones, ganaría la Cruz
Victoria por esta acción.
Los destructores alemanes atacan a los acorazados británicos para cubrir la retirada alemana. |
Viendo su
inferioridad en posición y número, Scheer decidió, por segunda vez en una hora,
el realizar su maniobra Gefechtskehrtwendung, virando hacia el oeste, aunque
esta vez la maniobra se realizaría con mayores problemas que en la primera
ocasión, debido al intenso fuego enemigo. Varios de los buques de cabeza
iniciaron el giro sin coordinación, lo que desorganizó la línea alemana;
necesitado de tiempo para reorganizar su formación, Scheer decidió mandar una
misión suicida que retrasase el avance británico. Con el objetivo de detener la
caza británica, ordenó un ataque masivo de sus destructores, apoyados por el
grupo de cruceros de exploración, con órdenes de avanzar a distancia de torpedo
y obligar a la flota enemiga a evadir, causando los máximos daños posibles. El
Almirente Hipper aun se encontraba a bordo de la torpedera G39 cuando se inició
el ataque.
El asalto fue
comandado por el Capitán Hartog, a bordo del crucero ligero SMS Derfflinger,
enfrentando los dañados cruceros ligeros a la mayor concentración de fuego
naval vista hasta aquel momento en la Historia.
La flota alemana vira para retirarse del combate |
Mientras sus
cruceros ligeros y torpederos se sacrificaban encajando el fuego enemigo, los
cruceros de batalla de Scheer se desenganchaban del combate y comenzaban a crear
una cortina de humo que ocultase los movimientos de la flota (19:40). Los
acorazados de Jellicoe se vieron obligados a evadir las salvas de torpedos
alemanes, no siendo impactado ninguno de sus buques, y hundiendo en el
intercambio de fuego al torpedero S35.
La pérdida de
tiempo ocasionada por el ataque alemán, consiguió que, aprovechando las últimas
luces del día, la flota alemana consiguiese ponerse, al menos temporalmente,
fuera de peligro. De hecho, los últimos disparos se intercambiaron entre las 20:19
y las 20:35 entre los lentos pre-Dreadnought alemanes, mandados por el contra
almirante Mauve, y algunos de los cruceros de batalla supervivientes entre los
británicos.
Aunque la
noche les había alcanzado, y tras cinco horas largas de combate, ninguno de los
dos bandos daba aun la batalla como concluida.
6.- LA RETIRADA ALEMANA: Hacia las
21:00 h, Jellicoe, consciente de la deficiente capacidad de la Grand Fleet para
desarrollar un combate nocturno, decidió esperar al amanecer para presentar
nuevamente batalla. Desplegó una pantalla de cruceros y destructores frente a
la flota, a fin de protegerse de eventuales ataques enemigos, y mandó patrullar
el área que consideraba que Scheer tomaría en su retirada.
SMS Pommern, sería perdido durante la retirada. |
En un grave error
de apreciación, Jellicoe y su estado mayor creyeron que las explosiones que se
veían hacia el norte pertenecían al cruce de fuego entre destructores,
perdiendo la oportunidad de evitar la retirada alemana. De hecho, los buques
más poderosos de la flota británica, integrados en el 5º Escuadrón de
Acorazados, apenas estaban a 5 km. del área de retirada de los alemanes, a
alcance de su artillería, pero no intervinieron. Ni tan siquiera rompieron el
silencio radio para informar que la flota alemana escapaba por la retaguardia.
Los buques y
tripulaciones alemanas eran superiores a los británicos en el combate nocturno,
y lo aprovecharían en los enfrentamientos que se darían durante su retirada del
área de batalla. El buque insignia del comodoro Goodenough, el HMS Southampton,
fue gravemente dañado por los cruceros ligeros alemanes del grupo de
exploración, pero se las apañó para lanzar un torpedo, que impactó sobre el
crucero ligero alemán SMS Frauenlob, hundiéndolo (22:25) junto a sus 320 tripulantes.
El Pommern se va a pique en medio de una gran explosión |
En el caos
del combate nocturno, tres de los destructores británicos colisionaron entre
ellos, mientras que el acorazado alemán SMS Nassau arrollaba al destructor HMS
Spitfire, que explotaría, causando graves daños al buque alemán.
Increiblemente, el Spitfire, que había perdido gran parte de su cubierta en la
explosión, no se hundiría, y conseguiría llegar a puerto, remolcado, al día
siguiente. El caos crecía, incluso entre la flota alemana; el crucero ligero
SMS Elbing se cruzaba en el camino del acorazado pre-dreadnought SMS Posen, que
lo arrollaba y dejaba inservible, siendo abandonado y hundiéndose el 1 de junio.
Poco después
de la medianoche del 1 de junio, los acorazados alemanes se cruzaban con el HMS
Black Prince, hundiéndolo en pocos minutos. El desdichado buque británico había
perdido el contacto con su escuadrón, enviado en misión de apantallamiento de
la flota, y tomó la línea alemana que se aproximaba como su propia flota,
incorporándose a la misma; sin embargo, el acorazado SMS Thuringen descubrió la
nueva adquisición, e inició el fuego. Alcanzado a muy corta distancia, el Black
Prince estalló y se hundió junto a sus 857 tripulantes.
Una
experiencia similar al Black Prince, en cuanto a extraviarse de la flota, la
sufrieron los cruceros de batalla alemanes SMS Moltke y SMS Seydlitz, pero,
afortunadamente para ellos, los capitanes de los buques británicos con que se
encontraron rehusaron abrir fuego para evitar delatar su posición.
La batalla nocturna. El Black Prince es localizado. |
Hacia las
02:30, un grupo de destructores británicos, encabezados por el HMS Champion,
contactaron con la fuerza de retaguardia alemana. Aprovechando la lentitud de
la escuadra alemana, que contenía los cruceros más dañados y los lentos
acorazados pre-dreadnought, el capitán James Uchtred, ordenó al HMS Moresby
avanzar sobre ellos y lanzar torpedos. El crucero SMS Von der Tann consiguió
vislumbrar los torpedos en su aproximación, iniciando una acción de evasión que
evitaría el impacto. Posteriormente, los destructores iniciaron el repliegue,
esperando no ser descubiertos en la noche.
Hacia el
amanecer del primero de junio, la flota alemana ya estaba a salvo de enfrentarse
con la flota británica y encaminando hacia puerto. Aun así, aun tendría algún
problema, especialmente cuando el acorazado SMS Ostfriesland colisionó con una
mina, sufriendo daños que no le impidieron llegar a puerto. También consiguió
alcanzar su base el SMS Seydlitz, gravemente dañado y del que se temió su
hundimiento durante el viaje de regreso.
A las 07:30
horas del primero de junio, los buques alemanes llegaban a puerto, dando por
finalizada la batalla de Skagerrak, que los británicos renombrarían como
batalla de Jutlandia. Ya hacía algunas horas que Jellicoe había desistido de
perseguir a la flota alemana.
DESPUÉS DE LA
BATALLA. VICTORIA Y CONSECUENCIAS:
El Alto Mando
alemán, entusiasmado con las primeras noticias sobre las pérdidas de ambos
bandos, decidió otorgarse a nivel internacional la victoria. Según sus notas,
habían hundido un acorazado, dos cruceros de batalla y otros dos cruceros
acorazados, un crucero ligero, un submarino y varios destructores, por la
pérdida del Pommern y el Wiesbaden. La realidad pasaba por ocultar a la opinión
pública sus pérdidas reales, ya que los cruceros Lützow, Elbing y Rostock
habían sido inutilizados por completo o hundidos; ocultar esta información
incrementaba la incertidumbre de un enemigo sobre el que pesaba una sombra de
incompetencia, de haber dejado pasar una gran oportunidad.
La Victoria
de Skagerrad sería ampliamente celebrada por la prensa y población civil alemana.
Los terribles daños del Seydlitz |
A partir del
3 de junio, el gobierno británico comenzó a tener noticias reales de las
pérdidas alemanas, y a difundir que la reclamación de Alemania sobre una
victoria era exagerada. El 7 de junio los alemanes admitieron por primera vez
la pérdida del Lützow y el Rostock, lo que comenzaba a cambiar la perspectiva
británica sobre la batalla.
Aunque la
prensa internacional, que inicialmente había tomado como buena la noticia de la
victoria alemana, comenzó a vislumbrar que la realidad dictaba que los
alemanes, a un gran coste por parte británica, habían sido rechazados del Mar
del Norte, olvidó pronto la historia ante la avalancha de noticias procedentes
de la Ofensiva del Somme, que comenzó, sangrientamente, el 1 de julio.
Jutlandia caería en el olvido de la prensa, aunque su efecto en la guerra sería
decisivo.
La realidad
fue que en Jutlancia los alemanes con una flota de 99 buques, hundió 115.000
toneladas de buques británicos, causando la muerte de 6.094 tripulantes,
mientras a su vez, la Grand Fleet lograba con sus 151 buques hundir 62.000
toneladas y matar a 2.551 tripulantes alemanes. A parte, muchos buques, como el
HMS Lion o el SMS Seydlitz quedaron gravemente dañados.
La tripulación del HMS King George V rinde honores a los caidos tras la batalla de Jutlandia |
Consecuencia directa de la batalla fue también las críticas sobre la actitud del Almirantazgo, sobre su comportamiento al permitir la huida de la flota alemana, y sobre la escasa efectividad de las municiones de grueso calibre empleadas, comparadas con sus contrapartidas alemanas. No obstante, la crítica se hizo de forma constructiva, permitiendo el aprendizaje con vistas a posteriores enfrentamientos.
El terrible momento de la explosión y hundimiento del HMS Queen Mary, al comienzo de la batalla. |
Alemania
perdió el acorazado pre-dreadnought Pommern, el crucero de batalla Lützow, los
cruceros ligeros Frauenlob, Elbing, Rostock y Wiesbaden, así como cinco
torpederas.
La flota
alemana, la “Joya del Kaiser” no volvería a ver acciones de relevancia hasta el
final de la guerra, cuando la mayor parte de la misma sería hundida en
cumplimiento del Armisticio de Versalles.
Almirante von Hipper y sus oficiales, tras la batalla. |
Las noticias
del frente harían olvidar la Batalla de Jutlandia, dándose la curiosidad que,
sin conocerlo, la victoria decisiva que se buscaría, una y otra vez, en tierra,
a costa de cientos de miles de vidas, se había logrado entre el 31 de mayo y el
1 de junio de 1916, al coste combinado de menos de 10.000 muertes; Alemania, con
su población hambrienta y su flota incapaz de romper el bloqueo británico,
recurriría a la guerra submarina sin restricciones, provocando la entrada en
guerra de los Estados Unidos y, finalmente, la completa derrota de los Poderes
Centrales.
Pronto el mar
quedaría a un lado. Jutlandia quedaría en el olvido… Gran Bretaña y los
miembros de la Commonwealth se preparaban para la gran batalla en tierra… otra
batalla decisiva que “cambiaría el signo de la guerra”, según sus
organizadores; otra sangría sin precedentes, la gran ofensiva en la Picardia
francesa, que pasaría a la Historia con el nombre de “la batalla del Somme”.
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