*El Mundo
había cambiado. Los grandes imperios europeos se habían arrojado de forma suicida
a una orgía de sangre y destrucción como no se había conocido antes en la Historia;
una orgía que los conduciría a su caída, a la extinción de estos gigantes con
pies de barro. La Primera Guerra Mundial fue la tumba de los grandes imperios
europeos, enterrados bajo toneladas de bombas y millones de cadáveres; de
hecho, tan sólo el Imperio Británico sobreviviría a la guerra y aun perduraría
unas décadas más, hasta la descolonización que sucedería al final de la Segunda
Guerra Mundial. Sin embargo, en el verano de 1916, en un idílico rincón de la
Picardía francesa, junto a las orillas de los ríos Somme y Ancré, tuvo su
prueba de fuego; fue aquí cuando el gigante británico ganaría su supervivencia,
aunque su salvación costaría que una generación de británicos y habitantes de
sus dominios dejasen sus ilusiones y su futuro, cuando no sus vidas, en el
curso de una de las más inútiles y sangrientas ofensivas de la Gran Guerra. El
título del Blog, “La Caída de los Gigantes”, utilizando el homónimo de la
novela de Ken Follet, hace también referencia a esta segunda caída, la de los
hombres que fueron triturados durante cinco largos meses por las devastadoras
armas de ambos bandos, hasta alcanzar la terrorífica cifra de más de un millón
de muertos y heridos en el curso de la ofensiva. A su recuerdo, cuando se
cumplen 100 años de aquellos terribles momentos de la Historia del mundo, dedico
este artículo.
ANTECEDENTES
HISTÓRICOS. EL EJÉRCITO BRITÁNICO:
Como ya analizamos
en anteriores entradas de este blog, el ejército británico era el único
realmente profesional entre todos los combatientes que fueron a los campos de
batalla de Flandes y Francia en 1914. El Imperio Británico no deseaba la
guerra, y evitó en un primer momento comprometerse con los miembros de la
Entente, Francia y Rusia, cuando la Crisis de Julio de 1914 se encontraba en
pleno auge. Sólo su responsabilidad como garante de la neutralidad belga, le
obligó a tomar partido el 4 de agosto de 1914.
El Imperio Británico
movilizó un pequeño aunque formidablemente entrenado ejército, para desplazarlo
a la Europa continental; sin embargo, distaba mucho de ser un ejército
preparado para una guerra moderna, ya que estaba estructurado en base a las
características que la época victoriana había requerido de el. La necesidad de
mantener tropas a lo largo de un vasto imperio colonial, que abarcaba desde
el Canadá hasta China, desde Escocia hasta Sudáfrica, obligó a su reforma hacia
mediados del siglo XIX. Los regimientos fueron profesionalizados y divididos en
batallones, cuyas funciones eran específicas y adecuadas a un objetivo
principal.
Parte de cada regimiento era destinado a una reserva activa, permaneciendo en su base original, y pudiendo ser desplazado a las colonias en misión de guerra si la situación lo requería. Un batallón de cada regimiento, era asignado a un destino de ultramar determinado, donde permanecía acantonado. Un tercer grupo de cada regimiento se ocupaba de la instrucción de reclutas y depósito, proporcionando los reemplazos que permitían cubrir las bajas sufridas en los batallones destacados en misión.
Estas
características específicas, permitían disponer constantemente de soldados
altamente entrenados, pero al ser un sistema extremadamente caro de mantener,
obligaba a que el tamaño del ejército británico fuese ridículamente pequeño
para las necesidades que la Primera Guerra Mundial requeriría a los ejércitos contendientes.
El BEF marcha por Francia en Agosto de 1914. |
Los primeros
enfrentamientos determinarían a los responsables políticos británicos, el Ministro
de Guerra, Lord Horace Kitchener, y el Primer Lord del Almirantazgo, Sir
Winston Churchill, a realizar una urgente reforma del ejército, recurriendo a
levas voluntarias tanto en el Reino Unido como en los territorios de ultramar.
Mons sería la primera acción del BEF, y, aunque salió victorioso al contener a
los ejércitos alemanes, el fracaso francés en la defensa de Charleroi les
obligó a replegarse, sufriendo ya un 10% de bajas. Aunque posteriormente
comenzaron a llegar algunas divisiones adicionales, conformadas con los
batallones de depósito y de ultramar, junto a tropas coloniales hindúes, la
fuerza total no subió de los 140.000 efectivos. Tras Mons vino el Marne, y
aunque pusieron en fuga a los alemanes, las bajas se incrementaron
exponencialmente. Y tras el Marne, el Aisne, y la absurda matanza sobre el
barro del otoño de Flandes, cuando Sir John French decidió tomar la ofensiva, a
fin de liberar las poblaciones belgas sitiadas de Brujas y Amberes.
El BEF estaba
dividido en varios cuerpos de ejército, cada uno contando con dos o tres
divisiones. El I Cuerpo era mandado por el General Sir Douglas Haig, quién jugaría
un importante papel en el futuro del Ejército Imperial Británico durante la
Gran Guerra. En septiembre de 1914, el mando alemán cambió, tomando la
dirección de la guerra Erich von Falkenhayn, quién volcaría un renovado impulso
ofensivo sobre el pequeño ejército expedicionario británico, cogiendo a French
con el paso cambiado.
French había
dividido su fuerza, enviando a Haig a liberar Brujas, justo cuando los alemanes
decidieron atravesar el cruce de caminos de Ypres, donde el BEF tenía su
cuartel general. Durante varias semanas de octubre de 1914, el BEF se enfentó
una fuerza muy superior, en un amargo combate sobre el barro, del que se
erigiría victorioso a un coste humano enorme.
Los fallos en
la ejecución defensiva por parte de French, serían utilizados por Haig para
intentar socavar su prestigio ante el gabinete británico, especialmente ante
Lord Kitchener. Sin embargo, las aspiraciones de Haig para ocupar el puesto de
French caerían en saco roto; el gobierno británico no tenía intención de
prescindir de su comandante en jefe. Al menos, de momento.
Tropas de Newfoundland (Canadá) llegan a puerto. 1915 |
En 1915 se formaron
dos nuevos ejércitos británicos en Francia y Bélgica. El I Ejército caería bajo
el mando de Sir Douglas Haig, con Sir John French manteniendo su rango de Jefe
de la Fuerza Expedicionaria. Comenzaron a llegar tropas de los territorios,
naciones y colonias del Imperio; canadienses, australianos, neozelandeses, hindúes,
etc… formarían las fuerzas de primera línea mientras el ejército de Kitchener
tomaba forma.
El famoso poster realizado para el reclutamiento. El que aparece en la imagen es Lord Kitchener, quién puso todo su compromiso en conformar un nuevo ejército, más acorde a su tiempo. |
Kitchener
nunca vería los resultados de su trabajo; el 5 de junio de 1916, embarcaba en
un crucero acorazado británico, el HMS Hampshire, a fin de acudir a una reunión
con el mando ruso en Arjanglesk. Cerca de las Islas Orcadas, el buque chocó con
una mina y se hundió. Sólo sobrevivieron 12 de los 650 tripulantes y viajeros,
y entre ellos no se encontraba Lord Kitchener. Su muerte sería una tragedia
para el Imperio Británico, aunque su trabajo ya estaba hecho.
El Ejército
de Kitchener se encontraba preparado; el BEF original ya era un vestigio de un
pasado glorioso, y Haig se dispuso a utilizar su nuevo juguete en apoyo a las
ofensivas aliadas de 1916, el que consideraban que sería el Año de la Victoria
Final.
ANTECEDENTES
HISTÓRICOS. EL PLAN ALIADO:
Sir Douglas Haig (centro) y Joseph Joffré (derecha) con Sir Pertab Singh (izquierda - cuerpo hindú) |
Tras la
Conferencia de Chantilly, donde se fijaron las bases para el nuevo tiempo
estratégico para los ejércitos aliados, Sir John French, que había dirigido el
BEF original y se había distinguido por una férrea defensa de la independencia
de mando británico con respecto al mando general francés, fue reemplazado por el
mucho más comedido Sir Douglas Haig.
Sir Douglas Haig. Comandante del BEF. 1916 |
Ya en mayo,
Haig había disminuido los requerimientos de tropas francesas para la ofensiva,
incrementando los británicos. La falta de suficientes fuerzas para cumplir con
los planes iniciales aliados, obligarían a Haig a redefinir los objetivos
estratégicos de la ofensiva, convirtiendo la ofensiva general en limitada, y
estableciendo el principal objetivo en atraer el mayor número posible de tropas
alemanas al combate, en un intento por detener la ofensiva alemana en Verdun.
El plan de
ataque incluía un prolongado bombardeo artillero sobre un área de unos 25 km de
largo y cinco de profundidad. Tras cinco días de bombardero, se estallarían una
serie de minas que habían sido cuidadosamente excavadas durante los meses
previos, y que provocarían el hundimiento de las defensas alemanas de primera
línea. El primero de julio, el Tercer
Ejército británico lanzaría un ataque de diversión en el área de Gommencourt,
mientras que el Cuarto Ejército británico avanzaría para capturar unos 25 km2
de terreno, desde Mountaban a Serre.
Una vez
logrado eliminar la primera línea, el Cuarto Ejército atacaría la segunda
posición defensiva alemana, desde Pozières al Ancré, y desde Albert a lo largo
de la carretera a Bapaume, hasta alcanzar la tercera línea defensiva más allá de
Flers. La brecha sería aprovechada por el Ejército de Reserva para avanzar
hacia el este y el norte, capturando la ciudad de Arrás.
El Sexto
Ejército francés realizaría desde el primer día un ataque de apoyo en el sector
de Foucaucourt, protegiendo el flanco derecho del avance del IV Ejército británico.
Sin embargo,
los planes de Haig, modificados varias veces en el tiempo, apenas tenían en
cuenta la consistencia de las defensas alemanas. Tras las batallas de otoño de
1915, la tercera línea de trincheras alemana había sido situada
a unos 3 km de la línea inicial, siendo reforzada y replanteada para permitir
que un rápido repliegue permitiese al enemigo caer en una emboscada de
desenfiladas y campos de tiro cruzado. La artillería alemana también había sido
reorganizada, convirtiéndose en un arma altamente eficiente, como Verdun estaba
demostrando. El sistema telefónico que unía el frente con las baterías,
permitía a los observadores asignados a las unidades de primera línea,
solicitar apoyo defensivo y obtenerlo en pocos minutos. Ambas situaciones
resultarían decisivas en lo que estaba por llegar.
LA OFENSIVA
DEL SOMME: OPERACIONES PRELIMINARES:
Siempre había
un río. Durante la Primera Guerra Mundial, los ríos conformaban las líneas de
defensa preferidas, los accidentes de terreno sobre los cuales se apoyaban las
construcciones defensivas, dificultando, más si cabe, el avance de los
enemigos. El río Somme no sería uno más de los ríos que tendrían nombre propio;
el Somme estaría por encima del Isonzo, el Strypa, el Aisne o el Marne. Y es
que junto a sus orillas se vivirían desde el 24 de junio de 1916, algunos de
los más terribles episodios que la Humanidad haya conocido a lo largo de la
Historia.
Fue ese mismo
día, al amanecer del 24 de junio, cuando todas las baterías francesas y
británicas de los ejércitos III y IV del Imperio Británico y VI Ejército
Francés, abrieron fuego simultáneamente sobre la primera línea de defensa
alemana en el área de los ríos Somme y Ancré. Las trincheras alemanas parecieron
desaparecer bajo el incesante fuego artillero, que se prolongaría a lo largo de
ocho días, en lugar de los previstos cinco, por el temor del comandante de la
fuerza de asalto principal, el General Henry Rawlison, sobre que las posiciones
saturadas no fuesen destruidas y sus hombres fuesen masacrados al avanzar.
Una montaña de vainas de proyectiles de artillería dan testimonio del brutal bombardeo preliminar. Somme. |
La apertura
de la Ofensiva del Somme vería la resurrección de uno de los más antiguos sistemas
utilizados para la conquista de fortalezas durante un asedio, vestida como una
innovación táctica de última generación. Los ingenieros reales británicos
perfeccionaron el sistema de minado (proceso de excavación de túneles y su
llenado con dinamita o explosivos, para derrumbar las defensas sobre el túnel),
usado desde siglos atrás para hacer caer las murallas y puntos fuertes de
fortalezas asediadas, elevándola al nivel de una Guerra Moderna; y es que la
Primera Guerra Mundial, desde que el Frente Occidental se volvió estático, en
el otoño de 1914, y se construyó el sistema defensivo que componían las
trincheras, se había convertido en una suerte de combate de asedio, donde la
artillería valía más que el valor de los hombres.
Por tanto,
desde fecha tan temprana como noviembre de 1915, comenzaron a excavarse una
serie de túneles en dirección a las posiciones alemanas, a lo largo de todo el
sector del frente británico, desde el Somme hasta Yprés. En el sector del río
Somme, los ingenieros alemanes habían llegado a la misma conclusión que los
ingenieros reales británicos; aunque la construcción de sus minas no contó con
el mismo entusiasmo que las británicas, si que iniciaron una guerra oscura,
sucia y escondida, en estrechos corredores bajo tierra; una lucha de mina
contra mina, en la que muchos soldados de ambos bandos morirían sepultados
antes que una sola de ellas pudiese estar terminada.
La famosa imagen de la explosión de la Mina Hawtorn Ridge filmada por Geoffrey Malins el 1 de julio de 1916. |
En total se construirían diecinueve minas de diversos tamaños; desde la enorme mina Lochnagar, que
contenía 27 toneladas de explosivos, hasta minas mucho más pequeñas, con apenas
dos o tres toneladas, ubicadas en sectores como Mametz o Fricourt.
Las minas serían detonadas el 1 de julio de 1916, el día de la apertura de la ofensiva. Famosa sería la detonación de la mina de Hawtorn Ridge, filmada para los anales por el cinematógrafo británico Geoffrey Malins. Las minas detonarían de forma sucesiva, siendo la de Hawtorn Ridge la primera de ellas (07:20 h, matando aproximadamente a unos treinta soldados alemanes), seguida por la enorme explosión de la Mina Lochnagar (07:28) que abriría un gigantesco cráter de 120 metros en las defensas alemanas. Inmediatamente después, detonaron el resto de minas del frente, con diferentes resultados (alguna ni siquiera llegó a explotar), siendo la última la ubicada en Point Kasino.
El frente
alemán pareció levantarse del suelo para luego volver a caer, al verse sacudido
por las gigantescas explosiones, que saturarían y destruirían gran parte de sus
defensas. Inmediatamente después, un huracán de fuego desencadenado por las
baterías británicas, saturó nuevamente las líneas de comunicación alemanas, en
un intento de retener a sus refuerzos, y la infantería aliada salió de sus
trincheras para el asalto. Comenzaba la Ofensiva del Somme; y se iniciaba el
peor día en la Historia del Imperio Británico.
LA OFENSIVA
DEL SOMME. 1 DE JULIO DE 1916. EL PEOR DÍA DE LA HISTORIA BRITÁNICA:
Mapa con el despliegue inicial, reflejando el terreno ganado en cada una de las tres fases de la ofensiva. |
Para narrar
lo ocurrido en el frente aquel primer día, recurriremos a una visión general
del campo de batalla, comenzando con los franceses, ubicados al sur del río
Somme en su mayoría, y continuando con el cuerpo principal de asalto, el IV
Ejército, desplegado en el centro, para finalizar con el III Ejército,
desplegado al norte, en el área de Gommencourt.
Al sur del
asalto principal, con el objetivo de cubrir el flanco derecho del asalto
británico, barriendo a los defensores alemanes y estableciendo una línea fuerte
de defensa que impidiese los ataques al flanco, se encontraba el VI Ejército
francés. Dirigido por el General Fayolle, el VI atacaría en un amplio sector,
con sólo uno de sus tres cuerpos de ejército ubicado al norte del río.
Artillería pesada en acción. |
Tropas francesas asaltan una posición alemana. |
La principal unidad
de asalto en el plan diseñado por Haig, era el IV Ejército. Mandado por el
Teniente General Sir Henry Rawlison, comprometía una enorme fuerza de choque
que contabilizaba los cuerpos III, VIII, X, XIII y XV, compuestos por once
divisiones y una fuerza total 120.000 hombres, que se lanzarían al asalto de
las posiciones alemanas a lo largo de un frente de unos 15 kilómetros de
extensión, desde Montauban hasta Thiepval.
El XIII
Cuerpo componía el flanco sur del despliegue, y debía atacar Montauban, apoyado
en su flanco por el XX Cuerpo francés. Las dos divisiones del XIII Cuerpo, la
30.ª (New Army) y la 18.ª, avanzaron hacia sus objetivos cubiertos por una
barrera de artillería que se demostraría altamente efectiva, al triturar las
posiciones de la 12.ª división de Reserva alemana. El avance británico consiguió
tomar las posiciones alemanas de primera línea a pesar de la terca resistencia
que la infantería enemiga opuso en el área entre Bernafay y el Bois de Trônes. Hacia
el mediodía, los alemanes no pudieron contener más la presión y se vieron
obligados a retirarse hacia la segunda línea de trincheras. Reuniendo todos los
hombres disponibles, incluyendo a los cocineros y administrativos de la
división, la infantería alemana contraatacó en toda la línea, en un intento de contener
el avance británico; desde Montauban a Mametz rugieron los combates durante
horas, mientras miles de hombres de ambos bandos sucumbían en la intensidad de
la batalla. A medianoche del día primero de julio, los británicos apenas habían
conseguido ganancias territoriales adicionales, y los alemanes conseguían mantener
sus posiciones entorno a Mametz. Las bajas
habían sido terribles para ambos bandos; las dos divisiones británicas habían
perdido más de 3.000 hombres cada una, un 30% de bajas, un porcentaje que, por
si mismo, habría detenido cualquier ofensiva. Pero quedaba por conocer lo peor.
Nido de ametralladora MG8 Schmeiser alemán. Somme 1916 |
Después de la batalla. Búsqueda de cartas entre las mochilas personales de los británicos caídos. |
Preparados para avanzar. Primero de julio de 1916. |
Punto fuerte alemán conquistado tras los combates. |
Ovillers
estaba defendido por el 180.º Regimiento alemán, que había sufrido menos de 200
bajas durante el bombardeo, y aunque muchas de sus posiciones si habían
resultado dañadas, pudo contener el avance británico, causando 5.000 bajas a la
8.ª división, a cambio de un total propio de 280.
Al X Cuerpo
le correspondió el deber de subir el Risco de Thiepval y atacar el Reducto
Leipzig. El saliente y la población de Thiepval fueron asaltadas por la 32.ª
división (New Army). Las tropas escocesas de la división, los conocidos como
los Comerciales de Glasgow, comenzaron su avance a las 07:23 h., a través de la
tierra de nadie, hasta situarse a menos de treinta metros de las líneas
alemanas, arrojándose al asalto a bayoneta calada del punto fuerte conocido
como el Reducto Leipzig. A pesar de la oposición de la guarnición alemana,
consiguieron conquistarlo en pocos minutos. Sin embargo, todos los intentos por
explotar este gran éxito, fueron en vano, y las ametralladoras alemanas
situadas en el Wunderwerk, una segunda posición defensiva, segaron la vida de
cuanto escocés intentó abandonar el reducto.
La captura
del Reducto Leipzig fue el único éxito permanente cosechado en el sector norte.
La 49.ª división, situada como reserva del cuerpo, fue enviada a media mañana a
apoyar a la 32.ª, aun cuando su comandante, el Mayor-General Rycroft,
consideraba más adecuado apoyar los éxitos logrados por la 36.ª división, más al
norte. La brigada 146.ª de la 49.ª atacó directamente Thiepval, justo antes que
las presiones de Rycroft surtiesen efecto, enviando el resto de sus unidades en
apoyo de la 36.ª. La 146.ª brigada se enfrentó a las ametralladoras del
regimiento alemán de reserva nº 99, que emergieron de los cráteres de las
bombas y de los sótanos de las casa derruidas de Thiepval tan pronto como los
británicos iniciaron el asalto. La 32.ª división sufrió casi 4.000 bajas el
primer día. La 49.ª casi 600.
La 36.ª división del Ulster llega al frente del Somme. Las tropas irlandesas sufrirán un duro castigo el 1 de julio. |
Soldados del 2.º batallón, Seaforth Highlanders, aguardan la orden de asalto el 1 de julio 1916. 29.ª división. |
Soldados del 1.º Regimiento de Newfoundland. La mayoría de ellos encontraría la muerte el 1 de julio de 1916. |
El III Ejercito, mandado por el general Edmund Allenby, tenía la función de
apoyar el asalto principal, montando un ataque de diversión sobre el saliente
de Gommecourt, al norte de la línea de despliegue aliada. En este área, las
trincheras alemanas se curvaban formando un saliente entorno a un château, lo
que permitía a los británicos organizar un ataque de doble envolvimiento, que
lograse capturar la guarnición sin sufrir muchas bajas. El trabajo fue
encomendado a la 56.ª división del VII cuerpo, que inició su movimiento hacia
las siete y media de la mañana, consiguiendo rápidamente parte de sus
objetivos, capturando las primeras tres líneas de trincheras alemanas. La 46.ª
división empujó a los defensores con un ataque frontal, antes de recibir un
intenso bombardeo alemán que imposibilitó reforzar las posiciones conquistadas,
obligando a los supervivientes a retirarse al atardecer del primer día. Las
tropas alemanas del sector sufrieron unas 1.100 bajas, mientras que la 56.ª
alcanzó las 2.000 y la 46.ª superó las 4.000.
Muertos tras el primer día de ofensiva. |
Por tanto, aquel día de julio de 1916, cayeron más de 70.000 hombres en los
campos de la Picardía, una carnicería sin parangón en la Historia y que daría
paso a 140 días de matanza.
PRIMERA FASE
DE LA OFENSIVA ALIADA. LAS BATALLAS DE ALBERT, BAZENTIN RIDGE Y FROMELLES (1-20
JULIO):
El horror
sufrido durante el primer día de batalla no fue más que el movimiento de
apertura de la que será denominada como la batalla de Albert. A pesar del
gigantesco peso de las bajas británicas, los jefes militares aun tardaron
varios días en darse cuenta de la gravedad del golpe sufrido, presionando sobre
los comandantes de unidad y cursando órdenes de forma constante para que los
cuerpos aliados mantuviesen, de forma suicida, la ofensiva.
El inicio de la ofensiva sólo había dejado muerte por doquier. |
Estos graves informes
alarmaron a Rawlison, que mantenía un gran desconocimiento de la verdadera
situación en que se encontraban sus exhaustas tropas; donde el creía que había
importantes avances y bajas moderadas, la realidad es que existían divisiones
que apenas habían conseguido avanzar unas decenas de metros, en el mejor de los
casos, y que sus fuerzas habían sufrido cerca del 50% de bajas en un solo día.
Con urgencia, convocó una reunión con Douglas Haig, que quedaría impactado al
conocer las noticias que Gough, quién acompañaba a Rawlison, le transmitió. El mismo
3 de julio, Haig se reunió con el comandante en jefe de los ejércitos aliados,
el General francés Joseph Joffré, al que comunicó la necesidad de paralizar la
ofensiva al norte de la carretera de Bapaume a Albert, ante la imposibilidad de
cubrir las bajas sufridas con la suficiente celeridad; aconsejaba concentrarse
en explotar los éxitos cosechados en esos primeros días por las fuerzas
francesas y británicas al sur de la carretera y en la orilla sur del Somme. A
Joffré no le gustó nada la idea, ya que la ofensiva alemana en Verdún aun
consumía miles de soldados franceses cada día, y la perspectiva de encabezar
las operaciones aliadas también en la Picardía se le hacía difícil de asimilar;
sin embargo, a regañadientes, y ante la perspectiva de tener que paralizar
completamente las operaciones en el sector, aceptó el cambio de estrategia de
Haig.
Trincheras alemanas capturadas por los franceses son examinadas por oficiales del VI Ejército. |
Al norte de
la línea de asalto francesa, el XX Cuerpo francés recibió la orden de consolidar
sus ganancias, a la espera que el IV Ejército británico fuese capaz de avanzar hasta
su posición. Aun así, mantuvo una línea de avance en dirección a Hem, localidad
que conquistaría el 5 de julio; sin embargo, los intensos contraataques
alemanes sufridos durante los días 6 y 7 de julio obligaron a las tropas
francesas a abandonar sus recientes conquistas. A partir del 8 de julio
compartiría operaciones con los británicos, intentando avanzar a lo largo de la
difícil zona ubicada entre Hardecourt y Bois Trônes, sin excesivo éxito.
Sanitario alemán atiende a los heridos en el área de Bazentin. |
Estos
acontecimientos harían que las bajas británicas fuesen creciendo en esas dos
primeras semanas de ofensiva, no a los terribles niveles del 1 de julio, pero
si de forma constante, causando que las unidades británicas de primera línea
acumulasen entre el 1 y el 13 de julio cerca de 85.000 bajas; en comparación,
los alemanes registraban a fecha del 11 de julio un total de 40.000 bajas. El
efecto más positivo de la batalla de Albert fue el atraer los refuerzos
alemanes a la zona, impidiendo que reforzasen el frente de Verdún, donde la
ofensiva alemana de primeros de julio amenazaba con conquistar Fort Souville;
la falta de municiones y de refuerzos acabaría provocando el fallo alemán en su
asalto sobre el fuerte, el 12 de julio. Falkenhayn, preocupado por la entidad
de la ofensiva británica en el Somme, suspendería las operaciones ofensivas en
el frente de Verdún, dando cierto sentido a la gigantesca carnicería sufrida en
estas dos primeras semanas por los soldados británicos.
A partir del
día 14 de julio, el IV Ejército puso
el énfasis en atacar nuevamente las difíciles y escarpadas posiciones al sur de
la carretera de Bapaume a Albert, asaltando las defensas alemanas ubicadas
entre Ginchy y Guillemont, a lo largo de la cresta del risco al noroeste de
Pozières. El objetivo sería la conquista de las poblaciones de Bazentin Le
Petit y Bazentin Le Grand, así como de Longueval. La posición era
extremadamente difícil, ubicada sobre un risco pronunciado, un desafío para
unidades que habían sido duramente golpeadas apenas un par de semanas antes.
Soldados de la Guardia Galesa. |
Para cubrir
estas operaciones, Haig decidió organizar una operación subsidiaria, que
obligase a los alemanes a llevar sus refuerzos a un punto alejado del frente
del Somme, lo que favorecería el éxito de las operaciones posteriores. En uno
de los mayores fiascos de la guerra, decidió lanzar algunas de sus unidades en
un sector situado a 80 km al sur del Somme, en un área que consideraba fácil de
penetrar, debido a la supuesta debilidad de las defensas alemanas del sector.
El ataque en Fromelles fue realizado sin una adecuada preparación e
información, carecía de apoyo artillero suficiente y sería realizada por tropas
sin experiencia en la guerra de trincheras; además, la definciente inteligencia
militar en la zona no había evaluado correctamente las unidades que el VI
Ejército alemán disponía en la misma, por lo que la desproporción de fuerzas a
favor de los defensores sería de 2:1, convirtiendo el ataque en un auténtico suicidio.
Camilleros Australianos trabajan en el frente de Fromelles. |
En apenas 24
horas de asalto continuado, la 5.ª división australiana, que había encabezado el
ataque, sufriría 5.533 bajas, más del 50% de su tropa; las bajas totales
británicas en esos dos días fueros de 7.080 hombres muertos o heridos, por
menos de 2.000 alemanes. Una vez más, un avance británico no había servido para
nada, más que engordar la tarifa de sangre que la carnicería se cobraba cada
día.
SEGUNDA FASE
DE LA OFENSIVA ALIADA. CAMINO DE SANGRE HASTA SEPTIEMBRE:
Las bajas fueron tremendas en la segunda fase. |
Por tanto,
las unidades francesas y británicas del sector del Somme, se encontraban
abocadas a combatir en una lucha de desgaste en la que la única certeza era la
muerte. Desde mediados de julio y durante todo el verano, los aliados lanzarían
hasta cuatro operaciones diferentes, algunas de las cuales durarían meses,
mientras que otras apenas se combatiría durante unas horas, a la búsqueda de
poner fin a las esperanzas alemanas por mantener una línea de frente continua,
romper las defensas en profundidad y conseguir los anhelados objetivos
estratégicos.
Las acciones
bélicas de la segunda fase de la ofensiva se iniciaron solapándose con la
primera, a mediados de julio, cuando las fuerzas ubicadas al norte del río
atacaron el Bosque de Delville.
Bois
D’Elville era un estrecho hayedo bastante denso, situado al este de Longueval,
muy próximo a Bazentin-Le-Petit. Cuando el 14 de julio las fuerzas de Haig
iniciaron la batalla por el control del risco de Bazentin, también atacaron el
bosque, a fin de fijar allí a sus defensores. La batalla, al contrario que en
Bazentin, duraría meses, abarcando no sólo las operaciones para conquistar el
bosque mismo, si no todas las operaciones subsidiarias posteriores a la batalla
del Risco de Bazentin.
Artillería pesada británica en acción sobre Longueval. |
Longueval fue
parcialmente ocupado a primera hora de la mañana. Elementos de la 26ª brigada
de infantería británica consiguieron ocupar el este y sur del pueblo, aunque a
media mañana la determinación defensiva alemana les había obligado a una amarga
lucha casa por casa, a la bayoneta, en la que ambos bandos sufren graves
pérdidas. La zona norte de Longueval se encuentra en una pendiente contraria a
la zona sur, lo que la dejaba desenfilada del fuego artillero aliado, algo que
sería aprovechado por los defensores alemanes para reservar fuerzas y lanzarlas
a feroces contraataques que impidieron continuar el avance. No sólo eso, si no
que la 26ª brigada es despedazada por el vieolento fuego de ametralladora y
cañón alemán, lo que le obliga a aferrarse a las posiciones conquistadas.
En el flanco
izquierdo del avance, la 27ª brigada británica intenta tomar el Bois D’Elville,
pero las enormes bajas sufridas por la 26ª obliga al mando a desviar varios
batallones en apoyo del ataque a Longueval, retrasando las operaciones sobre el
bosque, que finalmente será atacado por la 1ª Brigada Sudafricana el día 15 de
julio. Los sudafricanos debutan como combatientes del Imperio Británico en esta
tarea; apenas un par de décadas antes eran enemigos irreconciliables, y
batieron a sus ahora camaradas, durante la Guerra Boer. Los sudafricanos tenían
fama de luchadores bravos y fiables, y verán puesta a prueba esta reputación en
los siguientes días.
Soldados del 4.º regimiento de Sudáfrica esperan órdenes para atacar Bois D'Elville y Longueval |
Tropas sudafricanas precariamente ocultas en Bois D'Elville. 16 de julio de 1916. |
El amanecer
del día 16 trajo nuevas órdenes; Sudáfrica debe volver al asalto. Sin tener en
cuenta el lamentable estado de los batallones implicados en el combate, el
mando ordena un nuevo ataque; el bosque debe ser completamente conquistado de
forma inmediata. Pero, como parece obvio, el avance es imposible; apenas avanzan
unos pocos metros cuando el intenso fuego alemán obliga a los sudafricanos a
replegarse a sus posiciones de partida, donde serán sometidos a constantes
ataques durante el resto del día.
La lucha en Longueval, prácticamente destruida, se realizó a punta de bayoneta, casa por casa. |
La posición
del bosque quedó extremadamente expuesta, con enemigos al frente y en cada
uno de sus flancos. La brigada sudafricana sufrió gravísimas bajas debido al
fuego artillero al que les someten durante todo el día 17. En la madrugada del
18 de julio, la infantería alemana se infiltró en las deshechas líneas
sudafricanas, dejando a los pocos supervivientes al borde del exterminio,
completamente rodeados.
Thackeray
solicitó retirar a los supervivientes, pero Lukin le solicita que aguante la
posición, y monta una operación de rescate, que llevará a cabo la 8.ª división
británica, recién llegada al frente de batalla. La 8.ª atacará Longueval,
ocupando buena parte del norte de la población, mientras que la 76.ª brigada de
la 3.ª división romperá las líneas alemanas al este de Longueval, contactando nuevamente
con los sudafricanos. Los alemanes no están dispuestos a renunciar al terreno
tan fácilmente, por lo que contraatacan en fuerza, con una masa de 6.000 infantes.
Los combates duran a lo largo de todo el día 18, llegándose a combatir a la
bayoneta. Los alemanes recuperarán parte del norte de la ciudad, pero los
sudafricanos y sus rescatadores aguantan la posición en el bosque.
El combate cuerpo a cuerpo en el Bois D'Elville cobró una intensidad brutal a mediados de julio. |
El día 20 de
julio, los aliados inician un asalto general, involucrando a divisiones
francesas contra el flanco de la posición alemana en Longueval. Los franceses
atacan todo su sector, tomando algunas posiciones entre Soyécourt y el Bois
Etoile, al sur del río, pero son rápidamente detenidos por el fuego de
ametralladora alemán. Ni la aparición de unidades de un nuevo ejército, el X,
mandado por el general Micheler, servirá para profundizar la ruptura, quedando
el frente detenido hasta septiembre.
Al norte del
río, el XX Cuerpo francés ataca en apoyo de los británicos entre Clery y
Maurepans, pero encuentran el valle del Somme repleto de puntos fuertes
alemanes; apenas avanzan unos cientos de metros cuando son repelidos por el intenso
fuego alemán. A duras penas, los franceses se pegan al terreno. Mientras, la 3.ª
división británica lanza una operación para abrir la bolsa sudafricana y
reemplazarlos; dos regimientos de la 76.ª brigada consiguen romper la línea
alemana. Por la brecha abierta se repliegan los supervivientes de la 1.ª brigada
sudafricana; 140 soldados y suboficiales, dos oficiales heridos y el teniente
coronel Thackeray, lo que resta de los casi 2.800 sudafricanos que llegaron al
bosque.
El bosque de Elville (Bois D'Elville) tras los incesantes combates de julio de 1916. |
La 3.ª
división resulta tan dañada que debe ser retirada del frente. Su puesto lo
ocupa la 2.ª división británica, que lanzará un nuevo asalto el 27 de julio.
Esta vez la artillería realiza un trabajo de demolición total, de tal suerte
que la infantería, en su avance sólo encuentra destrucción y cadáveres. La
mayor parte de Longueval y una gran área del bosque son ocupadas antes que la
artillería alemana obligue a los británicos a atrincherarse. La infantería alemana
lanza un feroz contraataque que empuja a los británicos en el centro de
Longueval, mientras su artillería destroza las líneas de comunicación
británicas, impidiendo la llegada de refuerzos para contener el ataque. A pesar
de las bajas, los británicos vuelven al ataque el 29, aunque no será hasta el
30 de julio cuando consigan consolidar firmemente algunas de las posiciones,
eliminando varios puntos de resistencia alemanes en Longueval y llevando el
avance británico hasta el linde norte del Bois D’Elville.
La 5ª
división sufre tantas bajas durante el ataque de los días previos, que es
retirada, quedando la 17.ª como pareja ofensiva de la 3ª. Nuevamente volverán a
la ofensiva a partir del 4 de agosto, intentando avanzar las líneas más allá
del linde norte del bosque, sobre la carretera de Flers. El ataque, encabezado
por dos batallones de la 17ª, es sangrientamente rechazado. Tras un par de días
para reponer bajas, se vuelve a lanzar otro ataque el 7 de agosto, pero apenas
logrará resultados.
Posición alemana frente a Longueval. |
Un soldado afortunado. |
La batalla
por el Bosque de Delville y Longueval había sido extremadamente costosa para
ambos bandos. La 9.ª división británica sufrió 7.517 bajas entre el 1-20 de
julio (un 70% de su fuerza total), incluyendo 2.536 sudafricanos de la 1.ª brigada
sudafricana. La 3.ª división sufrió entre el 11 y el 27 de julio un total de 6.102
bajas, un 60%. La 5.ª sufriría 5.620 bajas entre el 19 de julio y el 2 de
agosto. La 1.ª tuvo 1.573 entre el 1 y el 13 de agosto. La 8.ª, 2.726 entre el
14 y el 21 de agosto. La 14.ª perdería 3.615 hombres y la 33.ª, 3.846, ambas
durante el mes de agosto. La 24.ª sufriría más de 2.000 bajas en pocos días de
combate. Los alemanes que defendían el sector se estima que sufrieron unas 30.000
bajas.
Durante los
meses de verano, se realizaron algunas acciones subsidiarias en el resto del
frente. La principal fue el asalto general que hemos visto previamente, entre
el 22 y 23 de julio, cuyo objetivo era eliminar las reservas alemanas y
permitir la conquista de Longueval. Al sur del Somme vimos el fallo de los
franceses; mientras, al norte de la carretera de Albert a Baupame, el Ejército
de Reserva, mandado por Hubert Gough, atacó Poziéres en la que será denominada
la Batalla del risco de Poziéres, y que supondrá el único éxito relevante para
las armas aliadas durante ese periodo.
Los australianos se preparan para el asalto sobre Poziéres. |
Dos de las
brigadas australianas, la 1.ª y la 3.ª, entraron en Poziéres desde el sur,
avanzando casi sin oposición y alcanzando la carretera de Albert a Bapaume, que
atravesaba la población. Los supervivientes alemanes se retiraron hacia el
norte de Poziéres, intentando formar una nueva línea defensiva, oculta al fuego
artillero aliado. El avance australiano fue detenido cuando intentaba alcanzar
las líneas de comunicación alemanas, debido al intenso fuego de ametralladora
que los hombres de la 117.ª división de infantería alemana estaban realizando.
Bunker Gibraltar, Poziérez. |
El éxito de
los australianos atrajo la atención del mando alemán. Al ser la única ganancia
significativa obtenida en la ofensiva del 23 de julio, y ser pieza clave en el
entramado defensivo alemán, Von Arnem decidió que no podía renunciar al risco y
la población sin combatir. A pesar que el mismo día 23 ya se habían hecho
varios intentos de contraataque sin éxito, el IV Cuerpo alemán concentró su
artillería en la zona, a fin de preparar un asalto general para los días
siguientes. Durante el día 24, la artillería pulverizó las defensas
australianas; la concentración de fuego fue tan brutal, que el imaginario
australiano dio nombre a los lugares bombardeados; la esquina noroeste de la
villa sería conocida como la “Esquina de las Bajas” (Casualty Corner), situada
frente al valle que sería conocido como “el Valle de las Salchichas” (Sausage
Valley). El área recibió tal cantidad de proyectiles que la carretera pasaría a
ser conocida como la “Carretera del Hombre Muerto” (Dead Man’s Road). El
bombardeo alemán se intensificó aun más durante el día 25, buscando laminar
cualquier defensa antes que la infantería alemana avanzase.
Evacuación de heridos australianos. |
Ametralladores de la 2.ª división australiana camino del frente. |
¡¡¡Al Asalto!!! |
El mando
alemán, contrariado, ordenó que la Colina 160, el Risco de Poziéres, fuese
recobrado. La 2ª división australiana, exhausta, fue reemplazada en la línea de
defensa por la 4.ª división australiana. En la noche del 5 al 6 de agosto, toda
la posición fue sometida a un demoledor bombardeo artillero, desde todos los
flancos, especialmente desde las
dominantes alturas del risco de Thiepval, ubicado a la izquierda del despliegue.
El contraataque llegó el día 6 de agosto, aunque el fuego de ametralladora
australiano consiguió contener el ímpetu de la infantería alemana.
Albert Jacka, V. C. |
En pocos días
el I Cuerpo Anzac se había desangrado totalmente. La 1.ª división australiana
había perdido casi 8.000 hombres en los combates; la 2.ª, más de 8.000 y la 4ª
más de 7.000. Las divisiones de apoyo, la 48.ª y la 12.ª habían perdido 5.500 y
2.700, respectivamente. Las bajas alemanas apenas pueden ser calculadas, aunque
basándose en los documentos de bajas de esas jornadas, podrían evaluarse en
unos 35.000 hombres.
El 29 de
Agosto, a consecuencia de la pérdida de confianza del Kaiser ante su estrategia
ofensiva en Verdún, y la forma de llevar la guerra, Erich von Falkenhayn fue
cesado en el cargo de Jefe de Estado Mayor alemán, ocupando el mismo el
Mariscal Paul von Hindemburg, con Erich Luddendorf ejerciendo como pseudo
canciller con mano de hierro. A comienzos de septiembre, cursaron órdenes a sus
mandos de ejército para renunciar a la estrategia de “no ceder terreno a
cualquier coste”, dejando en manos de los mismos la evaluación de las
capacidades defensivas de cada posición. Mientras tanto, ordenaron el inicio de
una nueva línea defensiva fuerte, ubicada unos treinta kilómetros en la
retaguardia alemana, que será conocida como la “Línea Hindemburg”.
Bajas británicas tras el asalto de Guillemont. Testimonio de la costosa conquista de la población fueron los 4.066 muertos sufridos por los atacantes el 3 de septiembre. |
Las bajas en
esos dos primeros meses de ofensiva habían resultado desastrosas. Los
británicos acumulaban más de 251.000 bajas y los franceses 65.000. Sólo en el
mes de agosto, los alemanes habían perdido cerca de 130.000 hombres. La
operación se había convertido en una ofensiva de desgaste, que Haig estaba
dispuesto a llevar a las últimas consecuencias.
LA TERCERA
FASE. OFENSIVA TOTAL:
El tanque protagonizaría la Tercera fase de la ofensiva. Usado por primera vez, demostraría ser ineficiente pero tuvo un importante efecto moral en estos primeros choques. |
La esperada
ofensiva de mediados de septiembre se desencadenó entre las poblaciones de
Flers y Courcelette, contra la tercera línea de trincheras alemana que corría
entre Morval, Lesboeufs y Gueudecourt, apoyada por un ataque de flanco llevado
a cabo por los franceses sobre Combles.
Un tanque camino de las líneas alemanas cerca de Flers |
Los tanques
(como ya veremos en un posterior artículo en mayor detalle) serían un invento
británico, que buscaban prestar apoyo de artillería y ametralladoras próximo a
la infantería durante su ataque. Estos primeros modelos (Mk. IV), empleados en
el avance del 15 de septiembre, eran lentos y muy pesados, propensos a las
averías mecánicas, pero permitieron conseguir un factor sorpresa que haría a
los británicos alcanzar considerables ganancias tácticas durante la batalla,
aun cuando el objetivo estratégico de la ofensiva, que era obtener una ruptura completa
en la tercera línea alemana y superar las difíciles posiciones defensivas
alemanas del “Cuadrilátero” y el “Triángulo”, no pudieron conseguirse.
La mayor
parte de los carros, muy poco fiables en su mecánica, sufrirían averías antes
de llegar a la línea de frente; el resto se perderían entre el mar de cráteres
y alambradas, no alcanzando sus objetivos y regresando a sus posiciones sin
participar en el combate, o bien serían destruidos por los alemanes. Aun así,
hubo puntos en que los británicos consiguieron, aprovechando su estela, avanzar
entre 2 y 3 km en profundidad, causando graves pérdidas entre los defensores
alemanes, tropas frescas pertenecientes al 1.º Ejército alemán, que llegó en
agosto a reforzar al 2º.
Cuerpo a cuerpo en el Somme. |
El ataque
constituiría un éxito importante para las armas aliadas. Capturarían unos ocho kilómetros
de trincheras de la primera línea alemana, y otros cuatro kilómetros de la
segunda línea, ocupando el doble del terreno obtenido durante los combates del
primero de julio, a un coste humano de unos 29.000 hombres, la mitad de las
bajas sufridas el 1 de julio. La llegada de la lluvia a partir del 17 de
septiembre hizo que los avances se relantizasen hasta detenerse el día 22. Aun
así, las agotadas divisiones participantes, habían conseguido conquistar
posiciones clave, como el “Cuadrilátero”, un importante bastión defensivo ubicado
sobre la carretera entre Flers y Longueval, destruyendo numerosas posiciones
fortificadas y nidos de ametralladoras. Las bajas alemanas fueron cuantiosas,
y, aunque no hay datos completamente fiables, probablemente fuesen superiores a
los 50.000 hombres.
La caballería tendría su oportunidad en esta fase, envolviendo y rindiendo las posiciones fuertes alemanas. 18.º Regimiento de Lanceros del Rey |
El retraso en
las operaciones sufrido por la falta de preparación de los franceses y la
llegada de la lluvia, supuso que la segunda fase de la batalla de
Flers-Courcelette fuese considerada finalmente una pieza separada de la misma,
denominándose como la batalla de Morval. El 25 de septiembre, el VI Ejército
francés atacaría en dirección sur-noroeste, hacia la población de Combles,
mientras que el IV ejército británico lo hacia en dirección este y sureste,
sobre la llanura entre Morval y Lesboeufs. El 1.º ejército alemán, que defendía
las posiciones, había quedado seriamente dañado tras los combates de mediados
de septiembre (al final del mes, las fuerzas defensivas alemanas acumularían más
de 130.000 hombres perdidos), especialmente debido a la pérdida de importantes bastiones
defensivos, como eran el “Cuadrilátero” o el “Triángulo”.
Aunque el
periodo de descanso fue aprovechado por ambos bandos para asegurar sus
posiciones, serían los aliados quienes mejor trabajaron este aspecto, cavando nuevas
trincheras que les aproximaron a las posiciones alemanas ubicadas entre
Moislains y Le Transloy. Mientras, se preparaba una segunda acción, que debería
derrumbar lo que restaba de línea defensiva alemana, con un ataque planificado
por el Ejército de Reserva británico contra el área de Thiepval, que empezaría
veinticuatro horas después del ataque sobre Combles y Morval.
El barro se erigiría también en protagonista. Las lluvias anegaron el terreno, complicando la labor de transporte de suministros a primera línea. |
El avance
británico del 25 de septiembre fue el más profundo en los dos últimos meses; la
penetración alcanzó las posiciones alemanas al noreste de Combles, penetró
hasta Morval y cortó la carretera entre Bapaume y Peronne, en el área de
Racourt. Las defensas alemanas en el saliente de Combles se encontraban en una
situación límite, con su flanco derecho superado por los británicos y con los
franceses avanzando decididamente hacia la población. Por primera vez en la
batalla, los avances fueron tan veloces, que se pudo utilizar la caballería para
rodear velozmente las posiciones fuertes alemanas, incrementando también el
número de soldados alemanes que acabarían siendo capturados.
Las posiciones alemanas sobrepasadas por los tanques eran rápidamente conquistadas. Sin embargo, los engendros mecánicos sufrían demasiadas averías, y los alemanes pronto conocieron sus puntos débiles. |
Estas
importantes ganancias les habían costado a los aliados unos 5.000 hombres, un
número muy inferior a los movimientos ofensivos previos. El 1.º Ejército alemán
había sufrido graves pérdidas, dejando muchos prisioneros en manos de las
tropas de la Entente, al ser rodeadas sus posiciones defensivas. El mes de
septiembre fue el peor en mucho tiempo para las armas alemanas, que acabarían
acumulando cerca de 135.000 bajas sólo en el sector del Somme.
Soldados alemanes en una trinchera en Thiepval. |
Thiepval
había sido duramente atacado el primer día de julio por parte del IV Ejército
británico con resultados desastrosos para sus intereses. Desde entonces no se
habían vuelto a organizar operaciones de envergadura en el sector, al considerarse
cualquier avance al norte de la carretera de Albert a Bapaume extremadamente
peligroso, debido a la orografía del terreno y a las extremadamente sólidas posiciones
defensivas alemanas frente al río Ancré. Las operaciones se habían centrado en
explotar los éxitos obtenidos al sur del Somme, pero la situación había
cambiado; las brechas abiertas en la línea defensiva alemana durante los
ataques lanzados desde el sur, suponían una seria amenaza para el sector norte alemán,
lo que querían aprovechar tanto el Comandante en Jefe aliado, Josepf Joffré, como
el comandante del BEF, Douglas Haig, para romper definitivamente la defensa
alemana y finalizar una batalla que estaba batiendo records de desgaste para
ambos contendientes.
Tropas australianas en la trinchera Regina. |
Fusileros de Northumberland en una trinchera frente a Thiepval. |
Hasta que quedaron empantanados, los tanques ayudaron a las tropas aliadas a alcanzar sus objetivos. |
La 18.ª atacó
a lo largo del valle, hacia las trincheras Schwaben y Zollern. El avance fue
tan veloz, que, dejados los lentos tanques atrás, alcanzaron la trinchera
Schwaben en menos de quince minutos, batiendo a los defensores, y confrontando
después la trinchera Zollern, desde donde estaban despachando un nutrido fuego
de ametralladora y fusilería sobre el resto de unidades. Se inició el combate
por la posesión de la trinchera Zollern, mientras parte de la división giraba a
la izquierda de la carretera de Poziéres a St. Pierre Divion para atacar
Thiepval. El combate fue feroz, aunque hacia el anochecer ya se había conquistado
el sector noreste de la población.
A partir del
día 27, se inició una amarga lucha, trinchera por trinchera, reducto a reducto,
para controlar todas las posiciones fuertes alemanas al este de Thiepval. La
población fue controlada totalmente ese mismo día, aunque los combates en sus
alrededores se prolongarían hasta el 30 de septiembre, cuando las posiciones
fuertes alemanas, especialmente parte no controlada del Reducto Schwaben (aun
cuando no conseguiría ser completamente conquistado hasta una operación
posterior, ya en octubre), y las trincheras conocidas como Zollern y Stuff
quedaron en manos aliadas (salvo la parte norte de esta última, que los
alemanes recuperaron en el último instante mediante un feroz contragolpe
nocturno).
La oposición
alemana, protagonizada por la 7.ª división de infantería, había sido derrotada
claramente, a un coste no demasiado elevado, teniendo en cuenta anteriores
matanzas. Unos 16.000 soldados británicos habían caído en los cinco días de
operación, la mayor parte heridos; a cambio, se habían capturado unos 10.000
prisioneros alemanes, y la mayor parte de las posiciones fuertes en el risco de
Thiepval estaban en manos británicas.
Sin tiempo
para el descanso, ante la necesidad de finalizar las operaciones antes de la época
de lluvias, y con la perspectiva del mando general de la Entente de renunciar a
la ofensiva en el Somme para priorizar un gran contragolpe en Verdún, las
fuerzas de Gough (Reserve Army) continuaron su asalto sobre las posiciones no
conquistadas en el Risco de Thiepval, en una segunda fase de la ofensiva que
tenía como objetivo limpiar los puntos fuertes que no habían sido conquistados
completamente en el curso de la batalla de septiembre, y avanzar en dirección
sur-noreste hacia Miraumont.
Línea británica de trincheras en el frente del Ancré. La vida era dura en las trincheras del frente. Acá unos soldados descansan en sus nichos entre asalto y asalto frente al risco de Thiepval. |
Durante la
primera semana de octubre, las tropas que, exitosamente, habían penetrado las
defensas en el Risco de Thiepval a finales de septiembre, continuaron la
presión. El cuerpo Canadiense atacó nuevamente la trinchera Regina, avanzando
en paralelo a la carretera de Courcelette a Miraumont, pero apenas consiguieron
ganar terrano ante la creciente oposición alemana; además, el tiempo se
estropeó, y comenzó a llover intensamente, lo que convirtió el campo de batalla
en un barrizal. Por su parte, la 18.ª división atacó el Reducto Schwaben, pero
fue contraatacada por una masa de infantería alemana desde el área de St.
Pierre Divion y, aunque se sostuvo en sus posiciones, cediendo muy poco
terreno, tuvo que ser reemplazada por la 39.ª división el 7 de octubre. La
lluvia impidió continuar las operaciones, a partir del 2 de octubre, aunque los
combates si continuaron, con ambos bandos intentando asegurar sus posiciones y
preparándose para nuevos combates.
El 8 de
octubre, el cuerpo Canadiense realizaría un nuevo intento de tomar la trinchera
Regina, atacando de madrugada bajo la persistente lluvia de otoño. El combate
fue duro y amargo, y se prolongó durante horas antes que los canadienses (1.ª
división) se viesen obligados a replegarse al no haber conseguido ningún avance
significativo. De los 1.100 hombres que realizaron este ataque, un 70% había
causado baja. Esta sería la última acción del Cuerpo Canadiense, que se
encontraba duramente castigado por las pérdidas de las últimas semanas.
Comenzaría a ser reemplazado a partir del 10 de octubre.
El día 9, la 39.ª división tomaría la ofensiva tras reemplazar a la 18.ª, atacando sin excesivo éxito el Reducto Schwaben; mientras, la 25.ª, que había sustituido a la 11.ª días antes, atacó el Reducto Stuff; apoyada por un gran despliegue artillero, consiguió conquistarlo. Durante dos días, los alemanes contraatacaron repetidas veces el Reducto Stuff, sin éxito. A partir del 14 de octubre, la 25.ª división comenzó una serie de movimientos para conquistar “Los Montículos” (“The Mounds”), una serie de posiciones elevadas frente a Grandcourt que daban el control de la zona a la artillería alemana. Un primer asalto, precipitadamente lanzado el día 14, fue destrozado por la artillería enemiga; por tanto, se paralizaron nuevamente las operaciones, planeando un asalto conjunto con la 39.ª división para el 19 de octubre. En preparación al mismo, se ampliaron las trincheras de comunicación, y se excavó hacia las posiciones altas, a fin que la infantería redujese el espacio a cubrir en descubierta.
Posición alemana en el Reducto Schwaben. |
Sería el día
21 cuando el II Cuerpo, contando con el apoyo de unidades que volvían al frente
tras un descanso, lanzó una ofensiva general que iba a resultar exitosa. Los
canadienses atacaron con la única división que les restaba en la zona, la 4.ª,
la Trinchera Regina, conquistándola y avanzando a lo largo de la carretera entre
Coucelette a Pys, a fin de establecer un perímetro defensivo. La 25.ª división
atacó la trinchera Stuff, apoyada por la 39.ª y la 18.ª, que volvía al frente. El
ataque fue duro y los combates muy intensos, con bajas crecientes para ambos
bandos, aunque al final del día los británicos controlaban toda la posición.
Mar de barro y alambre de espino en la tierra de nadie, frente a Beaumont Hamel, el frente del Ancré. |
El 29 de
octubre, el ejército de Gough fue renombrado como “Quinto Ejército”. El 11 de
noviembre, con el terreno totalmente embarrado, comenzaba nuevamente a operar,
bombardeando con gases Y Rabine y otras zonas al norte del Ancré. En el flanco
derecho del despliegue, la 4.ª división canadiense avanzó durante la noche del
11 de noviembre, tomando algunas posiciones al noreste de la trinchera Regina,
sobre la carretera entre Le Sans y Pys.
La batalla
del Ancré se inciaría el 13 de noviembre, con el II Cuerpo atacando la orilla
sur del Ancré, mientras el V y el XII Cuerpos atacaban la orilla norte. El
bombardeo preliminar había logrado buenos resultados, destruyendo gran parte
del alambre de espino frente a las defensas alemanas, y dañando muchas de estas
últimas. Aprovechando la escasa visibilidad causada por la niebla matutina, los
británicos mandaron a su infantería contra las defensas alemanas en la última
ofensiva general de la Batalla del Somme. Entre el 13 y el 15 de noviembre la
batalla afectó a toda la zona atacada, con resultados notablemente diferentes
dependiendo del sector atacado. Así, el II Cuerpo consiguió avances
significativos atacando entre St. Pierre Divion, al norte de Thiepval y la
carretera de Grandcourt al este. Menores fueron los éxitos del V Cuerpo, que
atacó entre la posición fuerte de Y Rabine y Serré; aunque sus avances en la
zona más sureña si se consolidaron a costa de numerosas bajas, la 3.ª división
obtuvo un fallo completo en su asalto sobre Serré. Este fracaso arrastró al
XIII Cuerpo, que debía cubrir el flanco izquierdo del avance y, aun cuando
logró alcanzar algunos de sus objetivos, se vio forzado a tener que
abandonarlos al quedar su flanco expuesto ante el fracaso del ataque sobre
Serré.
Un soldado británico descansa tras los combates. |
El barro detuvo prácticamente las operaciones. |
Aun así, los
británicos habían sufrido en esta parte final de la ofensiva bajas moderadas,
comparadas con otros asaltos de la ofensiva del Somme; algo más de 23.000 hombres
causaron baja. A cambio, consolidaron una posición repleta de fortines y
trincheras, puntos fuertes y nidos de ametralladoras, causando cerca de 45.000 bajas
a los alemanes, muchas de las mismas en forma de prisioneros.
ANÁLISIS
FINAL. LA INSOPORTABLE INUTILIDAD DEL SOMME:
Soldados australianos rinden homenaje a los hombres de la primera división de Australia, que dejaron sus vidas en Poziéres. |
Aun cuando
las fases finales de la Ofensiva del Somme registraron un decreciente número de
hombres perdidos por parte aliada (en contraste con el número creciente por
parte alemana, con un elevado número de prisioneros), la realidad muestra que
la batalla planteada por Haig en el verano de 1916, distó mucho de lograr sus
objetivos estratégicos, degenerando en una batalla de desgaste monumental, en
la que se consumieron gigantescos recursos para la obtención de unas muy
escasas ganancias territoriales.
419.000 soldados británicos y de sus dominios causaron baja durante la sangrienta batalla. Cerca de 100.000 murieron. |
Para conocerlas
con un mayor detalle, primero debemos conocer la realidad de la batalla; una
ofensiva que se había previsto con un número limitado de recursos (trece
divisiones británicas y once francesas, enfrentadas a once divisiones alemanas)
acabaría convirtiéndose en un matadero en el que prácticamente todas las
nacionalidades del Imperio Británico, y un número relevante de franceses,
enfrascados aun en la devastadora batalla de Verdún, se encontrarían implicados.
Al final de la ofensiva, un total de 50 divisiones británicas y 48 francesas
habían desfilado por las orillas del Somme y del Ancré, enfrentadas a más de
cincuenta divisiones alemanas. Estaríamos hablando de cerca de 800.000
británicos y 600.000 franceses, enfrentados a más de 800.000 alemanes, unas
cifras absolutamente increíbles de unidades confrontadas en un frente que, en
el punto álgido de la batalla, apenas tenía una extensión de una treintena de
kilómetros.
Los cementerios cubrirán la Picardía. Cementerio Sudafricano. |
Tras la
guerra, fue motivo de estudio el número real de bajas sufridos por los
contendientes durante la batalla, un terreno por donde pisarían algunos de los
principales historiadores y autores de la época de entreguerras; Wendt, Edmonds
y Churchill, entre otros, especularon con diferentes cifras, aunque finalmente
se impuso la corriente que indicaba que la batalla de desgaste instigada por
Haig, había supuesto un mayor potencial humano perdido a las naciones de la
Entente que al Imperio Alemán.
Las cifras
reconocidas como más próximas a la realidad, serían las siguientes:
·
Imperio Británico: 419.654
bajas, incluyendo 95.675 muertos o desaparecidos. Las cifras incluyen un total
de 24.029 canadienses, más de 23.000 australianos, 7.408 neozelandeses, más de
3.000 sudafricanos, y más de 2.000 soldados de Newfoundland.
·
Francia: 204.253 bajas totales,
incluyendo 50.756 muertos y desaparecidos.
·
Alemania: 164.055 muertos y
desaparecidos, unos 38.000 prisioneros. La cifra total final no se puede
conocer, ya que los alemanes calculaban sus bajas por frentes y no incluían los
heridos que volvían al frente tras un periodo de convalecencia. Aun así, la
cifra se ha establecido entre 465.000 y 575.000 bajas totales.
Por tanto, la
sangría total para el periodo de la ofensiva, entre el primero de julio y el
diecinueve de noviembre de 1916, sumaría un total de 623.907 soldados de las
potencias de la Entente, y entre 465.000 y 575.000 alemanes, para un impresionante
total absoluto de más de un millón cien mil hombres perdidos en el curso de
aquellos terroríficos cinco meses.
La cifra es
absolutamente desproporcionada, teniendo en cuenta las consecuencias
estratégicas de la operación y el escaso terreno conquistado por los atacantes.
Las ganancias territoriales no permitirían estabilizar el sector, que tras las
operaciones aliadas del invierno de 1917, obligarían a los alemanes a
desencadenar una operación (Albreitch) para ocultar su movimiento de repliegue
hacia la línea Hindemburg. La zona sería escenario de encarnizados combates
durante 1917, pero muy especialmente en 1918, ya que los alemanes conquistarían
todo el terreno perdido y un notable espacio adicional en el curso de la
Kaiserschlatch. De hecho, prácticamente la guerra acabaría peleándose en la
zona, cuando las ofensivas de pacificación aliadas recuperaron nuevamente el
Somme.
La batalla
supuso el debut de un gran avance tecnológico, el tanque, que iría cobrando
protagonismo según los bandos enfrentados comprendiesen su verdadera
repercusión táctica. Pero también sería escenario de aplicación, mejorada y
ampliada, de la terrorífica estrategia de la guerra de desgaste; se calcula que
unos cuarenta millones de proyectiles de artillería fueron despachados sobre
los horrorizados soldados de ambos bandos, con consecuencias terribles, como ya
hemos visto.
Una locura
que tendría continuación en los meses venideros; Haig había abierto las puertas
del infierno para el ejército británico, puertas que aun tardarían dos largos y
sangrientos años en cerrarse.
Memorial de Thiepval a los Soldados Sudafricanos y Británicos desparecidos en el Somme. |
El Somme suena
a historia, honor y recuerdo para Reino Unido y su Imperio. El Somme suena a
estación de paso obligada para los amantes de la Historia, a lugar de
recogimiento y recuerdo de aquello que el hombre es capaz de hacer a otros
hombres; suena a cementerios plagados de cruces y memoriales recordando a
aquellos que se dejaron sus esperanzas y sus vidas hace cien años.
Cada primero
de julio, la Legión Real Británica, junto con la Embajada Británica en Francia
y la Comisión de Cementerios de Guerra de la Commonwealth, realiza una
conmemoración del inicio de la batalla en el Memorial de Thiepval.
Inauguración del Memorial a los soldados de Newfoundland caídos durante la batalla del Somme. 7 de julio de 1925. Beaumont Hamel |
La región
está plagada de monumentos, cementerios y memoriales a los caídos en la
batalla. En el mapa adjunto podéis ver la ubicación de los mismos, que he
tratado de reflejaros para aquellos que, en un futuro, queráis realizar un
viaje a una bellísima región del este francés, con un gigantesco componente
histórico. Según la numeración siguiente, podéis identificarlos en el mapa:
·
El
Memorial a los Desaparecidos de Thiepval: Una enorme construcción ubicada en el
Risco de Thiepval, donde se encuentran inscritos los nombres de los cerca de
73.000 soldados británicos y sudafricanos desaparecidos en combate en la zona,
entre el 1 de julio de 1916 y el 20 de marzo de 1918. Se excluyen otras nacionalidades,
que tienen sus propios memoriales.
·
01.-
Memorial de los Batallones Pal de Liverpool y Manchester, Montauban.
·
02.-
Memorial del 7.º Regimiento de Yorkshire, Fricourt.
·
03.-
Memoriales de la 18.ª división y de la 36.ª División del Ulster, Thiepval.
·
04.-
Memorial de la 41.ª división, Flers.
·
05.-
Memoriales a las tropas neozelandesas y Cementerio del Valle de Cartepillar,
Longueval.
·
06.-
Memorial de la 38.ª división de Gales, Bois Mametz.
·
07.-
Memoriales en Pozierés:
o
Regimientos
Black Watch y Cameron Higlanders, tropas escocesas.
o
1.ª
división australiana.
o
Cuerpo
de Tanques.
o
Memorial
del Molino de Poziéres, australianos.
o
Memorial
del Cuerpo de Rifles Reales en la Granja de Mouquet.
o
Cementerio
británico de Poziéres.
o
Memorial
a los soldados desaparecidos.
·
08.-
Memorial canadiense, Courcelette.
·
10.-
Memoriales en La Boisselle:
o
102.ª
y 103.ª brigadas de infantería Tyneside.
o
19.ª
división.
o
34.ª
división.
·
11.-
Memorial sudafricano y Memorial a los Gaiteros, Bois D’Elville.
·
12.-
Memoriales de la 20.ª división ligera y de la 16.ª división irlandesa, y
cementerio de la carretera de Guillemont, Guillemont.
·
13.-
Memorial a la 18.ª división, Bois de Trônes.
·
14.-
Memorial de la División de Guardias, carretera de Ginchy a Lesboufs.
·
15.-
Memorial y cementerio británicos, Grevillers, Bapaume.
·
16.-
Memorial a los Batallones Pals de Salford, 15.º, 16.º y 19.º batallones de
Lancashire, 32.ª división de infantería, Authuile, Albert.
·
17.-
Parque Memorial de Newfoundland, Beaumont Hammel.
·
18.-
Memorial de la división naval, Brecourt.
·
19.-
Memorial a los batallones Pal de Bradford, 16.º y 18.º batallones, regimiento del
Príncipe de Gales, Hébuterne.
·
Además,
encontramos otros muchos cementerios militares, entre los que destacan el
británico en la carretera de Serré, y los cementerios de los tres contendientes
en Racourt, en la carretera que une Bapaume con Peronne.
·
Hay
más monumentos en otros puntos del frente del Somme, correspondientes a los
enfrentamientos ocurridos en 1918, durante la segunda batalla del Somme, aunque
los hemos dejado fuera de este resumen.
Espero que si
algún día tenéis la oportunidad de visitar estos lugares, este resumen os sirva
como ayuda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario