Recreación en Rumanía, agosto de 2.016. |
*El Apocalipsis continuaba extendiéndose por la vieja Europa
con un manto de muerte y destrucción, atrayendo, como si fuese un agujero
negro, a nuevos actores a la tragedia que se llevaba escribiendo desde 1.914.
Rumanía, nación floreciente del sureste europeo, no supo quedarse al margen de
la carnicería, y reclamó, durante el verano de 1.916, su cuota de muerte,
ligando su destino al de las naciones de la Entente. En esta entrada del blog
analizaremos los porqués de la entrada de Rumanía, y conoceremos cual fue su
participación en el conflicto. Pero, como el título indica (La Guerra en el
Oriente Europeo), trataremos también como se desarrolló el conflicto en las
zonas próximas de guerra; en los Balcanes, donde la entrada en guerra de
Rumanía animaría la misión aliada en Salónica, o en el Caúcaso, donde el
ejército ruso desarrolló una eficiente campaña contra las fuerzas otomanas,
mientras estas se esforzaban por encontrar culpables a sus fracasos militares
en ese frente y decidían masacrar al pueblo armenio como cabeza de turco (nunca
mejor dicho).
Espero que disfrutéis de la entrada, tanto como yo
escribiéndola.
LA RUMANÍA MODERNA. DE LOS PRINCIPADOS A LAS GUERRAS
BALCÁNICAS:
La Europa de 1.648, ya reflejaba a los principados rumanos. |
Fuera de Rumanía, la historia rumana es muy desconocida, y
la mayor parte de los profanos apenas conocen leyendas, como la del príncipe
valaco Vlad Tepes, conocido como Drácula; sin embargo, la Historia rumana puede
extenderse largamente en el tiempo, hasta la época de las tribus dacias del
Danubio que se enfrentaron al Imperio Romano; una historia plagada de
personajes singulares, batallas y luchas civiles que se alargaron durante
muchos siglos. Nuestro análisis, no obstante, va a iniciarse durante el
Renacimiento rumano, durante el periodo de ocupación por parte del Imperio
Otomano, al que las regiones rumanas, Valaquia, Moravia y Transilvania, rendirían
vasallaje o serían conquistadas.
Fue en 1.541 cuando el Imperio Otomano, tras una larga lucha
con el Sacro Imperio, obtuvo el control sobre la práctica totalidad de los
Balcanes e importantes territorios de Hungría. Entre los territorios balcánicos
se encontraban los principados de Moravia y Valaquia, que disfrutaban de
independencia dentro del Imperio Otomano, prestándoles vasallaje a cambio de su
protección, mientras la sumisión y el pago de impuestos se cumpliesen. Los principados
rumanos, amparados por los otomanos, fueron dejando atrás la economía feudal
propia de la Edad Media, e integrándose en un sistema económico y social más
moderno, basado en un floreciente comercio, convirtiéndose en potencias
económicas y comerciales entre las naciones balcánicas.
La región de Transilvania, por su parte, que había sido
conquistada por el Imperio Otomano y recuperada posteriormente por el Imperio, fue
entregada por a Juan II de Hungría, quién creará el principado de Transilvania,
del que será el primer titular. Juan I de Transilvania llevará a su pueblo importantes
mejoras, tanto a nivel comercial como militar; además, trajo nuevas ideas
religiosas, imponiendo el calvinismo tras emitir el Edicto de Turda (1.568).
Durante años los calvinistas gobernarán Transilvania, hasta que, poco a poco, vayan
cediendo su puesto al protestantismo centroeuropeo.
Los tres principados rumanos tenían muchas cosas en común;
desde tradiciones hasta el idioma, sólo hacía falta algo de tiempo para que
comenzasen a pensar en que juntos serían más fuertes. El primer intento de conformar
una nación unida y poderosa se remonta al año 1.600, cuando el príncipe de
Valaquia Mihai Viteazul, conocido como Miguel el Bravo, se convirtió en regente
de los tres principados. El experimento tan sólo se alargó un año, ya que en
1.601 la unión se disuelve. Los intereses comerciales de cada uno de los
principados les motivará para disolver la unión; Moldavia y Valaquia
permanecerán como principados independientes durante casi dos siglos; por su
parte, Transilvania se convertirá en Reino, viviendo una auténtica época dorada
durante el reinado de Gabor Bethlen.
Rumania tras proclamarse reino independiente. |
El férreo control que ejercían las autoridades austriacas sobre
las regiones más orientales de su imperio, junto a la desconsideración que
tienen hacia los ciudadanos rumanos, considerados parias para las autoridades
austriacas, harán surgir en las provincias rumanas un sentimiento nacionalista que,
pronto, comenzará a dar firmes pasos hacia su unificación e independencia.
En 1.829 se firma el Tratado de Adrianápolis, que finalizará
la guerra ruso-turca y devolverá el control de los vitales puertos rumanos en
el Mar Negro y parte de la provincia de Valaquia al Imperio Otomano. Los
territorios rumanos que se encontraban bajo dominio ruso serían gobernados
hasta 1.834 por Pavel Kiselyov, gobernador que impulsó la redacción y
aprobación de la primera constitución rumana, apoyado por los principales
señores (boyardos) rumanos.
En 1.848, Rumanía no sería una excepción a la ola
revolucionaria que se extiende por Europa. Aun cuando la revolución no llegó
con la intensidad que a otras naciones, tanto Valaquia como Moldavia intentan
aprovecharse de la misma forzando su independencia, mientras que en Transilvania
la población intenta forzar su emancipación del Imperio Austrohúngaro,
fracasando ante la represión ejercida sobre los impulsores por las autoridades austriacas.
Sin embargo, este fracaso fue un acicate para que los habitantes de las
provincias rumanas, oprimidos en su propia tierra, sintiesen aun más la
necesidad de guiar su propio destino. El nacionalismo rumano comenzó a cobrar
fuerza tanto en el campo como en las ciudades, aprovechándose de las ventajas
que la Revolución Industrial aportó para la rápida transmisión de una idea.
Las peticiones de las naciones rumanas a las grandes
potencias para que apoyasen la unificación e independencia del Imperio Otomano
de los territorios de Valaquia y Moldavia caen en saco roto. En respuesta, la
represión otomana creció, subiendo los impuestos y reprimiendo violentamente
las manifestaciones nacionalistas rumanas.
Domnitor Alexandru Ioan Cuza |
En 1.859 los representantes de las provincias de Valaquia y
Moldavia eligen un Domnitor, un regente, en la figura de Alexandru Ioan Cuza,
quién solicitó la independencia de las provincias rumanas del Imperio Otomano, que
se encontraba en una profunda crisis, pero no consiguen el apoyo internacional
necesario para lograrlo; los intentos de Valaquia y Moldaviapor agruparse en un
único gobierno hace surgir sentimientos nacionalistas en Transilvania, a la que
el Imperio Austrohúngaro sujeta bajo su control con férrea mano.
En 1.866, el ejército, apoyado por asesores austriacos, da
un golpe de estado contra Cuza. El puesto de Domnitor es entregado a Carlos de
Hohenzollern-Sigmaringen, quién se otorgará a si mismo el rango de Príncipe,
siendo conocido como Carol de Rumanía. El nuevo príncipe introdujo reformas en
la administración del Estado y en el ejército, modernizándolo y dirigiéndolo personalmente
al combate contra sus antiguos opresores, el Imperio Otomano. El 9 de mayo de
1.876 estalló la Guerra de Independencia Rumana; el príncipe Carol, al frente
de sus fuerzas y las de sus aliados rusos, dirigió personalmente el sitio de
Pleven, en el curso de la guerra contra el Imperio Otomano. En 1.877 la guerra
finalizó, con la victoria rusa, que solicitó, entre las reparaciones de guerra,
que el Imperio Otomano reconozca la independencia rumana.
Al siguiente año, 1.878, la firma del Tratado de Berlín
obligó al Imperio Otomano a reconocer la independencia de Rumanía. Las grandes
potencias europeas también reconocen el derecho de autodeterminación del pueblo
rumano. Como pago por el apoyo durante su guerra de independencia, Rumanía
obsequia a Rusia con la Besarabia, obtieniendo a cambio una salida al Mar Negro
y la zona norte de la región de Dobruja.
Karl (Carol) I de Rumanía |
El 14 de marzo de 1.881, el príncipe Carol es nombrado rey,
gobernando el reino con el título de Carol I de Rumanía. Su reinado marcará un
periodo de gran desarrollo económico, político y social para Rumanía,
aprovechando el viento favorable creado por la revolución industrial. El único
problema interno relevante que debió afrontar fue el levantamiento campesino de
1.907, impulsado por los bolcheviques, que sería violentamente reprimido por el
ejército rumano.
Mientras tanto, la tercera provincia de la actual Rumanía,
Transilvania, vivía su propio Via Crucis. Reprimido el nacionalismo rumano por
las autoridades austriacas, que actuaban con mano de hierro ante cualquier
intento de levantamiento o reclamación, sometiendo a la población rumana a
difíciles condiciones de vida. El caso más conocido fue en 1.894, cuando
importantes miembros de la jerarquía social transilvana, enviaron un memorándum
a las autoridades austriacas, demandando derechos para la población de origen
rumano; sin más contemplaciones, el gobernador de Transilvania los juzgó y
condenó por traición.
Las buenas relaciones de Rumanía con sus vecinos la alejaron
de la complicada situación que la desintegración del Imperio Otomano causó
sobre los países balcánicos, con el estallido del conflicto territorial entre
Bulgaria, Serbia y Grecia contra el Imperio Otomano, en la que sería conocida
como la Primera Guerra Balcánica. Esta neutralidad le otorga fuertes réditos,
ya que reclamó a su aliada Rusia un “premio” por no intervenir, aun cuando las
presiones otomanas, que necesitaba de aliados, fueron muy notables; el premio
tenía nombre, la parte sur de la región de Dobruja, en manos búlgaras. La
reclamación no prosperó, aunque si que consiguió la ciudad de Silistra, ante la
sorpresa e indignación búlgaras.
La reina y el rey Carol pasan revista a las tropas en 1.913 |
La relación entre ambos países (Rumanía y Bulgaria) se
enturbió prácticamente sin solución, aunque Rumanía ratificó su neutralidad
cuando Bulgaria fue a la guerra contra sus antiguos aliados, Grecia y Serbia, a
consecuencia de unas discusiones territoriales sobre la posesión de la
Macedonia, iniciándose la Segunda Guerra Balcánica el verano de 1813. Dicha
posición cambiará rápidamente, ya que la dimisión del gobierno Danev en
Bulgaria y la llegada del gobierno Radoslavov no consiguen detener la guerra
con Grecia y Serbia, que se apresuran a golpear a Bulgaria, infringiéndoles
serias derrotas en la Macedonia.
El rey Carol y su gobierno, viendo que podían obtener
importantes réditos de una intervención en el conflicto, deciden emitir una
nota diplomática en la que “declaran la guerra a su vecina Bulgaria”, pero
dejando claro que “Rumanía no tiene intención de subyugar o dominar a Bulgaria,
si no de obtener los territorios bajo su reclamación sin más perjuicio” para su
rival. El 10 de julio de 1.913, el ejército rumano, que se ha movilizado cinco
días antes, invade Bulgaria. El 5º Cuerpo de Ejército, con 80.000 soldados
comandados por el heredero al trono, el príncipe Fernando, atraviesa la
frontera del sur de Dobruja, desde Tutrakan a Balchik. No existe apenas
oposición por parte de la guarnición búlgara, y el cuerpo de caballería rumano
ocupa pocos días después el vital puerto comercial de Varna. Completada la
ocupación de Dobruja, el príncipe Ferdinand dirige su atención hacia la misma
Bulgaria, atravesando la frontera entre ambos países la noche del 14 al 15 de
julio.
Las victorias rumanas se suceden ante la escasa oposición
búlgara, cuyo grueso del ejército se encuentra enfrentado en precaria situación
a las tropas serbias y griegas. El 18 cae la población de Ferdinand, y el 20 de
julio lo hará Vratsa, a poco más de 100 km de la capital búlgara, Bucarest. El
25 de julio su avance hacia el oeste les lleva a unirse con el ejército serbio,
que avanza desde la Macedonia, poniendo en peligro todo el sistema defensivo
búlgaro. Sofia es declarada ciudad abierta, y Bulgaria se rinde, dando por
finalizada la segunda Guerra balcánica.
La familia real rumana |
El Ejército rumano sufrió muy pocas bajas en combates,
apenas unos pocos miles de hombres, aunque la enfermedad, en concreto la
epidemia de cólera que afectó a los Balcanes en estas fechas, se cobró la vida
de 6.000 soldados. La guerra se cerrará definitivamente con la firma del
Tratado de Bucarest, donde Bulgaria renunciará a sus derechos sobre el Sur de
Dobruja, en favor de Rumanía.
Rumanía salía triunfante, y se preparaba para vivir un nuevo
periodo dorado, pero los acontecimientos del trágico verano de 1.914 iban a
cambiar por completo la historia europea, y por consecuencia, la historia
rumana.
EL LARGO CAMINO DE RUMANÍA HACIA EL ABISMO DE LA GUERRA:
La policía bosnia detiene a Gavrilo Princip tras asesinar al Archiduque Francisco Fernando, el 28 de junio de 1.914 |
Rumanía tenía la fortuna de contar con un consejo real cabal
e inteligente, que valoró mucho las sugerentes opciones que le mostraban tanto
las Potencias Centrales como las de la Entente, decidiendo hacer oídos sordos a
los cantos de sirena que les presionaron durante la Crisis de Julio de 1.914.
En los años previos, como todas las naciones europeas, el
gobierno rumano se movió entre dos aguas, firmando acuerdos públicos y
secretos. La antipatía hacia los Romanov y la prepotencia con que trataba el
gobierno ruso a los países balcánicos, hicieron que el rey Carol firmase a
comienzos del siglo XX una Triple Alianza con Austria y Alemania. Sin embargo,
las noticias que procedían de Transilvania y el deterioro de la situación
social y política en el Imperio Austrohúngaro, junto con la negativa austriaca
a apoyar las reclamaciones rumanas al final de la Primera Guerra Balcánica,
hicieron crecer la antipatía hacia sus vecinos.
Ion Brâtianu, primer ministro rumano, partidario de la entrada en guerra de Rumanía a favor de la Entente. |
La realidad es que Carol no tenía muchas fuerzas para
imponer su voluntad. La mayor parte del gobierno era partidario de una alianza
con la Entente y atacar a Austria para recuperar la Bukovina y Transilvania, y
había comenzado a movilizar al pueblo para que apoyase esta opción; además,
Carol se encontraba gravemente enfermo, y no deseaba pasar a la historia por
imponer su voluntad, aun cuando sus familiares austrohúngaros le presionaban
abiertamente para que lo hiciese, desoyese al pueblo y cumpliese los
compromisos firmados.
En septiembre, tras la derrota alemana en El Marne y los
avances rusos en Galitzia, la agitación pública a favor de la Entente llegó al
máximo. El rey, en un intento por calmar al pueblo y al gobierno, solicitó a
las autoridades austrohúngaras que cediesen a Rumanía parte de la Bukovina, y
que realizasen reformas que mejorasen las condiciones de vida de la población
rumana en Transilvania, con escaso éxito. Deprimido por su enfermedad y por los
problemas generados por el conflicto entre la monarquía y el gobierno, el rey
Carol se planteó la abdicación. Sin embargo, sería la muerte quién lo
encontrase antes de tomar una decisión; el 3 de octubre de 1.914, Carol I,
primer rey de Rumanía, fallecía en su cama.
Tras las protocolarias exequias, el príncipe heredero
Fernando fue nombrado rey, con el título de Fernando I de Rumanía. Carente de
experiencia e indeciso en el gobierno, a pesar de su carrera militar y de su
tirunfante campaña contra los búlgaros, tuvo que poner en manos del primer
ministro del gobierno búlgaro, Ion Brátianu, la dirección de la diplomacia y el
buen gobierno de Rumanía.
Conmemoración centenario de entrada en guerra de Rumanía. Agosto de 2.016. |
El alto mando del ejército rumano comenzó a diseñar un plan
de acción contra Austrohungría en la Bukovina, mientras la diplomacia comenzaba
a dar pasos para afianzar la alianza rumana. El gobierno rumano alcanzó un
acuerdo con el italiano para avanzar en paralelo en el proceso de incorporación
de ambas naciones a la Entente. También obtuvo de Rusia garantías de respetar
los derechos de Rumanía sobre las provincias austriacas de mayoría rumana, a
cambio de mantener la neutralidad y no intervenir a favor de las Potencias
Centrales.
Cementerio judío en Rumanía. La persecución de la población judía le causó numerosos problemas al gobierno rumano. |
Los intentos rumanos por llevar una política diplomática
paralela a la italiana hasta entrar ambos en guerra, quedo en el olvido cuando
Italia firmó en secreto el Tratado de Londres, que le obligaba a entrar de
forma inmediata en guerra. Brátianu, contrariado, decidió alejarse de Francia y
aproximarse a Rusia, donde creía que podría encontrar mayor sensibilidad en
aquellos momentos a sus demandas. Por tanto, el 3 de mayo de 1.915, los
delegados rumanos en San Petersburgo presentaron al gobierno ruso un memorándum
con sus demandas, que a todas luces era exagerado, tanto que el gobierno ruso se
vio forzado a denegarlas.
Las negociaciones continuaron, y a mediados de julio, cuando
la ofensiva alemana en Gorlice-Tarnow se encontraba en pleno auge y el ejército
ruso corría el riesgo de ser completamente destruido, las tornas se cambiaron;
las reclamaciones rumanas fueron aceptadas, a cambio que Rumanía entrase en
guerra de forma inmediata. Sin embargo, el 3 de agosto de 1.915 las fuerzas
alemanas tomaban Varsovia, lo que daba un vuelco a la situación del Frente
Oriental, y Brátianu, con inteligencia, decidió retrasar la entrada rumana en
el conflicto hasta que se diesen las circunstancias adecuadas.
El rey Fernando sella la declaración de guerra al Imperio Austrohúngaro (26 de agosto de 1.916) |
Para comienzos de 1.916, los planes militares rumanos contra
Austrohungría estaban ya finalizados, por lo cual el gobierno retomó las
negociaciones pasa su adhesión a la Entente; 1.915 había sido un mal año para
las naciones orientales de la Entente, con la caída de Serbia y la grave
derrota rusa en Polonia y Galitzia, por lo que el gabinete de Brátianu no
pensaba prestar su apoyo sin un firme compromiso aliado en la neutralización de
Bulgaria. Solicitó a Rusia el envío de un ejército de 200.000 en su apoyo a la
apertura de hostilidades, y a los aliados occidentales una reactivación de la
campaña de Salónica que pusiese a los búlgaros contra las cuerdas.
La negativa rusa a prestar tal cantidad de hombres,
indispensables en la ofensiva que estaba preparando para el verano de 1.916 (la
que sería la Ofensiva Brusilov), ocasionó un nuevo retraso en la firma de un
acuerdo. Las victorias rusas durante la campaña de verano, especialmente la
penetración en la Bukovina, permitió, finalmente, que el rey Fernando y el
ejecutivo Brátianu diesen su autorización para sellar, el 17 de agosto de
1.916, el Tratado de Bucarest, que vincularía su destino al de las naciones de
la Triple Entente.
Rey Fernando I de Rumanía |
Los profundos avances rusos en el frente de Bukovina a
finales de agosto, obligaron al gabinete Brátianu a acelerar los preparativos
para forzar su entrada en guerra, ante el riesgo que suponía la penetración
rusa para sus aspiraciones territoriales. Por tanto, aun cuando el estado mayor
declaró que el ejército aun tardaría algunas semanas en estar completamente
movilizado, Brátianu se reunió con el rey Fernando, y ambos decidieron
presentar antes de finales de agosto la declaración de guerra al Imperio Austrohúngaro.
El 26 de agosto de 1.916, los representantes rumanos en
Viena entregaban la declaración de guerra formal al gobierno austriaco. Rumanía
había entrado en el conflicto y pronto conocería las consecuencias.
RUMANÍA DURANTE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL. DEL EFIMERO ÉXITO
AL DESASTRE:
Oficiales rumanos antes de un desfile previo a la guerra. |
Durante la noche del 27 de agosto de 1.916, los ejércitos
rumanos I, II y Norte, siguiendo las guías maestras del Plan Z desarrollado por
el Alto Mando rumano, invadieron Transilvania a través de los montes Cárpatos.
Los austrohúngaros no se encontraban preparados para repeler una invasión de
tres ejércitos, y sólo disponían en el sector del débil I Ejército, que
descansaba en la zona tras participar contra los rusos en las semanas previas.
El ímpetu de los ejércitos rumanos fue suficiente para empujar al ejército
austrohúngaro hacia Hungría, perdiendo en muy pocos días las ciudades de
Brasov, Fagaras y Miercurea Ciuc.
Soldados rumanos en un descanso en los avances iniciales. |
Falkenhayn fue degradado al mando del IX Ejército, tras su destitución como comandante en jefe alemán. Dirigirá sus tropas a una inconclusa victoria en el Frente Rumano. |
Desde el primero de septiembre, los alemanes iniciaron
maniobras que impidiesen que el avance rumano consiguiese sus objetivos; el
primero en intervenir fue la fuerza multinacional mandada por August von
Mackensen, compuesta por el III Ejército búlgaro y varias divisiones alemanas y
turcas, que atacaron Rumanía a través del río Danubio, avanzando hacia
Constanza. La guarnición rumana de Turtucaia aguantó cercada por tropas
búlgaras antes de rendirse el 6 de septiembre, sin que el III Ejército rumano,
que intentaba defender todo el sector, consiguiese rescatarles. Todos los
intentos del III Ejército por detener a las fuerzas de Mackensen fracasaron,
siendo derrotados en las batallas por Silistra, Dobrich o Amzacea, y viéndose
obligado a replegarse ante la potencia de fuego desplegada por las tropas de
las Potencias Centrales.
Mientras tanto, los aliados occidentales incumplían sus compromisos con el gobierno Brâtianu, ya que no consiguieron orquestar una ofensiva desde Salónica que presionase a los búlgaros en un plazo tan corto de tiempo, mientras que los rusos, enfrentados ahora a la contraofensiva alemana en Bielorusia, tampoco cumplieron con sus compromisos de fuerzas. Esto favoreció los éxitos que las fuerzas de Mackensen estaban consiguiendo, ya que las tropas rumanas, obligadas a defender ahora un frente de 1.600 km de largo con fuerzas muy insuficientes, tanto en su número como en su preparación, apenas podían contenerlos.
Dos semanas después del inicio de la ofensiva en
Transilvania, se hacía obvia la necesidad de suspenderla para concentrarse en
detener la penetración del Grupo de Ejércitos de von Mackensen al sur. El
Consejo de Guerra rumano ordenó la detención de operaciones en Transilvania el
15 de septiembre. Mientras, el estado mayor exploraba las opciones para
enfrentarse a las Potencias Centrales al sur de Rumanía, desarrollando un
arriesgado plan para cruzar el Danubio en Flámânda, desde donde atacarían la
retaguardia de las fuerzas de las Potencias Centrales. Para enmascarar el
movimiento, tropas rumanas y rusas atacarían en dirección a las poblaciones de
Cobadin y Kurtbunar, a fin de fijar a las fuerzas de Mackensen.
El General August von Mackensen dirigió un combinado multinacional que derrotó a los rumanos en Dobruja y los pasos del Danubio. |
El primero de octubre, dos divisiones rumanas ponían en
marcha el plan previsto sobre Flámânda, cruzando el Danubio y estableciendo una
amplia cabeza de puente; sin embargo, el deterioro de la situación en
Transilvania, donde los ejércitos rumanos comenzaban una precipitada retirada,
obligó a detener la operación apenas un par de días después de su inicio.
En Transilvania, la llegada de Erich von Falkenhayn con su
ejército supuso un fuerte revés para los planes rumanos. Falkenhayn no necésito
de todas sus fuerzas para iniciar la contraofensiva el 18 de septiembre,
atacando al I Ejército rumano cerca de Hateg, deteniendo en seco su avance. Los
choques se sucedieron sin grandes ganancias durante varios días, y a partir del
27 de septiembre, los alemanes lanzaron una contraofensiva que tomó por
sorpresa a los rumanos en Sibiu y en los pasos de montaña de Vulcan y Turnu
Rosu. En este último punto, la batalla se intensificó el 29 de septiembre, y
los continúos contraataques rumanos consiguieron recuperar el paso, perdiendo
más de 3.000 hombres ante las fuerza bávaras que lo defendían.
Para el 17 de octubre, tras cubrir una amplia retirada en
todo el frente, el alto mando rumano ordenó a su II Ejército lanzar un ataque
sobre las fuerzas austrohúngaras en Brasov, pero fueron rechazados con
numerosas bajas. El fracaso de este último movimiento provocó el derrumbe de
las defensas rumanas en Transilvania, que iniciaron una rápida huida hacia sus
fronteras; incluso el poco presionado IV Ejército (el ejército del norte) se
replegó hasta sus posiciones de partida, más allá de la frontera rumana.
Tropas alemanas preparan un asalto en el Frente Rumano. |
Especial interés se demostró en el área del río Jiu, donde
se encontraban los principales pasos de montaña de los Cárpatos. En este punto,
los alemanes disponían de una gran concentración de fuerzas, con el objetivo de
abrirse camino hacia el sur, a través de las montañas. Frente a ellos, las
tropas del I Ejército rumano, comandado con firmeza por el general Ion
Dragalina, ofrecieron una resistencia feroz, en la que los soldados rumanos
fueron apoyados por civiles armados. Ejemplo de la lucha de los civiles, en
apoyo del ejército, fue la heroica defensa de la población de Târgu Jiu; a
comienzos de septiembre la ciudad fue defendida por sus habitantes, hombres,
mujeres, niños o ancianos, con el apoyo de algunas pocas unidades militares; la
heroica resistencia cobró personificación en la figura de Ecaterina Teodoroiu,
enfermera con el rango de segundo teniente, que falleció el 3 de septiembre de
1.916 encabezando un contraataque contra las fuerzas de las Potencias
Centrales; sería nombrada “Heroína de Rumanía” al acabar la guerra, y un
monumento se erige en Târga Jiu en su recuerdo.
Un ejemplo de heroísmo rumano. Ecaterina Teodoriu, enfermera dirigió a sus tropas hasta su muerte en la defensa de Târga Jiu. |
Una vez que el ejército rumano consiguió detener el avance
de las fuerzas alemanas en los Cárpatos, Falkenhayn decidió realizar un
descanso para reagrupar sus fuerzas, dispersas entre los pasos de montaña. El
29 de octubre de 1.916, el comandante alemán cursó órdenes para crear un nuevo
Grupo de Ejércitos, bajo el mando del General Viktor Kühne y con base en
Petrosani, disponiendo para el de dos divisiones maltratadas por los combates
en el valle del Jiu, dos divisiones de refresco llegadas del frente de Riga,
más el 58º Cuerpo de Caballería; junto a las tropas de reserva, Kühne contaba
con 80.000 soldados y 30.000 jinetes, una fuerza que sobrepasaba con mucho a
las unidades rumanas que se encontraban frente a ellos. El ataque sorprendió
por su intensidad a las fuerzas rumanas, que se vieron obligadas a replegarse;
durante muchos días combatieron a las fuerzas de Kühne, replegándose cada día
unos kilómetros más, sin encontrar un punto donde contener la marea a la que se
enfrentaban.
El ejército rumano se retira. La presión ejercida desde los montes Cárpatos por Falkenhayn y desde el Danubio por Mackensen fue excesivo para los bravos soldados rumanos. |
Los prisioneros de guerra rumanos se contaron por millares. |
Sin embargo, este movimiento demostraría ser un gran fallo
estratégico. Aun cuando las fuerzas rumanas ocuparon excelentes posiciones
defensivas en el área pantanosa que rodeaba al Danubio, las fuerzas rusas que
defendían Dobruja quedaron desmoralizadas y sin suministros, lo que las
convirtió en fácil presa para las divisiones de Mackensen, quién, advirtiendo
el error, retiró numerosas tropas hacia Bulgaria, donde comenzó a planificar el
cruce del Danubio, mientras una fuerza limitada se preocupaba de liquidar a las
unidades rusas en Dobruja.
El rey Carol entrega condecoraciones en un intento por subir la moral de sus tropas. La suerte está echada. |
El ejército rumano se prepara para defender Bucarest. Posición de ametralladoras. |
Volviendo al frente del Danubio, la ofensiva de Mackensen estalló
el 23 de noviembre, cuando las unidades de élite alemanas cruzaban el río en
Svishtov. El ataque sorprendió por completo a los defensores rumanos, que se creían
a salvo en sus posiciones defensivas tras el Danubio; las fuerzas de Mackensen
penetraron las trincheras rumanas en diferentes puntos y apuntaron en dirección
Bucarest, enfrentados a una débil resistencia enemiga, y amenazando con cercar
a la mitad del ejército rumano entre Bucarest y el Danubio.
El alto mando militar rumano, muy presionado por el
gobierno, decidió lanzar una ofensiva contra la punta de lanza alemana, dando
inicio a la batalla de Bucarest. El general Constantin Prezan sería el
encargado de lanzar la contraofensiva, cerca del río Arges. El plan consistía
en un ataque en dos direcciones; se frenaría a las fuerzas de Falkenhayn, el IX
Ejército, fijándolas al terreno y coartando sus posibilidades de avance desde
el noroeste, mientras un ataque contra el flanco izquierdo de las unidades de
Mackensen aislaría a las fuerzas multinacionales enemigas entre el Danubio y
Bucarest, aniquilándolas. Los objetivos del ataque eran excesivamente
ambiciosos para las tropas de reserva rumanas, necesitando de la colaboración
de las exhaustas fuerzas rumanas ubicadas frente a Falkenhayn y Mackensen, así
como de las prácticamente inexistentes unidades rusas en el frente del Mar
Negro.
La caballería de Falkenhayn entra en Bucarest. |
El seis de diciembre, Bucarest caía en manos de la
caballería del IX Ejército alemán, que avanzaba por delante del grueso de la
infantería y artillería. De nada sirvieron los actos individuales de heroísmo,
como la carga lanzada por el 2º Regimiento de Caballería de Rosiori en Prunaru,
donde sería virtualmente aniquilado. Ya nadie podía detener al enemigo. El
gobierno rumano, junto con buena parte de la población, huyeron de Bucarest
antes de su caída. El Gobierno se instalaría en Lasi, donde permanecería hasta
el final de la guerra.
Mackensen llega a Bucarest. Rumanía ha sido derrotada... O no? |
Mackensen atacó la ciudad de Râmnicu Sârat entre el 22 y
el 26 de diciembre, conquistándola finalmente tras fieros combates el día 27.
La amenaza de una ruptura completa en el área de Modavia obligó al mando
general ruso a enviar un gran contingente de tropas a la Besarabia y Moldavia,
en un intento por evitar que las Potencias Centrales, que ya ocupaban Oltenia,
Muntenia, Dobruja y el sur de Moldavia, avanzasen al norte y entrasen en
Ucrania.
En Dobruja, los restos del ejército ruso, con algunas
guarniciones rumanas, continuaba su retirada hacia el norte, intentando
salvarse y cruzar el delta del Danubio cuando este se congelase. El 23 de enero
de 1.917, tras una marcha de más de un mes, los supervivientes intentaron
cruzar el delta por la zona pantanosa en Tulcea, pero los defensores rumanos,
bien creyendo que eran alemanes, bien en represalia por su falta de
colaboración, los diezmaron e impidieron el cruce.
La llegada del crudo invierno de 1.917 hizo que los
defensores tomasen un respiro. Las fuerzas de las Potencias Centrales fueron
rechazadas en sus intentos de cruzar el Delta del Danubio, que quedaría en
manos rumanas hasta el final de la guerra. También en la zona de los Cárpatos
los combates cesaron, especialmente tras la caída de Focsani y el intento
fallido, el día 19 de enero, de cruzar el río Siret. Tras estas acciones, el
frente rumano quedaría estabilizado, lo que permitiría la reconstrucción del
maltrecho ejército rumano, que había sufrido en cinco meses cerca de un cuarto
de millón de bajas, un tercio de las fuerzas movilizadas a finales de agosto de
1.916. Sin embargo, aun habiendo perdido gran parte de su territorio, el
ejército rumano aun mantenía suficiente entidad para suponer una amenaza para
los Poderes Centrales, lo que les obligaría a mantener importantes fuerzas
frente a ellos, permitiendo ganar tiempo a los aliados occidentales de la
Entente.
RUMANÍA EN LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL. DE LA RECUPERACIÓN
AL ARMISTICIO:
Recreación de agosto de 2.016. Soldados rumanos yacen junto a sus piezas de artillería. Rumanía sucumbió, aunque fue capaz de recuperarse con sus tropas a salvo tras el Delta del Danubio. |
Aun cuando el ejército rumano se había rehecho, y había
contenido la marea tras las batallas del río Siret y del delta del Danubio,
concentrando la mayor parte de su industria y comercio en el territorio libre
rumano, apenas contaban con petróleo y alimento, ya que la mayor parte de los
campos de cultivo y la ganadería, habían quedado en campo alemán.
El gobierno Brâtianu, que se traslado a Lasi a finales de
1.916, prestó especial atención a desarrollar nuevos campos de cultivo en la
zona no ocupada, intentando garantizar los suministros mínimos para el
mantenimiento de la población. También puso su énfasis en intentar levantar la
moral de los ciudadanos y soldados, introduciendo el sufragio universal como
medio demostrativo de que el gobierno contaba con su gente. El periodo de
tregua forzada por el crudo invierno de 1.917, fue aprovechado por el ejército
rumano para rearmarse y modernizarse. Ante todo, remarcó la independencia de su
mando, rehusando los intentos rusos por retirar al ejército rumano más allá del
río Dniester, abandonado lo que restaba de Moldavia.
Los restos del ejército rumano, marcho sobre la nieve y el hielo del invierno de 1.917, para alcanzar la seguridad del delta del Danubio. |
Se entrenaron unidades de ingenieros de combate, se
evolucionó la fuerza aérea y se mejoraron las condiciones de la marina fluvial.
Se mejoró en general el equipo de las unidades de infantería con la adquisición
de material francés y británico, lo que permitiría al ejército rumano
equipararse a sus contrapartidas de las Potencias Centrales.
Tropas rumanas se atrincheran para repeler los asaltos enemigos. |
El ataque principal lo ejecutaría el I Ejército rumano,
mientras el II Ejército rumano y el 4º Ejército ruso, que apoyaba las acciones
rumanas, atacarían al norte para atraer al combate las reservas enemigas. Sin
embargo, el plan de operaciones no contaba con el hecho que Hindemburg, el Jefe
de Estado alemán, había decidido volcar el centro de gravedad de la campaña
militar durante 1.917 al este, en la seguridad que podía derrotar a Rumanía y
obligar a Rusia a firmar un armisticio, y que estaba preparando operaciones
ofensivas para el verano de 1.917, focalizándose en Moldavia, donde estaba enviando
grandes cantidades de hombres y material bélico.
A comienzos de julio de 1.917, las Potencias Centrales
habían concentrado en el frente rumano cerca de dos millones de soldados,
incluyendo 80 divisiones de infantería. Las batallas que vendrían determinarían
el futuro de la nación rumana.
Joseph Joffré visita a sus aliados en Rumania. |
Tropas rumanas durante la ofensiva de Marasesti. 1.917. |
Bajas rumanas tras un asalto en Marasesti. |
Durante la primera fase de la ofensiva alemana, entre el 6
y el 12 de agosto, los rusos, con el apoyo de los rumanos del 1º Ejército,
dirigido por el general Constantin Cristescu, consiguieron aguantar la presión
de las fuerzas alemanas, conteniendo sus avances iniciales y obligándoles a
cambiar la dirección de su avance. Sería el 12 de agosto cuando el mando del 1º
Ejército rumano cambiaría, tomando el General Eremia Grigorescu el mando
general de operaciones, incluyendo el de las fuerzas rusas en el sector. El
combate entorno a Marasesti se volvió salvaje, llegando a su clímax el 19 de
agosto, cuando un gran asalto alemán fue rechazado por los defensores, causando
enormes bajas, lo que provocaría una paralización de las operaciones. Los
alemanes intentarían nuevas rupturas entre el 20 de agosto y el 3 de
septiembre, con escaso éxito.
Un regimiento rumano avanza hacia la línea de frente. |
Lenin encabezó la Revolución de Octubre de 1.917. Rusia acabaría fuera de la guerra, tras el armisticio sellado por el nuevo gobierno bolchevique, sellando el futuro de Rumania. |
Alemania, deseosa de volver las tropas atrapadas en el
avispero rumano hacia el Frente Occidental, obligaría al gobierno rumano a
firmar un posterior tratado de paz, que será sellado en Bucarest el 7 de mayo
de 1.918. Las Potencias Centrales impondrán duras condiciones al gobierno
rumano, aunque a cambio reconocerán la Besarabia como territorio rumano;
impondrán un primer ministro germanófilo, en la persona de Alexandru
Marghiloman, quién se ocuparía de gestionar el cumplimiento de las sanciones
ligadas al acuerdo de paz, que incluían el uso de los pozos petrolíferos de
Ploesti, o la entrega de dos millones de toneladas de grano, materiales que
permitirían a Alemania mantenerse en pie hasta el final del conflicto. El rey
Fernando se negó a ratificar el tratado de paz.
La guerra continuaría en Europa, con Rumanía como
espectadora, hasta el 10 de noviembre de 1.918. El día antes del armisticio que
finalizaría el conflicto, Rumanía regresaba al mismo, en un intento de imponer
sus reclamaciones como aliado de la Entente.
A
Rumanía su victoria final le había costado más de medio millón de bajas, de
ellos 335.000 hombres muertos en combate, de frío o enfermedad. Las Potencias
Centrales acumularon algo más de un cuarto de millón de bajas.
LA ENTENTE EN SALÓNICA.
LA CAMPAÑA DE MACEDONIA:
La retirada serbia, campaña de los Balcanes. |
A
primeros de octubre de 1.915, el Mariscal Putnik ordenó al ejército serbio la
retirada general, para evitar quedar copados, retirándose a través de las
montañas hacia Albania. Los serbios encaraban severas dificultades, no sólo
derivadas de la presión de enfrentarse sólos a tres ejércitos enemigos, si no
derivadas de la falta de suministros, de la extrema meteorología y de la
necesidad de ayudar a los cientos de miles de refugiados que huían junto con
ellos. De hecho, tan sólo 125.000 soldados serbios conseguirían llegar al final
del camino, a los puertos del Adriático donde, embarcados en mercantes
italianos, abandonaron los Balcanes para dirigirse a Corfú y otras islas
griegas, donde quedarían refugiados.
Tropas búlgaras, ociosas tras la derrota de Serbia. |
Tropas de diversas nacionalidades quedaron empantanadas en Salónica. Franceses, tropas del Imperio británico, serbios, rusos y griegos, conformarían el Ejército de Oriente. |
Tropas británicas toman posiciones. Frente de Salónica. |
El 5
de enero de 1.916, el ejército
austrohúngaro atacó Montenegro, aliado de Serbia. El pequeño ejército del país
balcánico presentó una fiera resistencia, apoyado en sus posiciones defensivas
en un área montañosa y muy quebrada, en el entorno de la población de Mojkovac,
pero la superioridad austrohúngara era tan enorme que las defensas acabaron colapsando
y Montenegro se rendía el 25 de enero. El ejército austrohúngaro avanzó por la
costa del Adriático hasta la Albania controlada por los italianos, cuyo
diminuto ejército fue obligado a embarcar para evitar ser destruido,
imposibilitando de forma definitiva el plan previsto por los aliados, de un
frente amplio. Las Potencias Centrales habían ganado la campaña de los
Balcanes, aunque aun quedaba un ejército en Salónica, dispuesto a defender la
Macedonia.
Durante
la conferencia de Chantilly de finales de 1.915, el estado mayor británico
abogó por abandonar Salónica, disolver el Ejército de Oriente, y enviar las
tropas a puntos donde serían más necesarias, principalmente para apoyar el
próximo asalto del verano de 1.916 en Francia. Sin embargo, el gobierno
francés, que presionaba a Rumanía para unirse al conflicto, consiguió imponer
sus tesis, por lo cual, la campaña de Salónica permanecería activa.
El rey Constantino de Grecia. Se opuso a una intervención griega en la guerra, acusando a la Entente de ocupar Salónica por la fuerza. |
La
presencia de los aliados en Salónica era un constante dolor de cabeza para la
neutral Grecia. El enfrentamiento entre el rey, Constantino I, germanófilo, y
el primer ministro griego, Eleftherios Venizelos, francófilo, y responsable de
la invitación a la ocupación de Salónica por parte aliada, provocaba constantes
problemas gubernamentales en Grecia. Los aliados no sabían si serían expulsados
en breve espacio de tiempo, o si el ejército griego se uniría a su causa. Pero
el general Sarrail, ahora comandante del ejército de Oriente, no podía esperar
a que se aclarase la situación.
A
mediados de agosto de 1.916, acorde a las negociaciones llevadas a cabo para la
entrada en guerra de Rumanía, Sarrail inició los preparativos para reactivar la
campaña aliada en la Macedonia, con el objetivo de atacar al ejército búlgaro y
fijarlo al terreno, impidiendo que se volviese contra sus nuevos aliados. Sin
embargo, las filtraciones eran algo normal en una zona neutral, como seguía
siendo Salónica; los espías alemanes averiguaron las fechas del ataque planeado
por Sarrail, que comenzaría días después de la entrada en guerra de Rumanía,
por lo que el estado mayor alemán diseñó su propio plan de ataque.
Tropas coloniales francesas en Salónica. |
El
12 de septiembre, los aliados iniciaron la contraofensiva, atacando a las
divisiones búlgaras, que habían ocupado terreno rocoso, complicando los avances
aliados. Poco a poco, ataque tras ataque, los aliados fueron ganando terreno,
lo que obligó a Hidemburg a despachar refuerzos alemanes a la zona. Ni la
nieve, ni la llegada de tropas alemanas impidieron que el 19 de noviembre las
tropas serbias y francesas capturasen Kaymakchalan, en el primer gran éxito de
la campaña aliada en la Macedonia. Los alemanes y búlgaros se vieron obligados
a retroceder cerca de 40 km. 60.000 soldados de las Potencias Centrales fueron
capturados o muertos en la persecución.
La
ocupación búlgara del este de la Macedonia griega ahondó seriamente en la
crisis política griega. El rey ordenó la desmovilización del IV cuerpo griego y
su retirada hacia el puerto de Kavala para ser embarcado y repatriado; sin
embargo, cuando llegaron al puerto, las tropas encontraron que no había buques
dispuestos para su traslado. Parte de las tropas griegas, no dispuestas a
entregarse ante quién consideraban enemigos, organizaron un amago de defensa,
siendo rápidamente derrotadas. El grueso del IV cuerpo griego, incluyendo a su
comandante, se rindieron a las tropas de las Potencias Centrales, siendo
internados en Görlitz, Alemania, donde pasarían el resto de la guerra. La
pérdida de un territorio que había costado mucha sangre conquistar durante la
segunda guerra balcánica, en 1.913, fue el límite para los seguidores de
Venizelos en el ejército griego.
Apoyados
por los aliados, Venizelos dio un golpe de estado en la zona de Tesalónica.
Desde ese momento, Grecia contó con dos gobiernos: El oficial, mandado por el
rey Constantino, que mantenía la neutralidad griega desde Atenas, y un gobierno
revolucionario, que bajo el nombre de “Gobierno Provisional de Defensa
Nacional”, dirigido por Venizelos, desde Tesalónica, unió las tropas rebeldes
al ejército de Oriente.
A
finales de 1.916, los italianos desembarcaron en Albania, lanzando un asalto
sobre las tropas austrohúngaras desplegadas en la zona, intentando, con escaso
éxito, empujar a sus enemigos por un terreno cuya orografía hacía complejo el
avance, en el entorno del Lago Ostrovo.
Tropas griegas (Evzones) en Salónica. |
Tanque británico Mk. IV capturado por los búlgaros. |
La
campaña militar se reanudaría el 30 de mayo de 1.918, cuando los aliados
lanzaron una gran ofensiva sobre el saliente de Skra. Incorporando tropas
francesas y griegas, y tras una gran cobertura artillera, la fuerza combinada
avanzó rápidamente sobre las trincheras búlgaras, conquistando Skra y rodeando
su sistema de fortificaciones y a su guarnición. Con apenas 2.500 bajas, en su
mayoría griegos, los aliados consiguieron capturar cerca de 2.000 prisioneros,
incluyendo varios ingenieros y artilleros alemanes, así como una considerable
cantidad de material. Los intentos del mando de las Potencias Centrales por
reconquistar Skra quedaron en nada, ya que las tropas búlgaras, hartas de
guerra, se negaron a avanzar.
Tras la batalla de Skra, el número de prisioneros búlgaros se disparó. El Coronel griego, Christodolou, conversa con algunos de ellos durante el verano de 1.918. |
Fue
a finales de septiembre de 1.918 cuando el Ejército de Oriente, esta vez
comandado por el general Franchet d’Esperey, retomaría la ofensiva. El 15 de
septiembre, siguiendo a un intenso bombardeo artillero, la infantería aliada
atacó a los búlgaros en Dobro Pole, derrotándolos rápidamente y ocupando sus
objetivos. Tres días más tarde, el 18 de septiembre, un importante contingente
anglo-griego atacó Dorian, pero fue derrotado con graves pérdidas. Aun así, en
el sector francés el avance resultó imparable, y para el 19 de septiembre
comenzó la rendición de las unidades búlgaras, forzando al resto de su ejército
a retirarse para evitar su destrucción.
Tropas australianas se relajan en el frente de Salónica. La guerra toca a su fin. |
El
Zar Fernando I abdicaba el 2 de octubre y partía al exilio el día siguiente.
El
ejército de Oriente continúo operando, con los británicos apuntando al este,
para atacar al Imperio Otomano, y los franceses y serbios dirigiéndose al
norte, para liberar Serbia, Albania y Montenegro. Los británicos llegarían a
las mismas puertas de Constantinopla sin apenas oposición, obligando a firmar a
los otomanos el armisticio, que se sellaría el 26 de octubre en la ciudad de
Mudros. Austrohungría firmaría un primer armisticio el 3 de noviembre, tras la
reconquista aliada de Nis; el 10 de noviembre las tropas de d’Esperey cruzaban
el Danubio y entraban en suelo húngaro, forzando a Austrohungría a firmar un
armisticio definitivo, que se sellaría en Belgrado, finalizando de esta forma
las campañas de Macedonia y los Balcanes con la completa derrota de las
Potencias Centrales.
LA CAMPAÑA DEL CAÚCASO.
DEL GENOCIDIO ARMENIO A LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE:
Campaña del Caúcaso 1.914-1.915. |
Enver Pasha, líder de los Jóvenes Turcos y responsable militar del Imperio Otomano. Principal instigador del Genocidio Armenio. |
Los
Jóvenes Turcos, encabezados por Enver, decidieron el destino de la población
turca, desencadenando el 24 de abril el que será conocido como el Genocidio
Armenio, del que hablaremos más en detalle en la siguiente parte de esta
entrada.
Durante
el mes de febrero de 1.915, el General Yudenich, al mando de las tropas rusas
en el Caúcaso, fue promocionado a Comandante en Jefe del Ejército del Caúcaso,
como premio a su victoria. Los aliados de la Entente se consultaron entre si,
ante la oportunidad abierta de poder causar un serio problema a las Potencias
Centrales, concentrándose en atacar al Imperio Otomano; consecuencia de ello
será la misión británica que acabará en el desastre de Gallipolli, pero también
la implicación rusa de numerosas fuerzas que, bajo el mando de Yudenich,
atacarán el Caúcaso turco.
Tras
la sustitución de Hafiz Hakki al mando de los restos del III Ejército, tras
morir de tifus, por el General de Brigada Mahmut Kamil, la situación pareció
restablecerse. Durante el mes de marzo, el III Ejército recibió reemplazos para
cubrir las enormes bajas sufridas, aunque la campaña aliada en Gallipolli
impedía el envío de grandes fuerzas. Con
poco más de 15.000 hombres bajos sus órdenes, Kamil retrocedió para organizar
una línea defensiva, cediendo a los rusos las ciudades de Eleskirt, Agri y
Dogubeyazit, en la Anatolia Oriental.
Milicias armenias. 1.915. |
El
20 de Abril, las tropas turcas sitiaron Van, la capital de la Armenia turca. Una
milicia armenia defendía la población, repleta de refugiados, con poco más de
1.500 hombres, mal armados y dirigidos. El asedio se alargó tres semanas, hasta
que el general Yudenich pasó a la ofensiva. La invasión de Turquía, se inició
con una avanzada que se dirigió, con rapidez, en dirección al Lago Van, a fin
de liberar a los armenios asediados, lo que conseguirían el 21 de mayo, un mes
después del inicio del asedio. Con Van asegurado, Yudenich inició su ofensiva
de verano.
La
caída de Van hizo obvio para Yudenich la debilidad de su rival; de hecho, los
otomanos defendían un frente de 600 km con tan sólo 50.000 hombres y 130
cañones. Les favorecía el terreno, extremadamente montañoso, lo que obligaba a
los rusos a avanzar lentamente.
El Ejército del Caúcaso, bajo el mando de Yudenich, pasó a la ofensiva en la primavera de 1.916. |
Sin
embargo, estos no se produjeron a lo largo del verano, cuando la mayoría de las
fuerzas rusas disponibles tuvieron que desplazarse para contener la ofensiva de
las Potencias Centrales en Polonia y Galitzia.
Nikolai Yudenich, general al mando del ejército imperial ruso durante la Campaña del Caúcaso. Foto de 1.916. |
Caballería kurdo-turca al servicio ruso. |
Caballería Otomana. |
Una
vez conquistado Erzurum, Yudenich dio descanso a sus tropas. En abril de 1.916,
una vez finalizado el crudo invierno, decidió dividir su ejército, avanzando
desde Erzurum en dos direcciones; hacia el norte, para capturar el puerto de
Trabzon, desde donde podía abastecerse por mar, y el resto hacia el oeste, hacia
las ciudades de Mush y Bitlis, profundizando en la Anatolia turca.
La
zona de Anatolia estaba defendida por el débil II Ejército otomano, que fue
derrotado en las batallas de Mush y Bitlis, libradas durante la primavera y el
verano, siendo empujado profundamente hacia el corazón de Anatolia y
Mesopotamia, hacia el sur, donde no disponían de líneas de defensa preparadas.
Mientras,
las unidades enviadas al norte derrotaban al III Ejército otomano en la batalla
de Erzincan, librada entre el 2 y el 25 de julio, capturando la población, y
dejando expedito el camino de Trabzon, aunque los otomanos consiguieron
estabilizar las líneas y detener el avance ruso.
Mustafa Khemal. El posteriormente conocido como Ätätürk, dirigió al II Ejército en Anatolia. |
Para
septiembre, Khemal registró la pérdida de casi la mitad de sus hombres, más de
30.000 efectivos. Los rusos, inmersos en las últimas fases de la ofensiva de
Brusilov en el este de Europa, decidieron no malgastar recursos en el Caúcaso,
y fortalecieron sus líneas de defensa a la espera de la llegada del invierno.
La
situación otomana era desastrosa a finales de 1.916; con la flota rusa
dominando el Mar Negro y los rusos firmemente afianzados en la Anatolia turca,
sus fuerzas apenas daban para establecer una débil línea de defensa. Por suerte
para ellos, el invierno de 1.917 sería extremadamente duro, lo que impidió los
avances rusos.
Tropas caucásicas bajo mando ruso. |
Tropas otomanas en el frente de Mesopotamia. |
Para
septiembre, el ejército ruso ya se había desintegrado prácticamente por
completo, y su comandante eventual, el general Przhevalskii intentó reforzar
sus escasas fuerzas con milicias locales armenias y georgianas, a fin de
relantizar el previsible avance turco. Para noviembre, la situación se había
vuelto caótica, ya que con la llegada de la revolución bolchevique y la
creación del Soviet Transcáucaso en Tiblisi, los suministros dejaron de llegar
por completo.
Soldados rusos tras la captura de Erzurum. |
Tan
sólo en el terreno diplomático comenzaron a moverse los papeles. El nuevo
gobierno bolchevique quería a Rusia y sus soviets fuera de la guerra. El 5 de
diciembre de 1.917, se selló en Erzincan un armisticio entre los rusos y el
Imperio Otomano, que daba por finalizada la guerra entre ambos. Los regimientos
rusos que restaban en el ejército armenio fueron retirados progresivamente, hasta
que el 7 de febrero no quedó ningún soldado ruso en la línea de frente. Los
soldados rusos dejaron a sus compañeros de armas el material que llevaban, en
un intento por ayudarles.
Así
las cosas, la resistencia final al Imperio Otomano la iban a presentar las
minorías étnicas del caúcaso, encabezadas por los armenios, aunque también
apoyados por cosacos, georgianos y cristianos coptos.
Thomas Nazarbekian, líder militar armenio. |
A
pesar de la resistencia armenia, Erzurum también sería recuperado por el I
Cuerpo Otomano del Caúcaso el 12 de marzo. La defensa se derrumbó y tras
Erzurum cayeron Manzikert, Hinis, Oltu, Köprüköy y Tortum en menos de dos
semanas.
El 3
de marzo de 1.918, las Potencias Centrales y Rusia, firman el Tratado de Paz de
Brest-Litovsk, por el cual los rusos ceden Batum, Kars y Ardahan a los turcos.
Una claúsula del acuerdo obliga a los rusos a desmovilizar el ejército armenio.
A
partir de ese momento, se despliega un incesante movimiento diplomático,
intentando un completo cese de las operaciones por parte de las nacionalidades
del Caúcaso, que sólo se logró tras varias sangrientas batallas y varios
acuerdos firmados, con la firma del Armisticio de Mudros, sellado el 30 de
octubre de 1.918, pocos días antes del final total de las hostilidades.
LIMPIEZA ÉTNICA EN EL CAÚCASO.
EL GENOCIDIO ARMENIO:
Mujeres armenias huyen de Van a su destierro y aniquilación. |
Durante
todo el conflicto mundial, el Imperio Otomano hizo mucho hincapié en la
persecución de la comunidades cristianas que lo habitaban, como medio de
impulsar sus llamamientos a la Guerra Santa, con los que esperaban atraer al
mundo árabe al conflicto en su bando, así como medio para desviar la atención
sobre los desastrosos resultados de sus campañas militares.
Como
hemos visto previamente, a finales de 1.914, el Imperio Otomano atacó al
ejército zarista en el Caúcaso, en el entorno de la ciudad de Kars, siendo
derrotados en la posterior batalla de Serikamis. El resultado fue un duro golpe
para uno de los líderes de los Jovenes Turcos, el ministro del Ejército, Enver
Pasha, quién se había implicado en la dirección de la acción. La mayor parte
del III Ejército Otomano había desaparecido, con cerca de 100.000 hombres.
Inicialmente,
Enver Pasha intentó relajar las tensiones generadas por la derrota alabando a
las minorías étnicas que habían combatido al lado de los turcos. El 26 de enero
de 1.915, envío un telegrama al obispo armenio de Konja, Monseñor
Khatchadurian, elogiando y agradeciendo la labor desempeñada por las tropas
armenias. Sin embargo, sus palabras no corresponderían con sus hechos.
Cedvet Bey, gobernador turco de Armenia. |
Poco
a poco fueron labrando un odio visceral hacia los cristianos armenios,
acusándoles de haber permitido la entrada rusa en Turquía, y reprimiendo las
protestas encabezadas por los líderes políticos e intelectuales armenios. La represión
a la que el gobernador turco de Armenia, Cevdet Bey, sometió a la población
civil armenia, provocó una revuelta en Van, la capital, que sería la escusa
perfecta para que los Jóvenes Turcos desarrollasen un plan largamente
preparado.
El
24 de abril de 1.915, cuatro días más tarde del estallido de la revuelta en
Van, el gobierno acusó a los armenios de organizar una sublevación
nacionalista, en apoyo a la invasión rusa del este de Anatolia; ordenó inicialmente
el arresto de 250 intelectuales y políticos renombrados armenios, y, sin juicio
previo, inicio su deportación y asesinato. Al final de los hechos, 650
intelectuales, políticos, militares de carrera, sacerdotes, etc… armenios, los
principales dirigentes del pueblo armenio, habían sido asesinados.
Los principales líderes armenios son ahorcados... |
El
11 de junio de 1.915, el gobierno otomano curso la orden que obligaba a la
comunidad armenia, cientos de miles de personas, a abandonar sus casas y
enseres, que serían requisados por el gobierno turco, e iniciar el camino para
su deportación hacia Mesopotamina.
El
gobierno turco no escatimó horrores a los cristianos armenios; aquellos que se
negaban a abandonar sus enseres y sus casas, eran torturados, colgados,
decapitados, desmembrados o, simplemente, asesinados; sus mujeres fueron
violadas y asesinadas, y sus hijos asesinados y arrojados para alimentos de los
perros delante de los ojos de sus padres.
...o crucificados. |
El
reclutamiento forzoso que impulsó el gobierno otomano a finales de 1.914,
permitió que la mayor parte de los hombres armenios jóvenes estuviesen
controlados, inscrito a unidades de combate armenias, por lo que se procedió a
su detención y asesinato en masa. La población civil no fue protegida por el
gobierno turco en su larga marcha, realizada fundamentalmente a pie; no se les
proporcionó ni alimento, ni agua, ni protección, por lo cual, cientos de miles
serían víctima de los grupos de turcos vengativos, que asaltaban la larga columna
para matar, violar y saquear; de la hambruna que acabó con decenas de miles de
niños y ancianos; del tifus y el cólera, que asolaron a los refugiados.
The Killing Fields armenios. El pueblo armenio fue masacrado sin piedad en sus propias casas, o deportado para su muerte. |
El
gobierno turco dispuso 26 campos de concentración para la población armenia
deportada, a lo largo de las fronteras del Imperio Otomano, en territorio de
Siria e Iraq. De ellos, un importante número se convertiría exclusivamente en
terreno de enterramiento de decenas de miles de personas en gigantescas fosas
comunes, y otros fueron lugares de confinamiento, donde la falta de alimentos y
medicinas llevaron a la muerte a cientos de miles de personas.
El
Imperio Otomano persiguió y masacro a cientos de miles de cristianos armenios,
ortodoxos coptos y de otras minorías, en una limpieza étnica en toda regla que
se preocupó en ocultar. La Turquía moderna, encabezada por su fundador y máximo
dirigente, Mustafa Khemal, Atätürk, negó desde el primer momento las masacres,
aun cuando existían claras pruebas sobre las mismas; desde Henry Morgenthau,
embajador de Estados Unidos en Constantinopla, hasta el mercenario venezolano
Rafáel de Nogales, que luchó a favor del Imperio Otomano en Van, se registran
datos exactos de las detenciones y masacres; como narró De Nogales en su libro
“Cuatro Años bajo la Media Luna”, el gobernador militar de Van, Cevdet Bey,
ordenó la muerte de todos los varones armenios de la ciudad.
Rafael de Nogales, venezolano bajo servicio turco, dio testimonio del horror. |
Aun
hoy en día, el gobierno turco del islamista Recep Tayyip Erdogan se ofende
cuando se oficializa la condena de la masacre, del genocidio, negándolo y
protestando formalmente contra toda afirmación sobre el mismo. El Parlamento
Europeo incluye entre sus exigencias al gobierno de Ankara para su adhesión a
la Unión Europea (aun más difícil desde la represión y cambios políticos
iniciados por Erdogan tras el golpe de estado del pasado verano de 2.016) un reconocimiento
formal de la existencia del Genocidio Armenio, a lo que el ejecutivo turco se
niega.
El
asunto armenio ensombrece las relaciones entre Turquía y los países
occidentales, aunque especialmente con Armenia, con quién sostiene un conflicto
diplomático a raíz de la ocupación armenia del territorio de Nagorno-Karabaj
(Azerbayan), en 1.994, poco después de su independencia de la extinta Unión
Soviética. Aunque Armenia insiste en un restablecimiento de las relaciones
entre ambos vecinos, la negativa turca a reconocer el genocidio es un obstáculo
difícil de salvar.
Otro
escollo que encuentra la comunidad internacional con la negativa turca del
holocausto armenio, es la del conocimiento exacto de su tamaño. Alemania, quién
se muestra normalmente belicosa con Turquía cuando se trata este extremo,
apuntó, gracias a que numerosos de sus militares sirvieron en el ejército
otomano durante la Primera Guerra Mundial, un primer registro de bajas. Según
el informe alemán, en febrero de 1.916 la cifra de armenios asesinados era ya
de un millón y medio. El dato fue ratificado por el director de Inteligencia de
la oficina de asuntos exteriores alemana, Erzeberg, en mayo de ese mismo año.
Los cadáveres se acumulaban en el camino. Los niños eran los primeros en morir de hambre o enfermedad. |
La
cifra sería rebajada a 1,2 millones de personas en 1.984, basándose en que la
población armenia que vivía en Turquía en 1.915 era inferior a un millón y
medio. Turquía reconoce por su parte que murieron por “enfermedad y hambre”
entre 200.000 y 600.000 armenios, y hecha la culpa al ejército ruso y su
invasión de territorio turco.
La
realidad es que, acorde con los datos proporcionados por J. Rummel, uno de los principales
estudiosos del asunto armenio, los cristianos asesinados por los turcos entre
1.914 y 1.917 fueron 1.883.000, incluyendo armenios, coptos, griegos y otras
congregaciones. Cabe recordar, que también fueron muertos 128.000 turcos
durante la campaña 1.914 y 1.915, muchos en combate, aunque también hubo casos
de represalia por parte del ejército ruso y de las milicias armenias. Entre
1.917 y 1.918, 40.000 musulmanes turcos fueron asesinados por el ejército ruso.
Un turco se burla de los famélicos niños armenios. La limpieza étnica estaba en marcha, y nada la detendría. |
Muchos
justificarán estas masacres con la manida frase de “la guerra es así”; pero la
realidad es que la guerra no es así; los hombres en la cruenta Primera Guerra
Mundial sucumbían bajo toneladas de metal, arrojadas por las piezas de
artillería; morían de forma horrible, pero siempre en un campo de batalla o en
un hospital de campaña. El Genocidio Armenio y las represalias, violaciones y
ejecuciones sumarias están en otro punto; no son la guerra. Son una muestra de
odio extremo y de cómo el hombre siempre será un lobo para el hombre.
El
olvido y la negación es la garantía que la Historia se repitirá, cíclicamente…
No serán armenios… serán bosnios (Srebrenica), serán tutsis (Ruanda), serán
iraquíes o sirios (Daesh), … seremos nosotros mismos algún día si olvidamos.
Recordemos…
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