Fotograma film "Jinetes de Leyenda" (1987) sobre la toma de Beersheva |
La guerra desencadenada en
Europa por Imperios decadentes y Potencias
emergentes, comenzó a globalizarse
prácticamente desde el primer momento; a la llamada del Imperio Británico y del gobierno
republicano francés acudieron, prontos y valientes, decenas de miles de
soldados de África, América, Asia y Oceanía. Podían
encontrarse combatiendo juntos a soldados del Canadá y de Nueva Zelanda,
del Senegal y de Marruecos, de Indochina y de Egipto…
La entrada en guerra de Turquía (el Imperio Otomano, completamente en descomposición) incrementó el
número de participantes, añadiendo a los diferentes pueblos árabes a un conflicto que ya comenzaba a ser mundial. Sobre las ardientes arenas del
desierto del Sinaí, Arabia, Palestina y Mesopotamia,
se desarrolló una de las más desconocidas y exitosas campañas de la Primera Guerra Mundial.
Una campaña que establecerá
los principios de un conflicto que aun se extiende hoy en día, convirtiendo
todo el Oriente Medio en un
auténtico polvorín. Una campaña que dará grandes héroes, como el General Edmund Allenby o Edward T. Lawrence (del que ya hablamos
ampliamente en la entrada XXX de
este blog), y batallas para el recuerdo, como las desarrolladas en Beersheva, Gaza o Meggido. Pero
vayamos paso a paso… comencemos.
CONTENIDO DE LA ENTRADA:
1. ANTECEDENTES. LA DEFENSA
DEL CANAL DE SUEZ (1915-1916).
2. LA CAMPAÑA DEL SINAI
(1916-1917).
3. INVASIÓN DE PALESTINA. LA
CAMPAÑA DE GAZA (1917-1918).
4. BATALLA DE BEERSHEVA. LA
CAMPAÑA DEL SUR DE PALESTINA (1917-1918).
5. LA CAMPAÑA DEL JORDÁN Y LA
INVASIÓN DE SIRIA.
6. FIN DE LA CAMPAÑA Y
CONSECUENCIAS.
7. ADENDAS:
a. AUSTRALIA EN GUERRA.
b. SIR EDMUND ALLEMBY.
1. ANTECEDENTES. LA DEFENSA
DEL CANAL DE SUEZ:
Aunque las fértiles tierras
de Egipto y Sudán, junto al Nilo,
habían sido parte del Imperio Otomano
durante más de cuatro siglos, la descomposición que este imperio experimentaba
desde el siglo XVIII había llevado a
los británicos a aprovechar el despojo para ocupar dichos territorios tras la
guerra Anglo-egipcia de 1.882. Egipto pasó a ser un protectorado británico, donde el principal
interés del formidable imperio europeo estaba en el Canal de Suez, que permitía acortar los viajes desde Reino Unido a sus posesiones de
ultramar en el Cuerno de África, Oceanía y Asia.
Cuando el Imperio Otomano se unió al conflicto en
el bando de las Potencias Centrales,
Egipto sirvió de base para el Ejército de Oriente aliado, que se
lanzó en la primavera de 1.915 a la imposible
campaña de Gallipolli. Sabiendo que
la debilidad de las fuerzas dejadas en defensiva en un área tan extensa como
era la frontera con el Imperio Otomano,
a lo largo de la Península del Sinai,
se instó a una fuerza de más de treinta mil hombres que la guarnecía, a buscar posiciones
más seguras, junto a la orilla occidental del Canal de Suez. El Imperio
Otomano no dejó escapar la oportunidad de intentar recuperar sus antiguas posesiones,
atacando con una fuerza de 25.000 hombres a través del Sinai, mientras fomentaba la rebelión de las tribus árabes en Sudán y Libia. Entre el 26 de enero
y el 4 de febrero de 1.915, una gran
fuerza otomana atacó el Canal de Suez,
entre las poblaciones de Kantara y Suez. Las tropas otomanas mandadas por
el coronel alemán Kress von Kressenstein
consiguieron romper la defensa y cruzar el canal en Ismilia el 3 de febrero.
Sin embargo, la fuerza era muy reducida, apenas un par de compañías, que fueron
contraatacadas por los defensores británicos, obligándolas a retirarse.
Coronel Kress von Kressenstein |
Ningún otro asalto
conseguiría cruzar exitosamente el Canal,
así que las fuerzas otomanas se establecieron defensivamente en la orilla
oriental, entre El Arish y Nekhl, desplegando fuerzas de reserva
en alejadas posiciones de Palestina,
al otro lado del Sinai. El coronel von Kressenstein estaba convencido de
poder defender el área de los probables ataques británicos; de hecho, los
intentos aliados por avanzar fueron rechazados, encabezando alguna de las contracargas
el propio coronel alemán. Según avanzó la guerra, von Kressenstein se dio cuenta del incremento de fuerzas
británicas, egipcias y de soldados del Imperio
frente a sus posiciones; solicitó vehementemente a sus superiores el envío de
fuerzas de choque alemanas, que le permitiesen apoderarse del Canal antes que fuese imposible. Estas
fuerzas llegarían finalmente en febrero
de 1.916, a fin de preparar un nuevo intento de cruzar el Canal de Suez. Sin embargo, la
necesidad de trasladar su cuartel general para realizar los preparativos y,
posteriormente, los problemas de comunicación a lo largo del Sinai, supusieron un retraso definitivo
en el operativo.
Para entonces, los
británicos habían adelantado sus defensas casi diez kilómetros hacia el este,
en un intento de alejar a la artillería de largo alcance otomana del paso del Canal. El mando británico desplazó su
cuartel general a Port Said,
desplegando un cuartel avanzado en Kantara,
mucho más próximo al frente. Se reorganizó la defensa, mejorándola con nuevas
fuerzas, procedentes muchas de ellas del final de la ruinosa operación en Gallipolli. Los soldados del ANZAC (Cuerpo Australiano y
Neozelandés), curtidos duramente en el infernal campo de batalla de los Dardanelos, ocuparon el área central
del despliegue, entre Ismalia y Kabrit. Unos cuatrocientos mil hombres componían ahora la guarnición en Egipto, puestos bajo el liderazgo de Sir Archibald Murray, en la que será
conocida como “Fuerza Expedicionaria
Egipcia”.
Los planes británicos
incluían el avance sistemático a lo largo del Sinai, con una fuerza combinada de un cuarto de millón de hombres,
cuyo objetivo limitado por la Oficina de
Guerra sería la ocupación de terreno, estableciendo una defensa entre El Arish y Rafa, el área de oasis del
Sinai, mientras una fuerza de ochenta mil hombres defendía el Canal, y otra de cincuenta mil
guarnicionaba el área de Katia,
manteniendo abiertas las líneas de suministro al este del Canal. El avance comenzó lentamente en febrero de 1.916, yendo al ritmo que se construía el ferrocarril que permitiría abastecer a
las fuerzas en campaña; para abril de
1.916 apenas se habían avanzado veintiseis
kilómetros en territorio hostil.
Artillería Otomana en acción en el Sinai |
Temiendo un ataque otomano que rompiese sus
defensas, al considerar al ejército de von
Kressenstein bien abastecido por la carretera central que cruzaba el Sinai, Murray ordenó una penetración cuyo objetivo era eliminar los depósitos de agua y destruir instalaciones en la población de Jifjafa. Entre el 11 y el 15 de abril, una reducida fuerza de doscientos cincuenta
hombres viajó a través de las extendidas líneas otomanas sin ser detectados,
atacando la guarnición de Jifjafa y
destruyendo los depósitos de agua, municiones y equipamientos otomanos en la
población. Este éxito invitó a Murray a intentar nuevas penetraciones
en las semanas siguientes, en un intento por desgastar a los defensores
otomanos sin arriesgar su fuerza de combate. Penetraciones similares se
realizaron en mayo y junio sobre Wadi Mukhsheib y Moiya Harab,
privando de agua a las guarniciones otomanas, y consiguiendo bloquear cualquier
avance hacia el Canal siguiendo la costa norte del Mediterráneo. La constante durante aquellos meses de 1.916 fueron las penetraciones en
profundidad de ambos bandos; sin suficientes tropas para conformar una línea de
defensa continuada a lo largo de la enorme extensión del Sinai, los pozos de agua
y oasis se convirtieron en puntos
clave a lo largo de la campaña, al igual que la única carretera viable y el ferrocarril.
Romani, Katia y Ogratine fueron
atacados por uno u otro bando, en intentos de desmontar las capacidades del adversario
para mantener una campaña constante a lo largo de la Península. Los británicos, además, cursaron órdenes a sus mandos
para impedir que sus tropas se arriesgasen cerca de la frontera con el Imperio Otomano, por lo que las
intenciones de Murray siempre fueron
sostenerse en la línea de oasis.
Tropas montadas esperando acción. Sinai. |
Mientras, los ingleses
ampliaron el ferrocarril y
construyeron una línea de tuberías
para llevar el agua hasta la primera línea en Romani. Este hecho les pondría en situación de cambiar sus planes
estratégicos a medio plazo, al mejorar la dieta de la tropa y sus capacidades
para desplazarse soportando las duras condiciones en el desierto del Sinai.
Una de las constantes en
este periodo inicial de la campaña del Sinai,
fue la utilización de la innovadora arma
aérea. En pequeñas cantidades, los aviones
comenzaron a presentarse como un elemento fundamental en la guerra en el desierto; su capacidad de penetración tras las
líneas, atacando puntos tan alejados como Port
Said (mayo), de mantener vigilado
al enemigo, o de estorbar sus patrullas o líneas de suministros ametrallándolas
o bombardeándolas con pequeños explosivos, permitieron dotar a los mandos de
ambos bandos de un arma efectiva.
La situación se había
convertido en un himpas en el centro del
Sinai. Alguno de los bandos debía dar un puñetazo en la mesa para
desmoronar las defensas adversarias si no querían eternizar su estancia sobre
aquellas ardientes arenas. Las piezas
estaban colocadas, y el tablero ardía. El juego podía comenzar.
2. LA CAMPAÑA DEL SINAI
(1.916-1.917):
Tropas montadas australianas, formarán la punta de lanza. |
La llegada de las tropas veteranas del ANZAC al área central del Sinai, junto con la mejora en las
condiciones de las tropas por el suministro de agua y comida, permitió que la
división de caballería australiana
iniciase en mayo una serie de
penetraciones en profundidad, que hicieron mucho daño sobre las líneas de
suministro y la moral de las guarniciones
otomanas. Montadas sobre sus caballos, los australianos y neozelandeses
podían cubrir distancias de hasta un centenar
de kilómetros en pocas horas, atacar las guarniciones enemigas, y
desaparecer con la protección de la noche como fantasmas.
El enorme calor y las
consecuentes tormentas de arena
durante los meses de junio y julio obligaron a las tropas de ambos
bandos a refugiarse. Los australianos
habían desarrollado nuevos sistemas de obtención de agua que les permitían mover
tropas con mayor facilidad. Sin embargo, este periodo de reconocimientos
previos lo finalizarían las fuerzas otomanas cuando ocuparon posiciones en las
proximidades de Romani, tomando El Salmana y disponiéndose para el
asalto.
Oficiales otomanos toman un café durante un descanso. |
El 3 de agosto de 1.916, fuerzas combinadas de los Poderes Centrales, bajo el mando
directo de Kress von Kressenstein,
avanzaron hacia la población, ubicada a unos treinta y siete kilómetros del Canal
de Suez; en total sumaban unos doce
mil hombres, en su mayoría de la 3ª
División de infantería otomana, apoyados por irregulares beduinos,
ametralladoras alemanas y artillería austriaca. Las defensas británicas se sostenían, principalmente, en la 52ª División de infantería escocesa (Tierras Bajas – Lowland). El ímpetu de
las fuerzas otomanas obligó a
replegarse a varias unidades australianas
frente a las defensas de la división escocesa. La llegada de refuerzos de caballería neozelandesa, permitió
restablecer la situación al atardecer del 4
de agosto, atacando el flanco derecho del despliegue de von Kressenstein, lo que le obligaría a
retirarse ordenadamente hacia Katia
para evitar ser capturados.
Von Kressenstein
ordenó continuar la retirada hasta Bir
el Abd, aunque la persecución de la caballería
australiana desembocaría en un amargo combate el 12 de agosto, tras el que los otomanos continuaron su retirada.
Este sería el último
movimiento ofensivo de los Poderes
Centrales en la zona, ya que las fuerzas de Murray aprovecharían su victoria defensiva para iniciar una serie
de ofensivas que llevarían a las batallas
de Maghdaba y Rafa, a lo largo
de 1.916, y que finalizarían frente
a la frontera otomana con Palestina.
Allí descansarían las tropas preparándose para la primera batalla de Gaza y la invasión de Palestina.
Levantamiento árabe del Jerife Hussein de la Meca |
Mientras tanto, al otro
lado del Sinai, más allá de Palestina, estallaba la revuelta del Ejército Árabe del Jerife Hussein de la Meca, impulsada por el ínclito militar y
aventurero británico Thomas E. Lawrence.
Ya vimos este episodio detalladamente hace unas entradas, así que tan sólo
volveré a el de forma recurrente cuando la historia cruce ambas campañas. En
este caso, la revuelta árabe obligó
a los otomanos a replantear la defensa en todo Oriente Medio, mientras que el Gobierno
británico animaba a Murray a
planificar su avance sobre El Arish,
la principal base otomana en el área de oasis del Sinai.
Sin embargo, Murray, un militar precavido, decidió
esperar a que los ingenieros ampliasen el ferrocarril y las tuberías de agua
hasta Bir el Mazar, para, desde
allí, atacar la base otomana. Fueron varios meses de intercambio de misiones de
caballería y aviación, de preparativos, meses en que el golpe y el contragolpe
de mano fueron la constante; una guerra de movimiento en medio del desierto. En
septiembre de 1.916, Murray desplazó su Cuartel General a El Cairo, desde donde esperaba controlar
más eficientemente los levantamientos tribales en el área occidental de Egipto, lo
que parecía restarle peso a la campaña en el Sinai. Los ímpetus previos, tras los desastres ofensivos en Europa occidental (la desastrosa
batalla de Somme estaba aun
librándose), hizo que el alto mando imperial obligase a otros sectores a tomar
una disciplina defensiva. En el Sinai,
esto repercutió en la agrupación de las unidades implicadas en la Fuerza de la Frontera Oriental, cuyo
objetivo principal sería ocupar el Sinai
hasta la frontera con Palestina y
establecer una sólida línea de defensa.
Los movimientos iniciales
buscaban consolidar la ampliación de las instalaciones a lo largo del Sinai. No sería hasta diciembre de 1.916, tras la ampliación
del ferrocarril hasta Mazar, que las
fuerzas británicas no atacarían seriamente la posición otomana. El 21 de diciembre, fuerzas australianas entraban en El Arish, que había sido abandonado por
los otomanos para retirarse al puesto defensivo de Magdhaba, el que era el último puesto defensivo otomano antes de la
frontera de Palestina. Animados por
la fácil victoria en El Arish, el Cuerpo de Camellos y la División
Montada Australiana avanzaron hacia Magdhaba.
Tropas montadas en camello australianas. El uso de camellos en el desierto fue muy amplio, aunque nunca superó al caballo. |
El comandante británico, Chauvel, desplegaba el día 23 a la Brigada de Rifles montados de Nueva Zelanda y la 3ª Brigada de Caballería Ligera australiana
en ambos flancos de la población, para cortar la retirada de las tropas
acantonadas en Magdhaba. Una vez
posicionados, lanzó al Cuerpo de
Camelleros y a la 1ª Brigada de
Caballería Ligera australiana a un asalto frontal, pero el eficaz fuego
rociado turco les obligó a refugiarse en un wadi. Hacia el mediodía, las tres brigadas montadas, apoyadas por
ametralladoras y artillería, avanzaron nuevamente, trabándose en un amargo
combate cuerpo a cuerpo con varios reductos otomanos.
A la una de la tarde, los
turcos aun controlaban la mayor parte de los oasis y pozos de agua, lo que hizo
plantearse a Chauvel la retirada.
Sin embargo, cuando se preparaban las órdenes para hacerla operativa, las
fuerzas australianas atacaron con renovados bríos, tomando a los turcos por
sorpresa. La derrota turca fue evidente, cuando a las tres y media de la tarde,
los neozelandeses y australianos en los flancos capturaban
varios reductos y hacían un centenar de prisioneros. A las cuatro y media, la guarnición otomana se rendía. La victoria les había costado a
los atacantes poco más de ciento cuarenta bajas.
EL nuevo gobierno
británico, surgido del desastre del Somme
y encabezado por David Lloyd George,
quería más esfuerzo ofensivo en todos los frentes; estaba ansioso de victorias,
necesarias para levantar la moral tras el fiasco de Somme. Necesitaba una mayor implicación en la Península y Palestina,
en apoyo a la revuelta árabe, que
obtenía obvios éxitos. Por tanto exigió de Murray
explotar los éxitos en Romani y Magdhaba.
Tropas otomanas se retiran desde Rafah. |
Viendo la rentabilidad de
las unidades móviles en el desierto, Murray
ordenó mover rápidamente a las tropas hacia Rafah (o Rafa, o El
Magruntein), donde los turcos
mantenían una guarnición de unos tres
mil hombres. Hacia el ocho de enero
de 1.917, una considerable fuerza montada, compuesta por los australianos, el cuerpo de camellos, una patrulla
de coches blindados y la 5ª Brigada
de caballería Yeomanri (británicos)
atajó por El Arish para llegar a Rafah. Atacando de madrugada del día nueve de enero, la guarnición fue
sorprendida, y aunque intentó oponer una resistencia, fracasó. Al anochecer, Rafah estaba en manos británicas. La
captura de la posición les costó a las tropas montadas la pérdida de quinientos
hombres, tomando a cambio más de mil quinientos prisioneros enemigos.
El resto de enero sería gastado en recomponer las
fuerzas, dejando el protagonismo a las fuerzas
aéreas. El bombardeo de Beersheva
el diecinueve de enero obligó a la
aviación alemana a abandonar ese aérodromo por el más seguro de Ramleh. Por su parte, ese mismo día, la
aviación turca trituraba las líneas de suministro británicas al oeste de El Arish. Hacia finales de enero, ambos bandos se implicaban en
constantes acciones de ataque aéreo, lo que retrasaba los preparativos para la
reorganización y el siguiente paso de la campaña. La conquista de los puestos
otomanos de Nekel y Bir El Hassana, dieron por finalizada
la campaña del Sinai.
3.- LA INVASIÓN DE
PALESTINA. LA CAMPAÑA DE GAZA (1.916-1.917):
Con el ejército anglo-egipcio ya desplegado frente a la
frontera del Imperio Otomano, parecía
obvio que los británicos no
tardarían en lanzarse a la ofensiva sobre el corazón del Oriente Medio. Con la victoria en Rafah, Murray había
completado todos los objetivos asignados a su mando por la Oficina de Guerra; había asegurado el Canal de Suez y controlaba toda la Península del Sinai. Además, había conseguido construir una
eficiente línea de comunicación ferroviaria, y había llevado la tubería de agua
hasta cerca de la frontera otomana en Rafah.
Las tropas británicas tenían la moral muy alta; se sentían superiores a
los otomanos en número y armamento,
tras dos semanas continuadas de victorias. Fue por ello que la retirada de la 42ª división (East Lancashire) el 17 de
enero, para reforzar el debilitado Frente
Occidental, cayó como un jarro de agua fría sobre el mando británico, que
se aprestaba a invadir el Valle del
Jordán. Paralizada la ofensiva por falta de fuerza, apenas un mes después,
tras la conferencia aliada de Calais,
se apremió a todos los frentes de batalla a retomar la ofensiva. A Murray le pidieron atacar Gaza de forma inmediata, pero no le
proporcionarían reemplazo para los soldados retirados del frente hasta la
primavera.
Jinetes australianos con su mascota. |
Mientras los preparativos
militares comenzaban, la actividad política
y diplomática estaba disparada. Los franceses querían tener su peso en la
zona, pero veían con preocupación las ambiciones británicas sobre Oriente Medio. Como ya vimos en la
anterior entrada sobre este tema, los acuerdos
diplomáticos de mayo de 1.916,
denominados Sykes-Pycot, aprobaron
un reparto de Oriente Medio entre
ambas potencias, despreciando las ambiciones árabes. Las presiones de otros miembros de la coalición, como Italia, les llevaron a cerrar nuevos acuerdos secretos, como los de Saint-Jean-de-Maurienne, en el que se
comprometían a hablar nuevamente con todas las partes sobre Palestina al acabar el conflicto. Para
garantizar su presencia, el gobierno
italiano envío a medio millar de hombres, que se integrarían en la nueva Fuerza Militar de Oriente.
La retirada de unidades
obligó a Murray a reorganizar su
ejército. Varias unidades de infantería y caballería fueron desplazadas desde
las defensas del Canal y desde Salónica al frente de Palestina. La 53ª división de Gales ocupó el lugar principal en el despliegue
desplegada al este de El Arish. A
ellos se unirían la 54ª división (East Anglian) y la 74ª división Yeomanri, formada por las brigadas de caballería
desmontada que prestaban servicio de seguridad en Egipto.
Oficial australiano. |
Tampoco los otomanos permanecían ociosos; aun
implicados en varios frentes y con la rebelión
árabe en su apogeo, los refuerzos comenzaron a llegar a Gaza para confrontar una eventual
invasión británica. La llegada de dos nuevas divisiones, permitió incrementar
la fuerza a ochenta mil hombres, que
cubrían las defensas a lo largo de los treinta
kilómetros de la línea que unía Gaza
y Beersheba, aun cuando la mayor
parte de los mismos permanecerían en reserva. Kress von Kressenstein insistió en recibir apoyo aéreo, de tal
forma que le fueron enviados desde Alemania
un escuadrón completo de cazas, equipados con los Halberstadt D.II, ya obsoletos frente a los poderosos cazas
aliados.
Trinchera otomana en Gaza. |
Los informes de Murray resultaron engañosos para el
gobierno británico, quienes ordenaron conquistar Jerusalen, sin percatarse que ni siquiera Gaza podía tomarse. Las posiciones otomanas se habían reforzado,
por lo cual los británicos dedicaron parte de abril a operaciones subsidiarias y de reorganización de fuerzas.
Sería pasado mediados de mes cuando empezaron a operar otra vez seriamente,
buscando una aproximación y asalto de las posiciones enemigas en Gaza.
Varios tanques Mk. IV fueron enviados al frente de Oriente Medio durante la primavera de 1.917 |
Erich von Falkenhayn pasa revista a sus tropas. |
Por su parte, Archibald Murray fue reemplazado por el
General Edmund Allenby ese mismo
mes. Allenby era otro popular
general en un mal momento; las enormes bajas sufridas en el Somme por el Cuarto Ejército que comandaba, hizo que Haig cargase sobre el la responsabilidad de la carnicería,
alejándole del mando. Ahora, era enviado a Egipto
con una fuerza expedicionaria, para hacerse cargo de una campaña considerada
menor por el gobierno británico.
Sir Edmund Allenby (derecha) tomó el mando de la campaña en la primavera de 1.917 |
4.- BATALLA DE BEERSHEVA. LA CAMPAÑA DEL SUR DE PALESTINA (1917-1918):
Curiosamente, el inicio del
avance de las fuerzas de Falkenhayn coincidió con el ataque más serio recibido
sobre Beersheva. El 31 de octubre de 1.917, dio inicio la
campaña del Sur de Palestina, con el
asalto llevado a cabo sobre el cuartel general del III Cuerpo Otomano.
La ciudad de Beersheva estaba bien fortificada,
protegida por una considerable fuerza de casi cinco mil hombres. Contaba con sesenta
ametralladoras y cerca de treinta
cañones; la ciudad estaba rodeada por una línea de trincheras, que la protegía desde tres puntos, protegidas por los
cañones de los reductos de Tel el Saba,
una altura situada a pocos kilómetros de la ciudad.
Frente a ellos, Allenby concentró sus fuerzas, sumando
cerca de sesenta mil hombres, que
incluían a los quince mil jinetes
australianos de las divisiones montadas.
Recreación de la batalla por Beersheva (2017). Caballería Ligera Australiana a la carga. |
Por su parte, los jinetes del ANZAC se situaron entre Beersheva y Hebron, para evitar la llegada de refuerzos desde Jerusalen, preparándose para atacar Tel el Saba. El asalto comenzó con la
madrugada, llevado a cabo por los jinetes neozelandeses de la Brigada de Rifles Montados de Nueva Zelanda,
aunque tuvieron que ser reforzados hacia media mañana ante la tenacidad de los
defensores. No sería hasta las tres de la tarde que el asalto consiguió romper
las defensas y capturar la posición.
La caballería australiana sería la protagonista del combate tomando la plaza tras una sorprendente y exitosa carga. |
Prisioneros turcos tras la toma de Beersheva. |
Ilustración que muestra uno de los soldados heridos en la carga. |
El Octavo Ejército otomano estaba deshecho, así que fue reforzado por
el también debilitado Séptimo Ejército.
Las operaciones para conquistar Jerusalén
comenzaron a mediados de noviembre,
con el ataque sobre Nebi Samwill,
donde los combates se alargarían durante una semana, resultando inconclusa, y
obligando a ambos bandos a desgastarse en continuos ataques y contraataques durante
gran parte de diciembre. La falta de
fuerzas obligó a los otomanos a abandonar la ciudad de Jerusalén, a fin de establecer una férrea línea defensiva hacia el
este, a la espera de refuerzos. Esto supuso que los británicos ocupasen la
población sin oposición el 9 de
diciembre.
Monumento a la caballería ligera australiana en Beersheva. |
La toma de Jerusalén fue un gran hito político
para el gabinete británico, liderado por David
Lloyd George, y que había sufrido un grave desgaste con los terribles
combates del Frente Occidental. Por
su parte, el responsable otomano de las operaciones, Djemal Pasha, fue llamado a Estambul,
quedando el mando bajo dirección alemana. Pocos meses después también Falkenhayn, responsable directo de las
operaciones, sería reemplazado.
Allenby se pasea a caballo junto a las murallas de Jerusalen. |
El gabinete británico dictó la directiva
número doce, en la que instaba a Allenby
a destruir los ejércitos otomanos y marcaba el objetivo en echar de la guerra
al Imperio Otomano a principios de 1.918; sin embargo, Allenby lo veía una tarea compleja; con
Rusia fuera de la guerra, presionar
hacia los Dardanelos carecía de
sentido, y para alcanzar el corazón administrativo del gigante otomano aun
restaban cientos de kilómetros de desierto y montaña. Ante sus dudas, el
gabinete de Lloyd George envío a un
halcón, el general Jan Christiaan Smuts, como medio de control y
consejo hacia el comandante británico en Oriente
Medio. La campaña debía continuar.
5. LA CAMPAÑA DEL JORDÁN Y LA INVASIÓN DE SIRIA (1.918):
Tras la época de lluvias, Allenby reinició las operaciones en febrero de 1.918. Allenby deseaba extender su ala derecha sobre Jericó y el Mar Muerto,
a fin de rodear las colinas de Judea
desde el sur. A mediados de febrero, dos de sus divisiones de infantería (53ª de Gales y 60ª de Londres) apoyadas
por caballería atacaron a las fuerzas de las Potencias Centrales al este de Jerusalén,
provocando la retirada de los defensores y ocupando Jericó. La caída de Jericó
aceleró la ocupación del Valle del
Jordán; los intentos otomanos por reconquistarlos obligaron a guarnicionar
la zona en fuerza, preparando de esa forma una campaña que acabase por
derrumbar la resistencia en las vecinas colinas de Judea.
Falkenhayn comenzaba a estar en entredicho, especialmente entre los generales de la élite turca. |
Mientras tanto, en las Colinas de Judea, la Fuerza Expedicionaria Egipcia conseguía
empujar a los defensores hasta la costa del Mediterráneo. Tras el fracaso de Shea en la Transjordania,
Allenby decidió no detener sus
planes en la zona de las colinas, donde ocultaba el objetivo de tomar Tulkarm y avanzar hacia Nablus. El 9 de abril, la 75ª división
de infantería atacaba y tomaba las aldeas de Berukin, Sheikh Subi y Rafat. Actuando junto con la 54ª división y fuerzas australianas
montadas, el ataque profundizó las líneas otomanas, presionando hacia Tulkarm, por la llanura de Arara. Durante tres días la presión
continúo, aunque ya era obvio el diez de
abril que la resistencia de los defensores era mucho más seria de lo
esperado. A fin de no desgastar sus fuerzas, el 21 de abril las tropas más adelantadas retrocedieron, abandonando
la llanura para consolidar sus ganancias en las villas conquistadas.
Obús de 105 mm otomano. |
Los contragolpes de las
fuerzas de las Potencias Centrales
se sucedieron durante el verano, no obteniendo resultados más allá de
incrementar la cuenta del carnicero.
La ofensiva de Primavera Alemana en el Frente Occidental obligó al mando británico a desviar toda su
atención hacia el mismo, abandonando los planes para derrotar al Imperio Otomano y priorizando el
detener, primero, la ofensiva alemana, y derrotar, después, con los refuerzos
americanos, a los alemanes, forzando su rendición.
Camelleros hindúes, británicos, neozelandeses y australianos. |
Por fortuna para Allenby, los otomanos no se encontraban en situación de lanzar una
gran ofensiva en Palestina. El Grupo de Ejércitos Yildirim había
sufrido enormes bajas en la parte final de 1.917
y se encontraba demasiado debilitado como para no agradecer un periodo de
inactividad. No obstante, el alto mando requería a los maltrechos ejércitos
otomanos un esfuerzo, prometiendo refuerzos. Pero la pérdida de la superioridad
aérea en la zona, con la entrada en servicio de los nuevos aparatos británicos S. E. 5.a y Bristol, obligó a los refuerzos otomanos a refugiarse en su
traslado hacia primera línea.
Liman von Sanders y su estado mayor se harían cargo de la campaña de Palestina en la primavera de 1.918. La guerra ya había tomado un inexorable rumbo contrario para el Imperio Otomano. |
La batalla en el Frente Occidental estaba consumiendo a gran velocidad los recursos
de los contendientes. Las iniciales victorias alemanas dieron paso a un
estancamiento y, con la llegada de los refuerzos americanos, a una gran
contraofensiva aliada.
Durante el verano, Allenby intentó asegurar la región del Valle de Yarmuk, ocupando Tiberias
y Haifa, consolidando las posiciones
frente a las defensas otomanas. Allenby
planeaba una gran ofensiva final en Palestina
para septiembre, ante la
incertidumbre que estaba creando el Ejército
Árabe en su decidido avance hacia Damasco.
No quería ni toleraría que el Ejército
árabe y Lawrence llegasen
primero a dicha ciudad, por lo que aceleró los preparativos para avanzar al
final de la estación seca.
Ametralladoras otomanas en acción en Palestina. |
Derrotada toda la resistencia en Palestina, el ejército británico inició
la carrera contra el Ejército Árabe por alcanzar Damasco, entrando en Siria
a finales de septiembre de 1.918. Allenby dividió sus fuerzas, lanzando
una columna encabezada por la caballería del ANZAC desde Galilea,
mientras otra columna, compuesta por caballería hindú y fuerzas de la milicia
que seguía a Lawrence de Arabia,
avanzaba siguiendo la línea del ferrocarril de Hejaz. El primer día de
octubre, tropas del 10º regimiento
de Caballería Ligera de Australia, entraban sin oposición en Damasco, recibiendo la rendición de la
ciudad. Al día siguiente llegaban las tropas de Lawrence, adjudicando al Ejército
de Faisal la conquista de la ciudad.
Jinete de leyenda. Oriente Medio. |
El 25
de octubre los británicos atacaban y tomaban sin seria oposición la ciudad
de Alepo, tercera mayor ciudad del Imperio Otomano. Este sería el golpe
definitivo a las esperanzas otomanas de alcanzar un armisticio favorable. El
colapso de Bulgaria provocó la caída
del Imperio Otomano, que el 30 de octubre firmaba el armisticio en Mudros, rindiéndose dos días más tarde.
6.- FIN DE LA CAMPAÑA Y CONSECUENCIAS:
Caballo herido. Aunque las pérdidas aliadas no fueron muy elevadas, jinetes y animales si sufrieron algunas bajas. |
Las bajas otomanas fueron mucho más duras,
aunque también inciertas, debido a que la ineficacia de la burocracia militar
otomana, así como al deliberado intento de ocultar las consecuencias reales de
su derrota. Teniendo en cuenta que un ejército fue destruido por completo, los
historiadores militares estiman que los otomanos
perdieron un total de 230.000 hombres,
de los que unos quince mil murieron
y cerca de ochenta mil fueron capturados.
Unos 41.000 cayeron enfermos, aunque
es imposible conocer cuantos murieron por esta causa, ya que no existen
registros fiables.
Lejos de las bajas militares, las
consecuencias de la campaña se dejarían notar en los años de posguerra, e
incluso hoy en día, en pleno siglo XXI.
El Imperio Otomano fue troceado en
pequeñas naciones, que, tras diversas negociaciones derivadas de la Paz de Versalles de 1.919, quedaron bajo la influencia
directa de mandatos británicos o franceses. El Reino de Iraq fue creado artificialmente para contentar a Faysal, líder de la rebelión árabe, poblándolo
con tribus de diferentes confesiones, lo que ocasionaría graves conflictos civiles
y enfrentamientos militares en la región que aun sufrimos hoy en día.
Palestina, Líbano y Transjordania quedaron bajo mandato
británico. Siria quedó bajo mandato
francés. Turquía, heredera del Imperio Otomano, fue dividida en cuatro
partes, que serían unificadas tras la guerra de liberación encabezada por Mustafá Khemal y otros miembros del movimiento
de los Jóvenes Turcos, consiguiendo
crear una Turquía moderna y abierta
al mundo, cuyo legado ha sido dinamitado por los acontecimientos de los últimos
años conel presidente turco Erdogan.
Los mandatos coloniales serían
desastrosos. Tras la Segunda Guerra
Mundial, la descolonización llevó a la creación del estado de Israel en el área de Palestina, a la independencia de Jordania y Siria, que inmediatamente, junto a Egipto e Iraq, se
enfrentaron contral Israel. Con las
naciones árabes unidas ante un enemigo común, el conflicto estaba servido;
guerra tras guerra, Israel
sobrevivió y se fortaleció, sometiendo a sus vecinos y provocando un conflicto
estancado y eterno que aun hoy en día nos sacude.
La mezcla de confesiones religiosas en
las naciones árabes, incluyendo árabes chiitas
y sunitas, cristianos cóptos y armenios, kurdos, etc,
causó enormes problemas e inseguridad en la región, que degeneró en conflictos
armados y la creación del Estado
Islámico de Siria e Iraq a finales del siglo XX, y su consecución como gobierno independiente en 2.007. La guerra contra este gobierno
extremista aun continúa, mientras las diferentes facciones mantienen la guerra
en los dominios que, hace cien años,
Allenby y su ejército arrebataron,
tras una larga campaña, al extinto Imperio
otomano.
7.- ADENDAS:
Como el resto de naciones y dominios
del Imperio Británico, Australia se vio metida en la Primera Guerra Mundial el 4 de agosto de 1.914, cuando Gran Bretaña declaró la guerra a Alemania en virtud del acuerdo de
defensa que tenía firmado con Bélgica.
El Primer Ministro australiano, Joseph Cook, que se encontraba en plena
campaña electoral, acordó con el jefe de la oposición, Andrew Fisher, aparcar sus diferencias y prestar un total apoyo a Gran Bretaña. Como en cualquier otro
rincón del vasto Imperio Británico,
la guerra fue recibida con un insólito entusiasmo, y muchos jóvenes
australianos corrieron a los centros de reclutamiento para alistarse y viajar a
la Vieja Europa.
No obstante, Australia iba a realizar las primeras acciones hostiles contra Alemania en zonas más próximas al
continente oceánico. El 11 de septiembre
de 1,914, fuerzas de la armada y el ejército australianos, ocuparon Rabaul. El 17 de septiembre, las posesiones germanas en Nueva Guinea eran completamente conquistadas, y en octubre le tocaría el turno al Archipiélago de las Bismarck.
El 9
de noviembre, el buque australiano HMAS
Sydney daba caza al buque pirata alemán SMS Emden. No será hasta el 25
de abril de 1.915, tras un periodo de acondicionamiento en Egipto, que las fuerzas australianas
desembarcaban en Gallipolli, Turquía, junto a fuerzas aliadas de Nueva Zelanda, Gran Bretaña y Francia.
Carga a la bayoneta en ANZAC Cove, Gallipolli. 1915 |
Una de las más aclamadas fotos del ANZAC. Nadie queda atrás. |
Durante los años 1.916 y 1.917 las bajas
en el Frente Occidental fueron
monstruosas y las ganancias territoriales diminutas. La guerra en Francia se había estancado en una red
de trincheras que más se parecían a una guerra de asedio medieval que a una
guerra de movimientos. A partir de julio
de 1.917, los australianos y otras fuerzas del Imperio Británico se vieron inmersas en una serie de ofensivas
brutales que trataban de romper la situación de bloqueo. Asalto tras asalto,
todos seguían el mismo patrón; enormes concentraciones artilleras, seguidas por
asaltos a la bayoneta, y contraataques enemigos inmediatos que destruían a los
supervivientes del avance.
Tropas australianas avanzan hacia el frente en el Somme. |
Durante 1.918, las fuerzas australianas alcanzaron el clímax de su
capacidad combativa durante la Batalla
de Hamel, el 4 de julio. Desde
el 8 de agosto, tomaron parte de las
gigantescas ofensivas de pacificación, que llevarían a los aliados a realizar
grandes avances que finalizarían el 11
de noviembre de 1.918 con el Armisticio y posterior rendición de Alemania.
En Oriente
Medio, los australianos participarían ampliamente desde 1.916, especialmente con las fuerzas
montadas que tanto se habían desgastado en Gallipolli.
Como vimos, la campaña los llevó desde el Sinai
hasta Beersheva, donde ganarían la
leyenda con una última y exitosa carga. De allí a la ocupación de Palestina, Jerusalén, Gaza, Líbano y Siria, hasta la rendición de Turquía
el 30 de octubre de 1.918.
Para Australia, la Primera Guerra
Mundial será recordada como el conflicto más costoso en que haya
participado. De una población de menos de cinco
millones de personas, 416.809
hombres se alistaron para el combate. De ellos 331.781 partieron hacia Europa
y Oriente Medio; más de sesenta mil murieron, y unos ciento cincuenta y seis mil fueron
heridos, gaseados o tomados prisioneros, lo que supone una tasa de bajas
superior al 65%.
A pesar de lo terrorífico del
conflicto, las enormes bajas australianas colaboraron a crear un espíritu de
nación que llevaría a la Independencia
en 1.931. Que el 25 de abril sea día festivo en Australia, conmemorando el Día del ANZAC, no viene si no a
ratificar la importancia que el conflicto tuvo para los australianos; muchas
fueron las familias que perdieron a un hijo, hermano, padre; muchos los amigos,
vecinos o conocidos que regresaban heridos o no regresaban. Al igual que otras
muchas naciones de la actual Commonwealth,
celebran como días relevantes o nacionales, las fechas que, de otro modo,
serían recordadas con pena y tristeza, como días de la infamia, de la ignominia
de una guerra que se llevó lo mejor de una nación.
7.2.- SIR EDMUND ALLENBY:
Sir Edmund Allenby, primer vizconde de Allenby, entorno a 1900 |
Tras ser educado durante su niñez en el
Haileybury College, ingresaría alos
diecinueve años en la Real Academia Militar
de Sandhurst. Allí recibiría una primera instrucción, antes de
incorporarse, debido a las urgencias de las guerras coloniales que el Imperio Británico soportaba, al 6º Regimiento de Dragones (Inniskilling), con el rango de teniente. En 1882, con escasa preparación, fue destinado a Sudáfrica, donde continúo su instrucción sin entrar en combate.
Regresó a Inglaterra, donde sirvió varios años en Canterbury, antes de regresar a Sudáfrica en 1888 tras
su nombramiento como capitán. Dos
años después intentaba su ingreso en la Escuela
Superior de Camberley, fallando en las pruebas de acceso, aunque continúo
intentándolo para superarlas al año siguiente. Allí continúo su formación,
dirigida a la formación de mandos de estado mayor; allí coincidiría con un
teniente de húsares llamado Douglas Haig,
que se convertiría posteriormente en el comandante supremo británico durante el
conflicto mundial. En 1897, a los
treinta y seis años de edad, fue ascendido al rango de mayor y enviado a prestar un periodo de servicio en Irlanda. Regresaría a su regimiento en 1899 para participar en la Segunda Guerra Boer, regresando a Sudáfrica, aunque esta vez para
combatir, ya que llegó a participar en varias acciones de importancia.
Durante la Primera Guerra Mundial |
En ese momento, a la ruptura de
hostilidades, se conformó un cuerpo espedicionario que, bajo el título de Ejército Expedicionario Británico o BEF, y mandado por Sir John French, sería enviado a Francia para apoyar al ejército francés ante la arremetida alemana.
Inicialmente, el BEF estaba formado
por cuatro divisiones de infantería y una de caballería; Allenby mandaba esta última.
El 23
de agosto de 1914, su división veía combate por primera vez, en la batalla de Mons, donde se produjeron
algunos enfrentamientos con la caballería alemana cuando la división cubría la
retirada del BEF. Durante el
enfrentamiento, Allenby pecó de
falta de decisión en el mando, lo que ocasionó cierto caos en las órdenes,
hecho que fue denunciado por algunos de sus subordinados. En octubre de 1914 la unidad paticiparia
activamente en la terrible Primera
Batalla de Ypres, donde la división se distinguió, asumiendo fuertes
pérdidas en apoyo de las unidades de infantería. Por ello, cuando el BEF estuvo completo, recibió el ascenso
temporal al rango de Teniente General
para asumir el mando del Cuerpo de
Caballería.
Tras el invierno de 1915, decidió renunciar al arma de caballería, cuyo
papel en la guerra estática que comenzaba a mostrarse sería secundario, y
asumió el mando del V Cuerpo de
Infantería, durante el transcurso de la terrible Segunda Batalla de Ypres.
Entregando medallas durante la Campaña del Desierto |
A pesar de ello, en octubre de 1915, se le otorgaba un
mando superior, asignándosele el mando del Tercer
Ejército Británico. Su rango de Teniente
General fue ratificado en enero de
1916. Tras el reemplazo de Sir John
French por Sir Douglas Haig, con
quién había coincidido en su periodo de instrucción, Allenby hizo saber a sus subordinados las dudas sobre la capacidad
de Haig para el mando general,
aunque les prohibió que hiciesen públicas dichas reservas. Su carácter fue aun
a peor, al tener que aceptar las órdenes de Haig. Muchos de sus oficiales, entre los que se encontraban J. F. C. Fuller (posteriormente importante
historiados y escritor) y Archibald
Wavell (quién tendría importante mando en la siguiente guerra mundial),
pensaban que Allenby era incapaz de
expresar cualquier emoción que no fuese la ira.
El 1
de julio de 1916, Haig lanzaba
la esperada ofensiva británica en la zona del río Somme. El Tercer Ejército
participaría sólo al comienzo de la misma, en apoyo del asalto principal, y atacaría
el sector de Gommecourt con escaso
éxito, sufriendo gravísimas bajas.
Allenby con Faysal |
El gobierno de Lloyd George no quería un general de la importancia de Allenby creando problemas en Inglaterra, por lo que decidió dar un
impulso a la guerra en el Sinai,
sustituyendo a Archibald Murray por Edmund Allenby. Para Allenby fue una bofetada, lo tomó como
un mal chiste, que le alejaba de las opciones de promoción y reconocimiento que
suponía el Frente Occidental. Trató
de evitar el mando argumentando la futilidad de intentar avanzar hacia Palestina cuando se estaba apunto de
lanzar la terrible ofensiva en Flandes
que sería conocida como Passchendaele.
Allenby en Jerusalen |
Finalizado el conflicto sería nombrado Vizconde Allenby y Mariscal de Campo, en reconocimiento a su mando. Ocuparía desde 1921 el cargo de Alto Comisionado en Egipto. En 1925,
a la edad de sesenta y cuatro años, Allenby
decidió retirarse, regresando a Inglaterra.
Allí residiría, en Londres, hasta
que el 14 de mayo de 1936 fallecía
de una aneurisma cerebral. Fue incinerado y sus cenizas se conservan el la Abadía de Westminster.
Con el se iba una parte de la historia, una parte de
un conflicto donde fue parte y juez, sentenciando el destino de todo un
imperio.