*La llegada
de miles de civiles belgas como refugiados a Francia, supuso para las fuerzas
aliadas un shock comparable al que las gigantescas pérdidas militares y de
territorio en 1914 habían provocado en la opinión pública. Las noticias, no por
ya conocidas menos lamentables, sobre los desmanes de los soldados alemanes con
la población civil, provocó que políticos y prensa aliada utilizasen la
represalia alemana para alimentar el odio hacia el enemigo impío. “Dios está
con nosotros”, la frase con la que muchos canallas han enviado a sus soldados a
la guerra a lo largo de siglos, volvía a escucharse, y los alemanes no hacían
nada por erradicar esta idea; todo lo contrario, la joya gótica que era la
Catedral de Rheims, donde reyes franceses habían sido coronados, fue destruida
por los cañones alemanes. La guerra se convertía para los aliados en una
Cruzada entre el bien y el mal. El enemigo debía ser aniquilado.
Tropas coloniales francesas en Artois |
Mientras se
desarrollaban en otros frentes los importantes acontecimientos relatados en las
anteriores entradas de este blog, en el temido Frente Occidental los aliados
occidentales de la Entente comenzaban a impacientarse ante el desarrollo de la
guerra. Tras la retirada alemana y la ofensiva lanzada por Falkenhayn en Yprés
en octubre de 1914 (la Carrera hacia el Mar), la situación se encontraba en un
punto muerto, en un completo estancamiento que provocaba que las opciones de una
esperada victoria rápida y decisiva, hubiesen desaparecido casi por completo,
especialmente tras las monstuosas bajas sufridas por los contendientes durante
los grandes choques frontales de 1914, que obligaban a una completa
reconstrucción y redistribución de las unidades en el frente.
El cambio de
estrategia alemán, deslizando su eje de presión hacia el Frente Oriental,
obligaba a los aliados occidentales de la Entente a ayudar a sus aliados rusos
y serbios. Durante el mes de febrero de 1915, la ofensiva alemana había
obligado a los rusos a retirarse en Lituania, tras asumir terribles bajas.
Temiendo un gran ataque alemán sobre el saliente polaco (que, como ya hemos
visto, sería la ofensiva Gorlice-Tarnow), los rusos apremiaron a sus aliados
occidentales para tomar la iniciativa en el Frente Occidental.
El Frente Occidental en 1915 |
Los Estados
Mayores aliados, ante la necesidad de aliviar la situación que podía abocar a
los rusos y serbios al desastre, trazaron planes de contingencia para iniciar
con urgencia importantes movimientos ofensivos en todo el frente. Los lugares
que consideraron más idóneos para lanzar sus operaciones militares, fueron los
salientes provocados en la línea de trincheras… Un rápido vistazo a lo largo de
los más de 500 km. de frente, que se extendía desde Suiza hasta el Mar del
Norte, demostraba que se había creado una línea irregular, generando una serie
de “dientes de sierra” sobre los que se consideraba necesario percutir, ya que
eran las zonas donde más recursos se podían concentrar para la ofensiva, al
atacarse desde varios puntos diferentes al mismo tiempo, y que debían ser
reducidas antes que los alemanes pudiesen aprovechar la ventaja táctica que
estas posiciones otorgaban.
Cambios en la uniformidad francesa |
Sin embargo,
los aliados occidentales se enfrentaban a graves problemas logísticos, ya que
sus fuerzas no estaban aun preparadas para sostener una ofensiva a gran escala;
las enormes bajas de 1914 habían supuesto que los ejércitos pasasen a
componerse principalmente de reservistas, con oficiales en muchos casos sin
experiencia en combate, y veteranos heridos que regresaban al frente sabiendo
el terror que iban a afrontar. Además, la mayor parte de las acciones deberían
recaer, inicialmente, sobre el Ejército Francés, ya que el pequeño ejército
británico BEF había resultado destruido en octubre del 14, tras la Primera
Batalla de Yprés; el Ejército Británico (New Model Army) se encontraba en
proceso de entrenamiento y despliegue, incluyendo las unidades del Nuevo
Ejército (en su mayoría reservistas y reclutas voluntarios sin experiencia) y
tropas coloniales (procedente de los territorios y nacionalidades de la
Commonwealth). Joseph Joffré consideraba, como Mando general aliado, que los
británicos no estarían en disposición de iniciar una ofensiva a gran escala al
menos hasta el otoño de 1915. Además, los franceses apenas contaban con tropas
veteranas; exceptuando algunas unidades de “Poilus” (Peludos, era como se
llamaban a si mismos los soldados franceses, apelativo referido a los grandes
bigotes y barbas que lucían) supervivientes de las batallas del catorce, y las
tropas coloniales que llegaban sin descanso, la mayoría de las unidades
francesas disponibles eran divisiones de reservistas y territoriales.
Sanitarios franceses evacuando un herido |
Por tanto, se
decidió prolongar en el tiempo una serie de operaciones menores que ayudasen a
aliviar la presión alemana sobre el ejército ruso, desviando refuerzos y
material, mientras se presionaba a Italia para entrar en el conflicto y abrir
un nuevo frente a las Potencias Centrales (como vimos en la anterior entrada
del blog).
La batalla
durante 1915 se centraría en tres departamentos franceses concretos: Mosa-Argonne
(Saint Mihiel), Champagne-Ardenne y Pas de Calais (Artois).
La
importancia militar de la gran planicie arbolada que separaba las alturas de
Metz de las alturas del Mosa, en el departamento francés de Argonne, impulsó al
ejército francés, tras la dolorosa derrota de 1871 a inicar la construcción de
enormes preparaciones defensivas que abarcaban las alturas frente a la planicie
que trazaban los ríos Mosa (Meuse) y Mosela (Moselle), en una línea formada por
las poblaciones de Verdún, Toul (área del Mosa), Thionville y Metz (Mosela). Se
construyeron antes de la guerra poderosas fortificaciones que, como veremos en
capítulos venideros, ya estaban superadas al inicio de la guerra del 14-18.
Los heridos se hacinan esperando ayuda |
Aun cuando no
se realizaron grandes ofensivas para recuperar la zona hasta 1918 (donde el
nombre del Bosque de Argonne quedará escrito con letras de sangre en la
historia del Ejército Estadounidense), si se realizaron numerosas acciones en
el tiempo a fin de probar las defensas alemanas, e incluso de recuperar
determinados puntos del saliente.
Tropas coloniales francesas (Senegal) |
Los combates
se alargarían con ataques y contragolpes durante diecisiete días, hasta que el
22 de abril, ante la ausencia de logros y el agotamiento de las tropas, junto
al inicio de la ofensiva alemana en Flandes (2º Yprès), las operaciones se
detuvieron.
Desde ese
momento, se mantuvo sobre el área una consecución de pequeñas acciones que, día
a día, convertiría pequeños puntos en lugares para la carnicería: Les Eparges,
la Trinchera de Calonne, Chauvoncourt, el Bois Brule, el Bois d’Ailly, etc. Los
avances eran diminutos, y se producirían situaciones en las que un contraataque
localizado, podía provocar la pérdida del terreno ganado durante meses de dura
lucha.
La guerra en
Argonne se convertiría en una amarga lucha por cada metro de terreno, una lucha
de minas y contraminas bajo el terreno, que no permitiría grandes avances a
ningún bando hasta 1918.
Durante el
otoño de 1914, el contraatque francés alejó a los alemanes de las proximidades
de París. La derrota alemana en la batalla del Marne, primero, y del Aisne, más
tarde, llevó a los alemanes hacia sus fronteras, en una retirada de 40 millas.
Aun así, consiguieron asentarse profundamente en territorio francés, ocupando
amplias zonas de las regiones francesas de Pas de Calais, Champagne y Bois
d’Ardenne.
Tras las
batallas en Yprés (primera batalla de) y Arrás, en octubre de 1914, la Oficina
de Operaciones del ejército francés decidió aconsejar a su Comandante en Jefe,
Joseph Joffré, el lanzar un ataque concentrado en las regiones de Artois y de
Champagne, a fin de eliminar el principal saliente alemán en Francia. Muchos
problemas aquejaban en tan temprana fecha al Ejército francés; corto de
municiones y efectivos, con una gran pérdida de calidad entre tropa y
oficialidad por las bajas, apenas estaba en condiciones de afrontar una tarea
como la encomendada.
Asalto francés en Notre-Dame-La-Lorette |
Cuando el
General Ferdinand Foch, Jefe de Operaciones, ordenó al General Maud’Huy, comandante
del 10º Ejército, planificar la ofensiva, le especificó que no quería una
carnicería; el estado del ejército era muy débil, y prefería cambiar granadas
por vidas que vidas por granadas. Por tanto, hizo el esfuerzo de reunir un
amplio apoyo artillero (poco más de un ensayo de futuras acciones), reuniendo
casi 700 cañones y municiones para varios días. Sobre el papel, los
planificadores franceses entendieron como suficiente el esfuerzo realizado, preparando
minuciosamente cada punto a llevar a cabo durante los combates.
Sin embargo,
suele pasar que la naturaleza no entiende de planificaciones, y que, además,
los cálculos, por cuidadosos que sean, son erróneos; siempre se necesita más;
más obuses, más caballos, más vidas... Así iba a ocurrir en el desarrollo de la
primera ofensiva en Artois (y Champagne). Se asignó al 10º Ejército la tarea de
conquistar las alturas en Vimy, lo que le permitiría batir la retaguardia
alemana con la artillería y forzar su retirada.
Caballería colonial camino del frente de Artois |
Sin embargo,
la situación no podía dejarse así. La nueva estrategia aliada para 1915, que ya
comentamos más arriba, obligaba a las fuerzas del frente a la ofensiva. Cuando
Joffré se percató que su ataque en Champagne se había estancado, volvió a su
plan original de asaltar en la zona de Artois. En realidad, decidió mantener la
presión en ambas alas del saliente entre Amiens y Rheims, manteniendo y
renovando el ataque en Champagne y apoyándolo en una vigorosa ofensiva masiva sobre
las alturas de Vimy y la llanura de Douai, en el frente de Artois.
Artillería Pesada alemana en Artois |
Los
británicos, con tropas bisoñas y oficiales novatos, avanzaron en campo abierto
hacia el Alto de Aubers, sufriendo fuertes bajas. El refuerzo de dos divisiones
alemanas del 6º Ejército hizo que los británicos tuviesen que suspender el
ataque sin obtener ningún rédito. La ofensiva apenas había durado unas horas.
Ataque británico en Festuberg |
El ataque francés se inició el 9 de mayo, tras un metódico bombardeo de las posiciones alemanas durante los siete días previos. El XXXIII Cuerpo de Ejército francés, dirigido por el General Petain, consiguió una rápida ruptura de la línea alemana en el sector de Vimy, penetrando tres kilómetros en profundidad. Sin embargo, tal y como pasaría en tantas batallas de la Gran Guerra, la falta de previsión de los mandos, la ausencia de fuerzas de reserva y de apoyo artillero próximo, impediría esplotar el éxito antes que los contraataques alemanes estabilizasen la posición. Aun así, se combatío duramente durante un mes en diferentes puntos del campo de batalla: Notre-Dame-de-Lorette, Vimy, Carenzy y Ablain-Saint-Nazaire. Las dos últimas poblaciones quedarían en manos francesas, pero las ganancias no pasaron de allí. Tras mes y medio de sanguinaria batalla, las operaciones se detenían el 25 de junio, sin ganancias sustanciales y con una terrible tarifa del carnicero: 102.500 bajas francesas y 28.000 británicas, que supusieron fuertes críticas al liderazgo de Joffré. El 6º Ejército alemán sufrió 73.000 bajas.
Muerte por Doquier, tercera batalla de Artois |
El ataque se
inició el 21 de septiembre de 1915, tras cuatro días de constante fuego de
artillería. Sin embargo, a pesar de algunas ganancias iniciales que incluyeron
la conquista de Souchez, rápidamente se hizo evidente la imposibilidad de
progresar hacia la segunda línea alemana. Además, las fuerzas británicas
estaban siendo masacradas en Loos, por lo que Joffré se vió obligado a acudir
en ayuda de sus aliados con las reservas del 10º Ejército, paralizando el
avance.
Hasta que no quede nadie... Trinchera en Artois |
El sector
quedaría tranquilo durante lo que restaba de 1915. Pronto empezaría un nuevo
reto.
LA TERCERA
VÍA. LAS BATALLAS DE CHAMPAGNE:
Mapa del ataque combinado en Artois y Champagne |
El sector de
Champagne quedaría enmarcado en el área del 4º Ejército Francés, comandado por
el General Fernand Langlé de Cary, que recibiría, inicialmente, la orden de
lanzar un asalto limitado que apoyase el asalto principal francés en Artois.
Pocos días después de la apertura de operaciones en Artois, el 20 de diciembre
de 1914, el 4º Ejército atacaba con su XVII Cuerpo y el I Cuerpo Colonial, el
área entre Mezieres y Rethel, defendida por el 3º Ejército alemán. A pesar de
conseguir pequeñas ganancias de terreno, su ataque fue prontamente detenido. El
21 de diciembre, el XII cuerpo francés atacó y consiguió tomar parte de la
trinchera alemana, pero fue incapaz de limpiar las bolsas de resistencia y tuvo
que detener su ataque, solicitando apoyo artillero que redujese las posiciones
defensivas germanas.
Preparados para el asalto. Champagne. |
La
desesperación de Langlé obligó a que el II Cuerpo contraatacase el día 31, con
notable éxito. Avanzando a la cabeza del asalto, recuperó gran parte del
terreno perdido, aunque el avance francés se detuvo en seco cuando el 3º
Ejército Alemán contraatacó.
Antiaéreo francés en acción |
Durante
varios días, los franceses se mantuvieron a la ofensiva, sin conseguir ganar
terreno. El día 13 de enero de 1915, cuando el frío se hizo intenso, Joffré
ordenaba detener las operaciones. Sin embargo, los alemanes retomarían la
acción, para ocultar sus movimientos en el Este, y mantendrían la presión sobre
la zona hasta el 17 de marzo, cuando ambos bandos decidieron darse tregua.
El intento le
había costado a los franceses cerca de 95.000 bajas. Los alemanes perdieron la
mitad de hombres.
General Petain. Jefe del 2º Ejército y posteriormente del GEC |
Joffré
decidió que debían volver a la ofensiva, siguiendo el plan previsto
previamente, el ataque combinado sobre el saliente de Arras – Rheims. Para ello
preparó nuevos planes para atacar en ambas zonas del saliente, como vimos más
arriba. En el sector de Champagne, añadiría a las fuerzas del 4º Ejército las
del 2º, sumando así una gran fuerza de choque con 34 divisiones, bajo el mando
del Grupo de Ejércitos del Centro (General Philippe Petain).
Prisioneros alemanes en la Segunda Batalla de Champagne |
Durante estos meses, el Estado Mayor aliado había desarrollado una nueva técnica de asalto que consistía en atacar con la masa de infantería en escalón. Cuando el 25 de septiembre de 1915 los franceses volvían a la ofensiva en la Champagne, 20 divisiones encabezaban el asalto en un frente de 36 km., cubriendo cada división entorno a 1,5 km. Detrás de ellos avanzaba una segunda línea con siete divisiones, que cubrirían los eventuales huecos dejados por las bajas. Tras ellos, quedaban en reserva una división de infantería y seis de caballería, un formidable despliegue.
Sin embargo,
los alemanes, firmemente asentados en tareas defensivas hasta nuevas órdenes,
habían preparado una formidable oposición. Sabiendo que no contaban con fuerzas
suficientes, el 3º Ejército alemán había preparado una serie de líneas en
profundidad, más fuertes cuanto más entraban en la línea de trincheras, hasta
llegar a la posición R (R-Stellung), donde la densidad de los alambres de
espinos y las posiciones de ametralladoras lo convertían en prácticamente
inexpugnable, al quedar fuera de la vista de la artillería francesa.
El asalto
inicial tuvo el beneficio del buen tiempo reinante. La artillería francesa
machacó la primera y segunda líneas alemanas con dureza antes que la infantería
avanzase.
Muerte en Champagne |
El grueso de
la artillería del 3º Ejército alemán esperaba su oportunidad tras la Posición
R. Así que batió a los exhaustos franceses hasta que la noche del 24 al 25 de
septiembre comenzó a llover con fuerza.
Además, las
previsiones de munición francesas se habían quedado, nuevamente, alarmantemente
cortas. Tanto es así, que Joffré envió todas las reservas de granadas de 75 mm
del Grupo de Ejércitos Este (dejando sólo 500 disparos en cada cañón de este
Grupo) para que el 2º y 4º Ejércitos pudiesen mantenerse a la ofensiva. También
reforzó al Grupo de Petain con dos nuevas divisiones de la reserva.
El 26 de
septiembre retomó el asalto con fuerzas renovadas, consiguiendo avances en un
frente de 12 km frente a la Posición R, y capturando 2.000 alemanes más. Aunque
los ataques iniciales fueron sangrientos e inefectivos, el día 28 de septiembre
se consiguió una ruptura en la Posición R y conquistarla parcialmente.
Sin embargo,
la posición geográfica de la Posición R, que la ocultaba de los observadores de
artillería francesa, y la precariedad de los defensores franceses, provocó que
el previsible contraatque alemán recuperara la posición al día siguiente.
El agotamiento
de las fuerzas era considerable. Joffré necesitaba municiones para mantener la
presión. Ordenó mantener los ataques, aunque sin apoyo artillero no se
consiguieron avances. Finalmente, el 5 de octubre ordenaba la retirada de la
caballería y la finalización de operaciones, a fin de consolidar las ganancias
obtenidas.
Avanzar
cuatro kilómetros les había costado al 2º y 4º Ejércitos nada menos que 145.000
hombres, por poco más de 70.000 alemanes (incluyendo 16.000 prisioneros).
CONCLUSIONES:
Casi un año y
medio de guerra había demostrado a los combatientes cuan féroz podía ser el
rostro de la misma en un entorno que no habían evaluado: el de una Guerra
Moderna.
Los alemanes
habían comprendido rápidamente que la guerra de trincheras era imposible de sostener,
comenzando a desarrollar armas que rompiesen el equilibrio y destruyesen el
espíritu combativo del enemigo. El empleo de Armas Químicas, Submarinos y
Dirigibles, entre otros, buscaban más un efecto moral que aplastase la
capacidad de resistencia, que la destrucción del ejército rival.
Artillería francesa en acción en Champagne |
Mientras, los
aliados apenas habían comprendido nada. Las ofensivas del 15 supusieron un “más
de lo mismo”, lanzar a masas de soldados a la batalla, en la seguridad de que
las enormes bajas sufridas apenas reportarían beneficios. El uso de nuevas
tácticas tras el verano del 15, como los ataques en escalón o escalonados
(Echêlon), así como el inicio de uso de armas químicas por parte aliada, apenas
supuso variación en la línea de frente.
Los ataques
combinados de Saint Mihiel, Artois y Champagne les habían supuesto a los
aliados cerca de 400.000 bajas, por la mitad de bajas alemanas. No podían
seguir así, o su moral se derrumbaría.
Lo curioso es
que ambos bandos llegaron al mismo convencimiento en el mismo momento… Si no
era posible desalojar a los ejércitos enemigos, habría que destruirlos,
aplastarlos sobre el terreno, que el peso de la artillería fuese tan enorme,
que nadie quedase vivo tras una batalla. Comenzaba la Guerra de Desgaste… Se abrían
las puertas al Apocalipsis… Próxima estación: Verdún.
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