Albatros D. III de la Jasta 11 en acción sobre Arras en Abril de 1.917 |
*El mes de abril de 1.917 fue testigo de muchas
cosas, de grandes ofensivas hacia la nada, de caídas de directores de hombres,
que pensaban que estaban por encima del bien y del mal, y fue testigo de la
primera gran ofensiva aérea de la Historia.
Sobre los cielos de Francia, principalmente en el sector de Arras, pero también en
otros puntos del Frente Occidental,
la aviación aliada se arrojó, temerariamente, a una batalla en la que buscaba
obtener la superioridad aérea sobre el campo de batalla, lo que permitiría a
sus aviones de reconocimiento dirigir la artillería sobre el enemigo sin
oposición. Sin embargo, enfrente se encontraron a un rival decidido y conocedor
de su oficio, capaz de derrotarlos en inferioridad gracias a una élite de
pilotos alemanes que, bajo la dirección del inefable Barón Rojo, llevarían a
la fuerza aérea aliada a enfrentarse a un “Abril
Sangriento”.
La Primera Guerra Mundial fue una consumada inventora; durante su
desarrollo se inventó todo aquello que permitiese ganar una ventaja sobre el
enemigo. Desde gases asfixiantes a submarinos, desde tanques a dirigibles, las
innovaciones técnicas alcanzadas en la guerra del 14 al 18 fueron, simplemente,
apabullantes; de hecho, muchas de ellas, entonces pensadas para matar, para
ganar un durísimo conflicto militar, las disfrutamos hoy en día, en un periodo
de larga paz en Europa.
De los grandes
descubrimientos y avances tecnológicos desarrollados por las potencias
enfrentadas, hay uno, el Poder Aéreo,
la aviación militar, que comenzó a
fijarse en época tan temprana como enero
de 1.915, y fue rápidamente mejorada para convertirse en un arma
fundamental hacia el final del conflicto, y decisiva en los posteriores.
Sin embargo, la idea de
volar no es nueva, y se encontraba arraigada profundamente en la psique
humana; desde los albores de los tiempos, el ser humano ha intentado conquistar
aquellas fronteras que parecen más complejas y lejanas. Conquistar los cielos,
volar como un pájaro, queda reflejado desde edades muy antiguas. Veamos como se
forjó uno de los avances más impresionantes de la Historia de la Humanidad: la Aviación.
Contenido de la Entrada:
1.
Historia de la aviación.
2.
El poder aéreo durante la Primera Guerra Mundial.
3.
El Abril Sangriento de 1.917. Batalla aérea sobre Arras.
4.
Apéndices I.
a.
Los Caballeros del Aire I. Manfred von Richtoffen. El Barón
Rojo y su Circo Volante.
b.
Los Caballeros del Aire II. La Escuadrilla Lafayette.
c.
Los Caballeros del Aire III. Héroes sobre el aíre.
HISTORIA DE LA AVIACIÓN:
El mito de Dédalo y su hijo Ícaro |
Ya en el Mundo Antiguo, las leyendas nos hablan
de Ícaro
y su padre, Dédalo. Probablemente muchos de vosotros conozcáis la leyenda,
pero conviene en este punto recordarla, acercándonos como la aspiración humana
por alcanzar los cielos es tan antigua como la misma Humanidad.
El Laberinto del Rey Minos de Creta, refugio del Minotauro |
Sin embargo, Dédalo
tenía otros planes para su familia. Decidido a escapar de la prisión que Minos
le había impuesto, pero sabiendo que no podía hacerlo ni por tierra ni por mar,
controlados ambos por el cruel rey cretense, observó que la única forma de
escapar era por el aire, volando como si fuesen pájaros. Ícaro y Dédalo
recogieron plumas de las aves que poblaban la zona, y comenzaron a trabajar
unas alas elaboradas con cera, recubiertas de plumaje, a imitación de las alas
de un ave. Cuando Dédalo acabó su trabajo, se colocó las alas y las batió, viendo
que era posible mantenerse en el aire.
Por tanto, colocó otro par
de alas sobre los brazos de su hijo y le enseño a manejarlas. Cuando estuvieron
preparados, Dédalo advirtió a su hijo que no volase demasiado alto, ya que
el calor del sol podría derretir la cera que conformaba el esqueleto de las
alas, ni demasiado bajo, ya que la espuma de las olas podría mojar las alas y
hacerle caer.
Su vuelo se inició sin
demora, saliendo de Creta y sobrevolando las islas de Samos, Delos,
Paros,
Lebintos
y Calimna,
pero en ese momento, Ícaro, orgulloso de sus alas,
comenzó a ascender. El sol las derritiría, haciéndole caer al mar. Su padre lloraría
su muerte, y en su memoria, llamaría Icaria a la tierra cercana al lugar
donde su hijo había desaparecido para siempre.
Dédalo llegó a salvo hasta Sicilia, donde fue acogido por el
rey Cócalo.
Dédalo
construiría un templo al dios Apolo,
donde colgaría las alas que le salvaron como ofrenda.
Griego era también el sabio
Arquítas,
un matemático, filósofo, físico que sería la primera persona en desarrollar una
máquina voladora. Fue entorno al 451 A. C. cuando diseñó y construyó el primer
ingenio volador de la historia, una estructura con forma de pájaro e impulsada,
probablemente, por vapor, que, según cuenta la historiografía, llegó a volar
unos doscientos metros. A pesar del éxito, Arquítas no consideró probable un
mejor desarrollo y abandonó el proyecto.
Vimana Hindú, del texto Rig-Veda. |
Las referencias en el mundo
hindú son numerosas, y se prolongan a lo largo de los siglos, siempre con la
idea común de una máquina o artilugio volador.
El vuelo de Abu I-Qasim Abbas ibn Firnas en Córdoba (852) |
Convencido que se podía
volar, a la edad de sesenta y cinco años, ordenó confeccionar unas alas de
madera recubiertas de seda, que adornaría con plumas de grandes aves.
Nuevamente se subiría a una torre, lanzándose hacia un valle, sobre el que
conseguiría planear durante unos minutos; el aterrizaje fue pésimo y se
fracturó ambas piernas. Aun así, la experiencia fue exitosa, y describiría que
no consiguió completar el vuelo con total eficacia al no estar dotado de una
cola que equilibrase el mismo. Abbas Ibn Firnas moriría en el 887.
Vidriera en la Abadía de Malmesbury, representando al Monje Volador, Elmer |
Leonardo Da Vinci |
No sería hasta
finales del siglo XVIII cuando el
británico George Cayley diseño la primera estructura voladora de ala
fija, probando en ella diversos sistemas de elevación, motor y control; aunque
nunca llegó a volar con sus ingenios, Cayley diseñó numerosos proyectos,
incluyendo un planeador que permitía transportar pasajeros. A mediados del siglo XIX, el francés Jean-Marie
Le Bris, basándose en el proyecto de planeador de Cayley, hizo el primer
vuelo propulsado en el “Albatros Artificial”, elevándose
mientras un caballo tiraba de el en la playa. Otros muchos pioneros introdujeron
mejoras en el proyecto de Cayley, avanzando parte del siglo XIX mientras el objetivo del
vuelo estaba cada vez más cerca.
El engendro volador de George Cayley (s. XVIII) |
En ese último cuarto de siglo XIX, el alemán Otto Lilienthal sería el primer ser
humano en documentar diversos vuelos a bordo de sus mejoras en el proyecto de
planeador desarrollado por Cayley.
Los Hermanos Wright, a los mandos del Wright Flyer III |
Desde ese momento,
los aparatos voladores no hicieron otra cosa que mantener una rápida evolución,
que, en apenas treinta años, hizo pasar el mundo de la aviación de los aviones
de hélice y tela a los elaborados jets de combate de final de la Segunda Guerra
Mundial. El primer aparato que tenía unas características que podamos considerar
modernas, fue el aeroplano francés Blériot
VIII, diseñado en 1.908, que
sería la base sobre la que se desarrollarían la mayoría de los aparatos
franceses del periodo siguiente.
El vuelo del Wright Flyer III. El gran hito de la aviación. |
El desarrollo
posterior a la Primera Guerra Mundial
llevó al aeroplano a las tareas comerciales, buscando los desarrolladores
ampliar el tiempo y alcance de vuelo, lo que llevaría a la aviación a realizar los
primeros vuelos intercontinentales. Los diferentes fabricantes e ingenieros,
que se harían famosos en los posteriores años por sus diseños bélicos, y que,
muchos de ellos, a día de hoy siguen construyendo aparatos cada vez más
sofisticados, avanzarían hacia aeroplanos cada vez más grandes y rápidos.
Los primeros en
lograr cruzar el Atlántico sin escalas fueron Alcock y Brown
en época tan temprana como 1.919, y
durante ese mismo año ya se desarrollaron los primeros vuelos comerciales entre
Canadá
y Estados
Unidos, un gigantesco avance para el comercio mundial.
Las grandes batallas aéreas se dieron en la Segunda Guerra Mundial. La Batalla de Inglaterra (1.940). |
La Segunda Guerra Mundial dio el papel
estrella al avión; logrando la superioridad aérea, los bombarderos destruían
las defensas enemigas, asolaban sus ciudades y fuentes de suministro, mientras
los carros de combate avanzaban velozmente sobre los campos. El monstruo que
fue la Segunda Guerra Mundial vería
el nacimiento de la aviación táctica y el bombardeo en picado, de la aviación
estratégica y los bombarderos ultra pesados, de ingenios cada vez más ágiles
para el combate de caza, o desarrollados para cubrir enormes distancias con
grandes cargas.
El ataque con torpedos a Pearl Harbour (1.941) |
Uno de los primeros Jet fue el Messerschmit Me-262 Schwalbe |
Acabada la Segunda Guerra Mundial, todo el
conocimiento quedó en manos de los vencedores, quienes se apresuraron en aplicar
rápidamente las nuevas tecnologías a sus aeroplanos militares y civiles. En octubre de 1.947, el prototipo del fabricante
norteamericano Bell X1 fue el primer avión en romper la barrera del sonido.
La nueva tecnología
de propulsión llegaría a la aviación comercial en la década de los cincuenta y
no ha hecho más que desarrollarse desde entonces, llegando hasta el espacio con
los Space Shuttle. Actualmente el
techo de la aviación, tanto comercial como militar es desconocido; disponemos
de grandes aviones de carga, de jets de despegue vertical, de aeroplanos con
niveles de comodidad desconocidos, de aviones que surcan la estratosfera, o que
alcanzan el espacio, siendo capaces de volver a la tierra a aterrizar. ¿Cuál
será el futuro?.
El Space Shuttle, que ha surcado el espacio durante la última década del siglo XX y comienzos del XXI. |
Los primeros modelos cumplían funciones de reconocimiento aéreo. En la foto un BE2 del Servicio Aéreo Británico. |
Los ingenios voladores, esos
aparatos que acabarían llamándose aviones, estaban construidos de tela y
madera, pintados con lacas extremadamente inflamables, lo que les convertían en
extremadamente vulnerables. La potencia de sus motores era tan escasa, que la
carga que podían transportar era limitada, lo que impedía utilizarlos en
labores de ataque, obligándoles, tácticamente, a limitarse a sustituir a la
obsoleta caballería en las labores de reconocimiento, y como observadores para
las baterías de artillería.
Sin embargo, la visión
general de los especialistas militares, desde un primer momento, fue mucho más
allá de las limitaciones que aquellos primeros aparatos, y los pioneros que los
pilotaban, les imponían. Antes del conflicto, oficiales como el general
italiano Douhet, se convencieron que los cielos acabarían convirtiéndose
en auténticos campos de batalla en posteriores conflictos, estableciendo las
bases tácticas para el futuro, como eran ganar la superioridad aérea o
bombardear los nudos de comunicación y centros de producción del enemigo, muy
por detrás de las líneas de frente.
No sería hasta 1.911, durante la guerra entre Italia y el Imperio Otomano por la posesión de Libia, que se realizó un
primer vuelo operativo de combate, cuando un Blériot XI francés, pilotado por el italiano Giolio Gavotti, realizó
una misión de bombardeo sobre las tropas turcas. También serían los italianos,
pioneros en la aviación militar, quienes realizarían un primer vuelo de
reconocimiento para la artillería.
Estos primeros éxitos de la
aviación militar, invitaron a los futuros contendientes a crear el germen de
las futuras fuerzas aéreas, aunque siempre bajo una limitada visión, haciendo
depender la aviación de otras fuerzas terrestres, como serían la artillería o
la caballería.
Los primeros cazas se dedicaron a la destrucción de Globos y aviones de observación para la artillería. |
En Francia, la obtusa visión
de los estrategas militares, estancados en una mentalidad decimonónica,
limitaron los ejercicios de la aviación militar a la cooperación con las
anticuadas divisiones de caballería y de apoyo a la artillería. Aun siendo más
cuantiosos que los alemanes, su falta de preparación era aun mayor, lo que
limitaba aun más su capacidad operativa.
Bombarderos británicos |
Las primeras batallas de la
guerra sirvieron para demostrar que las unidades de caballería ya no podían
sostener la labor de reconocimiento que realizaban habitualmente. En el este, aun
podían apantallar movimientos de tropas, pero nunca cumplir con sus funciones
de reconocimiento durante anteriores conflictos. Para sustituirles en sus
funciones, se recurrió a los aeroplanos, aunque muchos oficiales de alto rango,
obtusos en su visión, aun estancada en la clásica visión del arte de la guerra,
no tenían ninguna confianza en la nueva arma y sus posibilidades. El éxito
inicial de los aeroplanos, cuya gran hazaña en esos primeros eventos fue
lograda por la aviación británica, cuando los pilotos Charlton y Wadham,
detectaron el cambio de dirección del ejército alemán del general von Kluck, el 22 de agosto de 1.914. Los informes de
la aviación corregían todas las informaciones previas de la inteligencia
militar, pero el alto mando británico decidió dar credibilidad a la información
y ordenar la retirada británica de Mons, lo que impediría que el BEF fuese destruido.
Globo de observación para artillería alemán. |
Fue a partir de ese momento
cuando los estados mayores vieron el potencial del arma aérea y decidieron implementar todas sus posibilidades. Los
primeros grandes esfuerzos en 1.915
fueron dirigidos a potenciar sus posibilidades como observador para la
artillería y reconocimiento del campo de batalla. Se equiparon los aviones con cámaras fotográficas, a fin de obtener
imágenes de las trincheras enemigas, que permitiesen mejorar los planes
ofensivos y defensivos.
RAF FE 2b - Avión de observación británico. |
También se asignaron tareas
de alerta temprana para los asaltos enemigos, pero la errática comunicación
disponible obligó a improvisar sistemas de comunicación alternativos, con
bengalas e, incluso, lanzamiento de mensajes.
Comenzaron a completarse
algunas misiones de bombardeo, pero la escasa carga que podían transportar los
ligeros aparatos de comienzo de guerra, impedían que esta labor se realizase de
forma eficaz, limitándose al lanzamiento de pequeñas cargas o granadas de mano
sobre las posiciones enemigas. No obstante, rápidamente los estados mayores
desarrollaron el arma como bombardeo, y a finales de 1.914, se iniciaron los raids sobre ciudades enemigas, con relativo
éxito. La fuerza aérea británica due la primera en intentar penetraciones
estratégicas, atacando Dusseldorf, Colonia y Friedrichshaven
con escasos resultados, pero abriendo la Caja
de Pandora del bombardeo estratégico, que tantos sufrimientos y muertes
causaría en posteriores conflictos.
Handley Page 400 - bombardero británico. |
La necesidad de obtener la
superioridad aérea obligaría a convertir el cielo en una suerte de campo de
batalla, donde los ingenios voladores pugnasen por derribar a sus adversarios,
por impedirles llevar a buen término su tarea. Los primeros enfrentamientos
aéreos fueron provocados por los mismos aviones de reconocimiento, cuyos
pilotos se armaban con granadas, pistolas e, incluso, ganchos de abordaje, que
intentaban usar para dañar los aviones enemigos. El primer derribo registrado
en los anales de la guerra fue el de un avión austriaco de reconocimiento,
abatido por el piloto ruso Pyotr Nesterov. La realidad es que
embistió con su avión al enemigo, estrellándose ambos aviones y muriendo todos
los tripulantes.
Pero no sería hasta finales
de 1.914 que los aviones comenzaron
a armarse con equipo ofensivo o defensivo. En octubre de ese año, algunos aviones franceses ya montaban una ametralladora; su ejemplo sería
rápidamente seguido por todos los contendientes.
Los aviones británicos FE2b y FB5 serían los primeros en montar una ametralladora en posición
frontal; ayudados por el hecho que su hélice era de empuje, e iba montada tras
la barquilla de los pilotos, permitía colocar la ametralladora frontal, incrementando
su letalidad. El resto de aviones encontraban un severo problema, y es que el
fuego de la ametralladora destruia las palas de la hélice. Por ello, fue
perentorio el investigar una forma de sincronizar el fuego de las
ametralladoras con el paso de la hélice.
Roland Garros al inicio de la guerra. |
Según evolucionaban los
aviones de caza, comenzaron las victorias aéreas. Los soldados de tierra veían
desde sus sucias trincheras a los pilotos de combate, como auténticos
caballeros medievales, que se batían en un singular duelo de piruetas que,
demasiado a menudo, acababa en el mismo sucio barro donde habitaban quienes les
contemplaban. Estos “Caballeros del Aire” rápidamente se
hicieron populares y envidiados, aunque su capacidad de supervivencia era muy
escasa, al no existir medios para abandonar el avión cuando era derribado.
Manfred (izquierda) y Lothar (derecha) von Richtofen. |
Muchos de aquellos pilotos
se convertirían en leyendas. Hombres como René Fonk (francés, que alcanzó las 75
victorias), Edward Mannock (británico,
con 73 victorias), el canadiense William Bishop (72 victorias), Ernst Udet (alemán, con 62 victorias), o el americano
Eddie
Rickembacker (26 victorias
logradas en 1.918), pasaría a la
historia de la aviación como auténticos “Caballeros
del Aire”. Sin embargo, la realidad de los combates aéreos es que se encontraban
muy alejados de esa caballerosidad que se presupone con el nombre; los combates
eran intensos y muy amargos, ya que la escasa protección que permitían los
aparatos de caza, y la incapacidad durante buena parte del conflicto de
abandonar los mandos, causaba que la mayor parte de los aviones perdidos
causasen la muerte de los hombres que los pilotaban. Este hecho, el de saber
que se confrontaba una muerte prácticamente segura, obligaba a defenderse
encarnizadamente, y a no conceder a los rivales la más mínima ventaja.
Nieuport 17 - Caza francés 1.917 |
Conde Ferdinand von Zeppelin, diseñador e impulsor del dirigible como arma durante la Primera Guerra Mundial. |
Para lograr llevar la
muerte hasta las ciudades enemigas, los contendientes buscaron la manera de
ampliar las capacidades de vuelo de sus aviones. La única forma que conocían en
estos albores del siglo XX, era
incrementar el tamaño de los aviones, a fin de proporcionarles mayores
depósitos de combustible, lo que les convertía en engendros imposibles de
manejar. El primer gran desarrollador sería Alemania, que se fijaría
en los Zeppelines, grandes globos que, bajo el sobrenombre de dirigibles,
surcarían los cielos desde finales del XIX.
Menos costosos de desarrollar que los aviones, rápidamente fueron empleados
para apoyar a la armada con reconocimientos de largo alcance y, posteriormente,
cuando la guerra comenzó a estancarse, como bombarderos de largo alcance.
Zeppelines en acción. |
Derribo de un Zeppelin |
Daños causados por una incursión en Londres. |
Gotha G.IV alemán - sustituyó progresivamente a los dirigibles en la campaña de bombardeo estratégico. |
Incursión de Zeppelines sobre Varsovia en 1.915. |
3. BLOODY APRIL. BATALLA
AÉREA SOBRE ARRAS:
Combate aéreo sobre Arras. Un Albatros rojo (von Richtofen) persigue a un Sopwith británico. |
Sería en abril de 1.917, sobre los cielos
de Arras, durante la ofensiva aliada de primavera, cuando se organizaría
la primera ofensiva aérea de la
Historia. Dicha ofensiva, que formaba parte de la Ofensiva Nivelle, y más reducidamente, de la ofensiva de Haig
sobre la Línea Wotan, que pudimos ver en nuestra anterior entrada,
incluía el uso masivo del Cuerpo Aéreo
Real británico (que será promocionado y conocido poco tiempo más tarde como
RAF – Royal Air Force), a la búsqueda
de lograr una superioridad aérea sobre los alemanes que permitiese a los
aparatos de reconocimiento británicos dirigir a la artillería de forma inmune y
precisa, permitiendo una major implantación de la técnica artillera de la
barrera móvil.
La Jasta 11 posa en el aeródromo para la posteridad. |
Sin embargo, el
entrenamiento de los pilotos británicos, cuyas bajas se habían incrementado
exponencialmente durante las batallas aéreas vinculadas a la ofensiva británica
en el Somme, era deficiente. Los escuadrones estaban poco instruidos
para el combate aéreo grupal, ya que entendían el mismo como una suerte de
desafío cara a cara; además, la fuerza nominal de los escuadrones era superior
a la real, ya que las bajas apenas si habían podido ser cubiertas.
Albatros D.III - este avión pertenece a la Jasta 11 y formaba el grueso de las unidades de caza alemanas. |
El Circo Volante de Richtofen acude al combate |
Patrulla de combate alemana |
Los combates durante el mes
de abril serían tan intensos como
sangrientos; los británicos perderían dos tercios de sus aviones, para un total
de 245; 211 tripulantes morían y otros 108
eran capturados. A cambio, los alemanes registraban la pérdida de sesenta y seis aviones, y apenas 50 tripulantes. La Jasta 11 se anotaba ochenta
y nueve victorias, con von
Richtoffen a la cabeza, quién obtendría 22 de sus 80 victorias
entre abril y junio de 1.917.
Sopwith Camel británico, entraría en servicio tras el Abril Sangriento, dando la iniciativa a los aliados. |
4. APÉNDICES. LOS CABALLEROS DEL AIRE:
4.1 EL BARÓN ROJO Y SU
CIRCO VOLANTE:
Manfred Albretch Freiherr von Richtofen |
Nacido en Breslau
el 2 de mayo de 1892, se alistaría
en la caballería poco antes de iniciarse el conflicto mundial, cumpliendo con
una tradición familiar al vestir el uniforme de los Ulanos (lanceros). Con el Primer
Regimiento se haría merecedor de la Cruz
de Hierro en las primeras fases del conflicto, bajo el rango de teniente.
Viendo que la caballería jugaría un papel secundario en esta nueva guerra,
pidió su paso a la infantería, aunque el estancamiento del conflicto y las inhumanas
condiciones de vida de las trincheras, rápidamente hicieron que buscase una
nueva alternativa, fijándose en la recién nacida fuerza aérea alemana.
Se incorporó a la academia
de aviadores, donde no destacó especialmente por sus habilidades. Inicialmente
sería asignado a labores de reconocimiento fotográfico sobre el frente oriental, donde
se aburría enormemente. En 1.916, la
Luftstreitkräfte
seleccionó a un grupo de pilotos para ser entrenados por Oswald Boelcke como pilotos de caza, para equipar las nuevas Jasta. Entre ellos estaría Richtofen, que sería asignado a la Jasta 2, donde obtendría su primera
victoria el 17 de septiembre de 1.916.
Boelcke observó en el su capacidad
innata para afrontar el riesgo, su agudeza visual y su capacidad de liderazgo,
que pronto le llevaron a encabezar las listas de ases alemanes, superando al
mismísimo Boelcke, que perecería
tras conseguir cuarenta victorias aéreas.
Manfred y su perro Moritz |
El 24 de junio de 1.917 recibió el encargo de dirigir la Jagdgeschwader 1 (JG1), que bajo el
sobrenombre de “El Circo Volante” o “El Circo de Richtofen”, integraría a
las Jasta 4, 6, 10 y 11. En total,
la unidad alcanzaría al final del conflicto la cifra de 644 victorias confirmadas, perdiendo tan sólo 56 aviones. Entre las
pérdidas habría que registrar la del propio von Richtofen.
Herido a principio de julio de 1.917 en la cabeza, llevó su
avión de regreso, estando a punto de morir por las heridas. No obstante,
conseguiría recuperarse y volver a pilotar, aún en contra de la opinión médica,
que le prohibió el vuelo al considerarle incapacitado para soportar las
alturas, ya que sufría de mareos y vértigos.
El Fokker Dr. I Triplano rojo de Richtofen es alcanzado |
El timón de cola del triplano de Richtofen vigilado por soldados australianos. |
4.2. LA ESCUADRILLA
LAFAYETTE:
Desde los albores de la
guerra en Europa, en agosto de 1.914,
muchos norteamericanos viajaron al viejo continente para ofrecerse como
voluntarios de ambos contendientes, aunque muy especialmente a las potencias
occidentales de la Entente. La mayor
parte pasó a servir en la Legión
Extranjera Francesa o en el servicio de ambulancias del ejército francés (por ejemplo, Ernest Hemingway sirvió en esta unidad).
Los Nieuport 11 de la Escuadrilla Lafayette, con su distintivo del Piel Roja, vuelan al amanecer. |
Los miembros de la Lafayette posan para la eternidad. |
La escuadrilla estaría
mandada, inicialmente, por el piloto francés capitán Georges Thenault, teniendo bajo su mando a siete pilotos
americanos (Victor Chapman, Elliot Cowdin, Bert Hall, James McConnell,
Norman Prince, Kiffin Rockwell y William
Thaw) y cinco franceses. Su primera misión de combate ocurrió el 13 de mayo de 1.916, y cinco días más
tarde reclamaban su primera victoria, en la forma de un L. V. G. de reconocimiento alemán, abatido por Kiffin Rockwell.
Spad VII pilotado por Willian Thaw (1.917) |
Desde su creación, los
éxitos de la escuadrilla (57 victorias entre mayo de 1.916 y febrero de
1.918) la hicieron tremendamente popular en Estados Unidos, donde el número de voluntarios, una vez que se
habían unido a las naciones de la Entente tras la declaración de
guerra a Alemania de abril de
1.917, se había incrementado exponencialmente.
Whiskey y Soda fueron las mascotas de la Escuadrilla. |
En febrero de 1.918, la escuadrilla pasó a prestar bajo mando
americano. Hasta ese día, un total de 38
pilotos habían combatido en la escuadrilla; de ellos, nueve habían fallecido en combate.
El máximo as de la escuadrilla sería el piloto
franco-americano Raoul Lufbery,
quién se anotó 16 victorias antes
que la escuadrilla pasase a servicio de los Estados Unidos.
Como dato anecdótico, cabe
decir que la Escuadrilla Lafayette tendría dos mascotas, en la forma de dos
crías de león, llamadas Whiskey y Soda, que alegrarían la vida de los
sufridos pilotos de combate.
Bajo mando americano, la
unidad pasaría a llamarse 103 Escuadrón
aéreo, y acreditaría 45 victorias
hasta el final de la guerra.
4.3 HÉROES DEL AÍRE. LOS
ASES DE COMBATE:
La muerte desde arriba. Ataque clásico ejecutado por Richtofen con su Fokker Dr. I |
De este grupo de
privilegiados, destacarían especialmente aquellos que conseguían superar las cinco victorias aéreas, pasando a
convertirse en “ases”. El término “as” fue utilizado por primera vez
por la prensa republicana francesa, para referirse a Adolphe Pégoud, piloto
que había logrado cinco victorias sobre aviones alemanes. Se dio la
singularidad, que esas victorias fueron logradas con un avión de
reconocimiento, ya que al principio de la guerra no existían aviones de caza.
Cuando estos hicieron acto de presencia sobre los cielos del conflicto, los
servicios aéreos de cada contendiente desarrollaron sistemas para acreditar las
victorias aéreas, siendo todos ellos relativamente fiables.
La escuadrilla de los ases. La Jasta 11 de Richtofen |
Son las águilas de los
cielos, los caballeros del aire de la Primera
Guerra Mundial:
1.
Manfred von Richtofen; Imperio Alemán; 80
victorias; ganador del Blue Max (Pour le Merite) y 22 condecoraciones
adicionales, murió en combate el 21 de abril
de 1.918.
2.
René Fonck; República Francesa; 75
victorias; piloto aliado más condecorado del conflicto. Sobrevivió a la
guerra.
3.
Edward Mannock; Reino Unido; 73
victorias; principal as británico, ganador de la Cruz Victoria a título
póstumo. Falleció en combate el 26 de
julio de 1.918.
4.
Billy Bishop; Canadá; 72
victorias; ganador de la Cruz Victoria, sobrevivió al conflicto.
William Bishop se convertiría en el máximo as canadiense. |
6.
Raimond Collishaw;
Canadá; 60 victorias; Fue el máximo
as de la Marina Real británica. Sobrevivió a la guerra.
7.
James MacCudden; Reino Unido; 57
victorias; ganador de la Cruz Victoria, falleció en accidente aéreo el 9 de julio de 1.918, mientras mandaba
al 60ª Escuadrón británico.
8.
Andrew Beauchamp-Proctor; Sudáfrica; 54
victorias; máxmo as sudafricano. Ganador de la Cruz Victoria, sobrevivió a
la guerra.
9.
Erich Loewenhardt; Imperio Alemán; 54
victorias; ganador del Blue Max, murió en combate el 10 de agosto de 1.918, tras colisionar en vuelo durante un dogfight
con su compañero Alfred Wentz.
10.
Donald McLaren; Canadá, 54
victorias. Sobrevivió a la guerra.
11.
Georges Guynemer; República Francesa, 53
victorias; ganó la Cruz de la Legión de Honor, antes de perecer tras ser
derribado por Kurt Wisseman el 11 de septiembre de 1.917.
12.
William George Barker; Canadá, 50
victorias; ganador de la Cruz Victoria, sobrevivió al conflicto.
13.
Josef Jacobs; Imperio Alemán; 48
victorias; ganador del Blue Max, sobrevivió a la guerra.
Ernst Udet, el águila de Lille, en uno de los primeros monoplanos. |
14.
Werner Voss; Imperio Alemán, 48
victorias; ganó el Blue Max combatiendo con la JG 1 de Richtofen, falleciendo el 23 de septiembre de 1.917 tras enfrentarse en solitario a ocho
cazas británicos, entre los que se encontraban McCudden y el hombre que lo derribó, Arthur Rhys-Davids.
15.
Robert A. Little: Australia; 47
victorias; piloto australiano más laureado del conflicto, murió tras ser
derribado por fuego antiaéreo amigo el 27
de mayo de 1.918.
16.
George McElroy; Reino Unido; 47
victorias, falleció en combate el 31
de julio de 1.918, derribado por fuego antiaéreo.
17.
Fritz Rumey; Imperio Alemán, obtuvo 45 victorias antes de morir en combate tras colisionar en el aire
con un avión enemigo el 27 de septiembre
de 1.918.
18.
Albert Ball: Reino Unido; 44
victorias; ganador de la Cruz Victoria a título póstumo, fue derribado por
fuego antiaéreo durante la batalla de Arras, el 7 de mayo de 1.917.
Fokker Dr. I Triplano, encabezados por Manfred von Richtofen |
19.
Rudolph Berthold; Imperio Alemán; 44
victorias, ganó el Blue Max, sobreviviendo a la guerra.
20.
Bruno Loerzer: Imperio Alemán; consiguió 44 victorias en combate,
haciéndose acreedor del Blue Max. Sobreviviría a la guerra.
21.
Paul Bäumer; Imperio Alemán; conseguiría 43 victorias aéreas, sobreviviendo al conflicto. Se hizo merecedor
del Blue Max.
22.
Tom F. Hazell: Reino Unido; 43
vitorias. Sobreviviría a la guerra.
23.
Charles Nungesser; República Francesa; tras sus 43 victorias, ganaría la Legión de Honor. Sobrevivió al conflicto.
24.
Georges Madon; República Francesa; 41
victorias, que le harían acreedor de la Legión de Honor. Madon sobreviviría al conflicto.
25.
Oswald Boelcke: Imperio Alemán; logró 40
victorias antes de su muerte. Gran responsable de la creación del sistema
de Jasta, fue el estratega aéreo por
excelencia, y máximo as alemán hasta su muerte en combate, tras colisionar en
el aire con un compañero, el 28 de
octubre de 1.916, cuando sería reemplazado por Richtofen. Ganó el Blue Max
(Pour Le Merite).
26.
Franz Büchner; Imperio Alemán; 40 victorias; ganó el Blue Max,
sobreviviendo al conflicto.
27.
Philip F. Fullard: Reino Unido; 40 victorias. Sobrevivió a la guerra.
28.
Lothar von Richtofen; Imperio Alemán, el hermano del Barón Rojo voló con el en la Jasta
11, logrando 40 victorias.
Sobreviviría a la guerra tras ganar la máxima condecoración alemana, el Blue
Max.
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