PREÁMBULO:
Inicialmente redacté este artículo como cumbre final a los
que, a lo largo de los próximos meses, iré publicando, reflejando las
diferentes caras de la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, tras escribir los
preámbulos y los primeros choques de tropas, apenas poco más que escaramuzas
comparado con los gigantescos choques de ejércitos que están por llegar, me he
dado cuenta que con este artículo, “Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis”, os
presento realmente el camino que vamos a seguir… Hablamos en el artículo de
enfermedades que veremos más adelante en detalle, de los nombres de localidades
que pasarán a la Historia por los terribles acontecimientos que en ellas se
desarrollaron; de armas malignas que trataremos individualmente en su momento…
Por ello, he querido que vieseis las consecuencias de la
Guerra, su desarrollo, brevemente contado, como paso previo a lo que va a
venir.
Comentar, antes de dejar paso al artículo en si mismo, que a
partir de ahora dividiremos la Guerra en Cuatro grandes Bloques: El primero “MOVILIZACIÓN”
es el que estamos viendo en estos momentos, y llegará hasta finales de 1914. El
segundo, “ESTANCAMIENTO”, cubrirá la Guerra de Trincheras de 1915 y 1916, con
las gigantescas batallas del Somme y Verdún. El tercero, “APOCALIPSIS”, contará
los enormes y brutales choques que llevaron al final de la Guerra. Y el cuarto,
“CAPITULACIÓN”, tratará el Tratado de Versalles y las consecuencias del
conflicto.
Espero disfrutéis de “Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis”
tanto como yo escribiéndolo.
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LOS CUATRO JINETES DEL APOCALIPSIS. VEN Y MIRA:
Nunca en la Historia de la Humanidad, los cuatro jinetes
descritos en el Apocalipsis de San Juan estuvieron tan claramente presentes ni
representados. Durante cuatro años largos, cabalgaron a sus anchas por toda Europa,
cosechando vidas para completar una larga lista de seres humanos, arrastrados a
los infiernos a consecuencia del conflicto.
De hecho, el novelista español Vicente Blasco Ibáñez
escribió en 1916 su novela “Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis”, basada justo
en los acontecimientos que daban partida a la Primera Gran Guerra Mundial,
desde el punto de vista de un personaje de un país neutral. El éxito de la
novela se demuestra en que fuese adaptada al cine en dos ocasiones, la primera
en 1921 (The Four Horsemen of Apocalypse; dirigida por Rex Ingram) y la
segunda, y más conocida, en 1962, dirigida por Vincent Minelli y protagonizada
por Glenn Ford.
En el presente artículo, aprovecharemos los párrafos de
apertura de los cuatro primeros sellos del Apocalipsis para explicar las
circunstancias, consecuencias y cifras que desencadenaron los Jinetes en su
cabalgada por Europa.
Ven y Mira.
Firmantes del Tratado de Versalles |
EL PRIMER SELLO:
LA VICTORIA: Cuando abrió el primer
sello, oí al primer ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré y vi un caballo
blanco, y el que montaba sobre él tenía un arco, y le fue dada una corona, y
salió vencedor, para vencer.
Ap. 6,2
El objetivo fundamental de todos los contendientes era
conseguir una victoria rápida y decisiva, que ratificase su dominio en Europa y
el Mundo. Se busco dicha victoria de todas las formas posibles, aunque por
desgracia para los que vivieron estos acontecimientos, la batalla decisiva nunca
llegó, y la guerra se alargó durante cuatro sangrientos años.
Finalmente, la Victoria correspondió a las naciones de la
Entente, apoyadas por Japón, Estados Unidos e Italia, aparte de otras potencias
menores, debido al desgaste brutal que supusieron esos cuatro años de conflicto
para las economías y sociedades contendientes, y muy especialmente para las de
los Poderes Centrales. La Victoria pudo suponer, y ese era el objetivo de los
ganadores, la erradicación de la Guerra. Tal era el testimonio de muerte y
destrucción que el periodo 1914-1918 llevó a Europa, que las naciones estaban
hartas de tanto horror.
Por tanto, se habló inicialmente de eliminar cualquier
posibilidad de que esta historia se repitiese. Pero se cayó en el error de la
venganza.
Francia, rencorosa ante su rival Alemania, impulsó una
cantidad excesiva de sanciones y reparaciones de guerra sobre Alemania, en un
entorno de una tremenda depresión económica, que serían el germen de un mayor
rencor y que desencadenaría una brutal venganza pasados unos años. El tremendo
error que supusieron las condiciones de la Capitulación Alemana, firmada el 28
de junio de 1919 en el Salón de los Espejos del Palacio de Versalles (ver
Tratado de Versalles), que no tuvieron en cuenta las enormes necesidades de la sociedad
alemana, si no que hicieron que sobre ella recayese todo el peso de la
reconstrucción de Europa, la presión económica, sin perdón posible, con
pérdidas y cesiones territoriales.
Esto provocó que se elevase en Alemania un
clamor popular, que sería aprovechado en la década de los años veinte, y
especialmente a comienzos de los treinta, para que el Nacional Socialismo
alemán, encabezado por el excombatiente en la primera Gran Guerra, Adolf
Hitler, se hiciese con un grueso de votantes, cada vez más asfixiados social y
económicamente, que le permitirían llegar a la Cancillería del Estado alemán e
imponer su régimen de terror.
Consecuencia final de esas condiciones y de la falta de
previsión de los ganadores sería, no sólo el que la Guerra no se erradicase, si
no que se provocase el mayor conflicto militar sufrido en la Historia: La
Segunda Guerra Mundial.
Estados Unidos, triunfante en la Guerra, que emergía como
una gran potencia económica y militar en un Nuevo Mundo, se vio inmersa en un
periodo aislacionista y proteccionista, con su economía prácticamente en
bancarrota tras la Gran Depresión.
Francia no supo aprovechar su ventaja como principal ganador
de la guerra. Los problemas políticos y económicos, y el miedo a la
recuperación alemana, le hicieron ser débil, lo que provocaría que Alemania se
creciese y volviese a ajustar las cuentas en 1940.
Gran Bretaña vio amenazado su estatus como gran potencia en
el mundo. Estados Unidos y Japón le competían navalmente. Lo que le llevó a
buscar su propio beneficio, olvidando su labor de policía del mundo.
Al final… La Victoria se tornaría
terrible y amarga.
Ap. 6,3-4
La guerra cabalgó a sus anchas por Europa y otros lugares
del Mundo entre 1914 y 1918. Una cabalgada sin fin, libre de ataduras,
descubriendo nuevos instrumentos para que los hombres, a los que manejaba como
marionetas, se matasen ya no a cientos, si no por cientos de miles, en la mayor
carnicería que había conocido la Humanidad.
Aunque el comienzo de la Guerra lo marcó la inconsciencia sobre
el monstruoso ser al que enfrentaban, los enormes choques frontales de 1914,
con cientos de miles de muertos, y el enorme poder destructor de las primeras
armas introducidas en la Guerra (nuevos cañones y ametralladoras), obligó a los
hombres a reconocer el verdadero y brutal rostro de esta guerra, y
atrincherarse en una gigantesca red de trincheras, que en el Frente Occidental
abarcaba más de 500 kms., desde el Canal de la Mancha hasta Suiza.
La necesidad de buscar la ansiada Batalla Decisiva, y la
ineficacia para conseguirlo mandando a cientos de miles de soldados a la carnicería,
abrió la Guerra a nuevas y terribles técnicas que buscaban romper el bloqueo en
que se encontraban, y quebrar la moral del enemigo… Armas de destrucción
masiva, aviones, submarinos, bombardeos a ciudades, tanques, lanzallamas, …
dieron a esta guerra una nueva perspectiva, una nueva y renovada mirada, más
terrible y catastrófica que cualquier rostro que una guerra anterior hubiese
tenido.
La enorme magnitud de las batallas, de las desastrosas ofensivas
que plagaron el conflicto, fue otro sello particular de esta guerra. Por
primera vez, no se movían ejércitos de unas decenas de miles de soldados, si no
que cada asalto estaba iniciado por cientos de miles de ellos. La Guerra
dejaría nombres de lugares, donde se cobrarían dimensiones catastróficamente
grandes, y que pasarían a la posteridad por su duración y enorme número de
pérdidas, y no por la victoria que vendría tras ellos: El Marne, Tannenberg,
Galitzia, Yprés, Passchendale, Verdún, El Somme, El Isonzo, Arrás, Gallipolli…
Un camino de sangre, recorrido a lomos de un caballo rojo, y
que cuando las aguas se calmasen, sólo serviría para que asumiese su nuevo
rostro y cuando tuviese pleno conocimiento de su recién adquirido poder, volviese
a salir acompañado de la mayor devastación jamás conocida.
EL TERCER SELLO: EL
HAMBRE: Cuando se abrió el tercer
sello, oí al tercer ser viviente, que decía: "Ven y mira". Miré, y vi
un caballo negro. El que lo montaba tenía una balanza en la mano.
Ap. 6,5
Y oí
una voz en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: «Dos libras de trigo
por un denario y seis libras de cebada por un denario, pero no dañes el aceite
ni el vino»
Ap. 6,6
Fila para el racionamiento de alimentos |
Toda guerra lleva parejo el sufrimiento de las
sociedades que las afrontan. Sufrimiento no sólo por ver a hijos, hermanos,
maridos, padres, ser engullidos por las fauces del temible ser que cabalga el
Caballo Rojo, si no por el hecho de cómo afecta dicho conflicto a la economía,
a la sociedad, a los abastecimientos.
Las sociedades post-victorianas que entran en
conflicto son aun sociedades dispares, con grandes desequilibrios sociales y
económicos, y grandes conflictos internos. La Revolución Industrial se
encontraba en sus últimos pasos, pero aun no había terminado de implantarse en
todos sus términos en varias de las sociedades contendientes.
La situación era tal, que en muy poco tiempo,
iniciada la Guerra, se pudo contemplar que la mayor parte de las Naciones eran
incapaces de garantizarse su propio abastecimiento vital. Y llegaría el Hambre.
Alemania sufrió un bloqueo naval por parte de
Gran Bretaña que hizo que la mayor parte de sus importaciones de alimentos se
perdiese. Por tanto, hubo que sobrevivir con lo que se era capaz de conseguir,
de las zonas conquistadas, de sus aliados, y de los neutrales que querían
comerciar con ellos. Aunque el Ejército tuvo buenos abastecimientos la mayor
parte de la Guerra, en Alemania comenzó pronto el racionamiento. El hambre en
las ciudades alemanas llevaría a la debilidad de los seres humanos que las
habitaban, y por ello a que la enfermedad (especialmente las epidemias de gripe
que golpearían Europa) hiciese estragos. Finalmente, la hambruna se convirtió
en endémica en 1918, y fue uno de los motivos que propiciaron la Capitulación
alemana.
Francia fue tremendamente sacudida por el Hambre.
Sorprendentemente, ya que no tenía un bloqueo y recibía suministros de naciones
vecinas, su logística era tan rudimentaria que ni siquiera conseguían hacerlos
llegar al frente. El Hambre que pasaban las tropas fue uno de los motivos del
Motín del Ejército francés en 1917, aunque no sólo el ejército pasó hambre. Al
final de la guerra, con la ayuda americana, las cosas mejoraron, aunque el
hambre ya había hecho su labor.
Rusia fue otro de los combatientes sacudido por
el hambre. En un país al borde de una revolución, donde el conflicto social era
inevitable, con enormes distancias que recorrer, el Ejército y la población
estaban imposibilitados de recibir los mínimos suministros para mantenerlos en
un estado de funcionamiento digno. Sin suficientes armas, los alimentos
resultaron casi hasta secundarios para los encargados de la logística, lo que
llevó el hambre a cientos de miles de soldados rusos. Y la población sufrió
tanto o más… Especialmente desde la caída del Zar, ya que el Gobierno
Provisional fue un Caos completo, que precedió a la Revolución de Octubre de
1917, y a la salida de la guerra de Rusia, hambrienta, deshecha, sólo para
sumergirse en un conflicto civil de dimensiones gigantescas.
Austro-Hungría, el Imperio Otomano, Italia,
Serbia, Bulgaria… todos sufrieron la calamidad del Hambre… todos sufrieron la
Guerra… Todos sufrieron terribles epidemias… todos verían cabalgar al último
jinete como la encarnación pura de la unión de los anteriores…
EL CUARTO SELLO: LA
MUERTE: Cuando se abrió el cuarto
sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: "Ven y mira". Miré,
y vi un caballo bayo. El que lo montaba tenía por nombre La Muerte, y el Infierno lo seguía: y le fue dada potestad
sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con la espada, por hambre, por enfermedad
y con las fieras de la tierra.
Ap. 6,7-8
Y cabalgó como nunca había cabalgado antes en la Historia de la
Humanidad… Y el infierno le seguía… y el hambre, y la enfermedad, y la
represalia, y el terrorismo de Estado, y la masacre, y la perdición de los
hombres.
Los números de la maldición que extendió el Cuarto Jinete por el
Mundo entre 1914 y 1918 son sencillamente apabullantes.
Las fuerzas militares enfrentadas, que salvo los esfuerzos
hechos en el desarrollo de armas que les permitiesen romper la situación de estancamiento
constante en que se desarrolló el conflicto (y que veremos en posteriores
artículos), sólo conocían la posibilidad de avanzar lanzando hacia el enemigo a
cientos de miles de hombres, sufrieron enormes pérdidas a lo largo de la
guerra. Los números aproximados de las bajas entre los combatientes son los
siguientes:
2.
Soldados Franceses Muertos en batalla: 1.385.000
3.
Soldados Británicos y de la Commonwealth Muertos en batalla:
1.100.000
4.
Soldados Rusos Muertos en batalla: 1.700.000
5.
Soldados Austrohúngaros Muertos en batalla: 1.200.000
6.
Soldados Turcos Muertos en batalla: 325.000
7.
Soldados Italianos Muertos en batalla: 460.000
8.
Total de combatientes muertos de todas las naciones: más de
8.500.000*
9.
Combatientes mutilados: 7.000.000 aprox.
10.
Combatientes heridos: 19.500.000 aprox.
*Muchos de los combatientes desaparecieron de la faz de la tierra,
desintegrados por los obuses, o enterrados en el cieno. Un enorme número de los
muertos reflejados en esta cifra son desparecidos y dados por muertos, o
soldados fallecidos a los que fue imposible reconocer.
El Hambre y la Enfermedad se extendieron por las Naciones en
Guerra como una Plaga. Los Balcanes conocieron su propia pandemia, el Tifus,
que hizo trizas a su población. El Hambre se extendió por todas las naciones,
con un manto de muerte. La Gripe Española, llamada así ya que sólo se publicaban
datos sobre la misma en España, nación neutral, debida a la censura en los
países combatientes, aniquiló cerca del 10% de la población europea. Los datos
de muertes Civiles son los siguientes:
11.
Civiles Muertos por acción de la Guerra y la Hambruna: aprox. 8.000.000
12.
Civiles Muertos debido a las Epidemias de Gripe Española: más de
20.000.000 (según algunas fuentes más de 50.000.000 en todo el Mundo)
13.
Civiles Muertos debido al Tifus en los Balcanes: más de
1.500.000
14.
Cifras totales de Muertos durante la Gran Guerra: Aprox.
40.000.000
La Dama Blanca extendió su
manto de forma brutal por la Vieja Europa. Pero sólo era el preámbulo del Gran
Golpe que preparaba para el Mundo, y que no tardaría más que una veintena de
años en comenzar a vislumbrar.
Los Cuatro Jinetes del Apocalipsis son la mejor representación
de una época que se acercó realmente al Apocalipsis Bíblico, aunque instigado
por los seres humanos, potenciados y aumentados. La maldad intrínseca al Ser
Humano se mostró con el desarrollo de horrendas armas de destrucción masiva, con
la falta de humanidad mostrada por los políticos y mandos militares de ambos
bandos, cuyas ambiciones personales y frustración ante la falta de avances se
reflejó en las horrendas listas de bajas que registraban tras cada asalto,
apenas para ganar unos metros y algo más de prestigio personal.
Finalmente, la Primera Guerra Mundial y su secuela, la Segunda
Guerra Mundial, nos mostrarán que el verdadero Apocalipsis, la ruptura de los
Siete Sellos que agotarán el tiempo de la Humanidad, serán instigados y realizados
por los mismos Seres Humanos que sucumbirán al mismo… Salvo que comencemos a
recordar los mensajes que la Historia nos lanza, y nos desviemos del malvado
camino que nos muestra que hemos dejado, con cadáveres a modo de migas de pan…
Es nuestra decisión y nuestro futuro. Recordemos.
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