*La Primera Batalla de Ypres o Primera
Batalla de Flandes, sería el último episodio de la Guerra de Movimientos, y
el último intento por parte de los contendientes de obtener una Victoria
decisiva en 1914. De hecho, el fracaso del Plan
Schlieffen tras las derrotas en El
Marne y, días después, en el intento de contener a los aliados en El Aisne, supuso un cambio de
estrategia alemán. Iniciaron el intento de tomar Boulogne-Sur-Mer y Calais,
principales puertos de aprovisionamiento británico en el Canal de la Mancha, en
lo que se conocería como la “Carrera hacia el Mar”.
Una vez derrotado el Plan Schlieffen, y aun ignorantes, a
pesar de las gigantescas bajas acumuladas (unos 750.000 alemanes y 900.000
aliados), de la necesidad de detener los movimientos ofensivos para reorganizar
las líneas y determinar la mejor estrategia para la victoria (o lo que era más
obvio, plantear una paz negociada), ambos ejércitos se lanzaron a una serie de
ofensivas y contraofensivas, cada cual buscando unos objetivos diferentes, y en
algunos casos poco entendibles.
Mientras que los británicos
pretendían asegurar sus líneas de suministro, y necesitaban mantener Ypres, el principal nudo de
comunicación hacia el mar, los franceses pretendían con su defensa el evitar un
flanqueo alemán desde el norte. Los alemanes veían Ypres como lo que era, el nudo vital para romper la unión de la
línea entre franceses y británicos, y el camino más directo hacia su nuevo
objetivo: los puertos del Canal.
El Primer Ypres sería la última gran
batalla en la que participaría el BEF original, los “Old Contemptibles” (Viejos Gruñones), el pequeño ejército
profesional británico, que acabaría deshecho tras las batallas de 1914 y
tendría que ser reemplazado por soldados bisoños y reservistas.
Pero veamos paso a paso
los acontecimientos de la última batalla de la Guerra de Movimientos.
Preparación para la Gran
Batalla:
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Muertos británicos entre el barro - Mediados de octubre 1914 |
Tras la derrota del Plan
Schlieffen, su máximo defensor (y pésimo ejecutor), Helmuth von Moltke, fue destituido de su cargo de Jefe de Estado
Mayor Alemán. Su expresión depresiva al Kaiser
(“Majestad, la guerra se ha perdido”) tras El Marne, supuso la completa
pérdida de confianza. Su puesto fue ocupado por Erik von Falkenhayn, cuyas innovadoras ideas llevarían al Ejército
Alemán de Occidente a concentrarse en el norte de Bélgica.
El Ejército alemán había
asumido enormes bajas en los primeros tres meses de guerra (tres cuartos de
millón de hombres), pero había ido movilizando nuevas tropas, de tal forma que
para Octubre disponía ya de un ejército compuesto por unos cinco millones de
soldados.
Para la batalla, Falkenhayn contó con dos enormes unidades.
El Cuarto (IV) Ejército, bajo el
mando del General Albretch, Duque de
Württemberg, contaba con cinco cuerpos y unos 250.000 hombres. El Sexto Ejército, bajo el mando de Ruppretch, Príncipe de Baviera, contaba
con números similares.
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Tropas francesas con "protección" anti gas |
En cuanto al Ejército Francés, había resultado muy
maltratado por las derrotas sufridas en la Batalla de las Fronteras, aunque las
victorias en El Marne y,
posteriormente, El Aisne, le habían
permitido cobrar nuevo crédito y rearmarse. Sus bajas eran monstruosas (unos
800.000 hombres), por lo que necesitó movilizar una enorme cantidad de
reservistas, hasta alcanzar más de tres millones movilizados en octubre.
Además, el mando había sido reforzado. Joffré,
quién sufrió tanto en su prestigio político como personalmente con el fallo de
su Plan XVII, y fue incapaz de
articular una respuesta a la ofensiva alemana hasta el Marne, decidió disponer
de un Ayudante de Campo, una nueva visión que le ayudase a apaciguar a los
británicos y reorganizar el mando general. Para el puesto seleccionó al General Ferdinand Foch, quién se había
distinguido tanto en la defensa de Nancy, durante la Batalla de las Fronteras,
como posteriormente en el Aisne, ya al mando del Noveno Ejército. A él le
asigno el mando del Grupo de Ejércitos Norte, sobre el que recaería el peso de
la batalla. El Destacamento de Ejército de Bélgica, cuyo mando ostentaría el General Victor Lucien d’Urbal contaba
con seis cuerpos de ejército, unos 300.000 hombres.
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Tropas británicas en el Puerto de Boulogne, 1914 |
Los británicos habían
comenzado a recibir reservistas, pero el grueso de su ejército aun lo componían
las fuerzas originales de Sir John
French, el BEF que se habían distinguido en Mons o El Marne. Su fuerza
había quedado mermada por el peso de las bajas, pero aun formaban una fuerza
preparada con unos 150.000 hombres, integrados en los Cuerpos I (Douglas Haig),
II (Smith-Dorrien), III (William Pulteney), IV (Henry Rawlinson), Caballería (
Edmund Allenby) y Cuerpo Hindú ( James Willcock).
Además, el Ejército Belga mantenía en la zona lo
que le restaba, unos 50.000 hombres y 300 piezas de artillería.
Cuando Falkenhayn tomó el
mando de las operaciones, estaba convencido que la batalla decisiva tan deseada
aun era posible. Decidido a recomponer el plan de operaciones, desplazó al
Sexto Ejército desde la región de Alsacia al flanco norte, entre Amberes y Compiegne, a fin de prevenir una penetración aliada. Luego
redistribuyó sus fuerzas a lo largo de todo el frente y ordenó a sus mandos que
mantuviesen la presión, a fin de evitar que el enemigo desplazase fuerzas hacia
el norte. El Sexto Ejército avanzó su frente hasta Arras, y entonces, Falkenhayn decidió asegurar sus líneas de
comunicación internas, tomando las fortalezas belgas de Amberes, Zeebrugge y Ostende, antes de lanzar su ofensiva
hacia el oeste. El 10 de octubre alcanzó
estos objetivos y solicitó a sus mandos que se preparasen para el ataque, a fin
de obtener una ruptura lo antes posible.
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Tropas francesas del VIII Ejército pasan al ataque |
Por su parte, Joffré leyó
bien las intenciones de Falkenhayn, por lo que ordenó a sus fuerzas retirarse
al norte del Oise antes que
recibiesen el asalto alemán. Desde allí, extendió su línea hacia el Somme, y solicitó a Sir John French que
el BEF ocupase la región al norte de su posición, lo que suponía exponer el BEF
al ataque alemán, a cambio de garantizarles los suministros y la retirada hacia
los Puertos del Canal, que quedarían
colapsados tras la caída de Lille
(12 de octubre).
Sin embargo, el mando
inglés tenía planes muy diferentes. Su intención era apoyar a los belgas,
levantando el asedio de Amberes
(Antwerp), principal puerto en la región, y defendiendo las poblaciones de Gante (Gent) y Brujas (Brugge). La retirada francesa provocó la caída de Amberes,
lo que también originó que Sir John french estallase. No estaba dispuesto a
seguir la directiva francesa de la guerra, por lo que ordenó a su cuarto cuerpo
defender Gante y Brujas, para, posteriormente, retirarse a la línea Dunquerque – St. Omer.
En medio de esa línea se
encontraba Ypres.
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Ypres antes de la Guerra |
El enconamiento en la
relación entre los aliados, hizo que Joffré enviase a Foch a entrevistarse con French,
buscando rebajar la tensión. La afabilidad de Foch con Sir John French, y su
promesa acerca que la propuesta ofensiva británica sería apoyada por los
franceses, basto para apaciguar los ánimos, aun cuando Joffré no tenía ninguna
intención de involucrar fuerzas al norte de Arras. De hecho, sus planes
ofensivos incluían que los británicos atacasen al Cuarto Ejército Alemán en la
línea Nieuport-Ypres, desconociendo
que las fuerzas alemanas eran muy superiores a las del BEF. Las fuerzas
francesas avanzarían en la línea Brimont-Craonne,
buscando coger en una pinza el saliente del Cuarto Ejército alemán, aislarlo y
destruirlo.
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Sir John French, Comandante Británico |
Sin embargo, queriendo
ocultar sus movimientos y objetivos, los aliados no realizaron un
reconocimiento adecuado, por lo que desconocían la enorme fuerza que Falkenhayn
estaba concentrando realmente contra los británicos.
La consecuencia sería que
en los siguientes siete días, entre el 13 y el 20 de octubre de 1914, las
maniobras ofensivas aliadas toparían con las fuerzas alemanas de vanguardia,
produciéndose una serie de sangrientos ataques y contraataques en medio del
barrizal que la lluvia de octubre había convertido los campos de Bélgica, en
las cuales cada bando buscaba afianzar sus propios objetivos, con un coste muy alto
en bajas, y que terminaría en un enfrentamiento amargo del que ningún bando
obtendría un gran beneficio.
El 16 de octubre, French ya había
abandonado cualquier idea de una ofensiva aliada conjunta ante las
informaciones que le confirmaban la enorme concentración alemana que tenía
delante, y comenzó a temer por la debilidad de su flanco izquierdo. Aunque los
II y III cuerpos británicos combatían ya contra fuerzas superiores, la
inteligencia militar estaba convencida que el IV Cuerpo, en la zona al sur de
Ypres, era el más expuesto, en el nexo entre las fuerzas aliadas; una ruptura
en ese punto del frente provocaría la división de las fuerzas aliadas en dos y
un previsible desastre.
Aun así, el I Cuerpo de Haig fue
enviado al norte a fin de capturar Brujas, pero la delicada situación de su flanco
obligó a French a reclamarle y tomar posiciones defensivas.
La situación cambiaría
drásticamente el 20 de octubre, cuando los Ejércitos Alemanes Sexto y Cuarto
estuvieron completamente desplegados, y se lanzaron a la ofensiva al norte y
sur de Ypres, esperando cercar al BEF.
El Ataque Alemán I. La Ofensiva
Falkenhayn. Langemarck.
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MAPA DE OPERACIONES EN YPRES |
En la mañana del día 20 de octubre,
los alemanes atacaron al BEF, cuando este aun no se encontraba completamente
desplegado. Las fuerzas de Haig (I Cuerpo) se encontraban en camino hacia
Ypres, así que el II Cuerpo de Smith Dorrien, situado al norte de la población,
encaró en solitario el asalto de los cinco Cuerpos del Cuarto Ejército alemán.
Los ingleses, enconados en proseguir la ofensiva durante demasiado tiempo, no
habían preparado posiciones defensivas adecuadas, por lo que el ataque alemán
les cogió en campo abierto, con terribles consecuencias. En Le Pilly, el 2º Regimiento Real Irlandés (2nd Royal Irish Regiment) fue rodeado
y destruido. Las divisiones británicas 3ª
y 5ª fueron las que más sufrieron
intentando detener las fuerzas alemanas, provocando que el II Cuerpo tuvieses
que retirarse de La Basse en
dirección a Ypres.
La única buena noticia para el II
Cuerpo fue la llegada al anochecer del I Cuerpo, uniéndoseles al norte para
defender Ypres, en Langemark. Cerca
de Ennetieres, el 2º Batallón de Forestales de Sherwood
(2nd Sherwood Foresters), perteneciente a la 6ª división, también fue destruido durante la retirada de La Vallee. En un combate nocturno con
dos divisiones de infantería alemanas del XII Cuerpo, fueron obligados a
retirarse. En la confusión de la noche, el batallón fue interceptado y
completamente destruido.
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Artillería Británica |
El día 21 de octubre, un nuevo
ataque alemán cayó sobre la 3ª división
británica. El ataque fue aun más intenso que el día anterior, así que se le
ordenó retirarse a posiciones más seguras. La retirada a una línea defensiva precipitadamente
preparada y situada unos 4 kms. en su retaguardia, les garantizaba un punto
seguro para afianzar su defensa. La 5ª
división también fracaso en su esfuerzo defensivo y se retiró, esta vez sin
órdenes, teniendo que ser cubierta la brecha con la 3ª división de Lahore, perteneciente al cuerpo Hindú.
Al sur de Ypres, la cosa marchaba algo
mejor para los británicos. El asalto alemán del 21 de octubre fue detenido por
elementos de la 12ª Brigada británica,
quién infringió fuertes bajas a la infantería alemana en la zona de Le Gheer. Para el anochecer, la
posición estaba asegurada.
Aun así, en la zona de Le Maisnil, los alemanes si
consiguieron flanquear a la 19ª Brigada
Británica, aunque al igual que en Le Gheer, los ingleses aguantaron bien y
cerraron la brecha hacia la medianoche del 21.
Al anochecer del día 21, por fin
los británicos consiguieron formar una línea defensiva firme, que iba desde
Langemark (I Cuerpo) al norte, hasta Armentieres (IV Cuerpo) al sur de Ypres.
La batalla se recrudecería el día 22 de octubre, cuando las fuerzas
alemanas asaltaron ambos flancos británicos. La 7ª división, al sur de Langemark, y la 1ª división del I Cuerpo,
se llevarían lo peor de los combates del día.
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Soldados Británicos, los "Old Contemptibles" |
Los alemanes avanzaron en masa,
siendo repelidos numerosas veces por el eficiente fuego de fusilería británico.
Aun así, la enorme fuerza alemana consiguió romper las filas del 1º Regimiento de los Cameron Highlanders,
en el área de Kortekeer (I Cuerpo),
obligando a la 1ª División británica
a replegarse. En el curso de este día, ante la insistencia de los mandos y la
tenacidad de la defensa británica, muchos miles de jóvenes soldados alemanes
perecieron. Este día sería recordado posteriormente en el ideario nazi con el
nombre de la “Kindermord” (la
Matanza de niños), y utilizado dentro de su política de recuerdo constante de
la herida provocada por la Gran Guerra en la sociedad alemana de los años
treinta.
A pesar del peso del asalto alemán,
y del repliegue de la 1ª División,
los británicos aguantaron firmes, aunque sufrieron miles de bajas entre las
fuerzas implicadas. La 1ª y 2ª divisiones sufrieron especialmente
los aprietos del día, y fue un gran alivio el relevo de la 2ª por parte de una ayuda inesperada, la del IX Cuerpo francés, que llegó a la zona el día 23.
Al amanecer del día 23, los
británicos retomaron su ofensiva, en un intento por retomar Kortekeer. La violencia de la batalla
se recrudeció, con miles de bajas en ambos bandos. Pero al anochecer, los
ingleses habían conseguido restablecer la línea. Las fuerzas alemanas, muy
maltrechas y desmoralizadas, fueron incapaces de mantener la defensa.
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Soldado británico en una de las primeras trincheras |
No habiendo conseguido romper la
defensa aliada en el área de Langemark, los alemanes dirigieron su impulso al
sur de la posición. El objetivo para el 24
de octubre era la 7ª división
del General Capper. Había sido
probada su valía en los combates, durísimos, del día 22, en el área de Zandvoorde. Así que el día 24, sabiendo
que la división se encontraba debilitada, los alemanes lanzaron al XXVII Cuerpo, descansado, a la batalla.
El ataque en masa alemán rompió la línea de la división de Capper, llegando los
alemanes a las puertas de Polygon Wood,
muy cerca de Ypres. Sin embargo, la 2ª
división, que se mantenía en reserva desde el día anterior, apoyó a la 7ª
en un fuerte contraataque que selló la brecha.
Aprovechando el impulso, el IX Cuerpo francés inició un fuerte
avance contra el debilitado asalto alemán. Los alemanes estaban alarmantemente
cortos de munición, por lo que cuando la 2ª
división británica y la 42ª francesa
contactaron la línea alemana, estos sufrieron para detenerlos. Aun así, y a
pesar de la brutal batalla cuerpo a cuerpo que siguió, los aliados fueron
incapaces de recuperar el terreno perdido, aunque si consiguieron infligir
tremendas bajas a las fuerzas alemanas situadas entre Langemarck y Passchendale.
La 7ª división británica había quedado tremendamente debilitada, con
casi un 60% de su tropa perdida. Así que Haig
decidió protegerla, colocándola en el flanco más protegido, con la 1ª y 2ª
divisiones desplegadas entre Menin Road
y Polygon Wood.
Finalmente, el día 27 de octubre el IV Ejército alemán decidió suspender su ofensiva de forma
indefinida.
El Ataque Alemán II. El Punto
Crítico.
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Tropas británicas con máscaras anti gas, avanzan |
Tras el costoso fracaso del IV
Ejército en Langemarck, los alemanes decidieron deslizar su empuje al sector de
Givenchy-Messines, donde se
encontraban el Cuerpo de Caballería británico y el II Cuerpo de Infantería.
El día 28 de octubre, la caballería de Allenby rechazó los asaltos de los cuerpos alemanes XIX y VII, a costa de enormes bajas entre los
jinetes británicos. El II Cuerpo,
que se encontraba muy debilitado tras los primeros días de batalla, fue
relevado por el Cuerpo Hindú, una
unidad de dudosa fiabilidad combativa. También llegó a la zona el XIV Cuerpo francés, que relevó al
destrozado IX, con órdenes de continuar la inútil ofensiva contra el IV
Ejército Alemán.
El día 29, el IV Ejército alemán
estaba preparándose para retomar la ofensiva. Se formó un pequeño Grupo de
Combate bajo el mando del General von
Fabeck, compuesto con unidades de la reserva, componiendo prácticamente dos
cuerpos, al que se le asignó artillería del IV Ejército, y se le desplegó en el
centro, entre el IV y el VI Ejército.
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Sumergidos en el barro. Primer Ypres. |
El 29 de octubre se lanzaría al asalto en el área entre el Bosque de Ploegsteert y Gheluvelt, apoyado por un asalto
coordinado de todo el frente alemán. La primera unidad en atacar sería la 6ª división de Reserva (Bávara), que
asaltó a la deshecha 7ª división
británica. Durante todo el día 29 combatieron en el entorno de Gheluvelt, incluso en combate a la
bayoneta, casa por casa. Sin embargo, los ingleses consiguieron, con sus
últimas reservas, rechazar a los asaltantes, aunque sufrieron enormes bajas tanto
asaltantes como defensores.
El asalto simplemente había sido un
tanteo para ver la fortaleza de la línea británica. En la noche del 29 al 30,
el Grupo von Fabeck reemplazó a
parte del IV Ejército. Y al amanecer reanudó el asalto. Toda el área quedó bajo ataque, un combate
masivo que involucró a fuerzas inglesas y francesas, obligando a usar todas las
reservas disponibles. La brecha en la 7ª
división sólo fue contenida con la intervención de las unidades de reserva
del I Cuerpo. El II Cuerpo sucumbió ante el ímpetu de
los bávaros. Y los franceses consiguieron a duras penas y tras sufrir terribles
bajas, frenar el avance en su sector. A pesar de contener nuevamente el asalto
alemán, la debilidad del frente británico era tan notable que la preocupación
de los mandos franceses se disparó. La situación era tremendamente delicada a
ojos de Foch, aun cuando French
garantizaba que sus hombres aguantarían. Para aquel momento, los británicos
habían perdido la mitad de sus hombres, y divisiones, como la 7ª, estaban
literalmente destrozadas.
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Caballo de Batalla. Los caballos, útiles para todo |
Por tanto, Foch prometió ayuda
urgente en la noche del 30 de octubre.
Sin embargo, antes que los movimientos franceses se hubiesen completado, los
alemanes volvieron al asalto. Al alba del sábado 31 de octubre, el asalto sobre el Cuerpo de Caballería británico, ya muy dañado, produjo la caída de Messines. Sin embargo, French, lejos de
aceptar la pérdida, ordenó que fuese retomada, lo que degeneró en una serie de
ataques y contraataques costosísimos, tras los cuales consiguieron reconquistar
la posición perdida.
Ese mismo día, el asalto alemán
desalojó de sus posiciones a la 1ª
División británica en Gheuvelt,
rompiendo la línea. El camino a Ypres, a menos de cuatro millas de distancia
(unos seis kilómetros), quedaba abierto. Los restos de la 7ª división estaban prácticamente rodeados, generando una situación
de extrema gravedad para el mando aliado.
El Cuartel General de las
divisiones 1ª y 2ª británicas fue destruido por un proyectil alemán,
descabezando a ambas unidades. Así que uno de sus generales de brigada, Charles Fitzclarence, comandante del 1º de Guardias, tomó una medida
desesperada. Por Gheuvelt se estaba colando todo el ejército alemán, por lo que
debería ser reconquistado a cualquier coste. Así que mandó al 2º Batallón del Regimiento del Condado de
Worcester (Worcestershire) a reconquistarlo. A las dos de la tarde, el
pequeño batallón sorprendió a los alemanes, que ya no esperaban tropas enemigas
en la población, consiguiendo frenar la sangría de tropas que se filtraban por
la brecha. Tomaron el Castillo de
Gheluvelt, asegurando la posición y amenazando el flanco alemán.
Este heroico acto, permitió a la 7ª división rehacerse, una vez más, y
frenar el avance del XV Cuerpo alemán,
lo que le permitía una ruta de retirada y evitaba su total aniquilación.
Además, elementos de la caballería británica les apoyaron y la brecha fue
sellada nuevamente.
Sin embargo, el I Cuerpo de Haig estaba tan debilitado,
que temían lo que pudiese ocurrir el 1
de noviembre. Haig no creía que pudiese aguantar un asalto parecido un día
más. Sin embargo, la fortuna sonrió a los británicos. Los alemanes, acuciados
por la necesidad de obtener resultados inmediatos, cejaron en su esfuerzo en el
sector, que consideraban demasiado fuerte, y desplazaron su dirección de ataque
hacia el centro, donde los débiles II Cuerpo y Cuerpo de Caballería británico
cubrían las defensas.
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Prisioneros alemanes, llevados a retaguardia |
Aunque la fortuna no fue completa.
Con las divisiones del I Cuerpo aun colocadas para recibir el impacto, el
desplazamiento hacia el sur hizo que los alemanes encontrasen un punto clave,
entre el I Cuerpo y el de Caballería, donde infiltrarse. El Cuerpo de Caballería
había defendido Messines durante
todo el día y noche anterior, y se encontraba al límite de sus fuerzas. Hacia
media mañana, dos divisiones alemanas iniciaron el avance, pero fueron
rápidamente frenadas cuando los británicos y franceses iniciaron un vigoroso
contraataque, que acabó obligando a la retirada alemana, permitiendo a los
aliados ocupar las posiciones perdidas.
Nuevamente los aliados ganaban el
día, aunque su fuerza disminuía a pasos agigantados. Para el día 2 de noviembre se repitió el patrón,
con los alemanes atacando en fuerza el sector, aunque esta vez los aliados
fueron incapaces de articular un contraataque. Al final del día, después de
brutales combates, los alemanes ocuparon Wyschaete,
desalojando a las fuerzas francesas que lo defendían, y que a duras penas
consiguieron mantener un perímetro defensivo al oeste de la población. Este
último asalto fue excesivo para ambos bandos, que decidieron tomarse un breve
descanso para reorganizarse. Aunque la acción continuó a lo largo de los días
siguientes, los combates no fueron tan salvajes como los precedentes.
Joffré, considerando la situación
estabilizada, retiró su VIII Ejército.
Los británicos dieron al final su merecido descanso a los supervivientes de la
7ª división, relevada por reservas del II Cuerpo.
La batalla se reactivo desde el 5 de noviembre, pero a lo largo de los
días siguientes, con los aliados a la ofensiva, las ganancias fueron mínimas.
De hecho, los ataques fueron locales y poco coordinados.
Por su parte los alemanes ya
consideraban la batalla como un fracaso. Habían conseguido avances, pero
estaban aún lejos de la ruptura necesaria para continuar su Carrera hacia el
Mar. Querían evitar el estancamiento, por lo que Falkenhayn mostró su
determinación a dar el golpe definitivo.
El Ataque Alemán III. Último
esfuerzo.
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Prisioneros y guardianes se protegen contra el Gas |
Falkenhayn conformó una nueva unidad
para impulsar la ruptura definitiva que permitiese continuar la carrera hacia
el mar. Entorno al General von Linsigen
creó una nueva unidad con elementos del VI
Ejército y de la Reserva General,
tropas frescas con las que lograr la deseada ruptura.
El asalto se fijó para el 11 de noviembre; se trazaron planes
detallados para una ruptura en el área en Diskmuide
y Polygon Wood. El asalto sería
apoyado por las fuerzas que aún le quedaban a von Fabeck, quién protegería el flanco de avance.
En la mañana del 11 de noviembre,
el infierno se desencadenó sobre la línea aliada. Tras dos horas de un
intensísimo bombardeo, trece divisiones
avanzaron en un frente de 10 millas (16 kms.), entre las localidades de Messines y Reutel, en dirección oeste, hacia Ypres. La niebla y el humo del
intenso bombardeo ocultaron los movimientos alemanes. Aun así, los aliados
repelieron el asalto alemán con un eficiente fuego de fusilería, que diezmó las
líneas atacantes. El punto crítico se produjo cuando unidades de la Guardia Prusiana atacaron a bayoneta
calada al 1º de Guardias Británicos,
rompiendo su línea y abriendo una brecha de casi dos kilómetros de extensión en
el sistema defensivo aliado, en las proximidades de Polygon Wood. Desde allí, las unidades alemanas penetraron
profundamente, a través del Bosque de
las Monjas (Nonne Bosschen). La 2ª
división británica se encontraba en una delicadísima situación. Sólo la
enérgica actuación de Douglas Haig, que a la desesperada arrojó a los 500
hombres del 2º Regimiento del Condado de
Oxford (2nd Oxfordshire Regiment) a una heroica carga contra la vanguardia
alemana, evitó el desastre. Sorprendidos por lo enérgico del ataque, los
alemanes se retiraron desordenadamente, aun siendo muy superiores en número. Al
anochecer, los supervivientes del regimiento, apoyados por la infantería ligera de Buckingham,
retomaban el Nonne Bosschen.
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Heroísmo. El contraataque del 2nd Oxfordshire Rgt. |
En el resto de la línea, la
ofensiva parecía condenada al fracaso. El ataque fue perdiendo vigor según
avanzaba el día, con escasas ganancias para los alemanes.
En los días posteriores, se intentó
romper la línea con fuertes bombardeos de artillería, aunque los contendientes
ya se encontraban exhaustos, por lo que cualquier ataque o contraataque estaba
condenado al fracaso.
Ante la ausencia de municiones de
artillería, los aliados suspendieron las operaciones ofensivas el 15 de noviembre. Dos días después, los
alemanes admitían su costoso fracaso y cesaban las operaciones.
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Ypres tras la batalla. La ciudad fue arrasada. Comparativa con la fotografía de antes de la batalla, más arriba. |
Consecuencias de la 1ª Batalla de
Ypres:
Un mes de intensos combates habían
supuesto un costoso desgaste para los hombres de ambos contendientes.
Los franceses, que finalmente
implicaron el VIII Ejército en la batalla, sufrieron cerca de 50.000 bajas.
El BEF, que sufrió el ímpetu
inicial, sufrió 58.000 bajas, incluyendo unos 2.700 oficiales. Los “Old
Comptentibles” fueron destruidos, teniendo que ser reemplazados en los meses
posteriores por reclutas.
Los alemanes, a pesar de llevar la
ofensiva, sufrieron unas 90.000 bajas, algo menos que sus rivales. Sin embargo,
su escasa moral tras las derrotas de Septiembre, impidió que se aprovechasen
las rupturas, e impidió el éxito de la operación.
Incluso los belgas, en las
operaciones secundarias al norte, sufrieron cerca de 20.000 bajas.
No obstante, los estadillos de
bajas son inexactos y cada autor da una opinión al respecto, elevando las bajas
aliadas hasta las 160.000 y las alemanas a las 140.000.
El caso es que el esfuerzo
desarrollado extinguió las ganas de batalla en lo que restaba de 1914.
Falkenhayn, tras su fracaso,
expresó su opinión sobre que el fracaso en la Carrera hacia el Mar finalizaba
las posibilidades de victoria alemana, y recomendaba al Kaiser que iniciase la
búsqueda de una solución diplomática. Luddendorf y Hindemburg se mostraron en
desacuerdo con esta opinión y acabarían sustituyendo a Falkenhayn en la
dirección de la guerra.
Ypres vio inigualables actos de
heroísmo, el ocaso de la Gran Ilusión, la finalización de la guerra de
movilización y el inicio de la Guerra de Trincheras. Los contendientes,
destrozados tras meses de soportar al raso los tremendos bombardeos, comenzaron
a cavar trincheras a lo largo de todo el frente.
Ypres viviría en el futuro otros terribles
combates, hasta tres batallas más, algunas incluso más sangrientas que esta
primera, pero el frente permaneció estático en la zona hasta que en 1918 las
Potencias Centrales se rindieron.
Pero aun restaban cuatro largos
años de muerte, sufrimiento y destrucción.
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