Prisioneros rusos tras los primeros enfrentamientos |
*El título del artículo se refiere
a lo que nos encontraremos en el mismo, un “choque de Imperios”… o más bien,
deberíamos decir la lucha entre dos imperios en absoluta decadencia. El Imperio
Austro-húngaro y el Imperio Ruso eran, con mucho, los peor preparados para
sufrir un conflicto como el que enfrentaban; imperios sometidos a grandes
desequilibrios sociales, con brotes revolucionarios, con economías de segunda
línea, que necesitaban un conflicto para sobrevivir, un conflicto que no podían
sostener. La guerra sería iniciada por el primero de ellos, en un acto
irresponsable que pagarían, unos y otros, con muerte, destrucción, y su postrera
desaparición.
Hasta ahora no hemos visto detalladamente
los planes de uno y otro bando para enfrentar la Guerra, pero es que,
realmente, su preparación era tan deficiente que los planes eran vagos esbozos
con vistas a completarlos más adelante. Por ello, cuando el Jefe de Estado
Mayor Austro-húngaro, el General Franz Graf Conrad von Hötzendorf, contempló un
conflicto con Rusia como inevitable, estudió la situación y, conociendo que los
planes de sus aliados alemanes no contemplaban una ofensiva en Oriente, si no
el capear el temporal mientras se derrotaba a Francia, se dio cuenta que debía
aprovechar la lentitud de la movilización rusa para ser el primero en atacar y
buscar la victoria decisiva que obligase a la capitulación rusa.
Franz Graf Conrad von Hötzendorf |
Teniendo grandes problemas para avanzar
en el frente serbio, decidió concentrar su fuerza en atacar la Polonia rusa, a
fin de desviar la atención del débil e importante sector de Galitzia (región de
los Cárpatos ubicada en las actuales Polonia y Ucrania), provincia oriental del
Imperio Austro-húngaro. Ese movimiento, ejecutado con dos ejércitos, le
permitiría también reducir la presión sobre los alemanes en Prusia Oriental,
atrayendo a los rusos a un saliente donde, una vez convenciese a su colega
alemán, Helmuth von Moltke, podrían ser rodeados y destruidos. Un plan simple,
surgido de la necesidad, que inmediatamente comenzó a implementar.
Sin embargo, la inmediata negativa
de Moltke a variar su plan maestro, significó que el avance comenzase sin
apoyos alemanes y en un clima de fuerte depresión en el mando. El día 23 de
Agosto, los ejércitos Austro-húngaros Primero y Cuarto penetraron en Polonia,
dirigiendo su camino hacia el norte.
Además, el movimiento sería apoyado
por una ofensiva hacia el este en Galitzia, encabezada por el Tercer Ejército.
Sin embargo, el eficiente Comandante del Sector Suroeste Ruso, el General
Nikolai Ivanov, había previsto la posibilidad de un ataque austro-húngaro desde
Lemberg, a lo largo de la frontera de Galitzia, y había iniciado su propio
movimiento de avance con dos ejércitos, aun no completamente preparados.
Las piezas del tablero estaban
colocadas. Comenzaba la partida.
La Batalla de Krasnik:
Tropas Austriacas descansando tras la batalla |
El Primer
Ejército Austrohúngaro, comandado por el General Viktr Dankl, atacó en dirección
a la ciudad polaca de Lublin (Lvov). Para el día 20 de agosto, había hecho
pequeños avances, ocupando la población de Miechów.
El objetivo fundamental era avanzar
en una amplia zona, ocupando Lublin y Brest-Litovsk, a fin de cortar la
carretera entre Varsovia y Minsk, y por tanto, la principal línea de
comunicación de Rusia con la Polonia Rusa. Su línea de avance, paralela al río
Vístula, estaba protegida en su flanco izquierdo por el Cuarto Ejército
Austro-húngaro.
La reacción de Ivanov al movimiento
austro-húngaro fue mandar a la zona al Cuarto y Quinto Ejércitos rusos, aun
cortos de suministros. Fue el Cuarto Ejército ruso, mandado por el Baron Salza,
quién contactó con el Primer Ejército en las proximidades de Krasnik. Los
Austrohúngaros contaban con una gran superioridad de infantería y tenían un
número parecido de caballería. El Mando Supremo austriaco ordenó iniciar el
combate inmediatamente, al percatarse que había conseguido colocar hacia el
noreste más tropas de las que Ivanov había calculado.
La batalla se inició el 22 de
agosto. El Mando ruso cursó órdenes al Quinto Ejército para que protegiese el
flanco del Ejército en batalla, previendo un movimiento de flanco que habría
sido letal. El combate duró un par de días, en el que los enfrentamientos se
parecieron más a los combates tradicionales del Siglo XIX que a los combates de
trincheras que caracterizarían la Primera Guerra Mundial, con avances de
batallón, cargas de caballería, etc. Para el 24 de agosto, las tropas del Cuarto
Ejército ruso, exhaustas, se retiraron, dejando 6.000 prisioneros en manos
austrohúngaras. Los rusos habían sufrido unas 20.000 bajas, por 15.000
austrohúngaras. El Comandante Austrohúngaro, General Dankl, sería tratado como
un héroe, al haber logrado la primera victoria de la guerra, recibiendo la Cruz
de la Orden Militar de Santa Teresa, la más alta condecoración austriaca.
Batalla de Komarow (Tomászow):
Avance ruso. Foto propagandística. |
Más
importante, con un número significativamente alto de bajas, sería el avance del
Cuarto Ejército Austrohúngaro, mandado por el General Moritz von Auffenberg.
Dirigió su línea de avance hacia Cholm, avanzando por la derecha del Primer
Ejército, con una fuerza de más de 200.000 hombres.
Las fuerzas austrohúngaras
reanudarían la marcha hacia el día 26 de agosto, dirigiendo sus pasos al noreste,
aprovechando la derrota rusa del 24 en Krasnik. Encontrarían al Quinto Ejército
ruso, mandado por el General Pavel von Plehve a la altura de la población de
Komarow (Tomászow para los rusos), donde se enfrentarían sangrientamente. El
Quinto Ejército, aun contando con efectivos que sumaban más de 200.000 hombres,
se encontraba en una situación delicada, tras perder su flanco con la derrota
del Cuarto Ejército ruso. Aunque aguantaron la batalla durante cinco días, para
el 31 había sido derrotado, sufriendo graves pérdidas, incluidos 20.000
prisioneros. Sin embargo, consiguió evitar el movimiento de cerco austrohúngaro,
que fue su mayor preocupación y escapar hacia el noreste.
El camino parecía despejado hacia
el centro de Polonia, pero la inseguridad de los mandos austrohúngaros y el
desastre en el este, causarían que estas tempranas victorias no se pudiesen
aprovechar.
Batalla de Gnila Lipa:
Aleksei Brusilov, comandante del 8º Ej. ruso |
Al amparo del
triunfal avance de las fuerzas austrohúngaras a lo largo del frente norte, el
Tercer Ejército Austro-húngaro, mandado por el General Rudolf von Brudermann, y
el Grupo de Ejército Kovess (General Hermann Kövess von Kövesshaza) realizaron
un avance simultáneo sobre el flanco izquierdo de las fuerzas de Nikolaj Ivanov.
Los austrohúngaros contaban con una enorme fuerza de combate, con casi 300
batallones, y esperaban encontrar a fuerzas rusas debilitadas por el envío de
unidades al norte.
Sin embargo, Ivanov no había
desprotegido la zona. Al noreste había desplegado el Tercer Ejército ruso
(General Nicolai Ruzsky) y al sureste el Octavo Ejército (General Aleksei
Brusilov), quienes recibieron órdenes de avanzar al encuentro de las fuerzas
austrohúngaras. Entre ambos ejércitos contaban con fuerzas muy superiores a las
austriacas, quienes se percataron demasiado tarde del error de apreciación de
su mando.
El 26 de agosto las fuerzas
enfrentadas chocaban en la ribera del río Zlota Lipa, donde los rusos rápidamente
pusieron en fuga al Tercer Ejército Austrohúngaro, que no esperaba encontrar
tantas tropas enemigas. Más al sur, en la localidad de Brzezany, el Octavo
Ejército de Brusilov derrotaba al Grupo Kövess, muy inferior en número.
Con sus ejércitos en retirada, Conrad
establecía una nueva línea de defensa en la línea del río Gnila Lipa, donde
esperaba detener la persecución rusa. Sin embargo, el pésimo estado de las
carreteras hizo que la persecución fuese imposible. Los rusos tardaron dos días
en reorganizarse, lo que permitió a los austrohúngaros ocupar sus nuevas
posiciones defensivas. Sin embargo, no queriendo perder la iniciativa
estratégica, Conrad cometió un grave error; ordenó atacar al Tercer Ejército la
localidad de Peremyshliany. Las consecuencias fueron desastrosas. Contactando a
fuerzas rusas que les duplicaban en número, las fuerzas austrohúngaras se
desmoralizaron y huyeron, dejando más de 20.000 prisioneros en manos rusas.
Además, el Grupo Kövess falló su
intento de detener a los rusos, y huyó también el 31 de agosto. Lemberg fue
puesto en asedio y cayó el 3 de septiembre, significando un enorme desastre
para las fuerzas del Imperio Austrohúngaro.
Todas las fuerzas austrohúngaras en
la región de los Cárpatos estaban en retirada.
Batalla de Rawa-Ruska:
Artillería rusa apoyando un ataque en Galitzia |
Con su
flanco derecho desmoralizado y en huida, Conrad tomó una decisión altamente
controvertida. Ante el riesgo que el Tercer Ejército fuese aplastado y la
retaguardia de su avance al norte tomada, decidió desviar la línea de ataque
del Cuarto Ejército hacia el sureste, a fin de apoyar al Tercero y enfrentar
con ambas fuerzas el asalto ruso.
El hecho era que suponía que los ejércitos
rusos en Polonia no suponían una potencial amenaza. Esto se demostraría
absolutamente falso, y llevaría a las fuerzas austrohúngaras al desastre.
Al alejar su línea de avance del
Primer Ejército, las fuerzas de Auffemberg dejaban desprotegido su flanco
izquierdo. Ivanov ordenó al Quinto Ejército ruso, derrotado al inicio de la
campaña, atacar antes que los austrohúngaros alcanzasen el sur de Galitzia,
trabándose en batalla en Rawa-Ruska entre el 3 y el 11 de septiembre. Durante
varios días las fuerzas de ambos bandos se enfrentaron sin sacar gran ventaja.
Sin embargo, el fracaso del Tercer Ejército austrohúngaro en mantener su línea,
expuso el flanco del Cuarto Ejército, que evitó su destrucción abandonando el
campo de batalla. Aun así, dejaban sobre el terreno 120.000 bajas entre ambos
ejércitos, contra 34.000 rusas.
Aunque se llamó urgentemente al Segundo Ejército Austriaco desde el Frente Serbio, llegó demasiado tarde para evitar el colapso del Ejército Austro-húngaro en Galitzia y que los rusos controlasen Lemberg.
Aunque se llamó urgentemente al Segundo Ejército Austriaco desde el Frente Serbio, llegó demasiado tarde para evitar el colapso del Ejército Austro-húngaro en Galitzia y que los rusos controlasen Lemberg.
Consecuencias:
El Ejército ruso avanza. |
Resultado de la
ofensiva rusa fue la deserción de muchos soldados austro-húngaros de origen eslavo.
Muchos se rindieron, aunque otros muchos cambiaron de bando y pasaron a
combatir a favor del ejército ruso.
Cuando la ofensiva finalizó, el 11
de septiembre de 1914, los austro-húngaros habían sufrido 324.000 bajas,
incluyendo 130.000 prisioneros. Los rusos perdieron 225.000 hombres, incluyendo
40.000 prisioneros.
Los rusos habían penetrado 160 km.
en territorio austro-húngaro a lo largo de los Cárpatos, completando el cerco
de la fortaleza de Przemysl, que se rendiría tras 100 días de asedio. La campaña
dañó decisivamente al Ejército Austro-húngaro, que sufrió enormes bajas en su
oficialidad, así como en la credibilidad del ejército, que no se repondría
hasta el envío de ayuda alemana en 1915.
Para los rusos supuso un respiro
tras el desastre de Tannenberg, que igualaba la contienda en el este. Además, las
batallas les habían permitido descubrir algunos buenos mandos, como Brusilov,
que jugará un importante papel en el futuro.
Pronto se reanudarían los
movimientos.
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