martes, 30 de septiembre de 2014

ARTÍCULO 11.- (MOVILIZACIÓN) CLASH OF EMPIRES*. OFENSIVA EN GALITZIA

Prisioneros rusos tras los primeros enfrentamientos
*El título del artículo se refiere a lo que nos encontraremos en el mismo, un “choque de Imperios”… o más bien, deberíamos decir la lucha entre dos imperios en absoluta decadencia. El Imperio Austro-húngaro y el Imperio Ruso eran, con mucho, los peor preparados para sufrir un conflicto como el que enfrentaban; imperios sometidos a grandes desequilibrios sociales, con brotes revolucionarios, con economías de segunda línea, que necesitaban un conflicto para sobrevivir, un conflicto que no podían sostener. La guerra sería iniciada por el primero de ellos, en un acto irresponsable que pagarían, unos y otros, con muerte, destrucción, y su postrera desaparición.
Hasta ahora no hemos visto detalladamente los planes de uno y otro bando para enfrentar la Guerra, pero es que, realmente, su preparación era tan deficiente que los planes eran vagos esbozos con vistas a completarlos más adelante. Por ello, cuando el Jefe de Estado Mayor Austro-húngaro, el General Franz Graf Conrad von Hötzendorf, contempló un conflicto con Rusia como inevitable, estudió la situación y, conociendo que los planes de sus aliados alemanes no contemplaban una ofensiva en Oriente, si no el capear el temporal mientras se derrotaba a Francia, se dio cuenta que debía aprovechar la lentitud de la movilización rusa para ser el primero en atacar y buscar la victoria decisiva que obligase a la capitulación rusa.
Franz Graf Conrad von Hötzendorf
Teniendo grandes problemas para avanzar en el frente serbio, decidió concentrar su fuerza en atacar la Polonia rusa, a fin de desviar la atención del débil e importante sector de Galitzia (región de los Cárpatos ubicada en las actuales Polonia y Ucrania), provincia oriental del Imperio Austro-húngaro. Ese movimiento, ejecutado con dos ejércitos, le permitiría también reducir la presión sobre los alemanes en Prusia Oriental, atrayendo a los rusos a un saliente donde, una vez convenciese a su colega alemán, Helmuth von Moltke, podrían ser rodeados y destruidos. Un plan simple, surgido de la necesidad, que inmediatamente comenzó a implementar.
Sin embargo, la inmediata negativa de Moltke a variar su plan maestro, significó que el avance comenzase sin apoyos alemanes y en un clima de fuerte depresión en el mando. El día 23 de Agosto, los ejércitos Austro-húngaros Primero y Cuarto penetraron en Polonia, dirigiendo su camino hacia el norte.
Además, el movimiento sería apoyado por una ofensiva hacia el este en Galitzia, encabezada por el Tercer Ejército. Sin embargo, el eficiente Comandante del Sector Suroeste Ruso, el General Nikolai Ivanov, había previsto la posibilidad de un ataque austro-húngaro desde Lemberg, a lo largo de la frontera de Galitzia, y había iniciado su propio movimiento de avance con dos ejércitos, aun no completamente preparados.
Las piezas del tablero estaban colocadas. Comenzaba la partida.
La Batalla de Krasnik:
Tropas Austriacas descansando tras la batalla
El Primer Ejército Austrohúngaro, comandado por el General Viktr Dankl, atacó en dirección a la ciudad polaca de Lublin (Lvov). Para el día 20 de agosto, había hecho pequeños avances, ocupando la población de Miechów.
El objetivo fundamental era avanzar en una amplia zona, ocupando Lublin y Brest-Litovsk, a fin de cortar la carretera entre Varsovia y Minsk, y por tanto, la principal línea de comunicación de Rusia con la Polonia Rusa. Su línea de avance, paralela al río Vístula, estaba protegida en su flanco izquierdo por el Cuarto Ejército Austro-húngaro.
La reacción de Ivanov al movimiento austro-húngaro fue mandar a la zona al Cuarto y Quinto Ejércitos rusos, aun cortos de suministros. Fue el Cuarto Ejército ruso, mandado por el Baron Salza, quién contactó con el Primer Ejército en las proximidades de Krasnik. Los Austrohúngaros contaban con una gran superioridad de infantería y tenían un número parecido de caballería. El Mando Supremo austriaco ordenó iniciar el combate inmediatamente, al percatarse que había conseguido colocar hacia el noreste más tropas de las que Ivanov había calculado.
La batalla se inició el 22 de agosto. El Mando ruso cursó órdenes al Quinto Ejército para que protegiese el flanco del Ejército en batalla, previendo un movimiento de flanco que habría sido letal. El combate duró un par de días, en el que los enfrentamientos se parecieron más a los combates tradicionales del Siglo XIX que a los combates de trincheras que caracterizarían la Primera Guerra Mundial, con avances de batallón, cargas de caballería, etc. Para el 24 de agosto, las tropas del Cuarto Ejército ruso, exhaustas, se retiraron, dejando 6.000 prisioneros en manos austrohúngaras. Los rusos habían sufrido unas 20.000 bajas, por 15.000 austrohúngaras. El Comandante Austrohúngaro, General Dankl, sería tratado como un héroe, al haber logrado la primera victoria de la guerra, recibiendo la Cruz de la Orden Militar de Santa Teresa, la más alta condecoración austriaca.
Batalla de Komarow (Tomászow):
Avance ruso. Foto propagandística.
Más importante, con un número significativamente alto de bajas, sería el avance del Cuarto Ejército Austrohúngaro, mandado por el General Moritz von Auffenberg. Dirigió su línea de avance hacia Cholm, avanzando por la derecha del Primer Ejército, con una fuerza de más de 200.000 hombres.
Las fuerzas austrohúngaras reanudarían la marcha hacia el día 26 de agosto, dirigiendo sus pasos al noreste, aprovechando la derrota rusa del 24 en Krasnik. Encontrarían al Quinto Ejército ruso, mandado por el General Pavel von Plehve a la altura de la población de Komarow (Tomászow para los rusos), donde se enfrentarían sangrientamente. El Quinto Ejército, aun contando con efectivos que sumaban más de 200.000 hombres, se encontraba en una situación delicada, tras perder su flanco con la derrota del Cuarto Ejército ruso. Aunque aguantaron la batalla durante cinco días, para el 31 había sido derrotado, sufriendo graves pérdidas, incluidos 20.000 prisioneros. Sin embargo, consiguió evitar el movimiento de cerco austrohúngaro, que fue su mayor preocupación y escapar hacia el noreste.
El camino parecía despejado hacia el centro de Polonia, pero la inseguridad de los mandos austrohúngaros y el desastre en el este, causarían que estas tempranas victorias no se pudiesen aprovechar.
Batalla de Gnila Lipa:
Aleksei Brusilov, comandante del 8º Ej. ruso
Al amparo del triunfal avance de las fuerzas austrohúngaras a lo largo del frente norte, el Tercer Ejército Austro-húngaro, mandado por el General Rudolf von Brudermann, y el Grupo de Ejército Kovess (General Hermann Kövess von Kövesshaza) realizaron un avance simultáneo sobre el flanco izquierdo de las fuerzas de Nikolaj Ivanov. Los austrohúngaros contaban con una enorme fuerza de combate, con casi 300 batallones, y esperaban encontrar a fuerzas rusas debilitadas por el envío de unidades al norte.
Sin embargo, Ivanov no había desprotegido la zona. Al noreste había desplegado el Tercer Ejército ruso (General Nicolai Ruzsky) y al sureste el Octavo Ejército (General Aleksei Brusilov), quienes recibieron órdenes de avanzar al encuentro de las fuerzas austrohúngaras. Entre ambos ejércitos contaban con fuerzas muy superiores a las austriacas, quienes se percataron demasiado tarde del error de apreciación de su mando.
El 26 de agosto las fuerzas enfrentadas chocaban en la ribera del río Zlota Lipa, donde los rusos rápidamente pusieron en fuga al Tercer Ejército Austrohúngaro, que no esperaba encontrar tantas tropas enemigas. Más al sur, en la localidad de Brzezany, el Octavo Ejército de Brusilov derrotaba al Grupo Kövess, muy inferior en número.
Con sus ejércitos en retirada, Conrad establecía una nueva línea de defensa en la línea del río Gnila Lipa, donde esperaba detener la persecución rusa. Sin embargo, el pésimo estado de las carreteras hizo que la persecución fuese imposible. Los rusos tardaron dos días en reorganizarse, lo que permitió a los austrohúngaros ocupar sus nuevas posiciones defensivas. Sin embargo, no queriendo perder la iniciativa estratégica, Conrad cometió un grave error; ordenó atacar al Tercer Ejército la localidad de Peremyshliany. Las consecuencias fueron desastrosas. Contactando a fuerzas rusas que les duplicaban en número, las fuerzas austrohúngaras se desmoralizaron y huyeron, dejando más de 20.000 prisioneros en manos rusas.
Además, el Grupo Kövess falló su intento de detener a los rusos, y huyó también el 31 de agosto. Lemberg fue puesto en asedio y cayó el 3 de septiembre, significando un enorme desastre para las fuerzas del Imperio Austrohúngaro.
Todas las fuerzas austrohúngaras en la región de los Cárpatos estaban en retirada.
Batalla de Rawa-Ruska:
Artillería rusa apoyando un ataque en Galitzia
Con su flanco derecho desmoralizado y en huida, Conrad tomó una decisión altamente controvertida. Ante el riesgo que el Tercer Ejército fuese aplastado y la retaguardia de su avance al norte tomada, decidió desviar la línea de ataque del Cuarto Ejército hacia el sureste, a fin de apoyar al Tercero y enfrentar con ambas fuerzas el asalto ruso.
El hecho era que suponía que los ejércitos rusos en Polonia no suponían una potencial amenaza. Esto se demostraría absolutamente falso, y llevaría a las fuerzas austrohúngaras al desastre.
Al alejar su línea de avance del Primer Ejército, las fuerzas de Auffemberg dejaban desprotegido su flanco izquierdo. Ivanov ordenó al Quinto Ejército ruso, derrotado al inicio de la campaña, atacar antes que los austrohúngaros alcanzasen el sur de Galitzia, trabándose en batalla en Rawa-Ruska entre el 3 y el 11 de septiembre. Durante varios días las fuerzas de ambos bandos se enfrentaron sin sacar gran ventaja. Sin embargo, el fracaso del Tercer Ejército austrohúngaro en mantener su línea, expuso el flanco del Cuarto Ejército, que evitó su destrucción abandonando el campo de batalla. Aun así, dejaban sobre el terreno 120.000 bajas entre ambos ejércitos, contra 34.000 rusas.
Aunque se llamó urgentemente al Segundo Ejército Austriaco desde el Frente Serbio, llegó demasiado tarde para evitar el colapso del Ejército Austro-húngaro en Galitzia y que los rusos controlasen Lemberg.
Consecuencias:
El Ejército ruso avanza.
Resultado de la ofensiva rusa fue la deserción de muchos soldados austro-húngaros de origen eslavo. Muchos se rindieron, aunque otros muchos cambiaron de bando y pasaron a combatir a favor del ejército ruso.
Cuando la ofensiva finalizó, el 11 de septiembre de 1914, los austro-húngaros habían sufrido 324.000 bajas, incluyendo 130.000 prisioneros. Los rusos perdieron 225.000 hombres, incluyendo 40.000 prisioneros.
Los rusos habían penetrado 160 km. en territorio austro-húngaro a lo largo de los Cárpatos, completando el cerco de la fortaleza de Przemysl, que se rendiría tras 100 días de asedio. La campaña dañó decisivamente al Ejército Austro-húngaro, que sufrió enormes bajas en su oficialidad, así como en la credibilidad del ejército, que no se repondría hasta el envío de ayuda alemana en 1915.
Para los rusos supuso un respiro tras el desastre de Tannenberg, que igualaba la contienda en el este. Además, las batallas les habían permitido descubrir algunos buenos mandos, como Brusilov, que jugará un importante papel en el futuro.

Pronto se reanudarían los movimientos.

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