Decenas de personajes
peculiares, que pasarán a la Historia por sus estrincidades, desprecio por la
vida humana, decisiones controvertidas, investigaciones científicas o
tecnológicas, o por el absoluto heroísmo que desplegaron en el campo de batalla,
surgirán a lo largo de la Primera Guerra Mundial; nombres tan conocidos como
los de Winston Churchill, Manfred von Richtoffen, Douglas Haig, Erwin Rommel,
Mustafá Kemal, Lenin o André Maginot, pasarán a las páginas de los libros de
historia por sus merecimientos (o deméritos, en algunos casos) durante este brutal
periodo de la humanidad, muchos de ellos prolongando su legado durante los
siguientes decenios, otros dejando su vida sobre los campos de batalla,
convertidos en gigantescas fosas comunes, del conflicto.
Pero entre todos ellos se
elevaría la figura de uno de los personajes más singulares de la Historia, de
un aventurero, escritor, diplomático y militar que alcanzaría fama mundial tras
su paso por uno de los teatros secundarios del conflicto; un hombre capaz de
unir a un pueblo con un único objetivo: Thomas Edward Lawrence, más conocido
como Lawrence de Arabia, se convertirá en un mito tras el conflicto, al
encabezar la que será conocida como “La Revuelta Árabe”, convirtiéndose en una
pesadilla para el ejército otomano.
Esta es su historia.
T. E. Lawrence 1.917 |
Contenido de la Entrada:
1.
T. E. Lawrence. Desentrañando al héroe.
2.
La Revuelta Árabe. Las primeras fases.
3.
La Revuelta Árabe. La influencia de Lawrence.
4.
La Revuelta Árabe. El Ejército del Jerife.
5.
Las negociaciones de paz.
6.
Consecuencias.
1. T. E. LAWRENCE. DESENTRAÑANDO
AL HÉROE:
Teniente Coronel Thomas E. Lawrence |
Corría el 10 de junio de
1.916; los soldados turcos que defienden el Puerto de Jeddah se ven sorprendidos
por un mar de soldados árabes, a los que descubren avanzando sobre el desierto
que les rodea, en pos de conquistar sus posiciones. Comienza la denominada como
“Revuelta Árabe”, que supondrá el levantamiento de las tribus contra el Imperio
Otomano, que llevaba siglos oprimiéndolos.
Sin embargo, esa
unificación de las tribus árabes no habría sido posible sin la intervención de
un actor fundamental, un occidental capaz de asimilar la cultura árabe hasta
influir profundamente en sus dirigentes, atrayéndolos a la causa de las
naciones de la Entente, resultando decisivo para la derrota del Imperio Otomano.
Ese hombre fue Thomas Edward Lawrence. Descubramos al héroe.
Nacido el 16 de agosto de
1.888 en Gales, Reino Unido, en el pequeño pueblo de Tramadoc, era hijo
ilegítimo del aristócrata británico Sir Thomas Chapman, quién se había
enamorado de la institutriz de sus hijos, Sarah Junner, madre de Thomas. Tras
abandonar a su primera esposa, quién no le concedería el divorcio, Sir Thomas
se instaló con Sarah y tuvo varios hijos; Thomas fue el segundo hijo de la
pareja.
Thomas E. Lawrence demostró
desde la infancia tener una mente privilegiada. Con cuatro años ya sabía leer
perfectamente, empapándose con la lectura de numerosos libros y artículos de
los diarios locales de Tramadoc. Educado en la Oxford City High School, se
graduó en 1.907. Durante su periodo escolar había mostrado un vivo interés por
la Historia, especialmente por las Cruzadas y la historia medieval. De hecho,
emprendió diversos viajes en bicicleta por Francia, visitando los castillos
cruzados y empapándose de su historia.
Lawrence en Egipto. En esta imagen también se encuentra otro prohombre del Imperio Británico, Winston Churchill |
Ese mismo año se matriculo
en el Jesus College de Oxford, aprovechando una beca para eruditos concedida
por dicha entidad. Sus estudios de arqueología e historia le valieron el
interés del arqueólogo David G. Hogarth, quién influyó en él para que iniciase
el viaje que cambiaría su vida.
A la edad de 21 años, en
1.909, inició un viaje por Oriente Medio, desde Palestina hasta Turquía,
atravesando Siria, con el objetivo de reunir información para su tesis sobre la
arquitectura militar de las Cruzadas. Realizado prácticamente a pie, el viaje
sirvió para que Thomas quedase prendado de la cultura árabe.
En 1.910 presentaría su
tesis, y ese mismo año fue invitado por Hogarth a unirse a una expedición
arqueológica a los yacimientos hititas de Karkermish, a orillas del río
Eúfrates. Bajo la supervisión de Leonard Woolley, director de la expedición,
pasó largas temporadas en los yacimientos, entre 1.910 y 1.914, convirtiéndose
en un auténtico apasionado por todo lo que rodeaba al mundo árabe, su cultura,
lengua, situación socio-política, etc.
En 1.914, cuando los
vientos de guerra comenzaban a soplar en Europa, fue asignado junto a Woolley a
una expedición del Museo Británico en Palestina, bajo supervisión militar. El
objetivo real de la expedición era topografiar el terreno en previsión de un
conflicto con el Imperio Otomano, aunque la presencia de Thomas y Woolley le
daba una apariencia de expedición arqueológica. Thomas regresaría a Karkermish
pocos meses antes de iniciarse la Primera Guerra Mundial.
Tras el estallido del
conflicto mundial, Thomas se presentó voluntario, no siendo admitido
inicialmente para el servicio activo. Tras algunos intentos más, fue finalmente
admitido en octubre de 1.914 para trabajar en el Servicio Geográfico del Estado
Mayor británico, al principio como asistente civil, aunque posteriormente
obtendría el grado de segundo teniente, trabajando de intérprete. En diciembre
de 1.914 fue enviado a El Cairo, como miembro del Departamento de Inteligencia
Militar, junto a antiguos camaradas como Woolley. Durante varios meses trabajó
en la interpretación y desarrollo de mapas, a fin de mejorar las condiciones en
que el ejército británico en Egipto pudiese enfrentarse al Imperio Otomano, que
había tomado partido por las Potencias Centrales.
En la primavera de 1.916,
fue enviado en misión secreta en un intento por sobornar al líder de las
fuerzas otomanas que sitiaba a los británicos en Kut-Al-Mara, en Iraq. Tras
fracasar en el intento, regresó a El Cairo, donde recibió noticias sobre el
levantamiento de las tribus árabes
contra el Imperio Otomano.
Lawrence se apropió de los modos árabes, empatizando con sus principales líderes y convenciéndolos de seguir su plan de campaña contra el Imperio Otomano |
Acompañando como observador
a Ronald Storrs, y con el rango de capitán, visitó Yidah, donde las tribus
árabes tenían su base. Tras conocer al Emir Faisal, el tercer hijo del Jerife,
pudo encontrar un alma gemela a la suya, y alguien sobre el que depositar la
confianza para un triunfo de la rebelión. Como reflejaría en su novela “Los
Siete Pilares de la Sabiduría”, la experiencia de conocer a Faisal le marcaría
profundamente: “A primera vista sentí que era el hombre al que había venido a
buscar a Arabia, el líder que llevaría a la Rebelión Árabe a la gloria. Faisal
era alto, como un pilar, muy delgado, y vestía largos trajes de seda blanca con
un pañuelo marrón en la cabeza”.
A su regreso a El Cairo,
expresó su entusiasmo a sus superiores, quienes le destinarían como enlace
temporal al ejército irregular de Faisal. Allí dejaría a un lado su trabajo de
enlace para convertirse en amigo y asesor del Jerife Hussein y de Faisal, con
quién trabajaría para conseguir la unificación de las fuerzas árabes entorno a
su persona, lanzando una revuelta a gran escala. Durante estas primeras fases
de la rebelión, fue capturado por soldados turcos, y encarcelado en la prisión
de Dera’a, donde el gobernador turco le sometería a tortura y lo violaría
repetidas veces; esta experiencia marcaría profundamente su vida. En cualquier
caso, conseguiría escapar, uniéndose nuevamente a Faisal, con quién llegaría a
convertirse en una leyenda.
Fue responsable
directo de diseñar la estrategia de guerra de guerrillas empleada por el
ejército de Faisal, llevándoles a atravesar durante 1.917 el desierto del Wadi
Rum y conquistar el vital puerto de Aqaba, convirtiendo a sus tropas en una
auténtica pesadilla para las fuerzas del Imperio Otomano, lo que causó que
tuviesen que enviar fuerzas vitales que necesitaban en otros puntos para frenar
la invasión británica desde el Sinai.
Lawrence entra en Damasco a bordo de un coche, 1.918 |
El éxito del
ejército árabe y de la dirección conjunta de Faisal y Thomas, quedaría
difuminada tras los acuerdos entre británicos y franceses para repartir Oriente
Medio; el Acuerdo Sykes-Picot, dado a conocer por la prensa en el curso de
1.917, establecía términos muy desfavorables para el pueblo árabe. Al finalizar
el conflicto, como parte de la negociación de paz que culminaría con el
desastroso Tratado de Versalles, Thomas formaría parte de la delegación
británica que estudiaría los acuerdos previos, y que sería responsable de
premiar a la delegación árabe, de la que formaba parte Faisal. El resultado
final no pudo ser peor para los intereses árabes.
Thomas E. Lawrence
decidiría retirarse de la vida pública, asqueado de las luchas políticas y de
la traición de occidente a sus amigos árabes, que por su parte, habían dejado
de confiar en el. Se trasladó a Oxford, donde empezaría la escritura de su
libro fundamental, “Los Siete Pilares de la Sabiduría”, donde narraría sus
aventuras a lo largo de Oriente Medio durante la revuelta árabe.
Poco después fue
reclamado por Winston Churchill para convertirse en el Consejero del
Departamento de Oriente Medio en la Oficina Colonial. En un intento por
redimirse, aceptó el cargo, pero acabó rápidamente frustrado, y volvió a
retirarse en 1.922.
Thomas Edward Shaw, 1.927. Lawrence se alistó con este seudónimo en la RAF |
Para evitar ser
localizado, decidió alistarse en la Fuerza Aérea Real británica bajo el falso
nombre de John Hume Ross. Su intención real era escribir un libro sobre esta
nueva arma, pero su identidad fue descubierta y, ante el escándalo que se
originó, fue expulsado del cuerpo. Decidido a desaparecer de la vida pública,
Thomas se alistaría en el Cuerpo Real de Tanques bajo el seudónimo de Thomas
Edward Shaw, en homenaje a su amigo Bernard Shaw.
Usando este
seudónimo, consiguió volver a ser admitido en la fuerza aérea en 1.925, tras
cumplir cerca de dos años de servicio con los tanques. Durante diez años
trabajaría para la RAF, viviendo la mayor parte del tiempo en Inglaterra,
aunque pasaría periodos de tiempo destinado en India. En 1.926, ante la
inminente publicación de su libro “Los Siete Pilares de la Sabiduría”,
solicitaría destino en India, siendo destacado a Karachi (Pakistan) y evitar
así el ruido mediático por la publicación de la obra.
Empleado en labores
burocráticas, disponía de mucho tiempo libre, lo que le permitiría comenzar a
escribir su obra “El Troquel”, en la que narrará sus experiencias como soldado
en la RAF; tradujo al inglés la obra clásica griega “La Odisea”, y se ocupó de
escribir numerosas cartas, convirtiéndose en un auténtico erudito del género
epistolar.
Su pasión por las motocicletas acabaría costándole la vida |
En 1.935 se jubilará
de sus obligaciones en el servicio de la RAF, trasladándose a la pequeña
localidad de Moreton, en Dorsetshire, donde se compró una pequeña casa de campo
a la que llamará “Clouds Hill”. Durante los años previos, Thomas se había
convertido en un auténtico apasionado de la velocidad y de su máxima
representación, las motocicletas; tuvo hasta siete diferentes motocicletas
fabricadas por el fabricante George Brought, consideradas las más veloces del
Reino Unido.
El 13 de mayo de
1.935, Thomas Edward Lawrence realizó su último recorrido; como siempre,
queriendo sentir la libertad que le proporcionaba la velocidad sobre la
carretera, tomó su motocicleta y se dirigió hacía el pueblo. En su cabeza daban
vueltas las proposiciones que, desde su regreso a la vida pública, recibía
constantemente; la última, era la petición del diputado del Partido laborista
británico, Henry Williamson, para mediar con ese monstruo que comenzaba a
emerger en Europa, y que era Adolf Hitler, a fin de acordar con el un plan para
frenar la expansión del comunismo soviético por Europa. Aunque inicialmente
había rechazado la invitación, finalmente se decidió a aceptarla, probablemente
como un medio de promocionar la novela que estaba apunto de publicar, “El
Troquel”. El caso es que viajó a la oficina de correos de Bovington para dar su
consentimiento a la oferta de Williamson.
Titular de la muerte de Lawrence publicado en el New York Times |
De regreso, ya cerca
de Clouds Hill, dos jóvenes en bicicleta se cruzaron en su camino, causando su
salida de la pista y un grave accidente. Trasladado de urgencia al hospital de
Bovington Camp, fue atendido para comprobar la gravedad de sus heridas, con un
fuerte traumatismo craneal. Thomas Edward Lawrence, Lawrence de Arabia, como
pasaría a ser conocido para la Historia, fallecería pocos días después, el 19
de mayo de 1.935, a la edad de 46 años. El accidente quedaría marcado por el
mismo hálito de misterio que había tenido toda su vida; de hecho, Scotland Yard
investigó el accidente, interrogando a los cinco testigos del mismo: Los dos
ciclistas, el conductor y acompañante de una furgoneta de reparto y un cabo del
ejército que caminaba por la zona. Las conclusiones fueron guardadas bajo
secreto, y olvidadas posteriormente, aunque la desclasificación de los papeles
hace unos años nos permitió conocer que Scotland Yard creía que el Foreign
Office británico estaba detrás del accidente de Thomas, en un intento por
evitar que una figura de su importancia pública actuase al margen del
Departamento de exteriores del gobierno británico.
En cualquier caso,
Thomas E. Lawrence entró en el terreno de la leyenda. Su vida ha sido tratada
en numerosos documentales, libros y biografías, así como su importancia para la
actual situación de Medio Oriente. La película de David Linch, “Lawrence of
Arabia”, estrenada en 1.963 y protagonizada por Peter O’Toole, Omar Sharif, Alec Guinnes y Anthony Queen, supuso la
internacionalización de un personaje que, con todos sus claro oscuros, se
convertiría por méritos propios en una de las figuras esenciales de la historia
del siglo XX.
2. LA REVUELTA
ÁRABE. LAS PRIMERAS FASES:
10 de junio de
1.916. Las fuerzas irregulares del Jerife, dirigidas por su hijo Faisal, atacan
y conquistan el puerto otomano de Jeddah. La rebelión árabe toma consistencia e
importancia para el Imperio Otomano, que la había mantenido en un prudente
segundo plano durante las primeras fases de la guerra. Pero para llegar a ese
momento cumbre, que supone el reconocimiento de un serio problema por parte de
las autoridades otomanas, se habían sucedido una serie de acontecimientos que
pasamos a relatar.
Mapa de las acciones de la Rebelión Árabe, 1.916-1.918 |
A comienzos del
siglo XX, mientras los Jóvenes Turcos conseguían el poder en el imperio tras un
golpe de estado, el movimiento nacionalista árabe estaba lejos de ser un
movimiento de masas. Cada tribu prestaba lealtad a una diferente secta
religiosa a la que pertenecía como primera opción, siguiendo con la lealtad a
su familia o clan, viéndose a si mismos como musulmanes antes que como árabes.
Esta tesitura les obligaba a apoyar al Imperio Otomano, tras la proclamación
del Sultán como califa del mundo árabe.
Represalias turcas |
Muchos de los
representantes árabes fueron obligados al exilio o encarcelados. Los que
consiguieron huir acabaron convocando un congreso panárabe en París, en el año
1.913. Durante este congreso, se elevaron una serie de demandas muy parecidas a
las primigenias, que no serían atendidas por el Imperio Otomano, pero si
supondrían el germen de la revolución árabe. Uno de los ponentes, el Jerife
Hussein de La Meca, vio en estas demandas la oportunidad de oponerse al
triunvirato de dictadores que regía el Imperio Otomano con mano de hierro.
Hussein se veía así mismo como el posible fundador de un nuevo imperio árabe,
por lo que decidió avanzar en este sentido y reclamar para sí mismo el poder
sobre la mayor parte de las naciones árabes de Oriente Medio.
Ante la brutal
represión a que los gobernadores locales del Imperio Otomano sometieron al
pueblo árabe tras la declaración de Hussein, Guardián de la Ciudad Sagrada de
La Meca, durante la cual muchas figuras relevantes del mundo árabe fueron
detenidas en lugares como Beirut o Damasco, siendo torturados, encarcelados o
asesinados, el Jerife decidió reunirse
en 1.916 con representantes de Francia e Inglaterra, a fin de unirse al
conflicto en apoyo de las potencias de la Entente. En el curso de las
conversaciones, un joven teniente británico, llamado Thomas Edward Lawrence, se
hizo amigo personal del hijo del Jerife, Faisal, y sería posteriormente asignado
por el mando británico como observador al ejército irregular que el Jerife
estaba desplegando.
Infantería Árabe |
La Revuelta Árabe,
como tal, se iniciaría el 10 de junio de 1.916, cuando coordinadamente,
diversas fuerzas irregulares árabes atacaron diferentes puestos y posiciones
otomanas.
El 10 de junio, el
ejército principal, liderado por el propio Hussein, atacó a la guarnición
otomana de La Meca. La posterior batalla llevó un sangriento mes de lucha, en
un combate calle por calle, casa por casa, entre los inferiores numéricamente,
pero bien armados otomanos, y las tropas tribales de Hussein. La llegada de
fuerzas egipcias mandadas por los británicos con artillería, supuso la
rendición de la guarnición el 9 de julio de 1.916. El mayor efecto de la
batalla lo supuso el bombardeo indiscriminado de la artillería turca de la
ciudad sagrada del Islam, lo que ayudaría a Hussein a unificar a las tribus
árabes entorno a su causa.
El mismo 10 de junio,
los hijos de Hussein atacaban otras guarniciones otomanas, extendiendo la
rebelión árabe por toda la Península Arábiga. El emir Abdullah atacó Ta’if,
siendo rechazado, aunque poniendo a la guarnición bajo asedio. Dicha guarnición
se rendirá tras la llegada de la artillería egipcia, el 22 de septiembre de
1.916.
Tropas irregulares del emir Faisal |
Las fuerzas otomanas
de la región se refugiaron en Hejaz (donde se encontraban cerca de 15.000
soldados turcos). Además, el avance sobre Medina fue nuevamente rechazado en
octubre de 1.916, sufriendo los árabes graves pérdidas.
Sería durante ese
mes de octubre de 1.916 cuando el teniente británico T. E. Lawrence sería
enviado por el mando británico para trabajar con las fuerzas del Jerife en
Hejaz, y convertirse en leyenda.
3. LA REBELIÓN ÁRABE. LA INFLUENCIA DE LAWRENCE:
El emir Faisal con oficiales aliados y árabes |
La influencia que
Lawrence ejercería sobre la lucha en la zona sería definitiva para encumbrar la
Rebelión Árabe, con especial atención a la toma del puerto de Aqaba. Pero
vayamos por orden.
La llegada de
Lawrence supuso un nuevo impulso a la colaboración entre la Royal Navy
británica y el ejército irregular del Jerife. Pero su mayor éxito fue convencer
a los líderes tribales, los hijos del Jerife Faisal, Ali y Abdullah, de
coordinar sus acciones apoyando la estrategia británica en Oriente Medio.
Lawrence trabó una gran amistad con Faisal, que dirigía el ejército del norte;
sin embargo, su relación con Abdullah resultó más compleja; Abdullah dirigía el
ejército oriental, más alejado de las rutas de suministro británicas, lo cual
supuso que contase con mucho menos apoyo británico, lo que el achacaba a la
influencia de Lawrence sobre su hermano y rival, Faisal.
Tropas árabes se preparan para una carga a caballo |
A principios de
diciembre, y ante la falta de avances árabes, el responsable militar de Medina,
Fakhri Pasha, lanzó tres de sus brigadas sobre el puerto de Yanbu. Las fuerzas
del Jerife fueron derrotadas en los primeros combates, en los alrededores de la
población; sin embargo, la comunicación de Lawrence con la Royal Navy permitió
que las fuerzas árabes recibiesen un nutrido apoyo artillero naval, que aplastara
a los asaltantes, provocando su retirada tras sufrir gravísimas pérdidas el 11
de diciembre.
Fakhri Pasha no
estaba dispuesto a replegarse a Medina sin presentar batalla. Sabiendo que aun
contaba con fuerzas superiores, se dirigió hacia el sur, a fin de conquistar
Rabegh. Sin embargo, los árabes atacaron sus líneas de comunicación en una
suerte de guerra de guerrillas, planificada por Lawrence, y coordinada con el
Real Cuerpo Aéreo, que acababa de instalar una base aérea en Yanbu. Las fuerzas
otomanas fueron hostigadas sin que pudiesen lograr su objetivo, retirándose
finalmente a Medina a mediados de enero de 1.917.
Ilustración que muestra las mejoras en armamento árabe |
El ejército otomano
decidió entonces desistir de su avance hacia La Meca, desde donde el Jerife
Hussein dirigía nominalmente las operaciones, y desplegarse defensivamente para
defender Medina y proteger el fundamental ferrocarril a Hezaj.
Emir Faisal, interpretado por Alec Guinnes en el film de 1963 "Lawrence of Arabia" |
4. LA REVUELTA ÁRABE. EL EJÉRCITO DEL JERIFE:
El Ejército Irregular sufrió un severo cambio a partir de 1917, cuando los británicos incrementaron su ayuda |
El mayor Garland fue
el cerebro de un ataque al ferrocarril que supuso un hito en la Rebelión Árabe
y un gravísimos trastorno para los otomanos, al contruir una mina bajo el
ferrocarril que hizo estallar al paso de un convoy, durante febrero de 1.917.
La destrucción de la locomotora fue considerada un icono para la rebelión.
La llegada de
refuerzos otomanos durante marzo, apoyados por hombres de la tribu árabe del
reino de Ha’il, se desplegaron hacia el este desde la costa del Mar Rojo,
causando desconcierto y numerosas bajas entre las fuerzas árabes del Jerife.
Aun así, el ejército otomano había pasado claramente a la defensiva tras su
fracaso de diciembre en el asalto a Yanbu, por lo que no fueron capaces de
aprovechar el caos ocasionado entre los rebeldes.
Tropas del Ejército Regular del Jerife en Aqaba |
Aqaba era un gran
obstáculo militar para las fuerzas británicas, desde el oeste, y árabes, desde
el sur. A pesar de contar con una guarnición relativamente pequeña, de poco más
de un batallón de tropas de infantería no regular, su posición estratégica y
sus cañones le permitían ser una espina clavada en las líneas de avance
británicas desde el Sinai. La Marina Real Británica había intentado tomarla
varias veces desde el mar, pero la falta de puerto y playas para el desembarco
convertían un asalto anfíbio en imposible. Además, Aqaba se encontraba rodeada
por kilómetros de un denso desierto, el Wadi Itm, que la protegía de los
ataques terrestres, ya que se consideraba imposible un tránsito de días a
través del desierto para un ejército organizado y sus suministros.
Lawrence planificó una estrategia para golpear en profuncidad los suministros otomanos, utilizando una nutrida fuerza de camellos. Esta fuerza sorprendería a la guarnición de Aqaba |
Una vez las fuerzas
de Auda alcanzaron el Wadi Sirhan, sobornaron a los habitantes locales,
pertenecientes a la tribu Rualla, para que permitiesen a la fuerza beduina
utilizar la zona como base. Desde aquí, Lawrence realizó un esfuerzo para que
los otomanos tuviesen la convicción que el objetivo de la fuerza de ataque que
mandaba era Damasco, mientras finalizaba los preparativos para el ataque a su
verdadero objetivo, el puerto de Aqaba. Tras enviar en dirección Alepo una
pequeña partida de guerra, que destruiría un puente ferroviario, partió con el
grueso de su fuerza hacía Daraa. La acción en el camino de Damasco causó confusión
en el mando otomano, que decidió concentrar sus fuerzas en defensa del norte de
Siria, cuando la realidad es que las fuerzas de asalto de Lawrence se dirigían
al noroeste, tomando una estación de ferrocarril próxima a Daraa.
Tras ese ataque, se
hizo obvio que el objetivo del avance de las tropas irregulares de Lawrence era
Aqaba, por lo que el mando otomano despachó un regimiento de caballería para
interceptarlos.
Lawrence participó en la carga de Abu al Lasan, cerca de Aqaba. Mató a su camello accidentalmente sufriendo una dura caída que apunto estuvo de acabar con su vida. |
Tras el enorme éxito
cosechado en Abu Al Lasan, las fuerzas de Lawrence y Auda se unieron a los
desertores locales, y junto a la fuerza beduina y tropas británicas que
desembarcaron en su apoyo, organizaron un grupo de asalto de más de 5.000
hombres, que marcharían sobre Aqaba. El 6 de julio de 1.917 alcanzaban sus
puertas y pedían a la guarnición que se rindiesen; conformada en su mayoría por
tropas de etnia árabe, los turcos se rindieron y muchos de ellos se unieron a
la rebelión.
Una vez logrado el
enorme éxito de la captura de Aqaba, Lawrence escribió un nuevo hito, al
recorrer en pocos días la distancia de más de 240 kms que le separaba de Suez,
para hacerse con suministros suficientes para alimentar a la fuerza árabe y a
sus prisioneros en Aqaba.
Allenby (derecha) aprovechó los éxitos del Ejército del Jerife para atacar la línea entre Barsheeba y Gaza. |
Escena del film "Lawrence of Arabia" que representa la icónica destrucción del tren del general otomano Mehmed Cemal Pasha por parte de la fuerza de Lawrence. |
Durante el mes de
enero de 1.918, la mayor parte de las fuerzas otomanas opuestas al ejército
árabe, se encontraban desmoralizadas por la pérdida de Jerusalen, al norte, y
Aqaba al este. Consecuencia de ello fue la escasa oposición mostrada ante el
ejército árabe, quienes derrotaron a una importante fuerza de infantería
otomana en Tafileh, causando un millar de bajas a los otomanos por la pérdida
de apenas cuarenta hombres.
Los vehículos a motor y coches blindados ayudaron al ejército árabe en las fases finales de la campaña. |
Durante la
primavera, las unidades móviles árabes lanzaron la operación Erizo (Hedgehog),
un ataque conjunto de todas las fuerzas móviles sobre el ferrocarril de Hezaj,
que causaría un enorme daño a la principal vía de abastecimientos otomanos en
la zona. Sólo durante el mes de mayo de 1.918, los camelleros árabes
destruyeron más de veinte puentes ferroviarios. El 11 de mayo capturaban la
estación de Jerdun, tomando 140 prisioneros. Como vimos previamente, a partir
del verano se incorporó a la campaña parte de la Brigada de Camellos Imperial
británica, que, partiendo desde Aqaba, atacaron y conquistaron la estación de
Mudauwarah el 8 de agosto.
Desde allí,
fuertemente apoyados por aviones de la Fuerza Aérea Real británica, el cuerpo
de camellos avanzó hacia Amman. Tras tan sólo mes y medio de campaña, alcanzaba
las proximidades de la población, pero las tropas dirigidas por el oficial
británico Buxton sufrieron graves pérdidas tras un ataque de la aviación turca
y se vieron obligados a replegarse hacia Beersheba.
Coche blindado británico a sueldo árabe |
Este éxito árabe
permitió a Allenby ganar la batalla de Megiddo, ante la falta de refuerzos
otomanos. El mismo día 27 de septiembre, Lawrence, con una fuerza irregular
árabe, tomó Deera. Estos éxitos acabaron con la moral otomana, cuyo ejército
comenzó una retirada desorganizada hacia el norte, perdiendo Alepo y Damasco,
que sería ocupado por las fuerzas árabes el 30 de septiembre.
Las piezas del
dominó de Oriente Medio fueron cayendo una tras otra a lo largo de octubre; la
fuerza expedicionaria de Allenby acabaría ocupando Palestina, Transjordania,
Líbano e importantes áreas de la Península Arábiga y Siria.
La guerra acabaría
el 11 de noviembre de 1.918, con el armisticio de las Potencias Centrales.
5. LAS NEGOCIACIONES DE
PAZ:
Delegación árabe en las negociaciones de Versalles. Incluye al Emir Faisal (centro) y Lawrence (a su derecha en la imagen) |
La necesidad de
apoyarse en las tribus árabes para crear inestabilidad en el Imperio Otomano,
hizo que el gobierno británico, especialmente, adelantase promesas al Jerife
Hussein y otros jefes tribales árabes, como sus hijos Faisal y Abdullah, cuyo
cumplimiento era poco menos que imposible, teniendo en cuenta los acuerdos
secretos que las potencias iban alcanzando.
Acuerdos tras correspondencia entre el Jerife y MacMahon |
Sin embargo, los
verdaderos planes de las potencias aliadas quedarían sellados tras los acuerdos
secretos de Sykes-Picot. A finales de 1.915, mientras MacMahon mantenía su
correspondencia con el jerife, el diplomático británico, Mark Sykes, y su
contrapartida francesa, François Georges-Picot, bajo tutela rusa, se reunieron
sucesivas ocasiones, a fin de acordar el reparto de Oriente Medio entre las
potencias coloniales de la Entente.
El acuerdo, sellado
el 16 de mayo de 1.916, daba el control de la zona costera del Mar
Mediterráneo, del Río Jordán, Jordania, el sur de Iraq, los puertos de Haifa y
Acre, al Imperio Británico. Francia se garantizaba el control del sur de
Turquía, el norte de Iraq, Siria y Líbano. Rusia conseguía el control de
Estambul, el vital Estrecho de los Dardanelos y Armenia. Se dejaba abierta la
posibilidad de negociar con terceros, entre los que se mencionaba,
explícitamente, al Jerife de La Meca. Sin embargo, la intención, tras las
demandas de sionistas británicos de territorios en la zona que consideraban la
Tierra Prometida, hacía que el acuerdo mirase con desdén la posibilidad de
facilitar un entendimiento con los árabes, y tendía a apartarles de cualquier
negociación.
Reparto de Oriente Medio por el acuerdo Sykes-Picot |
Aun así, las aguas
fueron calmadas gracias a la intervención de los oficiales militares británicos
que acompañaban a los emires, y a un incremento de la ayuda militar y económica
aliada. Se aseguró al Jerife que participaría de las conversaciones para cerrar
la guerra con un armisticio definitivo. La declaración anglo-francesa de
noviembre de 1.918, convenía que Francia y el Imperio Británico asistirían al
establecimiento de un gobierno y administración árabe en Siria y Mesopotamia.
Francia estuvo de acuerdo con esa declaración, ocultando sus verdaderos
intereses; había aprovechado un falló en la cadena diplomática, para firmar la
declaración a través de su delegación militar, cuyos acuerdos dejarían de tener
vigencia una vez finalizado el estado de guerra. Francia ansiaba Siria, y no
estaba dispuesta, en forma alguna, a ceder la soberanía al Jerife ni a ningún
árabe.
El 30 de septiembre
de 1.918, los rebeldes árabes habían declarado su fidelidad al Jerife de La Meca,
tras la ocupación de Damasco. El Jerife Hussein había sido nombrado Rey de los
Árabes. Sin embargo, las negociaciones de paz de Versalles comenzaron a mostrar
una faz diferente al rey árabe y sus aliados. Francia no iba a permitir el
establecimiento de un gobierno árabe, y los delegados enviados por el Jerife, y
encabezados por el Emir Faisal, tuvieron que retirarse de la mesa de
negociaciones sin un reconocimiento explícito de su estado. Hasta comienzos de
1.920, Faisal intentó negociar un acuerdo favorable, consiguiendo el 6 de enero
que el presidente de la República Francesa, Clemenceau, reconociese el derecho
de los sirios a “crear y gobernar un estado independiente”.
Pero las potencias
no estaban dispuestas a finalizar así el conflicto. Realizaron una conferencia
en la ciudad italiana de San Remo, por la que Gran Bretaña, Francia y Bélgica
reconocían la independencia de Siria y Mesopotamia de forma provisional. Es
importante este dato, ya que vinculaban la existencia del estado independiente
a mantener intereses dentro de su administración. A su vez, reconocían a
Palestina como un territorio independiente de la patria árabe, aprovechando los
flecos sueltos de los acuerdos con Faisal para el reconocimiento de su estado.
Esto situaba al nuevo estado bajo el paraguas de una previsible situación de
casus belli, de ser ocupado por los árabes. Ante la inoperancia de la Liga de
Naciones, Francia decidió gobernar por su cuenta Siria, y forzó un Mandato
Francés en dicho territorio, impidiendo que la Liga de Naciones reconociese el
estado árabe. La intervención militar francesa se resolvió el 24 de julio de
1.920, tras la batalla de Maysalun, donde el ejército árabe fue completamente
derrotado. En agosto, el Rey Faisal se veía obligado a abandonar Damasco.
Gran Bretaña,
aprovechando el éxito de la expedición francesa, decidió establecer su propio
mandato sobre Palestina, eliminando cualquier opción de un estado árabe con
salida al Mediterráneo.
La compensación para
Faisal surgió tras la conferencia de El Cairo de 1.921, cuando, tras la
conciliadora actitud de su antiguo amigo Lawrence, se llegó al acuerdo para nombrarle
rey del mandato británico de Iraq, un área de Mesopotamia poco habitada, pero
rica en pozos petrolíferos.
El gobierno
británico exigió, en cualquier caso, que el rey fue elegido tras un referéndum,
que se realizaría tras una repoblación de la región con árabes de diferentes
orígenes. El rey Faisal sería elegido con el 96% de los sufragios.
6. CONSECUENCIAS:
Celebración del centenario de Jordania como nación |
Igualmente, pasaría
algo parecido con Oriente Medio. El engaño al que Francia e Inglaterra
sometieron al pueblo árabe, prometiendo un territorio que ansiaban para si
mismos, acabaría provocando una serie de conflictos locales que aun hoy en día,
cien años más tarde, sufrimos.
Sykes, responsable británico del acuerdo secreto con Francia |
Los representantes
de las potencias vencedoras realizaron una pésima gestión de la victoria,
imponiendo a las naciones derrotadas durísimas penalizaciones económicas; en el
caso concreto del Imperio Otomano, su desmembramiento obedeció a intereses
puramente económicos de Francia, especialmente, y Gran Bretaña. Como veremos
más adelante, las otras naciones aliadas acabaron levantándose de la mesa de
negociaciones, comenzando con Estados Unidos, y acabando con el pueblo árabe.
Las colonias
resultantes de la división de Oriente Medio, supuso una mezcla de tribus
absolutamente caótica, donde las diferentes facciones del mundo árabe se veían
dirigidas por facciones rivales y oprimidas por las potencias coloniales. Dicho
maremágnum acabó degenerando en el tiempo en naciones fracasadas, como Iraq,
Siria o Líbano, desencadenando sangrientas guerras civiles y entre naciones,
masacres de población civil, golpes de estado y, desde la última mitad del
siglo XX, terrorismo a nivel mundial, alcanzándose la cumbre de dichos acontecimientos
el tristemente célebre 11 de septiembre de 2001.
Los desastres de ayer, causan el dolor de hoy. Niños durante la batalla de Alepo, Guerra Civil Siria, 2016 |
Sirva este artículo como homenaje a los fallecidos
en la Guerra Civil Siria, último acontecimiento de la cadena de sucesos
generados por los hechos narrados.
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