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Soldados británicos se mueven contra el atardecer de agosto de 1.917. Tercera batalla de Ypres. |
La desastrosa Ofensiva
Nivelle supuso un cataclismo para los planes de las potencias de la Entente
durante 1.917. Sabiendo que el plan alemán era eliminar a las naciones
del Este de Europa del conflicto, Francia y el Imperio Británico, apoyados por Italia, se lanzaron a una gran ofensiva que acabaría en un nuevo y
sangriento fracaso.
Las tropas británicas, como
ya vimos, se enzarzaron en apoyo de las francesas en una lucha sangrienta en
las alturas de Vimy y el área de Arras, sufriendo enormes pérdidas. Aun
así, su capacidad combativa y moral seguía alta; ni los errores sucesivos de
apreciación de su comandante en jefe, Douglas Haig, ni las derrotas
francesas, sirvieron para cambiar los planes británicos.
A pesar que la situación en
Rusia se tornaba especialmente
delicada tras la revolución de febrero y las dudas del nuevo dirigente ruso, Aleksander
Kerensky, para mantener la ofensiva en el este, los británicos
decidieron mantener su programa ofensivo y lanzarse, nuevamente, al asalto de
las posiciones alemanas en Flandes,
en el área de Yprés. Anteriormente,
dos batallas extremadamente sangrientas se habían librado en la zona, la
primera durante octubre de 1.914, y la segunda en la primavera de 1.915. El
sector no había registrado inactividad en ningún momento, aunque el periodo de
las grandes ofensivas parecía haber acabado en Flandes. Sin embargo, el carnicero del Somme, Douglas
Haig, tenía que cumplir con los compromisos ofensivos adquiridos por el
gobierno de Lloyd George, y lanzó una gran ofensiva el 31 de julio de 1.917
sobre el área frente a Yprés, con el
epicentro basado en la conquista de la pequeña población de Passchendaele. Tropas del Canadá, Australia y Nueva Zelanda, así como otras naciones y
territorios del Imperio Británico,
se verían inmersas en otra sangrienta y demoledora batalla durante cinco meses,
que acabaría en una situación de empate técnico en el que sólo habría un
ganador: el barro que engulliría a miles de soldados, que enterraría a decenas
de miles de cadáveres para siempre.
Conozcamos Passchendaele, el Infierno en el barro.
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El barro sería la gran pesadilla de los combatientes en Passchendaele. Hundidos hasta las rodillas, cualquier tarea resultaba extremadamente costosa. En la imagen, camilleros intentan evacuar heridos del frente de batalla. |
Contenido de la Entrada:
1.
Antecedentes históricos y planes enfrentados.
2.
La Tercera Batalla de Ypres – ofensiva de verano.
3.
Passchendaele – Llegan los Canadienses.
4.
El Horror de Passchendaele - Bajas y Consecuencias.
5.
Apéndices:
a.
Douglas Haig, el Carnicero de Somme.
b.
Terranova, donde nacen los valientes.
c.
In Flanders Fields – John Macrae.
1.- ANTECENDENTES
HISTÓRICOS Y PLANES ENFRENTADOS:
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Soldados alemanes esperan descansando en su trinchera. |
Tras
la invasión alemana de Bélgica en el
verano
de 1.914 y su subsiguiente derrota en la primera batalla del río Marne, el Alto Mando Alemán decidió una
nueva estrategia, que consistió en arrojarse sobre las tropas del Cuerpo
Expedicionario Británico (Sir John French) desplegadas en Flandes, con el objetivo de tomar los
puertos del Canal de la Mancha donde
desembarcaban las tropas británicas. Esta estrategia, diseñada por Erik
von Falkenhayn, esta “Carrera
hacia el Mar” acabaría en una desastrosa batalla, combatida en un pequeño
pueblo ubicado en plena planicie de Flandes.
Su nombre, Yprés (Ypier), pasaría a la Historia
del mundo como uno de esos puntos negros que aparecen cíclicamente en los mapas;
un lugar donde, sucesivamente, los ejércitos contendiente se lanzarían a una
gigantesca guerra de desgaste, consumiendo cientos de miles de hombres para
inútiles y diminutas ganancias territoriales. La ofensiva alemana originó un
saliente que fue profundizado en 1.915,
tras la terrible Segunda Batalla de Yprés, donde se emplearían gases venenosos
de forma efectiva por primera vez en la historia de la guerra.
Aunque
el sector no quedaría completamente inactivo, lo cierto es que el saliente de Yprés apenas registraría variaciones
significativas en los siguientes dos años. Sin embargo, la guerra no se
detendría, y acciones de cierta importancia se realizarían como parte del apoyo
a las operaciones principales en Francia,
como la ofensiva del verano de 1.916 sobre Messines y Lille, o la Batalla de Messines, en junio
de 1.917.
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Las ruinas de Yprés. Tras dos batallas prácticamente nada quedaba en pié. Tras tres, todo fue destruido. |
El
plan aliado para 1.917, considerando a las fuerzas alemanas mermadas tras las
terroríficas ofensivas de Verdún
(alemana primero, francesa después), el Somme
(británica), Brusilov (rusa), Isonzo
(italiana) y la campaña de Rumanía, consistiría
en lanzar una gran ofensiva conjunta, similar a la ejecutada en 1.916.
Los planes no tenían en cuenta las necesidades reales de la tropa, que había
sobrellevado el peso de los combates, sufriendo cientos de miles de bajas, ni
que la estructura, moral y defensas alemanas estaban, básicamente, intactas.
Tampoco tenían en cuenta el cambio de mando alemán de mediados de 1.916,
cuando Paul von Hindemburg y Erich
Ludendorff tomaron el mando de operaciones alemán, desarrollando una
estrategia de defensa móvil en el frente occidental que iba a suponer un serio
trastorno para los aliados.
Como
ya vimos, la preferencia francesa por atacar en la primavera, resultó
desastrosa. La Ofensiva Nivelle consumió millones de recursos y miles de
vidas, mientras Rusia se desangraba
tras la revolución de febrero, e Italia
se desvanecía en las inútiles ofensivas del Isonzo. Rumanía sucumbía
ante el ímpetu alemán, y sólo el Imperio
Otomano parecía temblar ante la ofensiva de Allenby en Palestina y la campaña del Ejército
Árabe.
A la
caída de Nivelle como comandante en jefe francés, siguieron los temores
británicos por que la falta de apoyo hiciese caer a Rusia; por tanto, presionaron a su Comandante en Jefe, Douglas
Haig, para que mantuviese sus planes ofensivos, a pesar de las
reticencias del nuevo comandante en jefe francés, Philippe Petain,
partidario de aguantar unos meses antes de reiniciar las acciones ofensivas.
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El Mariscal de Campo Haig, en el centro, visita el frente. |
Como
respuesta inicial al gabinete de Lloyd George, Haig ordenó una ofensiva
de preparación en el sector de Messines,
al sur del saliente de Yprés, al
final de la primavera de 1.917. Con ella esperaba mover las defensas
alemanas, mientras se preparaba para la verdadera ofensiva de verano, que había
decidido arrojar sobre el saliente de Yprés.
La Batalla
de Messines se inició el 7 de junio de 1.917, con el
estallido conjunto de 21 minas que los ingenieros
británicos llevaban cavando desde mucho tiempo atrás. Los alemanes habían
tomado medidas y evitaron la explosión de dos de ellas, pero el millón
de toneladas de explosivos que se encontraban sepultadas originaron la
explosión covencional más potente de la historia de los conflictos bélicos
hasta ese momento, hundiendo las defensas alemanas y permitiendo a la
infantería británica avanzar sin excesiva oposición. Aunque quedaron frenados
por el fuego de flanco de las ametralladoras alemanas ubicadas al sur del
saliente de Yprés, el avance obtuvo
un gran éxito, y para el anochecer se habían alcanzado todos los objetivos,
sufriendo una cifra inferior de bajas a la estimada (que superaba el 50%). El 4º
Ejército Alemán perdía unas posiciones que mantenía desde octubre
de 1.914, siendo forzado a excavar nuevas defensas.
La
lucha se alargaría una semana, sirviendo a los británicos para consolidar sus
posiciones y a todos para engrosar la lista de bajas del carnicero, que
finalizaría con cerca de 25.000 bajas en cada bando,
incluyendo 7.000 prisioneros y 3.000 desaparecidos alemanes, sepultados por las
explosiones del día 7.
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Aleksander Kerensky pasa revista a las tropas rusas antes de la ofensiva de verano. Acabaría en desastre. |
La tan
cacareada “Ofensiva Conjunta” debería
llegar en verano… El Gobierno Provisional ruso,
encabezado por el solcialista Aleksander Kerensky, se había
comprometido a iniciar una vasta operación en Galicía contra el ejército austriaco, pero necesitaba de todo el
apoyo que pudiesen prestarles los aliados occidentales. Con Petain
frenando las ideas ofensivas, Haig decidió lanzar su operación,
que involucraba a fuerzas belgas y francesas, al margen de tropas de buena
parte de los territorios de su Imperio, sobre el saliente de Yprés. El saliente iba desde la Colina de Kemmel, al suroeste, y
recorriendo hacia el noreste las poblaciones de Wijschate, Verbrandenmolen,
Hooge y Passchendaele, así como la Colina
60 y el Bosque de Polygon. El
ataque debería producirse siguiendo la carretera de Yprés a Menin. La
posesión de la tierra alta era fundamental, para evitar el fuego de flanco de
la artillería alemana; por esto se lanzó el ataque sobre Messines, que preparó buena parte del flanco sur del asalto en Passchendaele.
El
plan para el asalto llevaba largo tiempo preparándose. Como hemos comentado
previamente, la actividad había sido muy reducida desde la Segunda Batalla de Yprés,
hayá por abril de 1.915; por tanto, diversos planes se habían tramado y
destramado durante los últimos dos años. El plan final era en parte obra de Haig
y de Hubert
Gough, comandante del Quinto Ejército británico, y fue
aprobado por el Gabinete Británico el 21 de junio de 1.917. Como siempre,
el plan sólo tenía en cuenta el terreno y las necesidades propias de los
atacantes, pero no los condicionantes de las defensas alemanas. Durante los
últimos años los alemanes habían fortalecido sus defensas, creando sucesivas
líneas de puntos fuertes. El 4º Ejército del Príncipe Coronado Ruppretch cubría
todo el sector, cuarenta kilómetros de extensión; para dar más movilidad a sus
fuerzas, había dividido su ejército en tres grupos de combate, con estructura
parcialmente independiente. Los grupos eran sólidos, con sus propios cuarteles
generales y reservas; al norte del saliente estaba el Grupo (Gruppen) Dixmude, que cubría un
frente de 20 kilómetros al norte de Yprés.
El Gruppen
Yprés cubría la carretera de Menin,
en un frente de 10 km. Por su parte, el Gruppen Wijtschate guardaba 10
kilómetros al sur de la carretera de Menin.
A ellos se sumaría, posteriormente, un cuarto Gruppen, el Staden, compuesto por el Cuerpo de Guardias de Reserva.
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Soldados británicos se fotografían sobre uno de los gigantescos tanques Mk. IV. Flandes 1.917. |
Tras
la ofensiva británica en Messines,
el Príncipe
Coronado sugirió al mando general la posible retirada a la Línea
(Stellung) Flanders al este de Messines, pero esta fue rehusada. La
sucesión de líneas alemanas en el risco de Passchendale
incluía seis líneas diferentes: La primera línea, frente a Yprés, corriendo en perpendicular a la carretera de Menin, la componía la Albretch Stllung; tras ella se disponían
las líneas Wilhelm, Flandern I (frente al risco de Passchendaele), Flandern II y Flandern III.
La sexta línea aun estaba incompleta. Conociendo las intenciones británicas, el
25
de junio de 1.917 Erich Ludendorff sugirió al Príncipe
Ruppretch retirar el Grupo Yprés a la Wilhelm
Stellung, abortando así el intento británico de derrumbar la Línea
Albretch con sus defensores. De hecho, se tomó la decisión de dejar
sólo observadores y puestos de control en la primera línea. Mientras, por
sugerencia del General Fritz von Lossberg, hombre de confianza de Ludendorff,
asignado a Ruppretch como jefe de estado mayor del Cuarto Ejército, las
tropas se concentrarían en crear un Punto Fuerte (Schwerepunktt) de defensa frente a la carretera de Menin, a fin de retener a las fuerzas
británicas a la vista de las tierras altas, y machacarlos con la artillería
situada en los Riscos de Passchendaele
y Pilckem, que dominaban el valle.
Las
cartas estaban echadas. Los alemanes no harían retiradas adicionales, y las
fuerzas aliadas estaban preparadas para lanzarse al combate.
2. LA TERCERA BATALLA DE
YPRÉS. LA OFENSIVA DE VERANO:
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Mapa de la batalla. Poco más de cinco millas de avance les costaron a los ejércitos implicados más de medio millón de bajas combinadas. |
Gough ocupó su puesto en el saliente de Yprés el 10 de junio, reuniéndose con sus
oficiales a partir de esta fecha para acabar de definir los objetivos para el
primer día de la ofensiva. Estos objetivos resultaban excesivamente ambiciosos,
especialmente en la parte correspondiente a su Quinto Ejército, ya que
pretendía obtener una penetración de unos siete kilómetros, alcanzando la Wilhelm
Stellung, la tercera línea alemana en menos de veinticuatro horas; fue
por ello el plan seleccionado por Haig, quién descartaría el más
moderado plan de Henry Rawlison (que se contentaba con alcanzar la segunda línea
alemana, penetrando entre uno y dos kilómetros las defensas alemanas). A pesar
de las reticencias de otros mandos del Estado Mayor, el plan se desarrollaría
como estaba previsto, comenzando el asalto el treinta y uno de julio.
El
ataque se inició en la madrugada, golpeando toda la línea, pero con el objetivo
centrado en conquistar las alturas al sur del saliente, sobre el Risco
de Pilckem. Usando las técnicas de avance ya desarrolladas en las
últimas ofensivas, los hombres del II Cuerpo británico avanzaron por
detrás de su barrera artillera, aprovechando que las nubes oscurecían el
amanecer. Atravesando rápidamente la Meseta de Ghelveult al sur, se
enfrentaron con el grueso de la concentración de artillería defensiva alemana, lo
que reduciría el éxito del ataque a la mínima expresión.
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Los tanques abrieron brecha, pero los granaderos alemanes ya habían aprendido a eliminarlos. En la imagen soldados alemanes se preparan para asaltar a una de las máquinas infernales. |
Mayores
logros conseguirían los soldados del Primer Ejército francés, que apoyaba
el asalto británico al norte del río Steenbeek,
penetrando junto al XIV Cuerpo británico cerca de tres kilómetros en las líneas
alemanas. Por su parte, frente a Yprés,
al sur de la línea del Steenbeek,
atacaron dos cuerpos del Quinto Ejército, con desigual éxito
y penetraciones limitadas. Por su parte el XIX Cuerpo asaltó en profundidad la línea
roja, siguiendo la carretera de Menin,
penetrando con gran éxito las líneas alemanas, pero siendo detenido frente al Schwerepunktt alemán, sufriendo un
decidido y masivo contraataque por parte del Gruppen Yprés, que tan
sólo pudo ser detenido por la lluvia, el barro y las ametralladoras británicas.
Las tres brigadas británicas de cabeza se retiraron con un 70% de bajas. Los
combates se extendieron durante un par de días, pero apenas sirvieron para
consolidar las escasas ganancias británicas, tomadas a un alto coste humano.
Las
previsiones metereológicas del estado mayor británico fallaron
estrepitosamente, habían previsto, basándose en las medias históricas de la
zona, que la lluvia no llegaría de forma intensa hasta mediados de agosto,
creyendo que el tiempo en esta zona de Europa
se comportaba de forma tan programática como el Monzón en la India. Sin embargo, la lluvia se
adelantó y comenzó a caer ya el primer día de combates, convirtiendo el terreno
en un cenagal. Las operaciones prácticamente se detuvieron tras un par de días,
mientras Haig y Gough buscaban alternativas. El día 10 de
agosto, sobre el barro que había dejado la intensa lluvia, el II cuerpo
avanzó para intentar conseguir limpiar la meseta
de Gheluvelt. Aunque lograron su objetivo en un primer momento, el
contragolpe alemán aisló a parte de la 18ª división de infantería en el bosque de Glencorse, expulsando al II
Cuerpo de las posiciones que tantas bajas les habían costado. El mayor
éxito consolidado lo obtendría la 25ª división al tomar el risco de Westhoek, parte de la tierra
alta situada al norte de la meseta. Tras pocas horas quedaba claro que el
acceso por el sur estaba cerrado, con los hombres sucumbiendo al nutrido fuego
alemán y al cada vez más embarrado terreno. Además, las bajas alemanas estaban
siendo limitadas, apenas 1.500 hombres diarios, menos de la mitad que durante
la campaña del Somme, un año antes,
lo que les permitía mejorar su capacidad para organizar sus reservas.
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Soldados australianos heridos en el Bosque de Polygon. |
Sin
dejarse caer en la desesperación, Gough reorganizó sus fuerzas y
volvió al asalto, aprovechando un descanso en las lluvias. Lanzó la Operación
Hush , retrasada varias veces previamente, para capturar la tercera
línea alemana, la Wilhelm Stellung, así como el Bosque de Polygon y Langemark.
Nuevamente atacó toda la línea; en el sector del devastado II Cuerpo los resultados
no fueron mejores que los del asalto del día 10, y tan sólo la 25ª
división consiguió sostenerse ante los contraataques alemanes en el
área de Westhoek. Al norte de Yprés, dos cuerpos avanzaron para
asegurar el área al sur del Steenbeek,
tomando Langemark y St Julien, e incluso parte de la
tercera línea alemana. El Primer Ejército francés también
avanzó aprovechando el éxito en Langemark,
asegurando la orilla norte del río Steenbek
y cruzando el arroyo de Kortebeek.
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Fotograma de "Passchendaele" (2009). Los canadienses, antes de desplazarse a Flandes, atacaron exitosamente en Lens. |
Para
apoyar las operaciones en Flandes, Haig
organizó un asalto en el área de Lens
que protagonizaría el Cuerpo Canadiense con notable éxito,
al causar importantes bajas al 6º Ejército alemán que guarnecía el
sector entre el 15 y el 25 de agosto, en los combates por la posesión de la Colina 70, ubicada cincuenta kilómetros
al sur de Ypres. También presionó a Petain
para atacar en Verdún, donde los
alemanes habían iniciado una acción limitada a finales de junio. Petain,
presionado por los motines en el seno de sus divisiones, retrasó el ataque todo
lo posible, lanzándolo finalmente el 20 de agosto, con unos objetivos muy
limitados. El ataque resultó exitoso y capturó cerca de 10.000 prisioneros.
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El barro fue un problema desde el primer día de batalla. Las previsiones fallaron y la lluvia inundó el terreno. En la imagen, tropas británicas intentan desempantanar una pieza de artillería. |
Los
británicos, aun así, no habían conseguido desalojar a los alemanes de la tierra
alta entorno al valle de Yprés. Haig
ordenó a Gough mantener la presión, aprovechando un par de días de buen
tiempo, pero sin suficiente apoyo hasta la llegada de la artillería que había
sido destinada al ataque canadiense, apenas podían lograr nada, así que sólo
lanzó ataques locales. El primero de ellos ocurrió el 19 de agosto, cuando el XVIII
cuerpo lanzó un novedoso ataque combinando tanques, apoyo aéreo y
artillero, conquistando los puntos fuertes a lo largo de la Línea
Wilhelm, entre St Julien y Poelcappelle. Pocos días después, el 22,
una nueva acción consiguió ganar algo de terreno en el sector norte.
El II
Cuerpo estaba en una situación delicada al sur del saliente, por lo que
atacó nuevamente el día 22 en la Meseta de Gheluvelt, fracasando y sufriendo graves bajas ambos
bandos. Nuevamente lo intentaría el 27 de agosto, fuertemente apoyado
con tanques, pero el barro causó que la gran mayoría de los engendros mecánicos
se empantanasen y el ataque volvió a fracasar, por lo que Haig decidio ordenar una
tregua en los ataques para reorganizarse y esperar a que el tiempo mejorase.
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El barro iba a tragarse a decenas de miles de hombres. Los restos de 42.000 soldados nunca aparecerían. |
Durante
el mes de agosto, el 4º Ejército alemán había conseguido
mantener la Meseta de Gheluvelt,
pero sus bajas habían sido elevadas, lo que unido a la escasez de reemplazos
convertía su situación en desesperada. Haig, que apenas había conseguido
cumplimentar algunos de sus objetivos, se percató de la debilidad alemana, por
lo que decidió asignar un nuevo ejército a las operaciones, el Segundo
Ejército, que ocuparía el área al sur del ferrocarril entre Yprés y Routers, mientras el Quinto concentraba su fuerza entorno
a la carretera de Menin.
Desplazó
toda la artillería pesada disponible al frente de Flandes. Durante agosto, con la artillería pesada
destinada al ataque en Lens, las
técnicas de Barrera Móvil habían fracasado, incrementando el índice de
bajas de la infantería británica; Gough esperaba que con el volumen de
piezas de artillería que habían adquirido a finales de agosto, la situación
cambiase en septiembre. Se desarrollaron nuevas tácticas de infantería, haciendo
hincapié en las armas combinadas, con apoyo de aviación y tanques, que tan bien
habían funcionado en Lens. La
actividad, aun así, se detuvo durante prácticamente tres semanas, lo que llevó
al mando alemán a pensar que la ofensiva aliada había fracasado; para el 13 de
septiembre comprendieron que no era así, y decidieron reforzar el área
con dos nuevas divisiones, numerosas baterías de artillería y varios
escuadrones aéreos.
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Soldados australianos se refugian en cráteres y trincheras improvisadas en sus posiciones en el bosque de Polygon. |
Durante
varios días los británicos condujeron algunas acciones locales para ampliar su
perímetro y mejorar sus condiciones, aprovechando siempre los días de buen
tiempo, y con un éxito notable que les permitió incluso hacer avances locales
similares a los logrados durante todo el mes de agosto. Este hecho
produjo un importante revuelo en el mando alemán, que pasó a realizar nuevos
esfuerzos por mejorar las capacidades tácticas y defensivas de sus unidades
ante la inevitable gran ofensiva británica, que llegaría en el último tercio de
septiembre.
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Las posiciones fuertes alemanas fueron cayendo poco a poco, a costa de miles de bajas en cada asalto. |
Haig había previsto atacar aprovechando el buen tiempo que trajo
la segunda quincena de septiembre, y ordenó a Gough
trazar un plan para atacar a lo largo de la carretera de Menin, en pleno centro del despliegue alemán. Gough
destinó más del doble de la artillería que había utilizado en la batalla del Risco de Pickem, en agosto,
al nuevo asalto. El ataque fue lanzado el 20 de septiembre, a lo largo de un
frente de catorce kilómetros en el centro del despliegue alemán, en un intento
de romper las posiciones alemanas y conquistar la tierra alta. El asalto fue
precedido de un intenso bombardeo artillero, de un notable apoyo aéreo y
blindado, lo que permitiría avanzar cerca de un kilómetro y medio en medio día.
Los contraataques alemanes comenzaron a primera hora de la tarde, cuando los
británicos trataban de consolidar sus ganancias; los ataques alemanes lograron
algunos éxitos locales, pero para el anochecer las posiciones británicas eran
sólidas y los ataques alemanes fueron rechazados. Durante varios días las
posiciones permanecieron inalteradas, con ambos bandos enzarzados en un combate
de desgaste que apenas obtenía resultados.
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Soldados australianos fotografiados en sus posiciones cerca del Bosque de Polygon. Al menos 36.000 australianos caerían en combate durante la batalla. |
El
mando alemán no estaba dispuesto a renunciar a la Línea Wilhelm fácilmente,
por lo que decidió lanzar un contragolpe local y fuertemente apoyado el 25 de
septiembre. Ese día, la 50ª División de Reserva atacó con
dos de sus regimientos en el entorno de la carretera
de Menin; el objetivo era envolver y cercar a las fuerzas británicas
ubicadas en el sector, pero el resultado no pudo ser peor. La infantería
alemana avanzó como estaba previsto, pero chocó con el fuego de flanco de la 5ª
división de Australia, desde el Bosque
de Polygon, lo que obligó a las fuerzas alemanas a refugiarse en los puntos
fuertes recuperados de la Línea Wilhelm. Los intentos de
reforzar a la infantería alemana fracasaron. Al día siguiente, 26 de
septiembre, la 33ª división británica avanzó
apoyada por parte de la 5ª australiana, para recuperar el
terreno perdido; el ataque se realizó sin apoyo artillero, infravalorando la
capacidad de aguante de las agotadas tropas alemanas, que detuvieron a los
británicos con cuantiosas bajas. Aunque, finalmente, las posiciones fueron
recuperadas durante el día 27, las pérdidas sufridas por la 33ª
división británica fueron tan elevadas que tuvo que ser retirada de la
línea de frente.
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Guardias británicos muestran material capturado. |
Aprovechando
el ataque, Charles Onslow Plumer organizó una ofensiva en toda la línea,
pero esta fue rápidamente retenida por los alemanes, que forzaron a dos de los
cuerpos del Segundo Ejército británico a replegarse sin lograr nuevas
ganancias. Aunque los combates se prolongaron hasta primeros de octubre, la
batalla en el entorno del Bosque de
Polygon resultó una derrota británica. Culpable de ello fueron
principalmente las nuevas instrucciones de Ludendorff para convertir las
divisiones de primera línea en Stellungsdivisionen (divisiones fortificadas), situando las ametralladoras
en primera línea, en vez de escalonadas; los británicos no esperaban
encontrarse tal volumen de fuego delante, y al avanzar sin suficiente apoyo
artillero, fueron rechazados.
3. PASSCHENDAELE. LLEGAN
LOS CANADIENSES:
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Heridos británicos en el área de la Carretera de Menin. |
Tras
detener el avance británico, que en dos meses de intensos combates apenas si
había penetrado cinco kilómetros en las líneas alemanas, Ludendorff ordenó el
contraataque general. A partir del día 30 de septiembre y a lo largo de
cinco días, el 4º Ejército alemán lanzó un ataque en toda la línea, destinado
a recuperar las posiciones perdidas.
De
madrugada, la artillería alemana comenzó a martillear las posiciones avanzadas
británicas entorno a la Carretera de Menin. Al amanecer, los
regimientos alemanes avanzaron apoyados por lanzallamas y granadas de humo,
pero fueron rápidamente detenidos por el fuego de fusilería británico. Aunque
el ataque había fracasado, la artillería alemana continuó machacando las
posiciones británicas durante todo el día.
Al día
siguiente, primero de octubre, los alemanes desencadenaron una tormenta de
fuego sobre las posiciones aliadas entre el río Reutelbeek, al norte de la carretera, y el Bosque de Polygon, al sur. La infantería alemana volvió a atacar en
masa y, aunque fue derrotada a lo largo de la línea, consiguió ocupar el matorral de Covert, al norte del
bosque. Aunque no consiguieron más avances, si se mantuvieron firmemente en sus
posiciones ante los contragolpes británicos.
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Tropas alemanas al asalto entre las explosiones de la artillería. |
Aprovechando
las graves bajas que la artillería alemana había causado entre los británicos
que defendían el bosque, el ejército alemán planificó entre el tres
y el cuatro
de octubre la Operación Gran Tormenta (Unternehmen Hohensturm), que pretendía
que el ya gravemente dañado Grupo Ypres reconquistase las
posiciones desde el sur del arroyo
Zonnebeke hasta el Bosque de Polygon.
A las cinco y media de la mañana del tres de octubre comenzó el bombardeo
alemán, al que siguió el avance de la infantería de la 4ª división de Guardias y
de la 19ª división de Reserva. La casualidad quiso que los británicos
tuviesen articulado en el mismo momento la segunda fase de su asalto, por lo
cual las tropas alemanas rápidamente chocaron con tropas superiores y, a pesar
que la artillería alemana causó cuantiosas bajas entre los miembros del I
Cuerpo Australiano que avanzaba, se vieron obligadas a retroceder para
ocupar sus posiciones en la línea Flandern I. Los australianos
sorprendieron a los guardias alemanes, y los arrollaron conquistando uno tras
otra las posiciones fuertes en su línea de avance, mientras que el X
Cuerpo hacía lo propio con los elementos más avanzados de la 19ª
división de Reserva. La Operación Gran Tormenta estaba
siendo un desastre, así que el Príncipe Ruppretch dio orden de
contraatacar en toda la línea el 4 de octubre, en un intento de
abortar las ganancias británicas, pero todos los intentos chocaron con la
potencia de fuego de las unidades británicas y australianas, por lo cual, al
finalizar el día, las posiciones permanecían inalteradas.
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Atardece en Octubre. Zona de Passchendaele. |
El 4º
Ejército alemán había sido muy dañado en los combates de principios de
octubre, perdiendo cerca de 9.000 hombres, forzando a una
reorganización defensiva que permitiese evitar futuras penetraciones. La lluvia
volvía a caer con fuerza, lo que debía dificultar cualquier esfuerzo ofensivo,
y Ludendorff
estaba dispuesto a aprovecharlo. El 7 de octubre, el comandante del 4º
Ejército alemán, el Príncipe Ruppretch dispersó
nuevamente sus fuerzas a lo largo de todo el área a defender; el plan de
concentrar las tropas en primera línea había fracasado, por lo que buscó
proteger los batallones de reserva tras las líneas de artillería, incrementó
las baterías asignadas a fuego contra batería, y comenzó a planificar una
retirada táctica del saliente de Yprés,
ante la imposibilidad de obtener fuerzas adicionales para recuperar la Meseta de Gheluvelt y las posiciones
perdidas frente a la Carretera de Menin.
El 9 de
octubre, el Primer Ejército francés y el Segundo británico
volvieron al asalto, en un ataque combinado lanzado en un frente de doce
kilómetros, desde Broonseinde a St Jansbeek, degenerando en una intensa batalla en el entorno de Poelcappelle que originaría muchísimas
bajas en ambos bandos. Aunque los aliados consiguieron tomar la mitad de la
distancia que habían previsto en dirección a Passchendaele, la lluvia y las bajas detuvieron el ataque aliado en
apenas cuarenta y ocho horas. La incapacidad para reforzar alguna de las
unidades de primera línea entre el barro y la lluvia, obligó a muchas fuerzas a
replegarse, lo que permitiría a los alemanes reconquistar parte del terreno
perdido.
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Recreación de la batalla en agosto de 2017. |
La
lluvia comenzó a caer con fuerza, aunque Haig estaba dispuesto a detener sus
ataques; el tiempo se le echaba encima, y el fracaso de la ofensiva Kerensky en Rusia y de los ataques italianos en el Isonzo, obligaban a los aliados
occidentales a un esfuerzo mayor. Por tanto, el 12 de octubre, bajo una
intensa lluvia, Haig lanzó a sus fuerzas sobre el terreno embarrado que rodeaba
Passchendaele. Las unidades
británicas estaban exhaustas tras semanas de combates, acumulaban miles de
bajas y tenían la moral muy baja, por lo que el ataque fracasó sin apenas
conseguir ganancias territoriales; de hecho, los contragolpes alemanes
permitieron al Cuarto Ejército recuperar muchas posiciones perdidas en el
entorno de la población. Sólo en ese día, las unidades británicas (Quinto
Ejército) sufrieron 13.000 bajas, incluyendo cerca de 3.000
neozelandeses, muchos de ellos ahogados en el barro de la tierra de
nadie, para completar uno de los más trágicos días de la historia de Nueva Zelanda.
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Ingenieros Neozelandeses refugiados en un enorme crater. |
Consecuencia
directa del desastroso 12 de octubre de 1.917, fue la
conferencia de comandantes aliados que, encabezados por Douglas Haig, decidieron
detener las operaciones hasta que no mejorase el tiempo atomosférico. Sería
durante esta parada cuando uno de los principales actores de la batalla de Passchendaele llegaría a escena. El Cuerpo
Canadiense, que tan buenas prestaciones había dado en el asalto de Lens unas semana antes, liderado por el
Teniente
General Arthur Currie, llegó a Flandes
para unirse a la futura ofensiva sobre el Risco
de Passchendaele. Cuando le presentaron el plan de asalto, Currie
protestó enérgicamente, argumentando que perdería no menos de 16.000
hombres si quería tomar las posiciones asignadas a su cuerpo, pero su
protesta cayó en saco roto y los canadienses ocuparon sus posiciones.
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Área de Poelcappelle. El campo de batalla era ya un mar de barro. |
El 22 de
octubre, como preparativo del asalto principal, tres divisiones
británicas y una francesa atacaron al norte de Passchendaele; bajo la incesante lluvia, tan sólo los franceses
fueron capaces de completar sus limitados objetivos. En el resto de la línea, y
aunque el pueblo de Poelcappelle
pudo ser capturado, apenas se ganó terreno, aunque si se consiguió prevenir que
Ruppretch
pudiese desplazar tropas hacia Passchendaele
para enfrentar el siguiente asalto británico.
En el
amanecer del 26 de octubre, los cien mil hombres del Cuerpo
Canadiense se lanzaron al asalto, turnándose las divisiones para
realizar sangrientos avances bajo la lluvia del otoño de Flandes, y asegurar el Risco
de Passchendaele. Durante las dos semanas siguientes, las cuatro
divisiones del Cuerpo Canadiense
se turnaron para asaltar el Risco, ganando cada día unas exíguas
decenas de metros, ignorando las crecientes bajas. Bajo una continua lluvia de
fuego y agua, las condiciones de los soldados canadienses eran horrendas. Con
los hombres confinados en cráteres inundados de barro y agua, y conociendo que
podían ahogarse, avanzaron con conspicuo valor.
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Fotograma de la película Passchendaele (2009). Los canadienses llegan al frente bajo la lluvia. |
El
barro obstruia los rifles, impidiendo el fuego de infantería o, al menos,
dificultándolo. Los canadienses estaban empantanados incluso cuando dormían; no
había lugar seco en las inundadas trincheras. Los camilleros debían realizar su
sacrificado trabajo con lentitud, en ocasiones hundidos en el barro hasta la
cintura. En el lado contrario, el barro ayudó a salvar muchas vidas, al
obstruir los obuses y apantallar o evitar las explosiones de las granadas.
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La fría muerte sobre el barro de las trincheras del Risco de Passchendaele. Noviembre 1.917. |
El 6 de
noviembre, tras diez días de
infierno en el barro, los canadienses lanzaron su tercer
asalto a gran escala sobre el risco. En un esfuerzo demoledor, sufriendo
gravísimas pérdidas, avanzaron para conquistar el Risco y las ruinas de
Passchendaele, asegurando las posiciones altas que rodeaban a la población
el 10 de noviembre. Los canadienses
fueron premiados con nueve Cruces Victoria, la más alta distinción militar del Imperio
Británico, como testimonio de la brutalidad de los combates. Tal y como
había predicho el General Currie, 15.600 canadienses cayeron en el
curso de los combates.
Técnicamente
la batalla podía darse por terminada. El mal tiempo reinante en noviembre
impidió cualquier movimiento, aunque la artillería alemana bombardeo
minuciosamente las posiciones avanzadas británicas y canadienses cada día de
noviembre. La posición del Cuerpo Canadiense era extremadamente delicada, pero
no sería hasta el 18 de noviembre que sus flancos serían cubiertos; aun así, las
recomendaciones de retirarse de las posiciones recién conquistadas llegaban de
las más altas instancias militares, aunque fueron desoídas. Todos los intentos
posteriores por avanzar fueron imposibles, deteniéndose la ofensiva finalmente
a mediados de diciembre.
4. EL HORROR DE
PASSCHENDAELE. BAJAS Y CONSECUENCIAS:
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La larga lista de nombres impresa en el Monumento a los Caídos del Canadá en Passchendaele, Bélgica. |
Aunque
Passchendaele no supuso un
sacrificio de sangre tan descomunal como las gigantescas batallas de desgaste
de 1.916,
o la absurda ofensiva aliada de la primavera de 1.917, cabe señalar que
los periodos de descanso a que obligó el mal tiempo atmosférico, enmascaran una
realidad, y es que las pérdidas se concentraron en un pequeño número de
unidades, y en un tiempo muy inferior al físico, ya que apenas se combatió
durante sesenta días de los más de cien que duró la batalla. El Cuarto
Ejército alemán declaró unas pérdidas de 217.000 hombres, pero
incluyen los perdidos en días previos al comienzo de la ofensiva británica, y
las bajas de las operaciones de limpieza de comienzos de diciembre. El estimado
que se valora por parte de los historiadores, teniendo en cuenta la forma de
contabilizar las bajas alemanas, oscila entre los 225.000 y los 350.000
hombres perdidos, incluyendo unos 25.000 prisioneros y cerca de 100.000
muertos. Como ya sabemos, el ejército alemán no consideraba bajas a los
heridos leves ni enfermos, lo cual permite incrementar las estimaciones
británicas para aproximar la ofensiva a una gran victoria.
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Soldados canadienses observan a un enemigo caído. |
La
realidad es que los 217.000 hombres perdidos por los alemanes, con su escasez de
reemplazos, fueron graves, aunque los acontecimientos en Rusia, con la Revolución Roja de noviembre
de 1.917, vinieron a compensarlos.
Por su
parte, los miembros del Imperio Británico sufrieron entre 275.000
y 440.000
bajas, siendo la cifra estimada más fiable la de 325.000 hombres. De
ellos, no menos de 100.000 murieron. A ellos cabe sumar a 10.000 hombres del Primer
Ejército Francés, quién participo sólo en determinadas fases de los
combates. Las bajas británicas incluyeron 16.000 canadienses, 3.000
neozelandeses y 36.000 australianos. Más de cuarenta
mil británicos desaparecieron para siempre hundidos en el barro, y sus cuerpos
nunca fueron encontrados.
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Sin rencor. Los horrores de la batalla afectaban a los combatientes de ambos bandos por igual, por lo que los actos de camaradería eran habituales. |
El
escaso terreno ganado por los aliados apenas si supuso un inconveniente para
los alemanes. El saliente se había revertido, y ahora estaba del lado aliado.
La Revolución
rusa degeneró en el abandono ruso de la guerra, cuando los bolcheviques
cumplieron los acuerdos que habían alcanzado con Ludendorff, cuando este
impulso la llegada de los revolucionarios a la Rusia post zarista. Esto permitió a Alemania desplazar cerca de dos millones de hombres al Frente
Occidental en la primavera de 1.918, y lanzar una
serie de ofensivas que estudiaremos más adelante, bajo el nombre clave de Kaiserslacht
(Ofensiva del Kaiser). En Flandes, las posiciones entorno a Passchendaele apenas sufrirían
movimiento en el invierno, ante las terribles condiciones metereológicas que
sufrieron las tropas acantonadas en la zona, más preocupadas por adecentar sus
condiciones de vida en las trincheras que de lanzarse a nuevas batallas.
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Todo es muerte y destrucción. Siete kilómetros a cambio de medio millón de bajas. El sinsentido de la guerra. |
Passchendaele
sirvió para afianzar la identidad del Canadá,
como Gallipolli había servido para
afianzar la australiana; falsamente se considera que los canadienses
sobrellevaron la ofensiva, cuando fueron principalmente las tropas británicas y
australianas las que sufrieron lo peor del combate.
Haig sobreviviría nuevamente a la matanza, obteniendo nuevo
crédito y preparando el terreno a la intervención americana. Sin embargo, su
mala gestión de la ofensiva en Somme
y Passchendaele y su mala relación
con los mandos franceses, le costaría la posibilidad de erigirse en mando
general aliado.
5. APÉNDICES:
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Mariscal de Campo Sir Douglas Haig |
5.1. MARISCAL DE CAMPO SIR DOUGLAS HAIG, EL
CARNICERO DEL SOMME: Hablar del mando de las tropas del Imperio Británico durante la Primera
Guerra Mundial es hablar de Sir Douglas Haig. Nacido en el seno
de una familia de comerciantes de Edimburgo
(Escocia) el 19 de junio de 1.861,
mostró temprano su gusto por el estamento militar, ingresando en 1.884
en la Academia Real de Sandhusrst,
siendo destinado como teniente al 7º Regimiento de Húsares. Durante
los siguientes años hizo carrera en la caballería británica, ascendiendo al
rango de capitán, con el que
participó en la carga de Ondurman (Sudán) en 1.898 y, posteriormente, en la
Guerra contra los Boers en Sudáfrica,
donde se distinguiría en combate, ganando el aprecio de dos grados superiores
como fueron Lord Horace Kitchener y Sir John French.
Ascendido nuevamente al
rango de Comandante, mandó el 7º
Regimiento de Lanceros, antes de ser nombrado ayudante de campo del rey
Eduardo
VII. Tras pasar por la India
acompañando a Lord Kitchener, regresó
a Inglaterra para ser ascendido a Teniente Coronel y ser nuevamente
nombrado ayudante de campo, aunque esta vez del nuevo rey, Jorge V.
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Haig se convirtió en protagonista de las portadas debido a sus sangrientas ofensivas. |
Cuando estalló la Primera
Guerra Mundial, Haig, ya general, ayudó a Sir John French a preparar la Fuerza
Expedicionaria Británica a Francia
(BEF, 1.914), pero se enfrentó a su
comandante por la diferente forma de entender el despliegue en Francia. Haig apoyaba la tesis de Lord Kitchener, entonces Ministro
de la Guerra, sobre Bélgica,
a la que consideraban ya derrotada. Sin embargo, French apoyó la idea de penetrar en Flandes para unirse al V Ejército francés, que se
desplegaba en Charleroi (Bélgica). Haig, nombrado comandante
del I
Cuerpo de Ejército, desembarcó con sus hombres y se dirigió hacia Mons, donde el BEF se encontró con las
fuerzas del 1º Ejército alemán (23 de
agosto de 1.914); aunque el peso del combate lo sobrellevó el II
Cuerpo (Smith-Dorrien), y el
resultado fue una victoria británica, la retirada del V Ejército Francés de Charleroi,
tras sufrir una grave derrota, obligó al BEF
a retirarse. Las exageraciones de los informes de Haig en su retirada,
impidieron que French pudiese apoyar
al II Cuerpo tres días después, en Le Cateau. Aunque se consiguió detener
el avance alemán, French quedó preocupado por las acciones de sus subordinados.
Tras participar en la
batalla del Marne, en septiembre,
y la Primera
Batalla de Yprés, donde el I
Cuerpo se batió duramente, Haig fue ascendido a General Mayor. Por recomendación de Lord Kitchener, fue nombrado segundo al
mando del BEF; este movimiento de Lord Kitchener buscaba reemplazar a Sir
John French, quién mantenía malas relaciones con sus aliados franceses.
Tras las sangrientas batallas de 1.915,
especialmente la carnicería de la Segunda Batalla de Ypres (abril) y la batalla de Loos (octubre), French se enfrentó al generalísimo francés, Joseph Joffré, provocando
un problema en el mando que sería resuelto reemplazando a French por Haig.
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Sir Douglas Haig |
Ya al mando de los
Ejércitos Británicos en Francia, Haig
diseñaría una serie de ofensivas que resultarían ser auténticas carnicerías. El
Somme (julio-diciembre 1.916) se convertiría en la batalla con mayor
índice de bajas de la Historia británica. Aunque permitió la innovación y la
búsqueda de nuevas formas de asalto, básicamente su plan pasaba siempre por el
asalto frontal, acciones que repitiría con desigual éxito en Arras (abril a junio 1.917), Messines
(junio 1.917), y la Tercera
Batalla de Ypres (Passchendaele,
julio a diciembre 1.917).
Aunque existía una
corriente contraria a las técnicas utilizadas por Haig dentro del ejército,
lo cierto es que el gobierno británico apoyó sus ofensivas. Haig
tuvo que hacer frente a las ofensivas de primavera alemanas de 1.918,
y mandaría las ofensivas finales aliadas, las conocidas como Ofensivas
de los Cien días, llegando como Comandante
en Jefe del Ejército Británico en Francia
al día del armisticio (11 de
noviembre de 1.918). Tenía ya el rango de Mariscal de Campo,
obtenido en enero de 1.917.
Nombrado Primer
Señor de Haig, como pago a sus servicios, pasó a liderar el ejército
británico en 1.920. Ganó mucho prestigio en esos años de postguerra, lo que
provocó que al funeral de estado tras su muerte (29 de enero de 1.928)
asistiesen cien mil personas.
Sin embargo, pronto empezó
la controversia sobre su figura. En la década de los cincuenta ya comenzaba a
hablarse de el como “El Carnicero del Somme”, según los
historiadores iban poniendo los números en su lugar. En las ofensivas que
lideró, los ejércitos mandados por Haig sufrieron más de un
millón y medio de bajas, incluyendo medio millón de muertos,
lo que llevó a poner en duda su figura como comandante en jefe, especialmente
por parte de las naciones de la Commonwealth.
En Canadá, el Museo de Guera Canadiense
llegó a publicar un comentario en el que refleja: “Sus épicas pero costosas ofensivas del Somme (1.916) y Passchendaele
(1.917) han llegado a ser sinónimo de carnicería y de la inutilidad de las
batallas de la Primera Guerra Mundial”. Los historiadores posteriores,
especialmente a partir de 1.980, han puesto en duda su
capacidad para aceptar las innovaciones técnicas, su capacidad de liderazgo y
su competencia como Comandante en Jefe,
restándole méritos en la victoria final conseguida por los ejércitos aliados en
1.918.
Para siempre quedará en la
memoria como “El Carnicero del Somme”.
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Banda de música del Regimiento Real de Terranova. 1.915 |
5.2. TERRANOVA, DONDE NACEN LOS VALIENTES:
En el momento de inicio de la Primera Guerra Mundial, Terranova (Newfoundland) era un dominio británico, ubicado junto al Canadá, pero no era parte integrante
del territorio canadiense. Con una población de 240.000 almas, Terranova era una economía
eminentemente rural, que realizaría, con respecto a la población que disponía,
el mayor sacrificio de sangre de todo el Imperio
Británico durante la Primera Guerra Mundial.
Cuando estalló el
conflicto, el gobierno de Terranova
hizo un esfuerzo por impulsar el reclutamiento para defender a Inglaterra en Europa. Los voluntarios fueron muchos, lo que permitió la creación
de un regimiento. El Regimiento de Terranova llegaría a Europa en octubre de 1.914,
desplegando un total de un millar de hombres, que serían entrenados en
diferentes puntos de Inglaterra. A
comienzos de 1.915 fue enviado a Egipto,
para un periodo de aclimatación con vistas a integrarse en la 29ª
División de Infantería, que iba a participar en la invasión de la Península de Gallipolli, desembarcando
en la Bahía de Suvla.
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Llegada del Regimiento de Terranova a Egipto. 1.915. |
Aunque llegó tarde para
participar en lo peor de la campaña, los hombres del 1.er Regimiento de Terranova
debieron afrontar las terribles condiciones de la guerra de trincheras en tan
áspero territorio, el fuego de artillería y francotiradores turcos, y amenazas
para la salud como el cólera, la disentería o el tifus. Aunque las bajas fueron
pequeñas, treinta hombres murieron y unos ciento cincuenta más sufrieron
heridas, congelaciones o enfermedad durante la batalla. El regimiento
sería retirado de Gallipolli el 9 de
enero de 1.916. Tras un periodo de descanso y recibir nuevos reclutas,
fue enviado en marzo al Frente
Occidental.
Allí, comenzó a prepararse,
como parte de la 29ª división, para tomar parte en la ofensiva de verano aliada.
En abril
fue enviado a Beaumont-Hamel, en el
frente de los ríos Somme y Ancré, donde debería atacar las
posiciones defendidas por el 119º Regimiento de infantería de Reserva,
de la 26ª División de Reserva alemana, procedente de Wurttemberg.
|
El regimiento marcha durante el Somme. El 85% de los soldados y oficiales fueron muertos o heridos el primer día. |
Seguros que el golpe
británico sería en Beaumont-Hamel,
los alemanes habían reforzado fuertemente la posición. Tras el estallido de la
mina del Reducto de Hawtorn Ridge,
la infantería de la 29ª asaltó. Las brigadas 88ª y 89ª fueron detenidas con
enormes bajas. Salvo un batallón, el resto de fuerzas habían sido paralizadas
en la tierra de nadie, o como mucho, frente al alambre de espino alemán. El
jefe divisional, General Mayor Beauvoir De Lisle, incapaz de interpretar los
mensajes que llegaban del frente, creyó que se había producido una penetración,
por lo que ordenó al resto de la 88ª Brigada, que permanecía en
reserva, que enviase un par de batallones para apoyar el asalto.
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La mascota del regimiento, Sabre Chief. |
A las 08:45 del primero de julio de
1.916, el Regimiento de Terranova y el 1.er Batallón del Regimiento de
Essex recibieron órdenes de atacar. Los de Terranova se desplegaron en la Carretera
de San Juan. Al finalizar su avance por las trincheras de comunicación,
plagadas de muertos y heridos, el Teniente Coronel Arthur Lovell Hadow,
comandante del batallón de Essex,
decidió salir de las trincheras y avanzar en formación a través del mar de
alambre de espino británico. Cuando quisieron darse cuenta, era demasiado
tarde; los miembros del batallón de Essex y del Regimiento
de Terranova eran las únicas fuerzas avanzando frente a Beaumont-Hamel, y por tanto, blanco de
todas las bocas de fuego del 119º Regimiento de Reserva. La
inmensa mayoría no pudo pasar de la tierra de nadie. De los 22
oficiales y 758 soldados de otros rangos envueltos en la acción, sólo
sobrevivieron 110. Todos los oficiales y 658
soldados
fueron baja. El regimiento había sido aplastado, sufriendo un 86%
de bajas, la segunda mayor del día, sólo superada por el 89%
del 10º
Batallón de Servicio, Prince of Wales Own (West Yorkshire), durante su
ataque a Fricourt ese mismo día.
Tras ser retirado, recibió
refuerzos y fue enviado al frente de nuevo, aunque no vió actividad adicional.
Se tardaría cierto tiempo en reponer las enormes pérdidas del Somme. A partir de entonces se
demostraron como grandes luchadores, destacando en numerosas batallas, como en Arras, cuando el 23 de abril de 1.917,
sufriendo un 50% de bajas (485 hombres)
consiguieron detener un ataque de flanqueo alemán en Monchy-le-Preux.
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Monumento a Terranova y sus caídos. Beaumont-Hammel. |
Durante la batalla de Passchendaele, participó en dos
enfrentamientos importantes, el 16 de agosto durante la acción en Langemark, cruzando el Steenbeek, y el 9 de octubre durante la
batalla por Poelcappelle, sufriendo entre ambas acciones 289
bajas. Participarían en la batalla de Cambrai en noviembre de 1.917 y,
posteriormente, en varias acciones durante la ofensiva alemana y contraofensiva
aliada de 1.918.
Como reconocimiento al
valor de los hombres de Terranova,
el Rey
Jorge V concedió el título de “Real” al regimiento en diciembre
de 1.917, siendo el único regimiento en ser reconocido de esta forma en
la Primera
Guerra Mundial. De los aproximadamente 6.000 hombres que pasaron
por el Regimiento Real de Terranova entre 1.915 y 1.918,
1.300
murieron y otros 2.300 fueron heridos.
Su valor se recuerda hoy en
día con el Monumento a Terranova, en el Bois de Beaumnot-Hamel, siendo el primero de julio de cada año
considerado como el Día del Recuerdo.
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Teniente Coronel Médico John McCrae |
5.3. IN FLANDERS FIELDS – JOHN MCRAE: Como
ya vimos en el artículo sobre Verdún,
fueron bastantes los intelectuales y escritores que vivieron el infierno en las
trincheras de la Primera Guerra Mundial. Uno de ellos, el teniente coronel
médico canadiense John McCrae, estaría destinado a pasar a la Historia.
John McCrae estaba asignado al Cuerpo Canadiense durante la segunda
batalla de Yprés. En el curso de los combates, el 2 de mayo de 1.915, su
mejor amigo, el teniente Alexis Helmer, murió en acción, siendo enterrado al
día siguiente, 3 de mayo. McCrae, visiblemente afectado,
escribió un poema destinado a convertirse en un himno, en una oda a los
combatientes que dejaron su vida en el terreno de batalla de la Primera
Guerra Mundial. Apoyado en el estribo de una ambulancia, observó la
cantidad de amapolas que crecían sobre las tumbas de los caidos, escribió:
In Flanders fields
the poppies blow En los campos de Flandes se agitan las
amapolas
Between the crosses, row on row, entre las cruces, hilera sobre hilera,
That mark our place; and in the sky que marcan nuestra morada, y en el cielo
The larks, still bravely singing, fly cantan valientes las alondras, en vuelo
Scarce heard amid the guns below. Silencioso entre los fusiles allá abajo.
We are the Dead. Short days ago Somos los muertos; hace pocos días
We lived, felt dawn, saw sunset glow, vivíamos, caíamos, contemplábamos la luz del
amanecer;
Loved and were loved, and now we lie amábamos y éramos amados, ¡y ahora yacemos
In Flanders fields. En los campos de Flandes!
Take up our quarrel with the foe: Proseguid la lucha con el enemigo:
To you from failing hands we throw Os arrojamos, con nuestras manos exangües,
The torch; be yours to hold it high. La antorcha; que sea vuestra y la alcéis.
If ye break faith with us who die Si perdéis la fe en nosotros, los muertos,
We shall not sleep, though poppies grow ¡no podremos dormir, aunque crezcan las
amapolas
In Flanders fields. En los campos de Flandes!
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Monumento a John McCrae en Canadá |
El poema fue publicado sin
firmar en la revista británica Punch en diciembre de 1.915. Se
convirtió rápidamente en popular, por lo que fue usado como propaganda bélica
por los aliados. La referencia a las amapolas en el poema convirtió a
dicha flor en representativo distintivo en los Días del Recuerdo entre
las naciones de la Commonwealth. La amapola es una flor que se adapta
extraordinariamente a las condiciones del terreno, siendo la única flor capaz
de crecer entre las tumbas, cubiertas de cal viva, de la Primera Guerra Mundial.
McCrae adquirió cierta popularidad gracias a su poema,
siendo retirado de la línea de frente durante los años del apocalipsis. Aun
así, contando con 45 años, moriría afectado por una neumonía mientras atendía a
sus pacientes en el Hospital de Guerra de Boulougne-sur-Mer, el 28 de
enero de 1.918. Su legado sería reconocido con su nombramiento como persona de interés histórico de Canadá (1.946)
y, recientemente, con motivo del centenario de la Segunda Batalla de Yprés,
se erigió una estatua en su nombre frente al Múseo Cívico Militar de Gelph (Canadá).
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In Flanders Fields - Monumento a los caídos en Passchendaele. |
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