Era coincidente el hecho que todos los bandos reconocían que
una guerra larga hundiría sus economías. Por tanto, todos los planes previstos
evaluaban de forma exclusiva una guerra de corta duración, ya que cualquier
escenario que plantease superando el año de conflicto, llevaba de forma
irremediable a la catástrofe.
No obstante, muchos de los planes se encontraban aun en
pañales cuando comenzó el conflicto. Los que disponían de planes más elaborados
eran Alemania y Francia, las dos naciones que se guardaban un rencor singular
desde la guerra de 1870. Dichos planes no podían ser más enfrentados y
diferentes, como veremos a continuación.
ALEMANIA: PLAN SCHLIEFFEN, UN MODERNO CANNAE: Cuando el Estado
Mayor alemán
Conde Alfred Graf von Schlieffen |
Por esta circunstancia, los primeros estudios se dirigieron
a dirimir cual de los dos potencias rivales sería más vulnerable a un ataque,
cual se rendiría con mayor facilidad ante un golpe decisivo. La enorme
extensión de Rusia, y la previsible lentitud en su movilización, hizo calcular
al Mando Alemán que contaría con un mes de plazo antes que los rusos iniciasen
cualquier movimiento. Jugando con esta perspectiva, se decidió preparar planes
de contención en Prusia Oriental y Polonia, y preparar un ataque decisivo
contra Francia.
El responsable de desarrollar los planes sería el General
Conde Alfred von Schlieffen. Durante dos años se dedicó a buscar la mejor forma
de romper la línea defensiva francesa. Estudioso de las tácticas del mundo
antiguo, quedó fascinado por la maniobra de Hanibal en Cannae, en el año 216 a.
c. con la que consiguió una victoria decisiva sobre las legiones romanas dirigidas por
los cónsules Cayo Terencio Varrón y Lucio
Emilio Paulo, durante la Segunda Guerra Púnica.
De
hecho, convencido de la inutilidad de intentar romper las líneas francesas en
Alsacia y Lorena, propuso en 1905 al Alto Mando alemán un plan que consistía en
realizar un movimiento de envolvimiento de las posiciones defensivas francesas,
de tal forma que, atravesando la frontera Belga, a la que habría que convencer
con beneficios importantes de permitir el paso de las tropas, y utilizando las
campiñas belgas para entrar en Francia, y alcanzar París para conquistarla,
atrapando a las fuerzas francesas en la ratonera de Alsacia y Lorena, y
logrando una victoria decisiva que obligase al gobierno francés a pedir la paz.
Un gigantesco Cannae, donde la pinza derecha no movería unos pocos miles de
jinetes, si no cerca de un millón de soldados, con implacables y gigantescos
trenes de artillería.
No
tardó en encontrar problemas, ya que la maniobra era demasiado ambiciosa para
los medios disponibles, ya que consideraba el dejar las mínimas fuerzas
posibles en el Este y en la zona de Alsacia y Lorena, lo que podría conllevar
la derrota de las mismas y la pérdida de estas provincias. El Alto mando le
obligó a considerar que las fuerzas del ala de avance y de contención en Lorena
fuesen similares. Sin embargo, para poder mantener el plan original, desarrolló
un sistema de reservistas, fuerzas no regulares pero con preparación militar,
que serían llamadas a las armas y movilizadas en el momento de la declaración
de guerra. Esto le permitía incrementar el tamaño del ejército, destinando la
mayor parte de estas fuerzas al ala derecha.
El
plan fue finalmente aprobado. Schlieffen fue nombrado Mariscal en 1911, aunque
a su fallecimiento, en 1913, el plan sería modificado por el Jefe de Estado
Mayor Alemán, Helmuth von Moltke. De carácter temeroso, decidió retirar parte
de las fuerzas del ala derecha para reforzar Prusia Oriental, ante el temor del
Kaiser y de los Junkers Orientales de que la movilización rusa fuese más rápida
de lo esperado y perdiesen Prusia Oriental.
El
Plan Schlieffen fue puesto en marcha el 1 de agosto de 1914. La negativa belga
a dejar atravesar sus fronteras a las fuerzas alemanas, y las implicaciones que
esto traería con Gran Bretaña, hizo que el Kaiser intentase detener las tropas.
Moltke le respondió con un lacónico “lo que se ha puesto en marcha, no puede
detenerse”.
FRANCIA: PLAN XVII, EL ELAN FRANCES: Francia y su ejército quedaron
marcado por los terribles sucesos de 1870. La derrota total y la pérdida de la
Lorena y la Alsacia habían sido extremadamente dolorosos, así que los principales
planes del ejército francés, diseñados ya incluso en el siglo XIX, buscaban
recuperar estos emblemáticos territorios.
Mariscal Joseph Joffre |
Partiendo de planes puramente defensivos a lo largo de la
frontera (XIV y XV), el general Ferdinand Foch diseñó una estrategia ofensiva,
que se basaba, simplemente, en la creencia que el superior espíritu combativo
francés, el denominado “elán”, se impondría a la baja moral alemana. En 1911,
el plan cayó en manos del general Joseph Joffre, quién lo adoptó y modificó
como plan principal francés en caso de conflicto.
El plan consistía en desplegar los cuatro principales
ejércitos en el eje Metz – Thionville, lo que permitiría avanzar rápidamente
sobre la Lorena, donde derrotarían a los ejércitos alemanes, forzándoles a
pedir la paz. En este desarrollo del Plan XVII se decidió disponer un único
ejército en la frontera belga, en la creencia que los alemanes no se arriesgarían
a romper la neutralidad belga, lo que posteriormente se demostró como un gran
error.
Los fallos de la planificación francesa eran evidentes. Ante
todo, confiaba el asalto a la fuerza bruta, en una región boscosa y repleta de
fortalezas. Además, las fuerzas francesas no contarían con el factor sorpresa,
ni disponían de suficientes armas pesadas para rendirlas. Cuando se inició el
asalto alemán, se comprobó que un solo ejército no podía enfrentarse a los
alemanes del ala derecha. Además, todos los asaltos frontales fracasaron con
fuertes bajas, provocando el fracaso total del plan XVII.
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Como observamos, los planes enfrentados no podían ser más
diferentes: un nada sutil movimiento de flanco, enfrentado a un asalto frontal
sin descanso. El resultado no pudo ser más desastroso para ambos bandos.
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